9 de Enero
¡Has sido declarado(a)
Justo(a)!
Por Riqui Ricón*
Te
alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón; Contaré todas tus maravillas. Me
alegraré y me regocijaré en ti; Cantaré a tu nombre, oh Altísimo. Mis enemigos
volvieron atrás; Cayeron y perecieron delante de ti. Porque has mantenido mi
derecho y mi causa; Te has sentado en el trono juzgando con justicia (Sal 9.1-4).
Uno de los atributos más
grande, asombroso y hermoso de Dios es Su justicia. Él es Dios y, por lo tanto,
Él es justo. Dios es el Juez Supremo de toda la creación y le alabamos y le
adoramos no para adularle, sino para agradecer y corresponder a esa justicia
que se ve magnificada por Su Gran Amor para con nosotros.
Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Nunca olvides que Dios te
ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.
La Biblia, que es la Palabra
de Dios y no puede mentir, enseña que tú estabas muerto(a) a causa de tus
delitos y pecados, sin embargo, por ese Amor que siente por ti, Dios te dio
vida al hacer cumplir la sentencia de muerte que pesaba sobre ti, en la propia
vida y persona de Su Hijo Jesucristo.
Pero
Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun
estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por
gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo
nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para
mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su
bondad para con nosotros en Cristo Jesús (Efe 2.4-7).
¡Amor! Amor es y será
siempre la palabra clave y el adjetivo calificativo de todo lo que Dios tiene y
quiere para contigo. Jamás ha sido Su deseo condenarte para enviarte al
infierno sino, todo lo contrario, Él quiere que seas salvo(a) por medio de
Jesús.
porque
el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para
salvarlas. Y se fueron a otra aldea (Luc 9.56).
La palabra salvo tiene
muchos y hermosos significados: salvar, rescatar, librar, proteger, ensanchar,
sanar, poner en victoria aquel que estaba en derrota.
Así que, hoy puedes
reflexionar en estos cuatro puntos:
- Dios es Justo.
- La justicia fue satisfecha en el momento que se pagó el justo castigo por tus pecados: la muerte, en la persona de Jesús.
- Eres salvo(a) en el momento que, por medio de la fe, al creerle a Dios y a Su Palabra, aceptas este sacrificio y reconoces a Jesús como tu Señor y Salvador.
- Ser salvo(a) significa TENER PLENO DERECHO a vivir una vida totalmente diferente a la que antes tenías, una vida victoriosa sobre las aflicciones que se te vienen encima, por lo tanto, al ser más que vencedor(a) y a pesar de los problemas, tienes pleno derecho a vivir una vida en total prosperidad, salud y paz.
El ladrón no viene sino para
hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la
tengan en abundancia (Jn 10.10).
Amado, yo deseo que tú seas
prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).
en amor habiéndonos
predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el
puro afecto de su voluntad (Efe 1.5).
Esta es la Palabra de Dios, Su
Palabra de Honor, y como puedes ver, sin importar lo que hayas hecho de tu vida
o lo que estés padeciendo en este día, en Cristo Jesús, ahora ES JUSTO PARA
DIOS, que tengas una vida plena y abundante.
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 5.1a).
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados
hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente,
como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1).
Y no sólo eres justo(a),
sino que, precisamente por esto, ahora eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la Palabra de
Dios que vive y permanece para siempre.
Si Dios no te abandonó a tu
suerte antes, viviendo como vivías, mucho menos te abandonará ahora que eres
Suyo(a) para siempre.
Aunque
mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá (Sal 27.10).
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, Tu
Palabra, la Biblia, dice claramente que, al que no
conoció pecado, Cristo Jesús, por mí lo hiciste pecado, para que yo fuese hecho(a)
justicia de Dios en Él. Dios, yo sé que Tú eres el único Juez justo y que Tus
sentencias son eternas. Así que, ¡me has declarado justo(a)! ¡Gracias, mi Dios!
Señor Jesús, por lo que hiciste por mí en la cruz, ahora tengo pleno derecho a
ser llamado(a) Hijo(a) de Dios. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo
Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Tomo la
determinación de creer; de creerte a Ti y de creer Tu Palabra, la Biblia. Sin
importar cuál sea mi condición actual, por Cristo Jesús, que tengo derecho a
vivir una vida plena y abundante. De acuerdo a Tu Voluntad, expresada en Tu
Palabra, ¡yo soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Creo, llamo y recibo a la prosperidad en
todas las cosas! ¡Creo, llamo y recibo a la salud de mi cuerpo! ¡Creo, llamo y
recibo al gozo, la paz y el amor para vivir en Tu Plenitud, mi Dios! ¡No voy a
temer, sólo voy a creer! Este año caerán a mi lado mil y diez mil a mi diestra,
mas a mí no llegará, pues aunque ande en valle de sombre y de muerte, no temeré
mal alguno, porque Tú, Señor Jesús, estás conmigo. Amén, amén y amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero
9 Luc
9.28-62 / Gen 16
/ Sal 9
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