Domingo 15 de
Julio de 2012.
¡A precio de Sangre!
Por Riqui Ricón*
Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de
Dios, edificio de Dios (1 Co 3.9).
Cada vez que te preguntes cuánto
vales para Dios, asómbrate y date cuenta que no existen tesoros en el universo
que se puedan comparar a la más pequeña gota de la Sangre de Jesucristo, y el
precio con que el Padre te compró fue toda, hasta la última gota, de la Sangre
de Su propio y amado Hijo, Jesús.
Aún más asombroso es leer en Su
Palabra, la Biblia, que no miente, que has sido declarado(a) Hijo(a) y
colaborador(a) Suyo(a). ¡Tú eres labranza de Dios y edificio de Él!
Así que, cuando el diablo venga a
cuestionarte intentando poner duda en tu corazón con pensamientos como: ¿tú? Si
no eres nadie. Has fracasado y seguirás fracasando, además eres un(a) hipócrita
pues ni eres santo(a), ni justo(a), ni nada de eso. Eres un(a) vil pecador(a).
Y además, bla, bla, bla. En esos momentos pararte firmemente en tu fe; créele a
Dios, créele a Su Palabra y declárale al diablo, en su misma carota, que tú
eres lo más valioso(a) que Dios tiene en esta tierra: un(a) Hijo(a) de Dios
Nacido(a) de Nuevo.
Muéstrale a ese mentiroso que
Dios mismo a declarado en Su Palabra (1 P 1.23) que tú Naciste de Nuevo no de
simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios
que vive y permanece para siempre.
Hazle saber que tú has sido
establecido(a) por el dueño y Señor del universo como colaborador(a) Suyo(a)
para reinar en esta vida y sobre de esta tierra.
Recuérdale en sus narices que la
Sangre de Cristo Jesús es el precio con el cual fuiste comprado(a) y
establecido(a) como Hijo(a) del Reino.
Forjad espadas de vuestros
azadones, lanzas de vuestras hoces; diga el débil: Fuerte soy (Jo 3.10).
No permitas
que Satanás use las circunstancias adversas para hacerte sentir débil,
enfermo(a) o fracasado(a), pues, al fin y al cabo, por la Palabra de Dios,
sabes que sabes que de toda aflicción saldrás más que vencedor(a) por medio de
Aquel que te amó, Cristo Jesús.
Así que, pase lo que pase y
suceda lo que suceda, toma la espada del Espíritu que es la Palabra de Dios y
declárate a ti mismo(a), fuerte y pleno(a) en Cristo Jesús.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, en este
momento quiero honrarte aceptando y recibiendo esa preciosa identidad que me
has dado como Hijo(a) Tuyo(a). Creo y por lo tanto declaro que soy lo(a) más
valioso(a) que tienes sobre la tierra. He conocido y creído el Amor que Tú, oh
Dios, tienes por mí. No voy a permitir que el espíritu de temor y duda me haga
soltar lo que con tanto Amor pagaste por mí en esa cruz: el saber y creer que
en verdad soy un(a) Hija(o) del único Dios vivo y verdadero. Por tanto, nada ni
nadie me puede vencer; nada ni nadie me puede separar de Tu Amor que es en
Cristo Jesús mi Señor. Contigo ya he vencido al mundo. ¡Soy sano(a)! ¡Soy
libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! Pues yo en Ti confío. Gracias Señor Jesús,
te amo con todo mi corazón. Amén.
*Ricardo
C. Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Julio
15 1 Co 3 / 1 R 15.33-16.34
/ Jo 3
yo pienso al respecto, que en jesus somos mas que vencedores y nadie nos podra hacer frente amen.
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