26 de Abril
¡Fortalecido(a) con todo Poder!
Por Riqui Ricón*
Estos
salieron, y con ellos todos sus ejércitos, mucha gente, como la arena que está
a la orilla del mar en multitud, con muchísimos caballos y carros de guerra... Mas Jehová dijo a Josué: No tengas temor de
ellos, porque mañana a esta hora yo entregaré a todos ellos muertos delante de
Israel; desjarretarás sus caballos, y sus carros quemarás a fuego... De la manera que Jehová lo había
mandado a Moisés su siervo, así Moisés lo mandó a Josué; y así Josué lo hizo,
sin quitar palabra de todo lo que Jehová había mandado a Moisés (Jos 11. 4,
6, 15).
Es evidente que lo que dice la Biblia es Palabra de
Dios y es la Verdad. Efectivamente, Josué venció a más de treinta ejércitos diferentes
que representan una cantidad como
la arena que está a la orilla del mar en multitud, con muchísimos caballos y
carros de guerra. Lo asombroso es que lo pudo hacer sólo por
confiar en Dios y creerle a Su Palabra.
Hoy en día, Jesucristo te dice que en el mundo
tendrás aflicciones pero que confíes en Él, que confíes en Su Palabra pues Él
ha vencido al mundo y por lo tanto tú has vencido con Él.
Estas
cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción;
pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).
Sin importar cuál sea el problema o la situación
adversa que hoy estés enfrentando, les puedo garantizar a todas y todos las
Hijas e Hijos de Dios Nacidos de Nuevo, que Él no va a faltar a Su Palabra.
Todo, absolutamente todo, lo que Dios te ha dicho lo va hacer; todo lo que Él te
ha hablado lo va a ejecutar.
El cielo
y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Luc
21.33).
Él prometió que primero el sol y la tierra dejarían
de existir antes que Él te deje de cumplir Su Palabra. Es la Palabra de Dios, es
Palabra de Honor. Así que hoy puedes comenzar este devocional conmigo,
diciéndole: Señor Jesús, yo daré por respuesta a mi avergonzador que en Tu
Palabra he confiado pues jamás seré avergonzado(a) de haber creído a Tu
Palabra.
Mientras
él aún hablaba, vinieron de casa del principal de la sinagoga, diciendo: Tu
hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro? Pero Jesús,
luego que oyó lo que se decía, dijo al principal de la sinagoga: No temas, cree
solamente (Mar 5. 35-36).
Nota que cuando Josué enfrentó a muchísimos
enemigos, Dios le dijo, no tengas temor de ellos y cuando Jairo enfrentó la más
terrible realidad al enterarse de la muerte de su hija, Jesús le dijo, no
temas, cree solamente.
El temor es todo lo contrario a la fe. Ambas son
fuerzas espirituales que combaten entre sí. El temor es duda y la fe es
certeza; el temor es angustia y la fe es paz; el temor es tristeza ante la vida
y la fe es alegría por la vida. El temor enferma y mata mientras que la fe te
sana y te da vida.
Por
lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza (Efe 6.
10).
¿Cómo puede alguien fortalecerse en el poder de la
fuerza de Dios?
¿Cuál es ese poder o esa fuerza con la que puedes
estar fortalecido ante cualquier circunstancia? ¿Será Su gran musculatura y
fuerza? ¿Serán los millones de ángeles a Su servicio? ¡No, amado(a)! ¡Piénsalo
bien! El poder de la fuerza de Dios es Su Palabra. Él no necesita hacer otra
cosa más que hablar. Dado que Él es Dios, Su Palabra tiene dentro de sí misma
el poder para hacerse cumplir.
Y
no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto
(siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco
dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también
poderoso para hacer todo lo que había prometido (Ro 4.
19-21).
Cuando escuchas otras voces o a tus sentidos y emociones
para llenarte de duda y angustia, entonces te debilitas en la fe y aceptas el
espíritu de temor. Sin embargo, Dios dice que tú no has recibido el espíritu de
temor para que vivas esclavo(a) del miedo, la duda y la angustia, sino que, por
el sacrificio de Jesús, por Su muerte y resurrección, ahora tu eres un(a)
Hijo(a) legítimo de Dios: Un Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Pues no
habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino
que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: !!Abba,
Padre! (Ro 8.15).
Así que, en la Palabra de Dios, la Biblia, que no
miente, tú eres fortalecido(a) de tal manera que consigues la victoria sobre
toda circunstancia pues la fe viene por oír, meditar y creer la Palabra de
Dios.
Así
pues, la fe nace al oír el mensaje, y el mensaje viene de la palabra de Cristo (Ro 10.17
DHH).
Y un(a) Hijo(a) de Dios como tú, sólo con la fe
alcanzará la victoria sobre el mundo y sus circunstancias.
Porque
todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha
vencido al mundo, nuestra fe (1 Jn 5.4).
Así que, cuando estudias y meditas la Palabra de
Dios, ésta produce fe en tu vida; produce esa fe que destruye el miedo y la
angustia habilitándote para que recibas la promesa de la salvación, que es la
Vida Eterna.
él
te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa (Hch 11. 14).
Por lo tanto, no albergues
temor alguno. Haz de la Biblia la norma máxima de tu existencia. Sábete y cree
que eres un(a) Hijo(a) Amado(a) de Dios. Y prepárate para vencer sobre toda
circunstancia, problema o enfermedad.
Nunca se
apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás
en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito;
porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).
Oremos en voz audible:
Amado padre celestial, hoy puedo declarar, con toda
seguridad y autoridad, que nada, ni nadie en este mundo me puede vencer. Por Tu
Amor, por el sacrificio de Jesús, por Su muerte y resurrección, yo soy un(a) Hijo(a)
de Dios Nacido(a) de Nuevo y no de una simiente corruptible sino de la
incorruptible semilla que es Tu Palabra, Señor. Me declaro sano(a), libre y
capaz de salir adelante en todo problema o situación que estoy enfrentando. Tú
me creaste de nuevo para reinar sobre esta tierra y no para sufrir, así que,
aunque ande en valle de sombra y de muerte no voy a temer mal alguno porque Tú,
Jesucristo, estás conmigo. Todo esto lo oro y declaro conforme a Tu Palabra que
es la Verdad. Me someto a Ti, Dios, y resisto al diablo; así que, éste tiene
que huir de mí con todas sus enfermedades, mentiras, miedos, enojos, rencores,
pobreza, escasez, depresión, desánimo y dudas. Nada de esto tiene algo en mí.
Yo soy Tu Hijo(a) Amado(a) y soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me
ama, Cristo Jesús, mi Dios, Rey y Señor. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final
de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril
26 Hch 11.
1-18 / Jos 11-12 / Job 26
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