8 de Noviembre
¡Aunque lo intenten mil veces, no
pueden, ni podrán, derrotarte!
Por Riqui Ricón*
A
no haber estado Jehová por nosotros, Diga ahora Israel; A no haber estado
Jehová por nosotros, Cuando se levantaron contra nosotros los hombres, Vivos
nos habrían tragado entonces, Cuando se encendió su furor contra nosotros.
Entonces nos habrían inundado las aguas; Sobre nuestra alma hubiera pasado el
torrente; Hubieran entonces pasado sobre nuestra alma las aguas impetuosas.
Bendito sea Jehová, Que no nos dio por presa a los dientes de ellos. Nuestra
alma escapó cual ave del lazo de los cazadores; Se rompió el lazo, y escapamos
nosotros. Nuestro socorro está en el nombre de Jehová, Que hizo el cielo y la
tierra (Sal 124).
Que hermoso es saber
que Dios es tu amparo y tu fortaleza. Dios es tu pronto auxilio en las tribulaciones.
Por tanto, no temas, pues aunque la tierra sea removida y se traspasen los
montes al corazón del mar, tu Padre celestial está contigo.
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra
nosotros? (Ro
8.31).
¡Aún en medio de las
aflicciones Dios te guarda en completa paz!
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera;
porque en ti ha confiado (Isa 26.3).
Así es, amado(a), por
más difícil y amenazante que se presente las circunstancias del día de hoy,
tienes la Palabra de Honor de Dios que Él te guarda y el maligno no te toca.
Pero ahora, oh Jacob, escucha al SEÑOR, quien te creó. Oh Israel, el
que te formó dice: «No tengas miedo, porque he pagado tu rescate; te he llamado
por tu nombre; eres mío. Cuando pases por aguas profundas, yo estaré contigo.
Cuando pases por ríos de dificultad, no te ahogarás. Cuando pases por el fuego
de la opresión, no te quemarás; las llamas no te consumirán. Pues yo soy el
SEÑOR, tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador (Isa 43.1-3a NTV).
Pasarás por las aguas
y Él estará contigo; los ríos no te anegarán; cuando pases por el fuego, no te
quemará, ni la llama arderá en ti.
¿Por qué hace Dios
todo esto? Por Amor a ti. Sólo recuerda que ahora, en Cristo Jesús, tú eres su
Hija(o) amada(o) y Él es tu Padre.
¿Qué hombre hay de vosotros,
que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un
pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos,
sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está
en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? (Mat
7.9-11).
Él es tu Padre, tu
Papá y Él es bueno.
El que no escatimó ni a su
propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también
con él todas las cosas? (Ro 8.32).
Así que, de no haber estado Jehová por ti, Cuando se
levantaron contra ti tus enemigos, Vivo(a) te habrían tragado entonces.
Ahora bien, pon mucha
atención pues el asunto con el espíritu de temor es que te empuja a poner tu
atención, pensamientos y emociones en las circunstancias, en lo grande, difícil
y atemorizante de tus problemas para distraerte y desenfocarte de las Promesas
que Dios te ha hecho en la Biblia. Así logra anular tu fe, haciéndote dudar
para que llegues a pensar, y a creer, que la Palabra de Dios no funcionará en
esta ocasión.
Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo:
!!Un fantasma! Y dieron voces de miedo. Pero en seguida Jesús les habló,
diciendo: !!Tened ánimo; yo soy, no temáis! Entonces le respondió Pedro, y
dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo:
Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero
al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces,
diciendo: !!Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él,
y le dijo: !!Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? (Mat 14.26-31).
Al igual que con
Pedro, si pones tu vista en lo grande de tus problemas en lugar de ponerla en
Jesús y en Su Palabra, el miedo y el temor siempre tratarán de poner en tu
mente y corazón la duda e incredulidad a la Palabra de Dios.
La Buena Noticia es
que tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y no eres de
los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe
[los que le creen a Dios, creyendo Su Palabra] para preservación del alma (He 10.39).
Por Cristo
Jesús, tú eres un(a) Hijo(a) del Rey y por Su Palabra, estás persuadido(a) de
esto, que el que comenzó en ti la buena obra, el Espíritu Santo, Él la
perfeccionará hasta el día de Jesucristo (Fil 1.6).
Pues no habéis recibido el
espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido
el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).
Lo más asombroso de
ser un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo es que también tienes la victoria
sobre la culpa y la condenación que tanto te han avergonzado.
Esto es así porque la ley del Espíritu de vida en
Cristo Jesús te ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Ro 8.2), y
ahora puedes acercarte confiadamente
al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el
oportuno socorro (He 4.16). Pues, Si confesamos tus pecados,
él es fiel y justo para perdonar tus pecados, y limpiarte de toda maldad (1 Jn 1.9).
Es, precisamente, porque AHORA
ERES un(a) Hijo(a) de Dios NACIDO(A) DE NUEVO que tú has sido creado(a)
según Dios en justicia y santidad de la verdad (Efe 4.24).
Tu vieja naturaleza, carnal y
pecadora, murió juntamente con Jesucristo en esa cruz. No tienes que luchar
contra ella para vencerla. ¡Ya está vencida! ¡Está muerta! A menos, claro, que
creas a esa vocecita que te quiere convencer (en contra de la Palabra de Dios),
que sigues siendo la misma persona que antes eras.
¡No! ¡Nada de eso!
Amado(a), la única Verdad es que tú eres lo que Dios dice en Su Palabra que
eres: un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo no de
simiente corruptible sino de incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y
permanece para siempre (1 P 1.23).
Es por esto que
ninguno de tus enemigos te podrá tragar vivo(a). Lo intentarán pero jamás lo
conseguirán.
Oremos en voz audible:
Amado Padre
celestial, dichosa(o) es el hombre o la mujer que pueden confiar en Ti. Y yo,
amado Dios, confío plena y totalmente en Tu Palabra. Por lo tanto, no admitiré
en mi vida pensamientos, ni palabras, de fracaso, ni de derrota. Señor Jesús,
te confieso y me arrepiento de todos mis pecados y recibo Tu perdón y Tu
limpieza. En Tu Palabra, la Biblia, he conocido y creído el Amor que me tienes.
¡Gracias, Señor! Por Ti, todo lo puedo y en TODAS las cosas soy más que
vencedor(a). Tú eres mi guardador y nada, ni nadie, me pueden separar de Tu
Amor. Así que, recibo el perdón de mis pecados de la misma forma que recibo mi
sanidad y prosperidad. Tú Palabra es la Verdad y soy libre para vivir esa vida
plena y abundante que compraste para mí al morir en la cruz pagando TODOS mis
pecados y resucitar de la muerte para darme Vida Eterna. No le daré lugar al
temor, ni a la duda, pues estoy destinado a ser dichosa(o), mil veces feliz. ¡Caerán
a mil lado mil y diez mil a mi diestra, mas a mí no llegará! Amado Jesús,
por lo que hiciste por mí, no recibo ninguna condenación pues yo no vivo
conforme con mi carne sino conforme a Tu Espíritu. ¡Soy justo(a)! ¡Soy justicia
de Dios! Así que reclamo el derecho divino que tengo para vivir una vida
dichosa y plena. Resisto a la angustia, al temor, a la enfermedad, a la
pobreza, a la amargura, a la soledad y a toda depresión. En el nombre Poderoso
de Cristo Jesús, yo _________ (tu nombre aquí) le llamo al gozo, a la paz, a la
salud, a la prosperidad, a la libertad para vivir una vida plena y abundante.
Gracias, Señor Jesús, Tú lo hiciste todo por mí. ¡Lo creo y lo recibo! ¡Es mío!
¡Es mi derecho en toda justicia! No voy a dejar que nada ni nadie me robe lo
que Tú compraste para mí a tan gran precio. Por lo tanto, acepto y recibo mi victoria sobre el
pecado y sus consecuencias como la enfermedad, pobreza, depresión, temor y
angustia. ¡Soy libre de todos ellos! ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero!
¡Soy dichoso(a)! ¡Soy Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! Voy a terminar este
año en victoria. Estaré arriba y no más abajo. Me va ir bien este año. En el
nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
8 2
Tim 4 /
Jer 11-12/ Sal 124
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