¡SÍ
existe algo que el Único Todopoderoso Dios NO puede hacer!
¡Dios
no puede mentir!
Por Riqui Ricón*
Entonces el ángel de Jehová
dijo a Elías: Desciende con él; no tengas miedo de él. Y él se levantó, y
descendió con él al rey. Y le dijo: Así ha dicho Jehová: Por cuanto enviaste
mensajeros a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón, ¿no hay Dios en Israel para
consultar en su palabra? No te levantarás, por tanto, del lecho en que estás,
sino que de cierto morirás. Y murió conforme a la palabra de Jehová, que había
hablado Elías (2 R 1.15-17).
En este episodio en la vida del pueblo
de Israel, como en muchos otros, la Biblia te hace notar como algunas personas
a pesar de conocer de Dios y saber de Su Poder, ¡no creían a Su Palabra!
Aquí tenemos al rey Ocozías quien, al
ser confrontado por la Palabra de Dios, no se arrepintió, ni buscó a Dios. ¿Por
qué las personas actúan así? Porque, aunque creen en Dios, no le creen a Dios,
esto es, porque no creen a Su Palabra.
¿Todavía hay alguno entre
ustedes que piensa que basta con tener fe? ¿Fe en qué? ¿En que hay un solo
Dios? ¡Hasta los demonios, lo creen y tiemblan de espanto! ¡Tonto!
¿Cuándo vas a acabar de aprender que de nada sirve “creer” si uno no hace lo
que Dios quiere? La fe que no se plasma en buenas obras no es fe verdadera (Sgo 2.19.20 BAD).
Te preguntarás, ¿entonces creer en Dios
no es suficiente? Así es mi Amado(a), creer en Dios NO es suficiente. Creer en
Dios apenas y te coloca al mismo nivel que los demonios y aún así ellos tiemblan.
Lo único que puede ser suficiente para realizar una Vida Plena y Abundante es
que le creas a Dios, creyendo Su Palabra. Sólo esta clase de fe te hace actuar
en obediencia a lo que sea que Él te esté pidiendo que hagas.
Pero sin fe es imposible
agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le
hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).
Sin fe, sin creerle a Dios, creyendo Su Palabra,
tú no puedes agradar a Dios. Cuando te acercas a Dios no sólo debes creer que
Él existe, sino creer que en Verdad Él es Dios y, por lo tanto, todo lo que Él
dice es Verdad y se cumple. Dios tiene Palabra de Honor y Él honra a los que
sinceramente le buscan.
Es, pues, la fe la certeza de
lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (He 11.1).
Pero, ¿cómo puedes estar seguro(a) de algo que no
ves y que además las personas y las circunstancias te aseguran que no sucederá;
como cuando esperas un milagro de sanidad ante un diagnóstico médico negativo
como el cáncer o la diabetes? ¿Cómo puedes tener la certeza de algo que estás
esperando cuando todo a tu alrededor te indica que no pasará; como la
restauración de tu matrimonio o ser libre de deudas?
¿QUÉ ES FE? Fe es la plena
certeza de que lo que esperamos ha de llegar. Es el convencimiento absoluto de
que hemos de alcanzar lo que ni siquiera vislumbramos (He 11.1 BAD):
Esta certeza, esta seguridad, sólo puede provenir
de una fuente: La Biblia, que es la Palabra de Dios. Esto es así, ya que
sabemos que Dios no puede mentir, pues lo que lo hace Omnipotente es que,
precisamente, todo, absolutamente todo, lo que sale de Su boca se cumple. La
Palabra de Dios tiene en sí todo el
Poder de Dios para hacerse cumplir a si misma.
Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra
de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía (He 11.3).
Dios creó todo el universo (lo
visible y lo invisible), con Su Palabra. El poder de la fuerza de Dios no son
Sus ángeles, ni relámpagos, sino Su Palabra. Así que, insisto, cualquier cosa
que Dios dice se cumple forzosamente.
Por esto Dios no puede mentir.
Aunque Él quisiera hacerlo no podría, pues la mentira es todo lo contrario a la
Verdad y, como ya vimos, toda Palabra que sale de la boca de Dios se cumple por
sí misma ya que es la Verdad.
Y dijo Dios: Sea la luz; y
fue la luz (Gen 1.3).
Cuando Dios dijo, sea la luz,
¡fue la luz y no otra cosa! Dios no dijo “sea la luz” y se tapó los ojos cruzando los dedos esperando
a ver qué sucedería o qué resultaría de eso; ¡No! Eso no fue así, pues sucedió
exactamente lo que Él dijo que sucedería: ¡Fue la luz!
A manera de ilustración,
imagina que el Señor quisiera jugarte una broma y se apareciera a ti en un día
domingo por la mañana diciendo: “hola, ¿no te gusta la hermosa noche de viernes
que te estoy dando?”; no podrías replicarle por haberse equivocado. Recuerda
que Él es Dios, así que, ¿qué crees tú que pasará en el momento mismo que las
palabras “hermosa noche de viernes”
salgan de Su boca? Pues a cambiar agendas y ajustar relojes porque, sin
discusión alguna, ese día dejará de ser domingo para volverse un hermoso
viernes por la noche. ¡Es Palabra de Dios! ¡Es Palabra de Honor!
Así que, puesto que la Biblia,
la Palabra de Dios, es la Verdad Eterna e Infalible, entonces la Vida no se
trata de si Dios es confiable o no,
sino, más bien, la Vida se trata de si decides tú confiar en Él o no. Tu Vida
se trata de si decides tú creer o no creer a Su Palabra.
Aunque, dado que Dios es cien por ciento confiable, sería un
tremendo error no creerle, ¿verdad?
Nunca se apartará de tu boca
este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que
guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces
harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).
Recuerda que esta es Palabra de Dios. Esta es
Palabra de Honor. Y puesto que Dios lo dice así, entonces aquí está el secreto,
la única forma en que puedes hacer prosperar tu camino y que todo te salga
bien: ¡Haz de la lectura y meditación de la Biblia la norma máxima de tu
existencia!
Jehová de los ejércitos,
Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
¿Entonces? ¿Cómo puedes tener la certeza de
aquello que estás esperando, cómo puedes estar convencido(a) de cosas que aún
no ves? ¡Sencillísimo! Sólo tienes que encontrar en la Biblia, que es la
Palabra de Honor de Dios, alguna de las promesas que Él te hace tocante a tu
necesidad y hacerla valer para ti mismo(a).
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él
cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el
mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Puedes hacer valer para ti mismo(a) cualquier
promesa que hay en la Biblia, como el derecho que ahora tienes a la Vida Eterna
porque sabes que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes
que perderte a ti.
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre
celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso
es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a
Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD)
Puedes hacer valer para ti mismo(a) cualquier
promesa que hay en la Biblia porque sabes que eres un(a) Hijo(a) legítimo y
amado de Dios, tu Padre.
Así que, si tienes una Promesa de tu Padre tocante
a cualquier necesidad, entonces puedes estar cien por ciento seguro(a) que todo
saldrá bien,
Por tercera vez el rey envió a
un oficial con otros cincuenta soldados. Cuando éste llegó hasta donde estaba
Elías, se puso de rodillas delante de él y le imploró: —Hombre de Dios, le
ruego que respete mi vida y la de estos cincuenta servidores suyos. Sé bien que cayó fuego del cielo y consumió a los
dos primeros oficiales y a sus soldados. Por eso le pido ahora que respete mi
vida (2 R 1-13-14 NVI).
La actitud del tercer capitán de
cincuenta fue muy diferente a la del rey Ocozías. Sabía y creía que podía morir
junto con sus cincuenta hombres. Por eso actuó con justicia al acercarse
humilde y prudentemente al profeta Elías pidiendo misericordia. Reconocer y creer
que el profeta en Verdad era Hombre de Dios y que Dios respalda Su Palabra en
él, le salvó la vida a él y a sus cincuenta. Lo cual no sucedió con el rey de
Israel.
Entonces la mujer dijo a
Elías: Ahora conozco que tú eres varón
de Dios, y que la palabra de Jehová es
verdad en tu boca (1 R 17.24).
Así que, existe algo que el Único y
Todopoderoso Dios NO puede hacer, y eso es mentir.
Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
¡Si puedes creer, pues al que le cree a
Dios creyendo Su Palabra TODO le es posible!
Oremos en voz audible:
Amado
Padre celestial, que hermoso es saber que puedo confiar total y absolutamente
en Tu Palabra, la Biblia. Gracias Señor porque lámpara es a mis píes Tu Palabra
y luz en mi camino. Gracias por Jesús, por Su Amor y por el cumplimiento de Tu
Palabra en Su Vida para mi Redención y Salvación. ¡Bendito Tu Nombre y bendito
Tú, mi Señor Jesús! Por lo que Tú hiciste por mí en la cruz ahora yo puedo
vivir en paz, victoria y libertad. ¡Tú pagaste el precio por mí! Gracias,
muchas gracias. No voy a temer. No tengo nada por qué temer, Tú eres mi Padre,
Dios, Rey y Salvador. ¡Gracias por Tu Sangre! ¡Gracias por el Nuevo Pacto!
¡Gracias por Tu Palabra de Honor! Por el gran Amor con que me has amado ahora
yo soy Tu Hijo(a) y yo en Ti confío. Tú dices en Tu Palabra que dichosos son el
hombre y la mujer que en Ti confían. ¡Soy dichoso(a)! Pues sin importar las
circunstancias que hoy enfrento, Tú, mi Dios, cumplirás Tu propósito en mí y
saldré adelante más que vencedor(a). Pues aunque ande en valle de sombra y de
muerte, Tú estás conmigo y, ¿qué puedo decir a esto? Si Dios es conmigo, ¿quién
contra mí? Gracias, Señor Jesús, por lo que Tú hiciste por Amor a mí al morir
en esa cruz, ahora yo tengo la Vida Eterna de un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a)
de Nuevo y puedo ser constante, alegre y persistente al esperar en Tu Palabra.
El cielo y la tierra pasarán, más Tu Palabra no pasará. Así que, está es la
confianza que tengo en Ti, que si Te pido alguna cosa conforme a Tu Voluntad,
conforme a Tu Palabra, sé que Tú me oyes, y si sé que Tú me oyes, también sé
que tengo todo lo que Te he pedido. Por lo tanto, resisto al espíritu de temor,
duda, pobreza y enfermedad, creyendo y recibiendo lo que Tú, mi Señor y
Salvador, Jesucristo, pagaste para mí. ¡Soy sano(a) y libre de toda enfermedad
y dolencia! ¡Soy libre del temor, la ansiedad y la duda! Pues no he recibido el
espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que he recibido el
espíritu de adopción y hoy clamo, ¡Abba, Padre! Declaro mi libertad y
prosperidad financiera. Recibo el Amor, gozo y paz que Tú, Espíritu Santo, has
puesto en mí para vivir una vida plena y abundante. En el nombre de Jesús. Amén
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación
con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda
tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que
viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he
sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto
tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la
última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque
quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente
Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta
simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido
trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo!
¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré
solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Tres Recomendaciones:
Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador
de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya
no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la
muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios
Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano
Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:
1.
Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate
un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él.
Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.
2.
Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La
Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla.
¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el
programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas
correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A
Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el
programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.
3.
En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una
iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las
Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2020
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Julio 22 1 Co 9 / 2 R 1-2
/ Am 7
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Julio 22 1 Co 9 / 2 R 1-2
/ Am 7
1 Corintios 9
Los derechos de un apóstol
9
1¿No soy apóstol? ¿No soy libre? ¿No he visto a Jesús el Señor nuestro? ¿No
sois vosotros mi obra en el Señor? 2Si para otros no soy apóstol, para vosotros ciertamente lo soy; porque el
sello de mi apostolado sois vosotros en el Señor.
3Contra los que me acusan, esta es mi defensa: 4¿Acaso no tenemos derecho de comer y beber? 5¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por
mujer como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas? 6¿O sólo yo y Bernabé no tenemos derecho de no trabajar? 7¿Quién fue jamás soldado a sus propias expensas? ¿Quién
planta viña y no come de su fruto? ¿O quién apacienta el rebaño y no toma de la
leche del rebaño?
8¿Digo esto sólo como hombre? ¿No dice esto también la ley? 9Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal
al buey que trilla.a ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes, 10o lo dice enteramente por nosotros? Pues por nosotros se
escribió; porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con
esperanza de recibir del fruto. 11Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa si
segáremos de vosotros lo material?b 12Si otros participan de este derecho sobre vosotros,
¿cuánto más nosotros?
Pero no hemos usado de este derecho, sino que lo
soportamos todo, por no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo. 13¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas,
comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan?c 14Así también ordenó el Señor a los que anuncian el
evangelio, que vivan del evangelio.d
15Pero yo de nada de esto me he aprovechado, ni tampoco he escrito esto para
que se haga así conmigo; porque prefiero morir, antes que nadie desvanezca esta
mi gloria. 16Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme;
porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!
17Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de
mala voluntad, la comisión me ha sido encomendada. 18¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio,
presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de mi derecho en
el evangelio. 19Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de
todos para ganar a mayor número. 20Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que
están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la
ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; 21a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no
estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que
están sin ley. 22Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los
débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos. 23Y esto hago por causa del evangelio, para hacerme
copartícipe de él.
24¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero
uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. 25Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la
verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. 26Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura;
de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, 27sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no
sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.[1]
2
Reyes 1-2
Muerte de Ocozías
1
1Después de la muerte de Acab, se rebeló Moab contra Israel.
2Y Ocozías cayó por la ventana de una sala de la casa que tenía en Samaria;
y estando enfermo, envió mensajeros, y les dijo: Id y consultad a Baal-zebub
dios de Ecrón, si he de sanar de esta mi enfermedad. 3Entonces el ángel de Jehová habló a Elías tisbita, diciendo:
Levántate, y sube a encontrarte con los mensajeros del rey de Samaria, y diles:
¿No hay Dios en Israel, que vais a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón? 4Por tanto, así ha dicho Jehová: Del lecho en que estás no
te levantarás, sino que ciertamente morirás. Y Elías se fue.
5Cuando los mensajeros se volvieron al rey, él les dijo: ¿Por qué os habéis
vuelto? 6Ellos le respondieron: Encontramos a un varón que nos
dijo: Id, y volveos al rey que os envió, y decidle: Así ha dicho Jehová: ¿No
hay Dios en Israel, que tú envías a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón? Por
tanto, del lecho en que estás no te levantarás; de cierto morirás. 7Entonces él les dijo: ¿Cómo era aquel varón que
encontrasteis, y os dijo tales palabras? 8Y ellos le respondieron: Un varón que tenía vestido de
pelo, y ceñía sus lomos con un cinturón de cuero.a Entonces él dijo: Es Elías tisbita.
9Luego envió a él un capitán de cincuenta con sus cincuenta, el cual subió a
donde él estaba; y he aquí que él estaba sentado en la cumbre del monte. Y el
capitán le dijo: Varón de Dios, el rey ha dicho que desciendas. 10Y Elías respondió y dijo al capitán de cincuenta: Si yo
soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta.b Y descendió fuego del cielo, que lo
consumió a él y a sus cincuenta.
11Volvió el rey a enviar a él otro capitán de cincuenta con sus cincuenta; y
le habló y dijo: Varón de Dios, el rey ha dicho así: Desciende pronto. 12Y le respondió Elías y dijo: Si yo soy varón de Dios,
descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta.c Y descendió fuego del cielo, y lo
consumió a él y a sus cincuenta.
13Volvió a enviar al tercer capitán de cincuenta con sus cincuenta; y
subiendo aquel tercer capitán de cincuenta, se puso de rodillas delante de
Elías y le rogó, diciendo: Varón de Dios, te ruego que sea de valor delante de
tus ojos mi vida, y la vida de estos tus cincuenta siervos. 14He aquí ha descendido fuego del cielo, y ha consumido a
los dos primeros capitanes de cincuenta con sus cincuenta; sea estimada ahora
mi vida delante de tus ojos. 15Entonces el ángel de Jehová dijo a Elías: Desciende con él; no tengas miedo
de él. Y él se levantó, y descendió con él al rey. 16Y le dijo: Así ha dicho Jehová: Por cuanto enviaste
mensajeros a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón, ¿no hay Dios en Israel para
consultar en su palabra? No te levantarás, por tanto, del lecho en que estás,
sino que de cierto morirás.
17Y murió conforme a la palabra de Jehová, que había hablado Elías. Reinó en
su lugar Joram, en el segundo año de Joram hijo de Josafat, rey de Judá; porque
Ocozías no tenía hijo. 18Los demás hechos de Ocozías, ¿no están escritos en el libro de las crónicas
de los reyes de Israel?
Eliseo sucede a Elías
2
1Aconteció que cuando quiso Jehová alzar a Elías en un torbellino al cielo,
Elías venía con Eliseo de Gilgal. 2Y dijo Elías a Eliseo: Quédate ahora aquí, porque Jehová me ha enviado a
Bet-el. Y Eliseo dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Descendieron,
pues, a Bet-el. 3Y saliendo a Eliseo los hijos de los
profetas que estaban en Bet-el, le dijeron: ¿Sabes que Jehová te quitará hoy a
tu señor de sobre ti? Y él dijo: Sí, yo lo sé; callad.
4Y Elías le volvió a decir: Eliseo, quédate aquí ahora, porque Jehová me ha
enviado a Jericó. Y él dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré.
Vinieron, pues, a Jericó. 5Y se acercaron a Eliseo los hijos de los profetas que estaban en Jericó, y
le dijeron: ¿Sabes que Jehová te quitará hoy a tu señor de sobre ti? El
respondió: Sí, yo lo sé; callad.
6Y Elías le dijo: Te ruego que te quedes aquí, porque Jehová me ha enviado
al Jordán. Y él dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Fueron,
pues, ambos. 7Y vinieron cincuenta varones de los hijos de los
profetas, y se pararon delante a lo lejos; y ellos dos se pararon junto al
Jordán. 8Tomando entonces Elías su manto, lo dobló, y golpeó las
aguas, las cuales se apartaron a uno y a otro lado, y pasaron ambos por lo
seco.
9Cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo: Pide lo que quieras que haga por
ti, antes que yo sea quitado de ti. Y dijo Eliseo: Te ruego que una doble
porcióna de tu espíritu sea sobre mí. 10El le dijo: Cosa difícil has pedido. Si me vieres cuando
fuere quitado de ti, te será hecho así; mas si no, no.
11Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con
caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino. 12Viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de
Israel y su gente de a caballo!b Y nunca más le vio; y tomando sus
vestidos, los rompió en dos partes. 13Alzó luego el manto de Elías que se le había caído, y volvió, y se paró a
la orilla del Jordán. 14Y tomando el manto de Elías que se le había caído, golpeó las aguas, y
dijo: ¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías? Y así que hubo golpeado del mismo
modo las aguas, se apartaron a uno y a otro lado, y pasó Eliseo.
15Viéndole los hijos de los profetas que estaban en Jericó al otro lado,
dijeron: El espíritu de Elías reposó sobre Eliseo. Y vinieron a recibirle, y se
postraron delante de él. 16Y dijeron: He aquí hay con tus siervos cincuenta varones fuertes; vayan
ahora y busquen a tu señor; quizá lo ha levantado el Espíritu de Jehová, y lo
ha echado en algún monte o en algún valle. Y él les dijo: No enviéis. 17Mas ellos le importunaron, hasta que avergonzándose dijo:
Enviad. Entonces ellos enviaron cincuenta hombres, los cuales lo buscaron tres
días, mas no lo hallaron. 18Y cuando volvieron a Eliseo, que se había quedado en Jericó, él les dijo:
¿No os dije yo que no fueseis?
19Y los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo: He aquí, el lugar en donde
está colocada esta ciudad es bueno, como mi señor ve; mas las aguas son malas,
y la tierra es estéril. 20Entonces él dijo: Traedme una vasija nueva, y poned en ella sal. Y se la
trajeron. 21Y saliendo él a los manantiales de las aguas, echó dentro
la sal, y dijo: Así ha dicho Jehová: Yo sané estas aguas, y no habrá más en
ellas muerte ni enfermedad. 22Y fueron sanas las aguas hasta hoy, conforme a la palabra que habló Eliseo.
23Después subió de allí a Bet-el; y subiendo por el camino, salieron unos
muchachos de la ciudad, y se burlaban de él, diciendo: ¡Calvo, sube! ¡calvo,
sube! 24Y mirando él atrás, los vio, y los maldijo en el nombre
de Jehová. Y salieron dos osos del monte, y despedazaron de ellos a cuarenta y
dos muchachos. 25De allí fue al monte Carmelo, y de allí volvió a Samaria.[2]
Amos 7
Tres visiones de destrucción
7
1Así me ha mostrado Jehová el Señor: He aquí, él criaba langostas cuando
comenzaba a crecer el heno tardío; y he aquí era el heno tardío después de las
siegas del rey. 2Y aconteció que cuando acabó de comer
la hierba de la tierra, yo dije: Señor Jehová, perdona ahora; ¿quién levantará
a Jacob? porque es pequeño. 3Se arrepintió Jehová de esto: No será, dijo Jehová.
4Jehová el Señor me mostró así: He aquí, Jehová el Señor llamaba para juzgar
con fuego; y consumió un gran abismo, y consumió una parte de la tierra. 5Y dije: Señor Jehová, cesa ahora; ¿quién levantará a
Jacob? porque es pequeño. 6Se arrepintió Jehová de esto: No será esto tampoco, dijo Jehová el Señor.
7Me enseñó así: He aquí el Señor estaba sobre un muro hecho a plomo, y en su
mano una plomada de albañil. 8Jehová entonces me dijo: ¿Qué ves, Amós? Y dije: Una plomada de albañil. Y
el Señor dijo: He aquí, yo pongo plomada de albañil en medio de mi pueblo
Israel; no lo toleraré más. 9Los lugares altos de Isaac serán destruidos, y los santuarios de Israel
serán asolados, y me levantaré con espada sobre la casa de Jeroboam.
Amós y Amasías
10Entonces el sacerdote Amasías de Bet-el envió a decir a Jeroboam rey de
Israel: Amós se ha levantado contra ti en medio de la casa de Israel; la tierra
no puede sufrir todas sus palabras. 11Porque así ha dicho Amós: Jeroboam morirá a espada, e Israel será llevado
de su tierra en cautiverio. 12Y Amasías dijo a Amós: Vidente, vete, huye a tierra de Judá, y come allá tu
pan, y profetiza allá; 13y no profetices más en Bet-el, porque es santuario del rey, y capital del
reino.
14Entonces respondió Amós, y dijo a Amasías: No soy profeta, ni soy hijo de
profeta, sino que soy boyero, y recojo higos silvestres. 15Y Jehová me tomó de detrás del ganado, y me dijo: Ve y
profetiza a mi pueblo Israel. 16Ahora, pues, oye palabra de Jehová. Tú dices: No profetices contra Israel,
ni hables contra la casa de Isaac. 17Por tanto, así ha dicho Jehová: Tu mujer será ramera en medio de la ciudad,
y tus hijos y tus hijas caerán a espada, y tu tierra será repartida por
suertes; y tú morirás en tierra inmunda, e Israel será llevado cautivo lejos de
su tierra.[3]
a
a a 9.9: Dt. 25.4.
b
b b 9.11: Ro. 15.27.
c
c c 9.13: Dt. 18.1.
d
d d 9.14: Mt. 10.10; Lc. 10.7.
[1]
Reina Valera Revisada
(1960). 1998 (1 Co 8.13-9.27). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
a
a a 1.8: Mt. 3.4; Mr. 1.6.
b
b b 1.10: Lc. 9.54.
c
c c 1.12: Lc. 9.54.
a
a a 2.9: Dt. 21.17.
b
b b 2.12: 2 R. 13.14.
[2]
Reina Valera Revisada
(1960). 1998 (1 Re 22.53-2 Re 2.25). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
[3]
Reina Valera Revisada
(1960). 1998 (Am 6.14-7.17). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Julio 22 1 Co 9 / 2 R 1-2
/ Am 7
1 Corintios 9
Los derechos de un apóstol
9
1¿No soy apóstol? ¿No soy libre? ¿No he visto a Jesús el Señor nuestro? ¿No
sois vosotros mi obra en el Señor? 2Si para otros no soy apóstol, para vosotros ciertamente lo soy; porque el
sello de mi apostolado sois vosotros en el Señor.
3Contra los que me acusan, esta es mi defensa: 4¿Acaso no tenemos derecho de comer y beber? 5¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por
mujer como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas? 6¿O sólo yo y Bernabé no tenemos derecho de no trabajar? 7¿Quién fue jamás soldado a sus propias expensas? ¿Quién
planta viña y no come de su fruto? ¿O quién apacienta el rebaño y no toma de la
leche del rebaño?
8¿Digo esto sólo como hombre? ¿No dice esto también la ley? 9Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal
al buey que trilla.a ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes, 10o lo dice enteramente por nosotros? Pues por nosotros se
escribió; porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con
esperanza de recibir del fruto. 11Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa si
segáremos de vosotros lo material?b 12Si otros participan de este derecho sobre vosotros,
¿cuánto más nosotros?
Pero no hemos usado de este derecho, sino que lo
soportamos todo, por no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo. 13¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas,
comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan?c 14Así también ordenó el Señor a los que anuncian el
evangelio, que vivan del evangelio.d
15Pero yo de nada de esto me he aprovechado, ni tampoco he escrito esto para
que se haga así conmigo; porque prefiero morir, antes que nadie desvanezca esta
mi gloria. 16Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme;
porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!
17Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de
mala voluntad, la comisión me ha sido encomendada. 18¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio,
presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de mi derecho en
el evangelio. 19Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de
todos para ganar a mayor número. 20Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que
están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la
ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; 21a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no
estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que
están sin ley. 22Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los
débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos. 23Y esto hago por causa del evangelio, para hacerme
copartícipe de él.
24¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero
uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. 25Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la
verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. 26Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura;
de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, 27sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no
sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.[1]
2
Reyes 1-2
Muerte de Ocozías
1
1Después de la muerte de Acab, se rebeló Moab contra Israel.
2Y Ocozías cayó por la ventana de una sala de la casa que tenía en Samaria;
y estando enfermo, envió mensajeros, y les dijo: Id y consultad a Baal-zebub
dios de Ecrón, si he de sanar de esta mi enfermedad. 3Entonces el ángel de Jehová habló a Elías tisbita, diciendo:
Levántate, y sube a encontrarte con los mensajeros del rey de Samaria, y diles:
¿No hay Dios en Israel, que vais a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón? 4Por tanto, así ha dicho Jehová: Del lecho en que estás no
te levantarás, sino que ciertamente morirás. Y Elías se fue.
5Cuando los mensajeros se volvieron al rey, él les dijo: ¿Por qué os habéis
vuelto? 6Ellos le respondieron: Encontramos a un varón que nos
dijo: Id, y volveos al rey que os envió, y decidle: Así ha dicho Jehová: ¿No
hay Dios en Israel, que tú envías a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón? Por
tanto, del lecho en que estás no te levantarás; de cierto morirás. 7Entonces él les dijo: ¿Cómo era aquel varón que
encontrasteis, y os dijo tales palabras? 8Y ellos le respondieron: Un varón que tenía vestido de
pelo, y ceñía sus lomos con un cinturón de cuero.a Entonces él dijo: Es Elías tisbita.
9Luego envió a él un capitán de cincuenta con sus cincuenta, el cual subió a
donde él estaba; y he aquí que él estaba sentado en la cumbre del monte. Y el
capitán le dijo: Varón de Dios, el rey ha dicho que desciendas. 10Y Elías respondió y dijo al capitán de cincuenta: Si yo
soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta.b Y descendió fuego del cielo, que lo
consumió a él y a sus cincuenta.
11Volvió el rey a enviar a él otro capitán de cincuenta con sus cincuenta; y
le habló y dijo: Varón de Dios, el rey ha dicho así: Desciende pronto. 12Y le respondió Elías y dijo: Si yo soy varón de Dios,
descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta.c Y descendió fuego del cielo, y lo
consumió a él y a sus cincuenta.
13Volvió a enviar al tercer capitán de cincuenta con sus cincuenta; y
subiendo aquel tercer capitán de cincuenta, se puso de rodillas delante de
Elías y le rogó, diciendo: Varón de Dios, te ruego que sea de valor delante de
tus ojos mi vida, y la vida de estos tus cincuenta siervos. 14He aquí ha descendido fuego del cielo, y ha consumido a
los dos primeros capitanes de cincuenta con sus cincuenta; sea estimada ahora
mi vida delante de tus ojos. 15Entonces el ángel de Jehová dijo a Elías: Desciende con él; no tengas miedo
de él. Y él se levantó, y descendió con él al rey. 16Y le dijo: Así ha dicho Jehová: Por cuanto enviaste
mensajeros a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón, ¿no hay Dios en Israel para
consultar en su palabra? No te levantarás, por tanto, del lecho en que estás,
sino que de cierto morirás.
17Y murió conforme a la palabra de Jehová, que había hablado Elías. Reinó en
su lugar Joram, en el segundo año de Joram hijo de Josafat, rey de Judá; porque
Ocozías no tenía hijo. 18Los demás hechos de Ocozías, ¿no están escritos en el libro de las crónicas
de los reyes de Israel?
Eliseo sucede a Elías
2
1Aconteció que cuando quiso Jehová alzar a Elías en un torbellino al cielo,
Elías venía con Eliseo de Gilgal. 2Y dijo Elías a Eliseo: Quédate ahora aquí, porque Jehová me ha enviado a
Bet-el. Y Eliseo dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Descendieron,
pues, a Bet-el. 3Y saliendo a Eliseo los hijos de los
profetas que estaban en Bet-el, le dijeron: ¿Sabes que Jehová te quitará hoy a
tu señor de sobre ti? Y él dijo: Sí, yo lo sé; callad.
4Y Elías le volvió a decir: Eliseo, quédate aquí ahora, porque Jehová me ha
enviado a Jericó. Y él dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré.
Vinieron, pues, a Jericó. 5Y se acercaron a Eliseo los hijos de los profetas que estaban en Jericó, y
le dijeron: ¿Sabes que Jehová te quitará hoy a tu señor de sobre ti? El
respondió: Sí, yo lo sé; callad.
6Y Elías le dijo: Te ruego que te quedes aquí, porque Jehová me ha enviado
al Jordán. Y él dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Fueron,
pues, ambos. 7Y vinieron cincuenta varones de los hijos de los
profetas, y se pararon delante a lo lejos; y ellos dos se pararon junto al
Jordán. 8Tomando entonces Elías su manto, lo dobló, y golpeó las
aguas, las cuales se apartaron a uno y a otro lado, y pasaron ambos por lo
seco.
9Cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo: Pide lo que quieras que haga por
ti, antes que yo sea quitado de ti. Y dijo Eliseo: Te ruego que una doble
porcióna de tu espíritu sea sobre mí. 10El le dijo: Cosa difícil has pedido. Si me vieres cuando
fuere quitado de ti, te será hecho así; mas si no, no.
11Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con
caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino. 12Viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de
Israel y su gente de a caballo!b Y nunca más le vio; y tomando sus
vestidos, los rompió en dos partes. 13Alzó luego el manto de Elías que se le había caído, y volvió, y se paró a
la orilla del Jordán. 14Y tomando el manto de Elías que se le había caído, golpeó las aguas, y
dijo: ¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías? Y así que hubo golpeado del mismo
modo las aguas, se apartaron a uno y a otro lado, y pasó Eliseo.
15Viéndole los hijos de los profetas que estaban en Jericó al otro lado,
dijeron: El espíritu de Elías reposó sobre Eliseo. Y vinieron a recibirle, y se
postraron delante de él. 16Y dijeron: He aquí hay con tus siervos cincuenta varones fuertes; vayan
ahora y busquen a tu señor; quizá lo ha levantado el Espíritu de Jehová, y lo
ha echado en algún monte o en algún valle. Y él les dijo: No enviéis. 17Mas ellos le importunaron, hasta que avergonzándose dijo:
Enviad. Entonces ellos enviaron cincuenta hombres, los cuales lo buscaron tres
días, mas no lo hallaron. 18Y cuando volvieron a Eliseo, que se había quedado en Jericó, él les dijo:
¿No os dije yo que no fueseis?
19Y los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo: He aquí, el lugar en donde
está colocada esta ciudad es bueno, como mi señor ve; mas las aguas son malas,
y la tierra es estéril. 20Entonces él dijo: Traedme una vasija nueva, y poned en ella sal. Y se la
trajeron. 21Y saliendo él a los manantiales de las aguas, echó dentro
la sal, y dijo: Así ha dicho Jehová: Yo sané estas aguas, y no habrá más en
ellas muerte ni enfermedad. 22Y fueron sanas las aguas hasta hoy, conforme a la palabra que habló Eliseo.
23Después subió de allí a Bet-el; y subiendo por el camino, salieron unos
muchachos de la ciudad, y se burlaban de él, diciendo: ¡Calvo, sube! ¡calvo,
sube! 24Y mirando él atrás, los vio, y los maldijo en el nombre
de Jehová. Y salieron dos osos del monte, y despedazaron de ellos a cuarenta y
dos muchachos. 25De allí fue al monte Carmelo, y de allí volvió a Samaria.[2]
Amos 7
Tres visiones de destrucción
7
1Así me ha mostrado Jehová el Señor: He aquí, él criaba langostas cuando
comenzaba a crecer el heno tardío; y he aquí era el heno tardío después de las
siegas del rey. 2Y aconteció que cuando acabó de comer
la hierba de la tierra, yo dije: Señor Jehová, perdona ahora; ¿quién levantará
a Jacob? porque es pequeño. 3Se arrepintió Jehová de esto: No será, dijo Jehová.
4Jehová el Señor me mostró así: He aquí, Jehová el Señor llamaba para juzgar
con fuego; y consumió un gran abismo, y consumió una parte de la tierra. 5Y dije: Señor Jehová, cesa ahora; ¿quién levantará a
Jacob? porque es pequeño. 6Se arrepintió Jehová de esto: No será esto tampoco, dijo Jehová el Señor.
7Me enseñó así: He aquí el Señor estaba sobre un muro hecho a plomo, y en su
mano una plomada de albañil. 8Jehová entonces me dijo: ¿Qué ves, Amós? Y dije: Una plomada de albañil. Y
el Señor dijo: He aquí, yo pongo plomada de albañil en medio de mi pueblo
Israel; no lo toleraré más. 9Los lugares altos de Isaac serán destruidos, y los santuarios de Israel
serán asolados, y me levantaré con espada sobre la casa de Jeroboam.
Amós y Amasías
10Entonces el sacerdote Amasías de Bet-el envió a decir a Jeroboam rey de
Israel: Amós se ha levantado contra ti en medio de la casa de Israel; la tierra
no puede sufrir todas sus palabras. 11Porque así ha dicho Amós: Jeroboam morirá a espada, e Israel será llevado
de su tierra en cautiverio. 12Y Amasías dijo a Amós: Vidente, vete, huye a tierra de Judá, y come allá tu
pan, y profetiza allá; 13y no profetices más en Bet-el, porque es santuario del rey, y capital del
reino.
14Entonces respondió Amós, y dijo a Amasías: No soy profeta, ni soy hijo de
profeta, sino que soy boyero, y recojo higos silvestres. 15Y Jehová me tomó de detrás del ganado, y me dijo: Ve y
profetiza a mi pueblo Israel. 16Ahora, pues, oye palabra de Jehová. Tú dices: No profetices contra Israel,
ni hables contra la casa de Isaac. 17Por tanto, así ha dicho Jehová: Tu mujer será ramera en medio de la ciudad,
y tus hijos y tus hijas caerán a espada, y tu tierra será repartida por
suertes; y tú morirás en tierra inmunda, e Israel será llevado cautivo lejos de
su tierra.[3]
a
a a 9.9: Dt. 25.4.
b
b b 9.11: Ro. 15.27.
c
c c 9.13: Dt. 18.1.
d
d d 9.14: Mt. 10.10; Lc. 10.7.
[1]
Reina Valera Revisada
(1960). 1998 (1 Co 8.13-9.27). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
a
a a 1.8: Mt. 3.4; Mr. 1.6.
b
b b 1.10: Lc. 9.54.
c
c c 1.12: Lc. 9.54.
a
a a 2.9: Dt. 21.17.
b
b b 2.12: 2 R. 13.14.
[2]
Reina Valera Revisada
(1960). 1998 (1 Re 22.53-2 Re 2.25). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
[3]
Reina Valera Revisada
(1960). 1998 (Am 6.14-7.17). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
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