¡Cómo conocer la Voluntad de Dios!
¡La
buena voluntad de Dios para contigo!
Por Riqui Ricón*
Con todo eso, Jehová no quiso destruir a Judá, por amor a
David su siervo, porque había prometido darle lámpara a él y a sus hijos
perpetuamente (2 R 8.19).
Desde hace años está de moda decir que los cristianos, los
Hijos de Dios Nacidos de Nuevo, no tienen una religión sino una relación con
Dios. Esto sólo puede ser verdad para aquellos que a través de la Biblia han
creído a TODA la Palabra de Dios. Los creyentes debemos, porque así está
escrito, vivir vidas plenas, siendo prósperos y saludables al caminar de la
mano de nuestro Dios y Padre, escuchando y obedeciendo lo que Él nos dice.
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino
que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo
lo que en él está escrito; porque
entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no
temas ni desmayes, porque Jehová tu
Dios estará contigo en dondequiera que vayas (Jos 1.8-9).
-Pero, pero, Riqui Ricón -me dicen-, ojalá fuera así. Mi
realidad parece ser muy diferente, me encuentro en una lucha continua,
resistiendo al pecado y las aflicciones de este mundo, buscando no fallarle a
Dios. Oro, ayuno, leo la Biblia y hasta diezmo. Sin embargo, así como que yo
tenga una vida próspera y todo me salga bien pues la verdad, no. ¡Eso quisiera!
Yo te preguntaría: ¿caminas con Jesús como lo haces con tu
mejor amigo? ¿Pasas tiempo con Él conversando y escuchando? ¿Crees sus
Palabras? ¿Lo consideras digno de confianza? ¿Le conoces tanto como para
creerle?
En el versículo con que iniciamos esta reflexión, puedes
notar una de las principales cualidades de Dios, pues 800 años antes del
episodio que se narra en Segunda de Reyes Ocho, ya les había advertido sobre
las consecuencias de entrar en una relación de Pacto con Él, para luego
invalidarla. Constantemente les envió jueces, reyes y profetas, exhortándolos a
que volviesen a Él. Sin embargo, por Amor, le hizo una promesa a David dándole
Su Palabra y, recuerda, Dios tiene Palabra de Honor, Él no puede mentir.
¡Dios es fiel y siempre cumple Su Palabra!
Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre
para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? (Núm 23.19).
El hombre cuando se arrepiente de su palabra es para su
propio provecho, ya que lo hace cuando se da cuenta que lo que dijo le va a perjudicar de alguna
manera. Sin embargo, ¡Dios no actúa así!
Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal
camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo (Jon 3.10).
Cuando Dios se ha arrepentido de algo que ha dicho siempre
ha sido en respuesta al Amor que tiene por los seres humanos. Sólo para tu
provecho y beneficio. ¡Dios es bueno!
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las
cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).
De hecho, cuando lees y meditas la
Palabra de Dios, encuentras que en la Biblia está expresada la Voluntad de Dios
para tu Vida y ésta es buena, agradable y perfecta. Dios desea que tú seas
próspero(a) en todas las cosas; Él desea que tengas buena salud y que vivas tu
Vida con gozo, paz y Amor, sabiendo que Él está contigo; que nunca te ha dejado
y nunca te dejará.
¿Se olvidará la mujer de lo que
dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide
ella, yo nunca me olvidaré de ti (Isa 49.15).
Sin importar cuáles hayan sido las
condiciones de tu Vida, Dios ha comprometido Su Palabra para nunca olvidarse de
ti.
Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la
lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y
prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado. Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás
encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de
Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas (Deu 28.12-13).
La Biblia, la Palabra de Dios, que no miente, es
indiscutiblemente clara acerca de cuál es el deseo de Dios para tu vida. Él
sólo pide de ti una cosa, que le creas, que creas que hay honor en Su Palabra.
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es
necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de
los que le buscan (He 11.6).
Así que, ante cualquier problema, enfermedad o aflicción que
estés enfrentando el día de hoy, lo mejor que puedes hacer es creerle a Dios,
creyendo Su Palabra. Cambia tu forma de pensar y tu actitud ante las
circunstancias. No pongas tu atención en los problemas y aflicciones, sino
ponla en Jesús, ponla en Sus Palabras. Haz de la Biblia la Norma máxima de tu
vida leyéndola, meditándola y utilizándola de noche y de día. La Palabra de
Dios es viva y eficaz, es espíritu y es vida, así que, permítele cambiar tus
problemas y circunstancias mientras te llena de fe.
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por
medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea
la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Ro 12.2).
Tener una relación con Dios, en lugar de una religión,
significa involucrarte afectivamente con Él, y para lograrlo es necesario que
conozcas y reconozcas quién es Él y también que conozcas y reconozcas quién,
ahora, tú eres, gracias a Él.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, cada vez comprendo más que es a
través de Tu Palabra, y no de mis acciones, que renuevo mi entendimiento. La
meditación de Tu Palabra produce en mi vida la fe que necesito para actuar
conforme y coherentemente a quien Tú, Señor, dices que ahora yo soy: un(a)
Hijo(a) Tuyo(a). Alabo y bendigo Tu Nombre por esto. Fue mediante Tu muerte y
resurrección, Jesucristo, que yo Nací de Nuevo para recibir la Vida Eterna que
con Tu Sangre compraste para mí. Es mediante Tu Palabra, la Biblia, que renuevo
el espíritu de mi entendimiento y así, sólo así, puedo despojarme del (la)
hombre (mujer) viejo(a) que está viciado(a) conforme a los deseos engañosos,
para vestirme del(la) hombre(mujer) nuevo(a) creado(a) por Ti, oh Dios,
conforme a la justicia y santidad de la verdad. Así que, en Tu nombre, Jesús,
declaro que no son los problemas ni las circunstancias los que determinan quien
soy ni cómo voy a vivir. Soy un(a) Hijo(a) del Rey, por lo tanto, puedo y debo
vivir una Vida Plena y Abundante. Tú me diste Tu Palabra, Jesús, y en ella
tengo paz y plenitud, pues aunque en el mundo tendré aflicciones, puedo confiar
en Ti. Tú has vencido al mundo y yo en Ti y Contigo, pues mayor eres Tú,
Espíritu Santo, que vives en mí, que el que está en el mundo. Así que, en Tu
nombre Jesús, recibo mi sanidad; recibo mi libertad; recibo la restauración de
mi matrimonio y de mi familia y recibo prosperidad en todas las áreas de mi
vida. Creo y declaro que de todo problema, aflicción o enfermedad yo,
__________ (tu nombre aquí), he de salir más que vencedor(a) por medio de Tu
Amor, mi Señor Jesús. ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación
con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda
tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que
viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he
sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto
tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la
última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque
quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente
Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta
simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido
trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo!
¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré
solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Tres Recomendaciones:
Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y
Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de
Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del
pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora
es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas
recomendaciones:
1.
Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate
un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo
de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.
2.
Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La
Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla.
¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el
programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas
correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A
Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el
programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.
3.
En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una
iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las
Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2020
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Julio
28 1 Co 14.1-25 / 2 R
8 /
Jon 3
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Julio
28 1 Co 14.1-25 / 2 R
8 /
Jon 3
1
Corintios 14.1-25
El hablar en lenguas
14
1Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que
profeticéis. 2Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres,
sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios. 3Pero el que profetiza habla a los hombres para
edificación, exhortación y consolación. 4El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica;
pero el que profetiza, edifica a la iglesia. 5Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en
lenguas, pero más que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el
que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba
edificación.
6Ahora pues, hermanos, si yo voy a vosotros hablando en lenguas, ¿qué os
aprovechará, si no os hablare con revelación, o con ciencia, o con profecía, o
con doctrina? 7Ciertamente las cosas inanimadas que producen sonidos,
como la flauta o la cítara, si no dieren distinción de voces, ¿cómo se sabrá lo
que se toca con la flauta o con la cítara? 8Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se
preparará para la batalla? 9Así también vosotros, si por la lengua no diereis palabra bien
comprensible, ¿cómo se entenderá lo que decís? Porque hablaréis al aire. 10Tantas clases de idiomas hay, seguramente, en el mundo, y
ninguno de ellos carece de significado. 11Pero si yo ignoro el valor de las palabras, seré como
extranjero para el que habla, y el que habla será como extranjero para mí. 12Así también vosotros; pues que anheláis dones espirituales,
procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia.
13Por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder
interpretarla. 14Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora,
pero mi entendimiento queda sin fruto. 15¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento;
cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento. 16Porque si bendices sólo con el espíritu, el que ocupa
lugar de simple oyente, ¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias? pues no sabe
lo que has dicho. 17Porque tú, a la verdad, bien das
gracias; pero el otro no es edificado. 18Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros; 19pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi
entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua
desconocida.
20Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la
malicia, pero maduros en el modo de pensar. 21En la ley está escrito: En otras lenguas y con otros
labios hablaré a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor.a 22Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes,
sino a los incrédulos; pero la profecía, no a los incrédulos, sino a los
creyentes. 23Si, pues, toda la iglesia se reúne en un solo lugar, y
todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis
locos? 24Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o
indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado; 25lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así,
postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios
está entre vosotros.[1]
2
Reyes 8
Los bienes de la sunamita devueltos
8
1Habló Eliseo a aquella mujer a cuyo hijo él había hecho vivir,a diciendo: Levántate, vete tú y toda tu
casa a vivir donde puedas; porque Jehová ha llamado el hambre, la cual vendrá
sobre la tierra por siete años. 2Entonces la mujer se levantó, e hizo como el varón de Dios le dijo; y se
fue ella con su familia, y vivió en tierra de los filisteos siete años. 3Y cuando habían pasado los siete años, la mujer volvió de
la tierra de los filisteos; después salió para implorar al rey por su casa y
por sus tierras. 4Y había el rey hablado con Giezi,
criado del varón de Dios, diciéndole: Te ruego que me cuentes todas las
maravillas que ha hecho Eliseo. 5Y mientras él estaba contando al rey cómo había hecho vivir a un muerto, he
aquí que la mujer, a cuyo hijo él había hecho vivir, vino para implorar al rey
por su casa y por sus tierras. Entonces dijo Giezi: Rey señor mío, esta es la
mujer, y este es su hijo, al cual Eliseo hizo vivir. 6Y preguntando el rey a la mujer, ella se lo contó.
Entonces el rey ordenó a un oficial, al cual dijo: Hazle devolver todas las
cosas que eran suyas, y todos los frutos de sus tierras desde el día que dejó
el país hasta ahora.
Hazael reina en Siria
7Eliseo se fue luego a Damasco; y Ben-adad rey de Siria estaba enfermo, al
cual dieron aviso, diciendo: El varón de Dios ha venido aquí. 8Y el rey dijo a Hazael: Toma en tu mano un presente, y ve
a recibir al varón de Dios, y consulta por él a Jehová, diciendo: ¿Sanaré de
esta enfermedad? 9Tomó, pues, Hazael en su mano un
presente de entre los bienes de Damasco, cuarenta camellos cargados, y fue a su
encuentro, y llegando se puso delante de él, y dijo: Tu hijo Ben-adad rey de
Siria me ha enviado a ti, diciendo: ¿Sanaré de esta enfermedad? 10Y Eliseo le dijo: Ve, dile: Seguramente sanarás. Sin
embargo, Jehová me ha mostrado que él morirá ciertamente. 11Y el varón de Dios le miró fijamente, y estuvo así hasta
hacerlo ruborizarse; luego lloró el varón de Dios. 12Entonces le dijo Hazael: ¿Por qué llora mi señor? Y él
respondió: Porque sé el mal que harás a los hijos de Israel; a sus fortalezas
pegarás fuego, a sus jóvenes matarás a espada, y estrellarás a sus niños, y
abrirás el vientre a sus mujeres que estén encintas. 13Y Hazael dijo: Pues, ¿qué es tu siervo, este perro, para
que haga tan grandes cosas? Y respondió Eliseo: Jehová me ha mostrado que tú
serás rey de Siria.b 14Y Hazael se fue, y vino a su señor, el cual le dijo: ¿Qué
te ha dicho Eliseo? Y él respondió: Me dijo que seguramente sanarás. 15El día siguiente, tomó un paño y lo metió en agua, y lo
puso sobre el rostro de Ben-adad, y murió; y reinó Hazael en su lugar.
Reinado de Joram de Judá
(2 Cr. 21.1–20)
16En el quinto año de Joram hijo de Acab, rey de Israel, y siendo Josafat rey
de Judá, comenzó a reinar Joram hijo de Josafat, rey de Judá. 17De treinta y dos años era cuando comenzó a reinar, y ocho
años reinó en Jerusalén. 18Y anduvo en el camino de los reyes de Israel, como hizo la casa de Acab,
porque una hija de Acab fue su mujer; e hizo lo malo ante los ojos de Jehová. 19Con todo eso, Jehová no quiso destruir a Judá, por amor a
David su siervo, porque había prometido darle lámpara a él y a sus hijos
perpetuamente.c
20En el tiempo de él se rebeló Edom contra el dominio de Judá,d y pusieron rey sobre ellos. 21Joram, por tanto, pasó a Zair, y todos sus carros con él;
y levantándose de noche atacó a los de Edom, los cuales le habían sitiado, y a
los capitanes de los carros; y el pueblo huyó a sus tiendas. 22No obstante, Edom se libertó del dominio de Judá, hasta
hoy. También se rebeló Libna en el mismo tiempo. 23Los demás hechos de Joram, y todo lo que hizo, ¿no están
escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 24Y durmió Joram con sus padres, y fue sepultado con ellos
en la ciudad de David; y reinó en lugar suyo Ocozías, su hijo.
Reinado de Ocozías de Judá
(2 Cr. 22.1–6)
25En el año doce de Joram hijo de Acab, rey de Israel, comenzó a reinar
Ocozías hijo de Joram, rey de Judá. 26De veintidós años era Ocozías cuando comenzó a reinar, y reinó un año en
Jerusalén. El nombre de su madre fue Atalía, hija de Omri rey de Israel. 27Anduvo en el camino de la casa de Acab, e hizo lo malo
ante los ojos de Jehová, como la casa de Acab; porque era yerno de la casa de
Acab.
28Y fue a la guerra con Joram hijo de Acab a Ramot de Galaad, contra Hazael
rey de Siria; y los sirios hirieron a Joram. 29Y el rey Joram se volvió a Jezreel para curarse de las
heridas que los sirios le hicieron frente a Ramot, cuando peleó contra Hazael
rey de Siria. Y descendió Ocozías hijo de Joram rey de Judá, a visitar a Joram
hijo de Acab en Jezreel, porque estaba enfermo.[2]
Jonás 3
Nínive se arrepiente
3
1Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás, diciendo: 2Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama
en ella el mensaje que yo te diré. 3Y se levantó Jonás, y fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová. Y era
Nínive ciudad grande en extremo, de tres días de camino. 4Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día,
y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida. 5Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron
ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos.a
6Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se
despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza. 7E hizo proclamar y anunciar en Nínive, por mandato del
rey y de sus grandes, diciendo: Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten
cosa alguna; no se les dé alimento, ni beban agua; 8sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a
Dios fuertemente; y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que hay
en sus manos. 9¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará
del ardor de su ira, y no pereceremos?
10Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se
arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.[3]
a
a a 14.21: Is. 28.11–12.
[1]
Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (1 Co 13.13-14.25). Miami: Sociedades
Bı́blicas Unidas.
a
a a
8.1: 2 R. 4.8–37.
b
b b
8.13: 1 R. 19.15.
c
c c
8.19: 1 R. 11.36.
d
d d
8.20: Gn. 27.40.
[2]
Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (2 Re 7.20-8.29). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a
a a 3.4–5: Mt. 12.41; Lc. 11.32.
[3]
Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Jon 2.10-3.10). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Julio
28 1 Co 14.1-25 / 2 R
8 /
Jon 3
1
Corintios 14.1-25
El hablar en lenguas
14
1Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que
profeticéis. 2Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres,
sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios. 3Pero el que profetiza habla a los hombres para
edificación, exhortación y consolación. 4El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica;
pero el que profetiza, edifica a la iglesia. 5Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en
lenguas, pero más que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el
que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba
edificación.
6Ahora pues, hermanos, si yo voy a vosotros hablando en lenguas, ¿qué os
aprovechará, si no os hablare con revelación, o con ciencia, o con profecía, o
con doctrina? 7Ciertamente las cosas inanimadas que producen sonidos,
como la flauta o la cítara, si no dieren distinción de voces, ¿cómo se sabrá lo
que se toca con la flauta o con la cítara? 8Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se
preparará para la batalla? 9Así también vosotros, si por la lengua no diereis palabra bien
comprensible, ¿cómo se entenderá lo que decís? Porque hablaréis al aire. 10Tantas clases de idiomas hay, seguramente, en el mundo, y
ninguno de ellos carece de significado. 11Pero si yo ignoro el valor de las palabras, seré como
extranjero para el que habla, y el que habla será como extranjero para mí. 12Así también vosotros; pues que anheláis dones espirituales,
procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia.
13Por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder
interpretarla. 14Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora,
pero mi entendimiento queda sin fruto. 15¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento;
cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento. 16Porque si bendices sólo con el espíritu, el que ocupa
lugar de simple oyente, ¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias? pues no sabe
lo que has dicho. 17Porque tú, a la verdad, bien das
gracias; pero el otro no es edificado. 18Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros; 19pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi
entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua
desconocida.
20Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la
malicia, pero maduros en el modo de pensar. 21En la ley está escrito: En otras lenguas y con otros
labios hablaré a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor.a 22Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes,
sino a los incrédulos; pero la profecía, no a los incrédulos, sino a los
creyentes. 23Si, pues, toda la iglesia se reúne en un solo lugar, y
todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis
locos? 24Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o
indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado; 25lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así,
postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios
está entre vosotros.[1]
2
Reyes 8
Los bienes de la sunamita devueltos
8
1Habló Eliseo a aquella mujer a cuyo hijo él había hecho vivir,a diciendo: Levántate, vete tú y toda tu
casa a vivir donde puedas; porque Jehová ha llamado el hambre, la cual vendrá
sobre la tierra por siete años. 2Entonces la mujer se levantó, e hizo como el varón de Dios le dijo; y se
fue ella con su familia, y vivió en tierra de los filisteos siete años. 3Y cuando habían pasado los siete años, la mujer volvió de
la tierra de los filisteos; después salió para implorar al rey por su casa y
por sus tierras. 4Y había el rey hablado con Giezi,
criado del varón de Dios, diciéndole: Te ruego que me cuentes todas las
maravillas que ha hecho Eliseo. 5Y mientras él estaba contando al rey cómo había hecho vivir a un muerto, he
aquí que la mujer, a cuyo hijo él había hecho vivir, vino para implorar al rey
por su casa y por sus tierras. Entonces dijo Giezi: Rey señor mío, esta es la
mujer, y este es su hijo, al cual Eliseo hizo vivir. 6Y preguntando el rey a la mujer, ella se lo contó.
Entonces el rey ordenó a un oficial, al cual dijo: Hazle devolver todas las
cosas que eran suyas, y todos los frutos de sus tierras desde el día que dejó
el país hasta ahora.
Hazael reina en Siria
7Eliseo se fue luego a Damasco; y Ben-adad rey de Siria estaba enfermo, al
cual dieron aviso, diciendo: El varón de Dios ha venido aquí. 8Y el rey dijo a Hazael: Toma en tu mano un presente, y ve
a recibir al varón de Dios, y consulta por él a Jehová, diciendo: ¿Sanaré de
esta enfermedad? 9Tomó, pues, Hazael en su mano un
presente de entre los bienes de Damasco, cuarenta camellos cargados, y fue a su
encuentro, y llegando se puso delante de él, y dijo: Tu hijo Ben-adad rey de
Siria me ha enviado a ti, diciendo: ¿Sanaré de esta enfermedad? 10Y Eliseo le dijo: Ve, dile: Seguramente sanarás. Sin
embargo, Jehová me ha mostrado que él morirá ciertamente. 11Y el varón de Dios le miró fijamente, y estuvo así hasta
hacerlo ruborizarse; luego lloró el varón de Dios. 12Entonces le dijo Hazael: ¿Por qué llora mi señor? Y él
respondió: Porque sé el mal que harás a los hijos de Israel; a sus fortalezas
pegarás fuego, a sus jóvenes matarás a espada, y estrellarás a sus niños, y
abrirás el vientre a sus mujeres que estén encintas. 13Y Hazael dijo: Pues, ¿qué es tu siervo, este perro, para
que haga tan grandes cosas? Y respondió Eliseo: Jehová me ha mostrado que tú
serás rey de Siria.b 14Y Hazael se fue, y vino a su señor, el cual le dijo: ¿Qué
te ha dicho Eliseo? Y él respondió: Me dijo que seguramente sanarás. 15El día siguiente, tomó un paño y lo metió en agua, y lo
puso sobre el rostro de Ben-adad, y murió; y reinó Hazael en su lugar.
Reinado de Joram de Judá
(2 Cr. 21.1–20)
16En el quinto año de Joram hijo de Acab, rey de Israel, y siendo Josafat rey
de Judá, comenzó a reinar Joram hijo de Josafat, rey de Judá. 17De treinta y dos años era cuando comenzó a reinar, y ocho
años reinó en Jerusalén. 18Y anduvo en el camino de los reyes de Israel, como hizo la casa de Acab,
porque una hija de Acab fue su mujer; e hizo lo malo ante los ojos de Jehová. 19Con todo eso, Jehová no quiso destruir a Judá, por amor a
David su siervo, porque había prometido darle lámpara a él y a sus hijos
perpetuamente.c
20En el tiempo de él se rebeló Edom contra el dominio de Judá,d y pusieron rey sobre ellos. 21Joram, por tanto, pasó a Zair, y todos sus carros con él;
y levantándose de noche atacó a los de Edom, los cuales le habían sitiado, y a
los capitanes de los carros; y el pueblo huyó a sus tiendas. 22No obstante, Edom se libertó del dominio de Judá, hasta
hoy. También se rebeló Libna en el mismo tiempo. 23Los demás hechos de Joram, y todo lo que hizo, ¿no están
escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 24Y durmió Joram con sus padres, y fue sepultado con ellos
en la ciudad de David; y reinó en lugar suyo Ocozías, su hijo.
Reinado de Ocozías de Judá
(2 Cr. 22.1–6)
25En el año doce de Joram hijo de Acab, rey de Israel, comenzó a reinar
Ocozías hijo de Joram, rey de Judá. 26De veintidós años era Ocozías cuando comenzó a reinar, y reinó un año en
Jerusalén. El nombre de su madre fue Atalía, hija de Omri rey de Israel. 27Anduvo en el camino de la casa de Acab, e hizo lo malo
ante los ojos de Jehová, como la casa de Acab; porque era yerno de la casa de
Acab.
28Y fue a la guerra con Joram hijo de Acab a Ramot de Galaad, contra Hazael
rey de Siria; y los sirios hirieron a Joram. 29Y el rey Joram se volvió a Jezreel para curarse de las
heridas que los sirios le hicieron frente a Ramot, cuando peleó contra Hazael
rey de Siria. Y descendió Ocozías hijo de Joram rey de Judá, a visitar a Joram
hijo de Acab en Jezreel, porque estaba enfermo.[2]
Jonás 3
Nínive se arrepiente
3
1Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás, diciendo: 2Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama
en ella el mensaje que yo te diré. 3Y se levantó Jonás, y fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová. Y era
Nínive ciudad grande en extremo, de tres días de camino. 4Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día,
y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida. 5Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron
ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos.a
6Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se
despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza. 7E hizo proclamar y anunciar en Nínive, por mandato del
rey y de sus grandes, diciendo: Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten
cosa alguna; no se les dé alimento, ni beban agua; 8sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a
Dios fuertemente; y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que hay
en sus manos. 9¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará
del ardor de su ira, y no pereceremos?
10Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se
arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.[3]
a
a a 14.21: Is. 28.11–12.
[1]
Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (1 Co 13.13-14.25). Miami: Sociedades
Bı́blicas Unidas.
a
a a
8.1: 2 R. 4.8–37.
b
b b
8.13: 1 R. 19.15.
c
c c
8.19: 1 R. 11.36.
d
d d
8.20: Gn. 27.40.
[2]
Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (2 Re 7.20-8.29). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a
a a 3.4–5: Mt. 12.41; Lc. 11.32.
[3]
Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Jon 2.10-3.10). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
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