Sábado
3 de Agosto de 2013.
¡Creyéndole
a Dios, creyendo Su Palabra!
Por
Riqui Ricón*
Y
si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con
gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en
el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había
de perecer, ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del
espíritu? Porque si el ministerio de condenación fue con gloria,
mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación.
Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en
comparación con la gloria más eminente. Porque si lo que perece
tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece (2
Co 3.7-11).
¡Qué
hermosa enseñanza, y qué gloriosa esperanza, nos da la Palabra de
Dios el día de hoy! Si la vida durante el régimen del Antiguo
Testamento (basado en la justicia de las obras y la condenación del
pecador), fue gloriosa, entonces mucho más gloriosa es la vida en el
régimen del Nuevo Testamento basado en la Gracia y el Amor de Dios y
la justificación por medio de la fe, esto es, por medio de creerle a
Dios, creyendo Su Palabra.
Efectivamente,
cuando en el monte Sinaí aquel viejo sistema de leyes que conducía
a la muerte fue instituido (porque la paga del pecado es muerte), el
pueblo no pudo fijar la vista en el rostro de Moisés porque, al
darles la ley de Dios, que debían creer y obedecer, el rostro le
resplandecía con la gloria de Dios. Sin embargo, aquella brillantez
ya se estaba desvaneciendo. Así que, ¿No debes tú esperar una
gloria mucho mayor en estos días en que el Espíritu Santo está
dando la Vida? Si el plan que conducía a condenación comenzó
gloriosamente, entonces mucho más glorioso es el plan que te
justifica delante de Dios. En verdad, la gloria que brilló en el
rostro de Moisés es insignificante en comparación con la
supereminente gloria del Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús. Si el
viejo y perecedero sistema tuvo gloria, ¡mucho más lo tendrá el
nuevo plan de salvación, porque es eterno! (2 Co 3.7-11 parafraseado
de la Biblia al Día BAD).
Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para
que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
El
Nuevo Testamento es el ministerio del Espíritu donde, a través del
Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús, Dios demostró que te ama tanto
que prefirió perder a Su propio Hijo antes que perderte a ti. El
ministerio de la condenación a quedado atrás y la justicia ha sido
satisfecha mediante la muerte y resurrección de Jesucristo.
MIREN
CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados
hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos!
Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no
comprende por qué lo somos (1
Jn 3.1 BAD).
¡Ahora
eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y el ministerio del
Espíritu es el ministerio del Amor de Dios para contigo!
Porque
la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna
en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 6.23).
Puesto
que el sacrificio de Jesús es perfecto, completo y acabado, gracias
a Su muerte, todos tus pecados, pasados, presentes y futuros, fueron
pagados con Su Sangre vertida en esa cruz. Pero fue con Su
resurrección que Él te hace Nacer de Nuevo para que seas partícipe
de la Vida de un(a) Hijo(a) de Dios, esto es: La Vida Eterna.
”De
todo corazón les digo: Cualquiera que cree mi mensaje y cree en Dios
que me envió, tiene vida eterna, y nunca recibirá condenación por
sus pecados, porque ha pasado de la muerte a la vida (Jn
5.24 BAD).
Ciertamente
el tiempo de la ley, que te conducía a la muerte, fue con tal
esplendor que tenían que cubrir el rostro de Moisés a causa de la
Gloria de Jehová. Sin embargo, ese tiempo de la condenación ya ha
llegado a su fin y ahora tú vives el tiempo de la Gracia y la
justificación, y mediante la fe, que es creerle a Dios, creyendo Su
Palabra, has pasado de muerte a vida.
El
ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido
para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn
10.10).
¡No
cualquier clase de vida, ni cualquier forma de abundancia sino la
Abundante Vida Eterna de un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo!
Pero
ahora tanto mejor ministerio es el suyo [el
del Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús], cuanto es
mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas (He
8.6).
Es
este mejor pacto, establecido sobre mejores promesas, el que te
permite asegurar, con toda certeza, que sea cual sea el reto,
problema, enfermedad o aflicción que estés enfrentando el día de
hoy, tú saldrás más que vencedor(a) por medio de Aquel que te ama
tanto, Cristo Jesús.
Ahora,
pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús,
los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha
librado de la ley del pecado y de la muerte (Ro
8.1-2).
De
acuerdo a la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, los días
de vivir todo(a) condenado(a) a causa de tus errores, fracasos y
pecados están terminados. Si has aceptado a Jesucristo como tu Señor
y Salvador (si no lo ha hecho sólo tienes que hacerlo), entonces,
sin lugar a dudas, y sin importar lo que hayas hecho, todos tus
pecados han sido pagados y perdonados, has Nacido de Nuevo como un(a)
Hijo(a) de Dios y ahora estás en Cristo.
¡La
ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha librado de la ley
del pecado y de la muerte!
De
modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas
viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2
Co 5.17).
Es
de ti de quien está hablando la Biblia: ¡Eres Nueva Creación! ¡Las
cosas viejas pasaron! ¡Tienes una Vida totalmente Nueva! ¡Lo mejor
de tu Vida está delante de ti!
Y
sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien,
esto es, a los que conforme a su propósito son llamados (Ro
8.28).
Este
es el ministerio glorioso del Espíritu de Dios, que Él esta contigo
para intervenir a tu favor para que todas las cosas te ayuden a bien
pues eres escogido(a) con propósito por parte de Dios, tu Padre.
¿Qué
podemos decir acerca de cosas tan maravillosas como éstas? Si Dios
está a favor de nosotros, ¿quién podrá ponerse en nuestra contra?
(Ro
8.31 NTV).
Así
que, ¡ten ánimo! ¡No hay forma que puedas perder!
Tu
mano se alzará sobre tus enemigos, y todos tus adversarios serán
destruidos (Miq
5.9).
Amado
Padre celestial, que hermoso y reconfortante es saberme tan amado(a)
por Ti. Quiero agradecerte que hoy sé que si
el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria,
tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro
de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de
perecer, más glorioso es el Ministerio de Tu Espíritu Santo en mi
vida. Señor Jesús,
gracias porque con Tu muerte y resurrección me justificaste y me
diste una Vida totalmente Nueva. Gracias porque no es una vida común
y corriente. Por ti, Señor Jesús, ahora puedo gozar la Vida Eterna
de un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. ¡Tengo Vida de Reino!
¡Tengo Vida de Poder! Por Ti, mi amado Jesús, he Nacido de Nuevo y
ahora Dios, el Todopoderoso, es Abba, Padre, mi Papá. Gracias por
todas y cada una de Tus Promesas que me has hecho. Leer de ellas en
Tu Palabra, la Biblia, me hace conocer la Verdad y la Verdad me hace
libre. ¡Tengo entendimiento y resplandezco como el resplandor del
firmamento! Soy libre para recibir, por medio de la fe en Ti,
Jesucristo, esta Nueva Vida. Soy libre para recibir, por medio de la
fe en Tu Palabra, esta identidad de Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo, siendo renacido(a), no de simiente corruptible, sino de
incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para
siempre. Soy libre para recibir, por medio de la fe en Tu Palabra, el
cumplimiento en mi Vida de todas y cada una de Tus Promesas. Por lo
tanto, amado Padre celestial, todas y cada una de las Promesas que
están en Tu Palabra son mías y para mí. Hoy puedo orar a Ti con la
certeza de que me escuchas y me respondes. Tengo gozo y paz en mi
corazón pues puedo pedir y recibir. Por lo tanto, en el nombre
poderoso de Cristo Jesús, declaró que soy sano(a) y libre de toda
enfermedad o dolencia; creo y recibo la voluntad expresa de mi Padre,
Dios Todopoderoso, para ser y vivir prosperado(a) en todas las cosas.
Echo fuera de mi vida todo pensamiento de temor y duda resistiendo
todo engaño y mentira acerca de mí. Yo soy lo que la Biblia dice
que soy. Un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios; especial tesoro de mi Padre;
todo lo puedo en Cristo que me fortalece y en todas las cosas,
absolutamente todas las cosas, soy más que vencedor(a) por medio del
Amor de Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. Señor Jesús, hoy
me alegro en el gozo y la paz que brindan el ser la persona que Tú
dices que soy. Amén.
Nota
Importante:
¿Cómo
me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo
haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y
corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor
Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de
la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a)
pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí
acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y
te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para
siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y
mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y
profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de
las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios,
ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de
Jesús. Amén.
*Ricardo
C. Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la
Biblia.
Agosto
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Co 2.5-3.18 / 2 R 15-16 / Miq 5
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