¿Qué significa la palabra INEFABLE?
¡Amor
indescriptible!
Por Riqui Ricón*
Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del
pez,
y dijo: Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me
oyó; Desde el seno del Seol clamé, Y mi voz oíste (Jon 2.1-2).
A pesar de que Jonás había reusado obedecer la Palabra de
Dios e intento huir de Su Presencia, cuando él se encontró a sí mismo en
tremenda necesidad buscó a Dios, y Dios le escuchó y respondió a su oración.
Ahora bien, si prestas atención a la oración de Jonás, no
encontrarás por ningún lado un clamor de arrepentimiento sino, más bien, una
total dependencia de la Gracia y Misericordia de Dios.
¡Jonás no habla de su pecado, ni de su conducta, sino de su
necesidad de volver a Dios!
¿No debía Dios haber ejecutado sentencia sobre ese hombre (o
mujer) rebelde a Su Palabra y haberlo borrado de la faz de la tierra en lugar
de tener misericordia de él?
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida
juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo
sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes
riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto
no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe (Efe 2.4-9).
¡Oh, el Amor de Dios! Con razón dice la Escritura: ¡Gracias a Dios por su don
inefable! (2 Co 9.15). La palabra inefable significa
inexplicable, indescriptible. Esto es, que no se puede explicar con palabras.
¡Gracias a Dios por el don de Jesucristo, que no hay palabras que puedan
describirlo! (2 Co 9.15 CST).
Jesucristo es un regalo indescriptible que Dios te ha hecho
a ti sólo por Amor, pues tu Padre celestial te ama tanto que prefirió entregar
a Su propio Hijo antes que perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su
Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga
vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo
al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Hace poco me preguntaron, ¿no murió Jesús por mis pecados? A
lo que el Espíritu Santo me guió a responder, ¡No! Jesús NO murió por tus pecados,
¡Jesús murió por ti! ¡Por Amor a ti!
No es lo pecaminoso del pecado lo que mueve la mano de Dios
a favor de tu vida sino su inefable
Amor por ti.
Exactamente como en el caso de Jonás, ¿Cómo podrías explicar
que a pesar de cómo has sido, que a pesar de cómo has llevado tu vida, Dios te ama
tanto que haya preferido entregar a Su propio Hijo, Jesús, para pagar todos tus
pecados, antes que perderte a ti?
Por más que lo pienses verás que es inexplicable y
terminarás por estar de acuerdo conmigo, ¡Oh, el Amor de Dios!
Puede ser que muchas veces hayas experimentado la crítica de
otras personas que señalan tu actitud hacia Dios como incorrecta, o de
pecador(a) o mediocre; con esto, la intención de tu adversario, el diablo, es
inducirte a la condenación y que te olvides de la actitud que Dios tiene para
contigo. ¡Él te ama! ¡La Biblia lo dice así!
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos
llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce,
porque no le conoció a él (1 Jn 3.1).
La versión Palabra de Dios para Todos lo expresa así: Miren lo grande que es el amor que el Padre nos ha mostrado, ¡hasta
llega a hacer posible que seamos llamados hijos de Dios! Y eso es lo que de verdad somos. Por eso la gente del mundo
no nos conoce, pues el mundo no conoce a Dios.
Y en la Biblia Peshita leemos, Miren cuán grande es el amor del Padre por nosotros, que nos llamó y nos ha hecho hijos. Por eso el mundo no nos conoce, porque a Él
tampoco lo conoce.
La Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, dice clara
y reiteradamente, en el capítulo 4 de 1ª de Juan, que Dios es Amor. Luego
leemos en 1ª de Corintios capítulo 13 acerca de las características de ese
Amor:
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia,
el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no
guarda rencor; no se goza de la injusticia,
mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo
soporta. El amor nunca deja de ser (ver 4-8a).
Así que, en cuanto a ti respecta, El amor [Dios] es sufrido [paciente, constante, persistente], [Dios] es benigno; el amor [Dios] no tiene envidia, el amor [Dios] no es jactancioso, [Dios] no se envanece; [Dios] no hace nada indebido, [Dios] no busca lo suyo, [Dios] no se irrita, [Dios] no guarda rencor; [Dios] no se goza de la injusticia,
mas se goza de la verdad. [Dios] Todo lo sufre, [Dios] todo lo cree, [Dios] todo lo espera, [Dios] todo lo soporta. El amor [Dios] nunca deja de ser.
Es por esto y no por lo que hayas hecho o dejado de hacer
que Dios responderá tus oraciones cada vez que vuelvas tu rostro y corazón
hacia Él.
El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo
entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que
justifica.
¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió;
más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el
que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o
angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el
tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por
medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida,
ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada
nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 8.32-49).
¿Te das cuenta? ¡Dios no puede negarse a Sí mismo! ¡Él lo
afirma en Su Palabra y esa es la verdad! ¡Él es Dios! ¡Él es tu Padre y te ama
con Amor inefable!
Oremos con voz audible.
Precioso Padre celestial, ¡cómo explicar Tu Amor! ¡Cómo
agradecerlo! Hoy quiero decirte que yo también te amo con todo mi corazón. Que
Tú, Jesucristo, eres mi Señor, Rey y Salvador. Que creo Tu Palabra, la Biblia,
que me enseña cuánto me amas y que me enseña quien soy yo ahora, gracias a
Jesús. ¡Un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo! Padre, ahora sé que nada me
puede separar de Tu Amor, que es en Cristo Jesús mi Señor. Por lo tanto, me
determino a no temer sino a creer. Creer Tu Amor por mí y levantarme a pelear
la buena batalla de la fe pues yo, ______________ (tu nombre aquí) puedo echar
mano a la Vida Eterna. ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! ¡En todas las
cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquél que me ama, Jesús mi Señor!
¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy
depositario(a) del inefable Amor de Dios! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación
con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda
tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que
viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he
sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto
tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la
última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque
quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente
Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta
simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido
trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo!
¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré
solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Tres Recomendaciones:
Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y
Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de
Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del
pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora
es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas
recomendaciones:
1.
Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate
un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él.
Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.
2.
Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La
Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla.
¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el
programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes.
Este programa lo puedes obtener en: A
Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el
programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.
3.
En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una
iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las
Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2020
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Julio
27 1 Co 13 / 2 R
7.3-20 /
Jon 2
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Julio
27 1 Co 13 / 2 R
7.3-20 /
Jon 2
1
Corintios 13
La preeminencia del amor
13
1Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser
como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 2Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y
toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes,a y no tengo amor, nada soy. 3Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los
pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me
sirve.
4El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es
jactancioso, no se envanece; 5no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. 7Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo
soporta.
8El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las
lenguas, y la ciencia acabará. 9Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; 10mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte
se acabará. 11Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño,
juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. 12Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos
cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. 13Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos
tres; pero el mayor de ellos es el amor.[1]
2
Reyes 7.3-20
3Había a la
entrada de la puerta cuatro hombres leprosos, los cuales dijeron el uno al
otro: ¿Para qué nos estamos aquí hasta que muramos? 4Si tratáremos
de entrar en la ciudad, por el hambre que hay en la ciudad moriremos en ella; y
si nos quedamos aquí, también moriremos. Vamos, pues, ahora, y pasemos al
campamento de los sirios; si ellos nos dieren la vida, viviremos; y si nos
dieren la muerte, moriremos. 5Se levantaron,
pues, al anochecer, para ir al campamento de los sirios; y llegando a la
entrada del campamento de los sirios, no había allí nadie. 6Porque Jehová había hecho que en el
campamento de los sirios se oyese estruendo de carros, ruido de caballos, y
estrépito de gran ejército; y se dijeron unos a otros: He aquí, el rey de
Israel ha tomado a sueldo contra nosotros a los reyes de los heteos y a los
reyes de los egipcios, para que vengan contra nosotros. 7Y así se
levantaron y huyeron al anochecer, abandonando sus tiendas, sus caballos, sus
asnos, y el campamento como estaba; y habían huido para salvar sus vidas. 8Cuando los leprosos llegaron a la
entrada del campamento, entraron en una tienda y comieron y bebieron, y tomaron
de allí plata y oro y vestidos, y fueron y lo escondieron; y vueltos, entraron
en otra tienda, y de allí también tomaron, y fueron y lo escondieron.
9Luego se dijeron el uno al otro: No estamos haciendo bien. Hoy es día de
buena nueva, y nosotros callamos; y si esperamos hasta el amanecer, nos
alcanzará nuestra maldad. Vamos pues, ahora, entremos y demos la nueva en casa
del rey. 10Vinieron, pues, y gritaron a los guardas de la puerta de
la ciudad, y les declararon, diciendo: Nosotros fuimos al campamento de los
sirios, y he aquí que no había allí nadie, ni voz de hombre, sino caballos
atados, asnos también atados, y el campamento intacto. 11Los porteros gritaron, y lo anunciaron dentro, en el
palacio del rey. 12Y se levantó el rey de noche, y dijo a
sus siervos: Yo os declararé lo que nos han hecho los sirios. Ellos saben que
tenemos hambre, y han salido de las tiendas y se han escondido en el campo,
diciendo: Cuando hayan salido de la ciudad, los tomaremos vivos, y entraremos
en la ciudad. 13Entonces respondió uno de sus siervos y dijo: Tomen ahora
cinco de los caballos que han quedado en la ciudad (porque los que quedan acá
también perecerán como toda la multitud de Israel que ya ha perecido), y
enviemos y veamos qué hay. 14Tomaron, pues, dos caballos de un carro, y envió el rey al campamento de
los sirios, diciendo: Id y ved. 15Y ellos fueron, y los siguieron hasta el Jordán; y he aquí que todo el
camino estaba lleno de vestidos y enseres que los sirios habían arrojado por la
premura. Y volvieron los mensajeros y lo hicieron saber al rey.
16Entonces el pueblo salió, y saqueó el campamento de los sirios. Y fue
vendido un seah de flor de harina por un siclo, y dos seahs de cebada por un
siclo, conforme a la palabra de Jehová. 17Y el rey puso a la puerta a aquel príncipe sobre cuyo
brazo él se apoyaba; y lo atropelló el pueblo a la entrada, y murió, conforme a
lo que había dicho el varón de Dios, cuando el rey descendió a él. 18Aconteció, pues, de la manera que el varón de Dios había
hablado al rey, diciendo: Dos seahs de cebada por un siclo, y el seah de flor
de harina será vendido por un siclo mañana a estas horas, a la puerta de
Samaria. 19A lo cual aquel príncipe había respondido al varón de
Dios, diciendo: Si Jehová hiciese ventanas en el cielo, ¿pudiera suceder esto?
Y él dijo: He aquí tú lo verás con tus ojos, mas no comerás de ello. 20Y le sucedió así; porque el pueblo le atropelló a la
entrada, y murió.[2]
Jonás 2
Oración de Jonás
2
1Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez, 2y dijo:
Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó;
Desde el seno del Seol clamé,
Y mi voz oíste.
3 Me echaste a lo profundo, en medio de
los mares,
Y me rodeó la corriente;
Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí.
4 Entonces dije: Desechado soy de delante
de tus ojos;
Mas aún veré tu santo templo.
5 Las aguas me rodearon hasta el alma,
Rodeóme el abismo;
El alga se enredó a mi cabeza.
6 Descendí a los cimientos de los montes;
La tierra echó sus cerrojos sobre mí para siempre;
Mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios
mío.
7 Cuando mi alma desfallecía en mí, me
acordé de Jehová,
Y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo.
8 Los que siguen vanidades ilusorias,
Su misericordia abandonan.
9 Mas yo con voz de alabanza te ofreceré
sacrificios;
Pagaré lo que prometí.
La salvación es de Jehová.
10Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra.[3]
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Julio
27 1 Co 13 / 2 R
7.3-20 /
Jon 2
1
Corintios 13
La preeminencia del amor
13
1Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser
como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 2Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y
toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes,a y no tengo amor, nada soy. 3Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los
pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me
sirve.
4El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es
jactancioso, no se envanece; 5no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. 7Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo
soporta.
8El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las
lenguas, y la ciencia acabará. 9Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; 10mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte
se acabará. 11Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño,
juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. 12Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos
cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. 13Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos
tres; pero el mayor de ellos es el amor.[1]
2
Reyes 7.3-20
3Había a la
entrada de la puerta cuatro hombres leprosos, los cuales dijeron el uno al
otro: ¿Para qué nos estamos aquí hasta que muramos? 4Si tratáremos
de entrar en la ciudad, por el hambre que hay en la ciudad moriremos en ella; y
si nos quedamos aquí, también moriremos. Vamos, pues, ahora, y pasemos al
campamento de los sirios; si ellos nos dieren la vida, viviremos; y si nos
dieren la muerte, moriremos. 5Se levantaron,
pues, al anochecer, para ir al campamento de los sirios; y llegando a la
entrada del campamento de los sirios, no había allí nadie. 6Porque Jehová había hecho que en el
campamento de los sirios se oyese estruendo de carros, ruido de caballos, y
estrépito de gran ejército; y se dijeron unos a otros: He aquí, el rey de
Israel ha tomado a sueldo contra nosotros a los reyes de los heteos y a los
reyes de los egipcios, para que vengan contra nosotros. 7Y así se
levantaron y huyeron al anochecer, abandonando sus tiendas, sus caballos, sus
asnos, y el campamento como estaba; y habían huido para salvar sus vidas. 8Cuando los leprosos llegaron a la
entrada del campamento, entraron en una tienda y comieron y bebieron, y tomaron
de allí plata y oro y vestidos, y fueron y lo escondieron; y vueltos, entraron
en otra tienda, y de allí también tomaron, y fueron y lo escondieron.
9Luego se dijeron el uno al otro: No estamos haciendo bien. Hoy es día de
buena nueva, y nosotros callamos; y si esperamos hasta el amanecer, nos
alcanzará nuestra maldad. Vamos pues, ahora, entremos y demos la nueva en casa
del rey. 10Vinieron, pues, y gritaron a los guardas de la puerta de
la ciudad, y les declararon, diciendo: Nosotros fuimos al campamento de los
sirios, y he aquí que no había allí nadie, ni voz de hombre, sino caballos
atados, asnos también atados, y el campamento intacto. 11Los porteros gritaron, y lo anunciaron dentro, en el
palacio del rey. 12Y se levantó el rey de noche, y dijo a
sus siervos: Yo os declararé lo que nos han hecho los sirios. Ellos saben que
tenemos hambre, y han salido de las tiendas y se han escondido en el campo,
diciendo: Cuando hayan salido de la ciudad, los tomaremos vivos, y entraremos
en la ciudad. 13Entonces respondió uno de sus siervos y dijo: Tomen ahora
cinco de los caballos que han quedado en la ciudad (porque los que quedan acá
también perecerán como toda la multitud de Israel que ya ha perecido), y
enviemos y veamos qué hay. 14Tomaron, pues, dos caballos de un carro, y envió el rey al campamento de
los sirios, diciendo: Id y ved. 15Y ellos fueron, y los siguieron hasta el Jordán; y he aquí que todo el
camino estaba lleno de vestidos y enseres que los sirios habían arrojado por la
premura. Y volvieron los mensajeros y lo hicieron saber al rey.
16Entonces el pueblo salió, y saqueó el campamento de los sirios. Y fue
vendido un seah de flor de harina por un siclo, y dos seahs de cebada por un
siclo, conforme a la palabra de Jehová. 17Y el rey puso a la puerta a aquel príncipe sobre cuyo
brazo él se apoyaba; y lo atropelló el pueblo a la entrada, y murió, conforme a
lo que había dicho el varón de Dios, cuando el rey descendió a él. 18Aconteció, pues, de la manera que el varón de Dios había
hablado al rey, diciendo: Dos seahs de cebada por un siclo, y el seah de flor
de harina será vendido por un siclo mañana a estas horas, a la puerta de
Samaria. 19A lo cual aquel príncipe había respondido al varón de
Dios, diciendo: Si Jehová hiciese ventanas en el cielo, ¿pudiera suceder esto?
Y él dijo: He aquí tú lo verás con tus ojos, mas no comerás de ello. 20Y le sucedió así; porque el pueblo le atropelló a la
entrada, y murió.[2]
Jonás 2
Oración de Jonás
2
1Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez, 2y dijo:
Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó;
Desde el seno del Seol clamé,
Y mi voz oíste.
3 Me echaste a lo profundo, en medio de
los mares,
Y me rodeó la corriente;
Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí.
4 Entonces dije: Desechado soy de delante
de tus ojos;
Mas aún veré tu santo templo.
5 Las aguas me rodearon hasta el alma,
Rodeóme el abismo;
El alga se enredó a mi cabeza.
6 Descendí a los cimientos de los montes;
La tierra echó sus cerrojos sobre mí para siempre;
Mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios
mío.
7 Cuando mi alma desfallecía en mí, me
acordé de Jehová,
Y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo.
8 Los que siguen vanidades ilusorias,
Su misericordia abandonan.
9 Mas yo con voz de alabanza te ofreceré
sacrificios;
Pagaré lo que prometí.
La salvación es de Jehová.
10Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra.[3]
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Qué piensas al respecto?