5 de Enero
¡Alégrate!
Por Riqui Ricón*
Pero
alégrense todos los que en ti confían; Den voces de júbilo para siempre, porque
tú los defiendes (Sal 5.11a).
La Biblia, que es la Palabra
de Dios, y no miente, es muy clara respecto al estilo de vida que Dios, tu
Padre, desea que vivas en este mundo. Y el júbilo y la alegría pueden ser, y
deben ser, una característica en tu vida.
Pero, ¿cómo puedes tener
júbilo y alegría cuando estás enfrentando problemas, enfermedades, aflicciones
o retos que te abruman? Entérate, la única manera posible para enfrentar tus
problemas, enfermedades, aflicciones o retos con júbilo y alegría durante todo
este año que comienza es confiando en Dios.
Estas
cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción;
pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).
Es poniendo toda tu
confianza en Dios, sabiendo que Él jamás va a faltar a Su Palabra, que, a pesar
de las aflicciones, puedes tener paz y estar alegre.
Y sabemos que a los que aman a
Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su
propósito son llamados (Rom 8.28).
Así es, tú puedes,
literalmente, estar alegre en medio de las aflicciones, con esa paz que
sobrepasa todo entendimiento, porque sabes, que sabes, que Dios está contigo,
que no te ha dejado, ni te dejará y que de todas las cosas saldrás más que
vencedor(a), porque todo lo puedes en Cristo que te fortalece. ¡Escrito está!
¡Es la Palabra de Dios!
En
ti se regocijen los que aman tu nombre. Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo;
Como con un escudo lo rodearás de tu favor (Sal 5.11b-12).
Tú eres un(a) Hijo(a) de Dios
Nacido(a) de Nuevo y la Bendición de tu Padre está sobre ti. La Bendición incluye la protección y el favor de Dios. El favor de
Dios es la Gracia de Dios. Teniendo el favor de Dios puedes tener el deseo y el
poder de Dios para hacer su voluntad con gozo. Este deseo y poder de Dios para
hacer Su Voluntad con gozo son un escudo de bendición alrededor de ti.
Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Efectivamente, este año te vas
a regocijar porque tú le amas y Él te ama tanto que prefirió entregar a Su
propio Hijo, Jesús, para que pagara todos tus pecados, y hacerte justo(a). Y
dice la Escritura que Dios bendecirá al justo. Este año vivirás con un escudo,
rodeado(a) del favor y de la Gracia de tu Padre celestial.
Pero
sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a
Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (Heb 11.6).
Lo único que Jesús te pide es
que confíes en Él, que le creas a Él, que creas Su Palabra sin dudar. La Biblia
dice que Abraham creyó a Dios y eso, creerle a Dios, le fue contado por
justicia, es decir, fue hecho justo por creer la Palabra de Dios.
Entonces
le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las
aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba
sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento,
tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!
Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de
poca fe! ¿Por qué dudaste? (Mat 14.28-31).
Ante el desafío de caminar
sobre el agua, Pedro solo necesitó una Palabra del Señor Jesús: ¡Ven!
Inicialmente Pedro creyó la Palabra de Jesús y comenzó a caminar sobre el agua,
pero la realidad (la fuerza del viento) lo distrajo de la Verdad (la Palabra de
Dios) y dudó de la Palabra y comenzó a hundirse.
La clave de todo esto está en
que, cuando los problemas, enfermedades o aflicciones, soplan tan fuerte NO
dejes de ver a Jesús, NO dejes de atender y creer Su Palabra, pues si lo haces,
entonces mirarás las circunstancias y recibirás al miedo, que anulará tu fe.
¡No, mi amado(a)! ¡Este año
es un año decisivo en tu vida! Dile a esa situación: yo sé en quien he creído y jamás seré avergonzado(a) de haber confiado
en la Palabra de Dios. ¡Voltéale la espalda! ¡Déjala de ver! Y pon tus ojos
en Jesús, el autor y consumador de tu fe.
Alégrate y da voces de
júbilo cada día de este año, porque, en Cristo Jesús, tú eres un(a) Hijo(a) de
Dios Nacido(a) de Nuevo, y tienes la Palabra de Honor de tu Padre celestial que
nada, ni nadie, te podrán hacer frente en todos los días de tu vida, pues de la
misma forma que Él estuvo con Jesucristo, así está contigo. Caerán a tu lado
mil y diez mil a tu diestra, mas a ti no llegará, y aunque andes en valle de
sombra y de muerte, NO TEMERÁS mal alguno porque Dios está contigo.
¿Qué,
pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Ro 8.31).
Este año estás destinado(a)
a tener más victorias de las que tuvo Josué, sólo haz de la Biblia la norma
máxima de tu vivir; poniéndola en tu mente, boca y corazón. Es lo único y lo
más importante que debes hacer.
Nunca
se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás
en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito;
porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).
Si haces esto, entonces (no
antes, ni después, ni de ningún otra forma), ¡harás prosperar tu camino y
todo te saldrá bien!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, puedo
ver en Tu Palabra, la Biblia, que Tu Voluntad expresa para mi vida es Amor,
gozo, paz y libertad. Sé, además, que Tú, Jesucristo, ya pagaste para darme esa
vida, plena y abundante, que es la Vida Eterna, la cual, yo, ______________ (tu
nombre aquí), tengo todo el derecho a experimentar cada día, pues, por el Nuevo
Pacto en Tu Sangre, Jesús, yo soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Así
que, tengo toda certeza y convicción que este año saldré más que vencedor(a) en
todas las cosas. No voy a permitir que aflicción alguna me robe mi gozo y mi
paz, pues conozco el final de la historia, ¡ya leí el final del libro! ¡Saldré
victorioso(a)! ¡Todo lo puedo en Ti, mi Señor Jesús! Llamo al gozo y a la
alegría a mi vida, pues, Jehová de los ejércitos,
Dichoso el hombre que en ti confía. Por tanto, creo y declaro
que, ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy Hijo(a) del
Rey! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero
5 Luc
7.18-50 / Gen 11
/ Sal 5
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