martes, 12 de abril de 2016

¿Qué significa ser salvo?

 
11 de Abril

¡Muchísimo más!

Por Riqui Ricón*

Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo (Hch 2. 21).

Ser salvo significa muchísimo más que irse al cielo por el perdón de tus pecados.

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).

Ser salvo significa gozar de la Vida Eterna que Jesucristo compró para ti con Su muerte y resurrección. Ser salvo significa participar de la Vida exclusiva de un(a) Hijo de Dios que es una Vida Plena y Abundante.

Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).

Ser salvo significa tener Paz, dicha y Plenitud.

¡Dios es bueno! ¡Dios es Amor! El fabuloso Plan de Dios para la redención de tu vida se originó a partir de estas dos cualidades de Dios: Su Amor y Su bondad para contigo. La Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, te enseña, desde Génesis hasta Apocalipsis, que Dios es incluyente, no excluyente. Siempre ha sido Su voluntad incluirte a ti en el gobierno y dirección del universo que Él ha creado.

Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios,  y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra (Gen 1. 26-28).

Tú fuiste creado(a) a imagen y semejanza de Dios PARA señorear; para ser fructífero(a) y multiplicarte; para llenar la tierra y sojuzgarla.

¡Fuiste creado(a) para tener Plenitud de Vida!

Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el SEÑOR—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza (Jer 29.11 NTV).

El problema de los seres humanos no es su libertad, ni su libre albedrío. El problema de los seres humanos es que con esa libertad que Dios les dio, han decidido no creerle a Dios, han decidido no creerle a Su Palabra. ¡Este es el Verdadero problema!

Dado que Dios NO puede mentir, pues toda Palabra que sale de Su boca tiene el Poder para cumplirse inmediatamente, entonces, la Palabra de Dios ES la Verdad. La Palabra de Dios es la Verdad Eterna, infalible e inmutable.

Así que, el problema no está en la Palabra de Dios sino en aquellos que deciden creer la mentira en lugar de la Verdad.

Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden de bendecir; El dio bendición, y no podré revocarla (Num 23.19-20).

Desde el principio fuiste creado(a) a Su imagen, conforme a Su semejanza y Él te bendijo con Su Palabra. La Palabra de Dios fue dicha para tu provecho y beneficio, sin embargo, el ser humano no la ha creído.

Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella (Gen 3.1-6).

No necesitas analizarlo mucho para darte cuenta que el primer pecado, el pecado original, no fue la desobediencia sino la incredulidad. Fue el no creer lo que Dios les dijo para, en su lugar, creer lo que Satanás decía; fue la incredulidad a la Palabra de Dios lo que dio origen a la desobediencia.

Imaginar el dilema de Adán y Eva allá en el paraíso es fácil: “este curioso animalito dice una cosa y mi Creador dice otra, ¿cuál de los dos dirá la Verdad? ¿A cuál de los dos le voy a CREER? Y, desde luego, la incredulidad a la Palabra de Dios siempre engendrará desobediencia. Desde entonces hasta el día de hoy el dilema sigue siendo el mismo, ¿tú, quién crees que diga la Verdad? ¿Tú, a quién le vas a CREER?

Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 6. 23).

No obstante la incredulidad y desobediencia, Dios no ha desistido, ni lo hará, en Su amor por ti. Él jamás ha estado dispuesto a ejecutar sentencia de muerte sobre tu vida sino todo lo contrario.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3. 16-17).

¿Te das cuenta? Dios ama a TODO EL MUNDO y su Plan de Amor y Redención es para TODO AQUEL que CREA. Esto es para todo aquel que decida volver a creerle a Él; para todo aquel que decida creer que Dios tiene Palabra de Honor.

¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!

Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo (Ro 10.13).

¡Sólo esto te pide!

El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 P 3.7).

¡Dios no quiere que nadie se pierda!

Ahora bien, una vez que reconoces a Jesús como Señor y Salvador de tu vida, el Plan de Dios se ha puesto en marcha a tu favor. Estás justificado(a) por Su Sangre; todos tus pecados son perdonados y olvidados; eres creado(a) de nuevo, esto es, el espíritu que tú eres, a imagen y semejanza de Dios, Nace de Nuevo pero ahora coma un(a) Hijo(a) legítimo(a) de Él. Y, además, en ese preciso momento, adquiriste un propósito y destino muchísimo más grandes que los que tenías originalmente.

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra. En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria (Efe 1. 3-14).

Así que, ser salvo significa muchísimo más que irse al cielo con el perdón de tus pecados: redimido(a), perdonado(a), amado(a), bendecido(a) con toda bendición, escogido(a) antes de la fundación del mundo, adoptado(a) Hijo(a) Suyo(a), aceptado(a) en el Amado, heredero(a) y predestinado(a) con el propósito de que seas para la alabanza de Su gloria.

Eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y has sido dejado(a) sobre esta tierra para reinar, ejerciendo el dominio y la autoridad que te han sido otorgados por Su Palabra.

TU ESTILO DE VIDA ES LO QUE TÚ CREES Y MANIFIESTAS AQUÍ EN LA TIERRA, Y ESO ES LO QUE LE DA GLORIA Y ALABANZA AL SEÑOR.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, te doy muchas gracias por Tu Palabra, que es la Verdad. Porque en ella encuentro cada vez más claro que soy Hijo(a) Tuyo(a) con propósito. En verdad puedo ser feliz creyendo Tu Palabra y aceptando, de una vez por todas, que Tu Voluntad y mi destino son reinar y ejercer dominio en esta tierra. Hoy me dispongo, con Tu ayuda, Espíritu Santo, a creer, a creerte a Ti y a vivir siempre en victoria. Todo lo puedo en Ti, Jesucristo y en todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Tu Amor sobre de mí. Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y no hay forma que pueda perder pues si Dios, mi Padre, es conmigo, ¿quién contra mí? Por lo tanto, creo y declaro con toda mi fe puesta en Tu Palabra que yo, __________ (tu nombre aquí), ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero! ¡Soy dichoso(a)! ¡SOY SALVO! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Abril 11          Hch 2. 14-47 /  Deu 15-16 /  Job 11

 


 

 

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