15 de Diciembre
¡Hecho(a) totalmente libre!
Por Riqui Ricón*
He aquí que Jehová el Señor me ayudará; ¿quién hay que me condene? He aquí que todos ellos se envejecerán como ropa de vestir, serán comidos por la polilla (Isa 50.9).
Dado que ahora tu ayudador es el Señor no tienes nada de qué preocuparte o razón alguna para estar temeroso(a) o angustiado(a). La Palabra de Dios, la Biblia, lo dice así y puedes estar seguro(a) de que es la verdad:
Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, Cuya esperanza está en Jehová su Dios, El cual hizo los cielos y la tierra, El mar, y todo lo que en ellos hay; Que guarda verdad para siempre (Sal 146.5-6).
de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre (He 13.6).
A menos que estés pensando y CREYENDO que el problema o aflicción que estás enfrentando el día de hoy, está fuera del alcance del Poder y del Amor de Dios. Y dado que la Biblia, la Palabra de Dios, es la Verdad, pensar o creer así sería, por cierto, un gran error.
Dios no es un hombre, por lo tanto no miente. Él no es humano, por lo tanto no cambia de parecer. ¿Acaso alguna vez habló sin actuar? ¿Alguna vez prometió sin cumplir? (Num 23.19 NTV).
Por lo que Jesús hizo, por amor a ti, con Su muerte y Su resurrección, de acuerdo a la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, tú eres una Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, y esto te permite estar confiado(a) delante de Dios. Puedes estar confiado(a) y seguro(a) delante de tu Padre, no solamente por las adversidades y vicisitudes de la vida, sino también, y sobre todo, ante toda culpabilidad o acusación en tu contra.
Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
Tú has sido comprado(a) y redimido(a) a precio de Sangre y la paga de tus pecados ya se realizó en la cruz del calvario. ¡No tienes por qué seguir pagando por algo que Cristo Jesús YA PAGÓ en tu lugar!
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu (Ro 8.1).
Por esto, la Escritura te enseña a no permitirle lugar a la condenación, pues cuando tú, como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, pecas -Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros (1 Jn 1.10)-, la Verdad es que tú no estás conforme ni de acuerdo con tu carne, sino que estás de acuerdo con el Espíritu, por lo tanto, no estás tranquilo(a) hasta que te arrepientes y confiesas tus pecados.
Esto es así gracias a que la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Ro 8.2) y ahora, en honor a la Verdad, sólo deseas y anhelas cada día ser más como Él es.
Si tú no deseas ser como Jesús es y no anhelas vivir como Él vivió, entonces tú todavía no has aceptado a Jesucristo como tu Señor y Salvador; no le has recibido en tu corazón y no has Nacido de Nuevo. Sin embargo esto se arregla si comienzas leyendo la Nota Importante que está al final de esta reflexión.
Así que, ¡vive creyendo la Palabra de Dios! ¡Eres libre de la ley del pecado y de la muerte! ¡Eres libre de toda condenación!
Y si caes y pecas, no huyas de Dios, corre hacia Él. ARREPIENTETE de todo tu corazón y confiésale tus pecados pues Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1.9).
Si estas luchando en algún área de tu personalidad contra algún pecado recurrente, no te angusties, hoy puedes luchar con fe, no dándole el más mínimo lugar a la condenación que te dice que eres hipócrita, mentiroso(a), fracasado(a) o cualquier otro tipo de absurdas mentiras diabólicas. ¡No! ¡Nada de eso! Recuerda siempre que tú eres quien Dios dice que eres en Su Palabra.
Por lo tanto, ten ánimo y declara con FE lo que Dios dice en Su Palabra acerca de ti: que todo lo puedes (Fil 4.13); que eres más que vencedor(a) (Ro 8.37); que mayor es el que está en ti, que el que está en el mundo (1 Jn 4.4); que has Nacido de Nuevo de una simiente incorruptible que es la Palabra de Dios (1 P 1.23); que siete veces cae el justo (y tú ya lo eres, no lo dudes), y siete veces te vuelves a levantar (Pro 24.16).
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él (2 Co 5.21).
Ahora, no te confundas, pues no se trata de justificar tu pecado sino, todo lo contrario, se trata de que le creas a Dios, quien ya te hizo justo al entregar a Su propio Hijo, Jesús, para que pagara todos tus pecados por amor a ti y así, con tu fe, vencerás al pecado en ti.
Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros (Sgo 4.7).
Así es mi amado(a), sométete a Dios y a Su Palabra para que así puedas con tu fe, creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra, resistir al diablo y éste huirá de ti.
Si estás comprendiendo el mensaje del Evangelio, las Buenas Nuevas de Jesucristo, entonces te puedes dar cuenta que el saber que tu Padre no te condena no quiere decir, en forma alguna, que puedes pecar, sino que, por eso, porque Él te ha hecho Nueva Creación y ahora tú lo sabes, lo recibes y lo crees, tienes la victoria sobre el pecado.
Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud (Gal 5.1).
¡En Cristo Jesús has sido HECHO(A) LIBRE de la ley del pecado y de la muerte!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, quiero decirte que te amo con todo mi corazón y que estoy maravillado(a) de la obra perfecta, completa y acabada del sacrificio de Tu Hijo Jesús en la cruz. ¡Gracias, Señor Jesús, muchas gracias! ¿Qué puedo decir a todo esto? Si Tú, oh Dios, eres por mí, ¿quién contra mí? Si no escatimaste ni a Tu propio Hijo, sino que lo entregaste por Amor a mí, ¿cómo no me darás también con Él todas las cosas? ¿Quién me acusará si soy escogido(a) de Dios? ¡Dios, Tú eres el que me justifica! ¿Quién es el que me condenará? ¡Cristo Jesús, Tú eres el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además estás a la diestra de Dios, el que también intercede por mí! Así que, en este momento, yo le hablo a ese espíritu de condenación y mentira para decirle que yo no he recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que he recibido el espíritu de adopción y, por eso, hoy puedo, con toda libertad y confianza, decirle a Dios, Abba, Padre, Papá, Papito. ¿Quién me separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas, yo _____________ (tu nombre aquí), soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó. Por lo cual estoy seguro(a) de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada me podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús mi Señor. Por todo esto, me someto a Tu Palabra, oh Dios, y resisto a la enfermedad, la pobreza, el fracaso, la tristeza, la depresión, el temor y la duda. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) del Rey! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre 15 Fil 2.12-30 / Ez 21-22 / Isa 50
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