miércoles, 24 de enero de 2024

¡Cómo reinar en Su Presencia!

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 24 Enero 

¡Cómo reinar en Su Presencia!


¡Mediante la FE y la Gracia!

Por Riqui Ricón*

Sal 24:3-6 NVI  ¿Quién puede subir al monte del SEÑOR? ¿Quién puede estar en su lugar santo?  (4)  Sólo el de manos limpias y corazón puro, el que no adora ídolos vanos ni jura por dioses falsos. (5)  Quien es así recibe bendiciones del SEÑOR; Dios su Salvador le hará justicia  (6)  Tal es la generación de los que a ti acuden, de los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob.

Todos estos requisitos para que tú puedas vivir en la Presencia del Señor, están totalmente cubiertos mediante el Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús. Tu Nuevo Nacimiento como un(a) auténtico(a) y legítimo Hijo(a) de Dios te otorga la personalidad jurídica y moral (Identidad), para estar y disfrutar de la Presencia de tu Padre celestial..

Col 3:1-3 RV60  Si,  pues,  habéis resucitado con Cristo,  buscad las cosas de arriba,  donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.  (2)  Poned la mira en las cosas de arriba,  no en las de la tierra.  (3)  Porque habéis muerto,  y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.

Para disfrutar plenamente de la Presencia de Dios debes comprender (y sobre todo CREER), que no importa si tú te sientes o no con las manos limpias y el corazón puro, pues de acuerdo a la Palabra de Dios, ahora tú estás en Cristo Jesús y el(la) viejo(a) hombre(mujer) que tú antes eras está muerto.

Gál 2:20 RV60  Con Cristo estoy juntamente crucificado,  y ya no vivo yo,  mas vive Cristo en mí;  y lo que ahora vivo en la carne,  lo vivo en la fe del Hijo de Dios,  el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

El(la) viejo(a) hombre(mujer) que tú antes eras quedó clavado(a) en la cruz del calvario.

2Co 5:17 NTV  Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado, ¡una nueva vida ha comenzado!

Así que, los requisitos de manos limpias y pureza de corazón para gozar de la Presencia de Dios, SÍ se aplican a ti, pues, no lo dudes más, tú eres Nueva creatura, eres un(a) auténtico(a) y legítimo(a) Hijo(a) de Dios. ¡Naciste de Nuevo!

2Co 5:6-7 NTV  Así que siempre vivimos en plena confianza, aunque sabemos que mientras vivamos en este cuerpo no estamos en el hogar celestial con el Señor.  (7)  Pues vivimos por lo que creemos y no por lo que vemos.

Siempre recuerda que ahora, como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, ya no vives por lo que veas o sientas acerca de ti mismo(a) sino por FE, creyéndole a Dios, ¡Creyendo Su Palabra!

Mat 5:8 NVI  Dichosos los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios.

Nada de lo que hiciste, hagas o puedas hacer tiene relevancia aquí, sino que es por lo que Jesús hizo por ti, que tienes pleno derecho a recibir un corazón limpio y a vivir una vida llena de dicha, teniendo plena comunión con Dios, tu Padre.

1Pe 1:23 NTV  Pues han nacido de nuevo pero no a una vida que pronto se acabará. Su nueva vida durará para siempre porque proviene de la eterna y viviente palabra de Dios.

De acuerdo a lo que dice la Biblia, La Palabra de Dios que no miente, ¡Tú naciste de Nuevo de la semilla incorruptible que es la Palabra de Dios, que vive y permanece para siempre!

A estas alturas, muy probablemente me podrías discutir:

-Pero, pero, Riqui, yo no puedo ser esta persona de la que estás hablando, pues acabo de cometer pecado y no estoy limpio…

1Jn 2:1-2 NTV  Mis queridos hijos, les escribo estas cosas, para que no pequen; pero, si alguno peca, tenemos un abogado que defiende nuestro caso ante el Padre. Es Jesucristo, el que es verdaderamente justo.  (2)  Él mismo es el sacrificio que pagó* por nuestros pecados, y no sólo los nuestros sino también los de todo el mundo.

Primero tienes que entender, de una vez por todas, que la justicia (que te den lo que te mereces), y la Gracia de Dios (que NO te den lo que mereces sino algo infinitamente mejor), no tienen NADA que ver contigo. No te alcanzaron por algo que hayas hecho, estés haciendo o puedas hacer en el futuro. La Justicia y la Gracia de Dios están sobre de ti sólo, y exclusivamente sólo, por lo que Cristo Jesús hizo por Amor a ti, al morir en la cruz pagando TODOS tus pecados y al resucitar, venciendo al pecado y a la muerte, para hacer de ti un(a) heredero(a) de la Vida Eterna: ¡Un(a) auténtico y legítimo Hijo de Dios!

Jua 3:16-17 RV60  Porque de tal manera amó Dios al mundo,  que ha dado a su Hijo unigénito,  para que todo aquel que en él cree,  no se pierda,  mas tenga vida eterna.  (17)  Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo,  sino para que el mundo sea salvo por él.

¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, Jesús, antes que perderte a ti!

1Jn 1:9 RV60  Si confesamos nuestros pecados,  él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados,  y limpiarnos de toda maldad.

Es tan grande y maravilloso Su Amor por ti que, con Cristo Jesús, proveyó también perdón y limpieza para tus pecados del día de hoy.

Luc 18:18 NVI  Cierto dirigente le preguntó: —Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?

Pon atención de como los judíos aspiraban a heredar la Vida Eterna.

Jua 3:17 RV60  Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo,  sino para que el mundo sea salvo por él.

Para heredar la Vida Eterna (atributo exclusivo de Dios), primero tienes que ser salvo(a); esto es, tienes que ser justificado(a) por Dios mismo mediante la muerte y resurrección de Su Hijo Jesucristo. Así y sólo así, adquieres la Vida Eterna y con ella tu Identidad de Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Entonces, y sólo entonces, las cosas materiales dejan de ser relevantes, pues tú eres espíritu y ahora eres del cielo y nunca más de este mundo.

Rom 6:20-23 RVC  Cuando ustedes eran esclavos del pecado, eran libres en cuanto a la justicia.  (21)  ¿Pero qué provecho sacaron de eso? Ahora ustedes se avergüenzan de aquellas cosas, pues conducen a la muerte;  (22)  pero como ya han sido liberados del pecado y hechos siervos de Dios, el provecho que obtienen es la santificación, cuya meta final es la vida eterna.  (23)  Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.

Ahora, como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, eres eterno(a) para vivir y gozar de la Presencia de tu Padre celestial.

Pro 12:28 RVC  En el camino de la justicia hay vida; no hay en su camino lugar para la muerte.

Por lo que Jesús hizo al morir y resucitar por ti, tú has sido declarado por Dios como justo(a), y el pecado y la muerte ya nada tiene en ti.

Rom 5:19-21 RVC  Porque así como por la desobediencia de un solo hombre muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo muchos serán constituidos justos.  (20)  La ley se introdujo para que abundara el pecado; pero cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia;  (21)  para que así como el pecado reinó para traer muerte, también la gracia reine por la justicia para darnos vida eterna mediante Jesucristo, nuestro Señor.

Es tiempo de que reines en la Presencia de Dios, por medio de Su Gracia.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, que hermoso es saberme tan amado(a) por Ti. ¡Gracias por tanto y tan grande Amor! En verdad te estoy muy agradecido(a). Gracias porque tengo las manos limpias y un corazón puro. Gracias por hacerme Tu Hijo(a). Gracias porque a pesar de mis circunstancias Tú me aumentas mis días y me añades años de vida. Señor Jesús, por Tu sacrificio de Amor, por tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota, ahora yo he pasado de muerte a vida y ¡Tú me has trasladado de las tinieblas a Tu Luz admirable! ¡Puedo vivir en Tu Presencia la Vida que compraste para mí! ¡La Vida Eterna! Así que, en todo problema, enfermedad o aflicción, yo, ____________ (tu nombre aquí), soy más que vencedor(a), pues TODO lo puedo en Cristo que me fortalece y aunque ande en valle de sombra y de muerte NO VOY A TEMER mal alguno porque Tú, Jesús, estás conmigo. Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en Tu casa, oh Señor, en Tu Presencia, moraré por toda la Eternidad. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Enero 24                                     Luc 18.18-43  /  Gen 31  /  Sal 24

 


Cápsula del día.





Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 



NVI 



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Enero 24                                     Luc 18.18-43  /  Gen 31   Sal 24

 

San Lucas 18.18-43

El joven rico

(Mt. 19.16–30; Mr. 10.17–31)

18Un hombre principal le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? 19Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios. 20Los mandamientos sabes: No adulterarás;b no matarás;c no hurtarás;d no dirás falso testimonio;e honra a tu padre y a tu madre.f 21Él dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. 22Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. 23Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico. 24Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! 25Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. 26Y los que oyeron esto dijeron: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? 27Él les dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios. 28Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejado nuestras posesiones y te hemos seguido. 29Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, 30que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna.

Nuevamente Jesús anuncia su muerte

(Mt. 20.17–19; Mr. 10.32–34)

31Tomando Jesús a los doce, les dijo: He aquí subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas escritas por los profetas acerca del Hijo del Hombre. 32Pues será entregado a los gentiles, y será escarnecido, y afrentado, y escupido. 33Y después que le hayan azotado, le matarán; mas al tercer día resucitará. 34Pero ellos nada comprendieron de estas cosas, y esta palabra les era encubierta, y no entendían lo que se les decía.

Un ciego de Jericó recibe la vista

(Mt. 20.29–34; Mr. 10.46–52)

35Aconteció que acercándose Jesús a Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino mendigando; 36y al oír a la multitud que pasaba, preguntó qué era aquello. 37Y le dijeron que pasaba Jesús nazareno. 38Entonces dio voces, diciendo: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! 39Y los que iban delante le reprendían para que callase; pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! 40Jesús entonces, deteniéndose, mandó traerle a su presencia; y cuando llegó, le preguntó, 41diciendo: ¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que reciba la vista. 42Jesús le dijo: Recíbela, tu fe te ha salvado. 43Y luego vio, y le seguía, glorificando a Dios; y todo el pueblo, cuando vio aquello, dio alabanza a Dios.[1]

 

Génesis 31

31

1Y oía Jacob las palabras de los hijos de Labán, que decían: Jacob ha tomado todo lo que era de nuestro padre, y de lo que era de nuestro padre ha adquirido toda esta riqueza. 2Miraba también Jacob el semblante de Labán, y veía que no era para con él como había sido antes. 3También Jehová dijo a Jacob: Vuélvete a la tierra de tus padres, y a tu parentela, y yo estaré contigo. 4Envió, pues, Jacob, y llamó a Raquel y a Lea al campo donde estaban sus ovejas, 5y les dijo: Veo que el semblante de vuestro padre no es para conmigo como era antes; mas el Dios de mi padre ha estado conmigo. 6Vosotras sabéis que con todas mis fuerzas he servido a vuestro padre; 7y vuestro padre me ha engañado, y me ha cambiado el salario diez veces; pero Dios no le ha permitido que me hiciese mal. 8Si él decía así: Los pintados serán tu salario, entonces todas las ovejas parían pintados; y si decía así: Los listados serán tu salario; entonces todas las ovejas parían listados. 9Así quitó Dios el ganado de vuestro padre, y me lo dio a mí. 10Y sucedió que al tiempo que las ovejas estaban en celo, alcé yo mis ojos y vi en sueños, y he aquí los machos que cubrían a las hembras eran listados, pintados y abigarrados. 11Y me dijo el ángel de Dios en sueños: Jacob. Y yo dije: Heme aquí. 12Y él dijo: Alza ahora tus ojos, y verás que todos los machos que cubren a las hembras son listados, pintados y abigarrados; porque yo he visto todo lo que Labán te ha hecho. 13Yo soy el Dios de Bet-el, donde tú ungiste la piedra, y donde me hiciste un voto.a Levántate ahora y sal de esta tierra, y vuélvete a la tierra de tu nacimiento. 14Respondieron Raquel y Lea, y le dijeron: ¿Tenemos acaso parte o heredad en la casa de nuestro padre? 15¿No nos tiene ya como por extrañas, pues que nos vendió, y aun se ha comido del todo nuestro precio? 16Porque toda la riqueza que Dios ha quitado a nuestro padre, nuestra es y de nuestros hijos; ahora, pues, haz todo lo que Dios te ha dicho.

Jacob huye de Labán

17Entonces se levantó Jacob, y subió sus hijos y sus mujeres sobre los camellos, 18y puso en camino todo su ganado, y todo cuanto había adquirido, el ganado de su ganancia que había obtenido en Padan-aram, para volverse a Isaac su padre en la tierra de Canaán. 19Pero Labán había ido a trasquilar sus ovejas; y Raquel hurtó los ídolos de su padre. 20Y Jacob engañó a Labán arameo, no haciéndole saber que se iba. 21Huyó, pues, con todo lo que tenía; y se levantó y pasó el Eufrates, y se dirigió al monte de Galaad. 22Y al tercer día fue dicho a Labán que Jacob había huido. 23Entonces Labán tomó a sus parientes consigo, y fue tras Jacob camino de siete días, y le alcanzó en el monte de Galaad. 24Y vino Dios a Labán arameo en sueños aquella noche, y le dijo: Guárdate que no hables a Jacob descomedidamente.

25Alcanzó, pues, Labán a Jacob; y éste había fijado su tienda en el monte; y Labán acampó con sus parientes en el monte de Galaad. 26Y dijo Labán a Jacob: ¿Qué has hecho, que me engañaste, y has traído a mis hijas como prisioneras de guerra? 27¿Por qué te escondiste para huir, y me engañaste, y no me lo hiciste saber para que yo te despidiera con alegría y con cantares, con tamborín y arpa? 28Pues ni aun me dejaste besar a mis hijos y mis hijas. Ahora, locamente has hecho. 29Poder hay en mi mano para haceros mal; mas el Dios de tu padre me habló anoche diciendo: Guárdate que no hables a Jacob descomedidamente. 30Y ya que te ibas, porque tenías deseo de la casa de tu padre, ¿por qué me hurtaste mis dioses? 31Respondió Jacob y dijo a Labán: Porque tuve miedo; pues pensé que quizá me quitarías por fuerza tus hijas. 32Aquel en cuyo poder hallares tus dioses, no viva; delante de nuestros hermanos reconoce lo que yo tenga tuyo, y llévatelo. Jacob no sabía que Raquel los había hurtado. 33Entró Labán en la tienda de Jacob, en la tienda de Lea, y en la tienda de las dos siervas, y no los halló; y salió de la tienda de Lea, y entró en la tienda de Raquel. 34Pero tomó Raquel los ídolos y los puso en una albarda de un camello, y se sentó sobre ellos; y buscó Labán en toda la tienda, y no los halló. 35Y ella dijo a su padre: No se enoje mi señor, porque no me puedo levantar delante de ti; pues estoy con la costumbre de las mujeres. Y él buscó, pero no halló los ídolos.

36Entonces Jacob se enojó, y riñó con Labán; y respondió Jacob y dijo a Labán: ¿Qué transgresión es la mía? ¿Cuál es mi pecado, para que con tanto ardor hayas venido en mi persecución? 37Pues que has buscado en todas mis cosas, ¿qué has hallado de todos los enseres de tu casa? Ponlo aquí delante de mis hermanos y de los tuyos, y juzguen entre nosotros. 38Estos veinte años he estado contigo; tus ovejas y tus cabras nunca abortaron, ni yo comí carnero de tus ovejas. 39Nunca te traje lo arrebatado por las fieras: yo pagaba el daño; lo hurtado así de día como de noche, a mí me lo cobrabas. 40De día me consumía el calor, y de noche la helada, y el sueño huía de mis ojos. 41Así he estado veinte años en tu casa; catorce años te serví por tus dos hijas, y seis años por tu ganado, y has cambiado mi salario diez veces. 42Si el Dios de mi padre, Dios de Abraham y temor de Isaac, no estuviera conmigo, de cierto me enviarías ahora con las manos vacías; pero Dios vio mi aflicción y el trabajo de mis manos, y te reprendió anoche.

43Respondió Labán y dijo a Jacob: Las hijas son hijas mías, y los hijos, hijos míos son, y las ovejas son mis ovejas, y todo lo que tú ves es mío: ¿y qué puedo yo hacer hoy a estas mis hijas, o a sus hijos que ellas han dado a luz? 44Ven, pues, ahora, y hagamos pacto tú y yo, y sea por testimonio entre nosotros dos. 45Entonces Jacob tomó una piedra, y la levantó por señal. 46Y dijo Jacob a sus hermanos: Recoged piedras. Y tomaron piedras e hicieron un majano, y comieron allí sobre aquel majano. 47Y lo llamó Labán, Jegar Sahaduta;38 y lo llamó Jacob, Galaad.39 48Porque Labán dijo: Este majano es testigo hoy entre nosotros dos; por eso fue llamado su nombre Galaad; 49y Mizpa,40 por cuanto dijo: Atalaye Jehová entre tú y yo, cuando nos apartemos el uno del otro. 50Si afligieres a mis hijas, o si tomares otras mujeres además de mis hijas, nadie está con nosotros; mira, Dios es testigo entre nosotros dos. 51Dijo más Labán a Jacob: He aquí este majano, y he aquí esta señal, que he erigido entre tú y yo. 52Testigo sea este majano, y testigo sea esta señal, que ni yo pasaré de este majano contra ti, ni tú pasarás de este majano ni de esta señal contra mí, para mal. 53El Dios de Abraham y el Dios de Nacor juzgue entre nosotros, el Dios de sus padres. Y Jacob juró por aquel a quien temía Isaac su padre. 54Entonces Jacob inmoló víctimas en el monte, y llamó a sus hermanos a comer pan; y comieron pan, y durmieron aquella noche en el monte. 55Y se levantó Labán de mañana, y besó sus hijos y sus hijas, y los bendijo; y regresó y se volvió a su lugar.[2]

 

       

Salmo 24

 

El rey de gloria

Salmo de David.

     1     De Jehová es la tierra y su plenitud;a

El mundo, y los que en él habitan.

     2     Porque él la fundó sobre los mares,

Y la afirmó sobre los ríos.

     3     ¿Quién subirá al monte de Jehová?

¿Y quién estará en su lugar santo?

     4     El limpio de manos y puro de corazón;b

El que no ha elevado su alma a cosas vanas,

Ni jurado con engaño.

     5     El recibirá bendición de Jehová,

Y justicia del Dios de salvación.

     6     Tal es la generación de los que le buscan,

De los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob.

Selah

     7     Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,

Y alzaos vosotras, puertas eternas,

Y entrará el Rey de gloria.

     8     ¿Quién es este Rey de gloria?

Jehová el fuerte y valiente,

Jehová el poderoso en batalla.

     9     Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,

Y alzaos vosotras, puertas eternas,

Y entrará el Rey de gloria.

     10     ¿Quién es este Rey de gloria?

Jehová de los ejércitos,

El es el Rey de la gloria.

Selah[3]

 



b 18.20: Ex. 20.14; Dt. 5.18.

c 18.20: Ex. 20.13; Dt. 5.17.

d 18.20: Ex. 20.15; Dt. 5.19.

e 18.20: Ex. 20.16; Dt. 5.20.

f 18.20: Ex. 20.12; Dt. 5.16.

[1] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Lc 18.17-43

a 31.13: Gn. 28.18–22.

38 Arameo, El majano del testimonio.

39 Heb. El majano del testimonio.

40 Esto es, Atalaya

[2] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Gn 30.43-31.55

a 24.1: 1 Co. 10.26.

b 24.4: Mt. 5.8.

[3] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal 23.6-24.10


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