10 de Noviembre
¡Con Alegría!
Por Riqui Ricón*
Tú, en cambio, predica lo que va de acuerdo con la sana doctrina… Con
tus buenas obras, dales tú mismo ejemplo en todo. Cuando enseñes, hazlo con
integridad y seriedad, y con un mensaje sano e intachable. Así se avergonzará
cualquiera que se oponga, pues no podrá decir nada malo de nosotros (Ti 2.1, 7-8 NVI).
Cuando yo recibía tus palabras, las devoraba; eran mi felicidad y la
alegría de mi corazón porque tú me elegiste, Señor Dios Todopoderoso (Jer 15.16 PDT).
Cuando
Jehová trajo a sus exiliados de regreso a Jerusalén, ¡fue como un sueño! ¡Cómo
reímos y cantamos de júbilo! Y las demás naciones decían: ¡Qué maravillas ha
hecho para ellos el Señor! Sí, ¡hechos gloriosos! ¡Qué maravilla! ¡Qué júbilo! (Sal 126.1-3 BAD).
La Biblia, que es la Palabra de
Dios, y no miente, declara, enfáticamente, que en todo problema, angustia o
enfermedad tú eres más que vencedor(a), por medio de Aquél que te amó, Cristo
Jesús (Ro 8.37); además asegura que has vencido por medio de la Sangre del
Cordero y de LA PALABRA DE TU TESTIMONIO (Apo 12.11).
Las lecturas del día de hoy, como
estas declaraciones que Dios ha hecho acerca de ti, te están invitando a que
ames y atesores la Palabra de Dios. La Palabra de Dios es sana e irreprochable
y al ponerla en tu mente, corazón y boca puedes presentarte, en todo, como
ejemplo de buenas obras y de integridad, pues Ella es Viva y eficaz para
guiarte a tu destino.
Porque la palabra de Dios es viva y poderosa, es más cortante que una
espada de dos filos y penetra hasta nuestros más íntimos pensamientos poniendo
de manifiesto lo que en verdad somos (He 4.12 BAD).
Tenemos también la palabra
profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una
antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero
de la mañana salga en vuestros corazones (2 P 1.19).
De esta forma, cuando el
adversario viene a recordarte tus pecados y fracasos, la Palabra de Dios fluye
de tu boca de tal manera que declaras y estableces lo que Dios ha dicho acerca
de ti y que, además, es la única verdad; así harás que el diablo se avergüence
y no tenga nada malo que decir de ti.
Hijitos, vosotros sois de
Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que
está en el mundo (1 Jn 4.4).
Sean cual sean los problemas,
enfermedades, aflicciones o retos que estés enfrentando el día de hoy, el
dilema a resolver no es nada complicado: ¿A quién le vas a creer, a Satanás que
te dice que eres un(a) miserable pecador(a) fracasado(a), bueno(a) para nada, o
a Dios, tu Padre, quien afirma en Su Palabra que tú TODO lo puedes, que ya has
vencido y que nada ni nadie te puede hacer frente pues Él está contigo?
Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
No es sólo que Dios está contigo
sino que lo más maravilloso es que Él está contigo porque te ama tanto que
prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti y no para condenarte
sino para darte una vida plena y abundante.
¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de
Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a
él (1 Jn 3.1 NVI).
No solamente Dios está contigo, y
te ama tanto, y pagó todos tus pecados para darte la Vida Eterna, la Vida Plena
y Abundante, sino que también has sido llamado, por el mismísimo Dios, Su
propio(a) Hijo(a).
Es por todo esto que, en honor a
la Verdad, hoy puedes llenar de gozo y alegría tu corazón al llenarlo con la
Biblia, pues jamás serás avergonzado(a) de haber confiado en la Palabra de
Honor del único Dios Verdadero. Este día puedes declarar confiadamente: grandes
cosas ha hecho el Señor conmigo, voy a estar alegre.
Jehová de los ejércitos, Dichoso
el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
Oremos en
voz audible:
Amado Padre
celestial, hoy llamo a la alegría a mi vida y corazón pues dichoso, mil veces
feliz, es el hombre o la mujer que en Ti confía. Hoy sé que aunque ande en
valle de sombra y de muerte, no temeré mal alguno porque Tú, Señor, estás
conmigo. Todo lo que he sembrado con lágrimas con regocijo lo voy a cosechar.
No hay problema, enfermedad, angustia o tribulación que me puedan hacer perder
lo que Tú, Jesucristo, ganaste para mí al vencer en esa cruz. Soy sano(a), soy
libre, soy prospero(a) en todas las cosas, tengo en mí el gozo y la paz del Señor, que sobrepasan
todo entendimiento. Rechazo de mi vida el temor, la ansiedad, el resentimiento
y la amargura. Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, no de simiente
corruptible sino de la incorruptible simiente que es la Palabra de Dios que
vive y permanece para siempre. ¡Está es mi herencia! ¡Estaré alegre! En el
nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
10 Tit
2 /
Jer 15-16 / Sal 126
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