22 de Abril
¡Dios no tiene ningún problema! ¡Y tú tampoco!
Por Riqui Ricón*
Mas
yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente
le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó
una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? El
dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura
cosa te es dar coces contra el aguijón. El, temblando y temeroso,
dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en
la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer (Hch 9. 3-6).
En verdad que no entiendo a las personas que
consideran a Dios como alguien tan amargado y enojón que si sus criaturas no le
obedecen o le rinden la apropiada adoración, entonces, monta en cólera de tanta
frustración. Como si algo, por culpa de alguien, no le salió bien a Aquel que
es Perfecto en todo.
Job 35:1-8 NTV
Entonces Eliú dijo: (2) «¿Te
parece correcto que afirmes: “Soy justo delante de Dios”? (3)
También te preguntas: “¿Y yo qué gano? ¿De qué sirve vivir una vida
recta?”. (4) »Yo te contestaré y a todos tus amigos
también. (5) Levanta tus ojos a los cielos y mira las
nubes en lo alto. (6) Si pecas, ¿en qué afecta eso a Dios? Incluso
si pecas una y otra vez, ¿qué efecto tendrá sobre él? (7) Si
eres bueno, ¿es algún gran regalo para él? ¿Qué podrías darle tú? (8)
No, tus pecados afectan únicamente a personas como tú, y tus buenas
acciones afectan sólo a seres humanos.
Ese no es el Dios y Padre que te revela la Biblia.
Más bien, Él es un Dios Soberano y Todopoderoso que tiene control y dominio sobre
todo, tan lleno de Amor y misericordia por los seres humanos que diseñó un plan
infalible para su redención.
Por ejemplo, pon atención a la oración de
arrepentimiento y salvación más simple y genuina que hay en la Biblia, que es
la que Pablo hace camino a Damasco, ¿Quién eres, Señor? Y lo más
asombroso es la respuesta de Jesús, Yo soy Jesús, a quien tú
persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.
¡Ningún reproche! ¡Sin enojo
ni recriminación alguna! Ningún, “qué
te crees miserable e indigno asesino de mis Hijos”, ningún “fájate
bien los pantalones y veremos de que estás hecho pues ahora Yo voy a tratar
contigo”. ¡No! ¡Nada por el estilo!
¡Solo Amor! El llano, simple y
puro Amor de Dios para con este asesino y perseguidor de la Iglesia.
¡Asombroso, realmente asombroso!
Ose 14:4 RV60
Yo sanaré su
rebelión, los amaré de pura gracia; porque mi ira se apartó de ellos.
Lo cierto es que así es Dios.
Él no tiene ningún complejo, ni enojo, ni necesidad de condenar a nadie. Él no
tiene el más mínimo temor, ni la más mínima duda, de que su Palabra y Autoridad
vayan a ser burlados o menoscabados por nadie.
¡Él es Dios!
Por todo esto, es sumamente
revelador y alentador lo que Dios dice acerca de ti es Su Palabra, la Biblia,
Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3. 16-17).
¡Dios te Ama tanto que
prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que
seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos!
Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por
qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).
¡Tú eres un(a) amado(a)
Hijo(a) de Dios!
Estas dos porciones de la
Escritura, inmersas totalmente en el Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús, son
tremendas declaraciones no sólo del Amor que Dios siente por ti, sino también,
de la absoluta certeza de quién es Él y de lo que es capaz de hacer por ti.
Y
volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen
abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré
a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya
no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. Y
levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y
fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.
Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no
soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo a sus
siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y
calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos
y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido;
se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse… Entonces
se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que
entrase. Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años
te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito
para gozarme con mis amigos. Pero cuando vino este tu hijo, que ha
consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo.
Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas
son tuyas. Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque
este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado (Luc 15.17-24, 28-32).
A como muchos entienden la
educación y la relación con los hijos, el muchacho de esta historia es un
candidato perfecto a la reprimenda del padre y es digno de recibir una buena
lección por su necio comportamiento.
Sin embargo, pon atención en la actitud que tiene
el padre hacia el hijo pródigo y hacia su hermano mayor. Él no tiene necesidad,
ni deseo, de pelear o discutir con ninguno de los dos. Él simplemente los ama.
¡Son sus hijos! No desea nada más que tenerlos a su lado.
El hijo menor, arrepentido, iba resuelto a decirle,
hazme como a uno de tus siervos, y el hermano mayor le recriminó, tantos años te he servido. ¡Ninguno de los dos se sentía un hijo legítimo!
¡Ninguno de los dos creía ser un hijo de su Padre!
Porque
convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las
cosas subsisten, que habiendo de
llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor
de la salvación de ellos (He 2. 10).
El propósito de la muerte y resurrección de
Jesucristo fue hacer de ti un(a) Hijo(a) legítimo del Dios Altísimo.
Como puedes ver en la Escritura, Dios, tu Padre,
sólo quiere Hijos. ¡Siervos tiene millones de millones!
No os
engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso
también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne
segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará
vida eterna (Gal 6.7-8).
Dios está en control de todo el día de hoy, de la
misma forma que lo estuvo cuando Pablo fue confrontado por Jesús a las puertas
de Damasco. A Él no se le escapa nada. Cuando tú confiesas tus pecados, no es
nada nuevo para Él, ¡ya lo sabía! Más bien eres tú quien se está librando del
pecado y sus consecuencias, como la enfermedad, muerte y condenación.
Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados,
y limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1. 9).
Recuerda siempre que Dios te ama tanto que prefirió
entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti, para que en Cristo Jesús se
cumpliera la justicia sobre todos tus pecados. Así que, Dios te ha perdonado,
olvidando tus acciones y te ha hecho Nueva creatura.
De modo
que si alguno está en Cristo, nueva
criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Co
5.17).
El Amor de Dios para contigo se ha expresado en la
persona de Su Hijo Jesucristo y ahora, sólo por ese Amor, tú eres un(a) Hijo(a)
de Dios Nacido(a) de Nuevo y no de una simiente que se pueda corromper sino de
la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece para
siempre.
1Pe 1:23
NTV Pues han nacido de nuevo pero no a una vida que
pronto se acabará. Su nueva vida durará para siempre porque proviene de la
eterna y viviente palabra de Dios.
¡Dios no tiene ningún problema! ¡Y tú tampoco!
¡Gloria a Dios!
Oremos con voz audible:
¡Gracias precioso Jesús! Ahora sé que he vuelto en
amistad Contigo, oh Dios, y tengo paz; y por ello me vendrá bien. Padre, tomo
Tu Palabra en mi boca y pongo la Biblia en mi corazón. Por Tu Hijo Jesús, me
vuelvo hacia Ti, Omnipotente Dios, y soy edificado(a). Alejo de mi vida la
aflicción. Nada me falta ni me faltará, pues Tú suples todas mis necesidades
conforme a Tus riquezas en gloria. Ante cualquier problema o dificultad Tú eres
mi defensa. Me deleito en Ti, Señor, y alzo a Ti mi rostro. Oro a Ti y Tú me
oyes y respondes. Por lo tanto, determinaré asimismo una cosa, y ésta me será
firme. Sobre todos mis caminos resplandecerá Tu luz, pues ahora sé quién yo
soy: Tu Hijo(a) Amado(a). ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy
dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril
22 Hch 9.
1-25 / Jos 3-4
/ Job 22
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