9 de Noviembre
¡Vida Eterna! ¡Vida Abundante!
Por Riqui Ricón*
Pablo, siervo de Dios y
apóstol de Jesucristo, conforme a la fe
de los escogidos de Dios y el
conocimiento de la verdad que es según la piedad, en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde antes
del principio de los siglos,
y a su debido tiempo manifestó
su palabra por medio de la predicación que me fue encomendada por mandato
de Dios nuestro Salvador (Ti 1.1-3).
Hoy vamos a meditar en el
maravilloso plan de redención y salvación que Dios ha implementado para la
humanidad. Primeramente, es un plan de redención puesto que se pagó un precio
para que tú fueses comprado(a) a precio de sangre. La forma en como habías
vivido tu vida te llevó a pecar y el pecado te hizo esclavo(a) de la muerte y de
sus cadenas: miedo, angustia, temor, dolor, pobreza, enfermedad, resentimiento,
amargura, soledad y, depresión, por nombrar algunas.
La vida misma de Jesucristo fue
el precio que Dios pagó para hacerte libre de semejante estado de esclavitud.
Porque cuando erais esclavos
del pecado, erais libres acerca de la justicia. ¿Pero qué fruto teníais de aquellas
cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. Mas ahora que habéis sido libertados
del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis
por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte,
mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 6.20-23).
¡El regalo de Dios, para ti, es
Vida en Cristo Jesús! Y no cualquier tipo de vida sino Vida Eterna, lo que significa
vivir por siempre o, dicho de otra manera, NO MORIR.
Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso,[g] él también compartió esa naturaleza
humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte
—es decir, al diablo—, y librar a todos
los que por temor a la muerte estaban sometidos a esclavitud durante toda la
vida (He 2.14-15
NVI).
No vivas más en esclavitud.
Puedes dejar de temer. ¡La muerte está derrotada!
Y, porque ustedes pertenecen a él, el poder* del Espíritu que da vida
los* ha libertado del poder del pecado, que lleva a la muerte (Ro 8.2 NTV).
Es la ley del espíritu de Vida en
Cristo Jesús la que te ha hecho libre de la ley del pecado y de la muerte,
dándote acceso a la Vida Eterna, que es el tipo de Vida que solo, y
exclusivamente, los Hijos de Dios pueden gozar.
La mayoría de los creyentes piensan
que alcanzarán la Vida Eterna una vez que hayan muerto (lo cual es sumamente
contradictorio), y nada está más lejano de la verdad que pensar de esa forma. La
Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, enseña que AHORA tú ya has sido
liberado(a) del pecado y de la paga del pecado que es la muerte.
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn
3.16-17).
Ten siempre presente que Dios te
ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti. Tú has
creído en Jesús como tu Señor y Salvador, y ahora, por la Palabra de Honor de
tu Dios y Padre, tienes derecho a la Vida Eterna.
Cuando Jesús hubo tomado el
vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el
espíritu (Jn 19.30).
Así que, ya no tienes por qué
enfermarte, ni sufrir o morir para pagar
el precio y adquirir algo que ya se pagó y que legítimamente te pertenece.
El precio que Jesús pagó en esa cruz es perfecto, completo y acabado. Por esto,
sus últimas palabras fueron: consumado
es. Lo que significa que ya no hay que agregarle algo más de tu parte.
el
ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que
tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
Ahora bien, la Vida Eterna es el
estilo de vida que Dios desea para ti y debe ser una Vida Plena y Abundante.
¡Vida Eterna! ¡Vida Plena! ¡Vida Abundante!
Este es el verdadero significado del sacrificio de Amor que Jesús hizo por ti. Para
eso se pagó, para que, de una vez y para siempre, fueras libre del pecado y
recibieras, por medio de la fe en Jesucristo, tu salvación.
En esa voluntad somos
santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. Y ciertamente todo sacerdote
está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios,
que nunca pueden quitar los pecados;
pero Cristo, habiendo
ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha
sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta
que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para
siempre a los santificados (He 10.10-14).
Recuerda que salvación no
significa tener un lugar para ir al cielo (lo cual desde luego está incluido),
sino que ser salvo significa, precisamente, tener derecho a esa Vida Plena y Abundante,
donde todas las enfermedades, tristezas,
angustias, rencores, pobreza, depresión, etc., ya han sido pagados por Cristo
Jesús y, por lo tanto, están derrotados y no tienen derecho alguno en tu vida.
No fuiste comprado(a) al precio
de la Sangre del Hijo de Dios, Jesucristo, como si hubiese sido un pago parcial
y, luego, tú debas pagar lo que resta con tu sufrimiento al atravesar este
valle de lágrimas, como algunos dicen.
¡No! ¡Nada de eso! Amado(a), de
acuerdo a la Biblia, tú fuiste comprado(a) mediante un plan de Amor diseñado
desde antes del principio de los tiempos para ser adoptado(a) Hijo(a) Suyo(a),
por medio de Jesucristo, según el puro afecto de Su voluntad.
Pero Dios, que es rico en
misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando
nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia
sois salvos) (Efe 2.4-5).
La Verdad más hermosa y
contundente es que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo
para pagar todas tus culpas y pecados y, así, poder hacerte Hijo(a) Suyo(a) con
toda justicia, dándote el regalo de la Vida Eterna.
Miren lo grande que es el amor que el Padre nos ha mostrado, ¡hasta
llega a hacer posible que seamos llamados hijos de Dios! Y eso es lo que de
verdad somos. Por eso la gente del mundo no nos conoce, pues el mundo no conoce
a Dios (1 Jn 3.1 PDT).
Ahora tienes TODOS los derechos
de un(a) Hijo(a) de Dios NACIDO(A) DE NUEVO: ¡Vida Eterna y Vida Abundante!
Qué afortunado es el que se apoya en ti, el que sólo piensa en andar en
tus caminos. Cuando pasa por el valle de las Lágrimas, lo convierte en un oasis
bendecido por la lluvia temprana (Sal 84.5-6 PDT).
Ahora, por la Vida Eterna que
está en ti, tú transformas tu realidad y atravesando el valle de lágrimas lo
conviertes en un manantial de agua viva.
Al igual que el monte Sión*, quienes confían en el Señor nunca temblarán
ni caerán; permanecerán para siempre (Sal 125.1 PDT).
Sin importar las
circunstancias adversas o el valle de lágrimas que hoy estés atravesando,
tú eres ese(a) Hijo(a) Amado(a) de Dios
que nunca temblará ni caerá. ¡Permanecerás para siempre!
Oremos en voz audible:
Poderoso Dios, que hermoso es
poder decirte, con toda conciencia, Padre mío. Te doy muchas gracias porque
siendo yo como antes era, Tú me has amado desde antes del principio de los
siglos. Gracias porque soy Tu heredero(a), heredero(a) de Dios y coheredero(a)
juntamente con Cristo Jesús. Gracias porque por Tu Palabra, la Biblia, conozco
cada vez más mis derechos de Hijo(a) Tuyo(a) Nacido(a) de Nuevo. Conforme a Tu
Palabra, la Biblia, tengo derecho a realizar una vida plena y abundante; a ser
próspero(a) en todas las cosas; a tener salud así como paz y gozo en mi
corazón. Puedo dejar de preocuparme. ¡Tengo Vida Eterna! Dentro de cinco mil
años aquí voy a seguir, Señor Jesús, contigo. Amándote y adorándote. Así que
resisto y desecho de mi vida al espíritu de temor y duda. Me deshago de todo
desánimo y depresión. Me despojo del(a) viejo(a) hombre (mujer), me renuevo en
el espíritu de mi mente y me visto del(a) nuevo(a) hombre (mujer), creado según
Dios en justicia y santidad de la verdad. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy salvo(a)!
¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo! Por todo esto, creo y declaro que de todo problema, angustia o
enfermedad he de salir más que vencedor(a) por medio de Tu Amor, Cristo Jesús.
¡Todo lo puedo! En el nombre de Jesús.
Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
9 Tit
1 /
Jer 13-14 / Sal 125
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