Jueves 22 de Agosto
de 2013.
¡Igual al Padre!
Por Riqui Ricón*
Y por esta causa los judíos
perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en el día de
reposo. Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo
trabajo. Por esto los judíos aun más procuraban matarle, porque no
sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su
propio Padre, haciéndose igual a Dios (Jn 5.16-18).
Es muy interesante notar aquí, como
la Escritura te enseña cuáles fueron las dos razones por las cuales los judíos
mataron a Jesús: uno, por hacer milagros en el día de reposo y dos, por decir
que Dios era Su propio Padre.
Esto último, fue demasiado para las
mentes religiosos de ese tiempo y no lo pudieron soportar, pues, en el correcto
sentido de las palabras, tanto antes como hoy, decir que uno es Hijo de Dios
significa necesariamente tener la misma naturaleza que Dios (ser igual a Dios).
Para aquellos judíos esta mera idea
era impensable.
¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos!
El mundo no nos conoce, precisamente
porque no lo conoció a él (1 Jn 3.1 NVI).
La única forma para comprender y
asimilar esto es cuando sabes y crees el Amor de Dios.
Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene
para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios,
y Dios en él. En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que
tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en
este mundo (1 Jn 4.16-17).
Es por el Amor que Él siente por
ti, que tú has sido llamado(a) y constituido(a) por el mismísimo Dios como un(a)
Hijo(a) Suyo(a). ¡Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo!
Porque de
tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Dios te ama tanto que prefirió
entregar a su propio Hijo para pagar TODOS tus pecados antes que perderte a ti.
Jesús no vino a condenarte sino que, por medio de Su Sangre, muerte y
resurrección, te ha dado la Vida Eterna de un(a) Hijo(a) del Rey.
Yo publicaré el decreto;
Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por
herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines de la tierra (Sal 2.7-8).
De acuerdo a la Biblia, que es la
Palabra de Dios y no miente, tú eres legal y literalmente un(a) Hijo(a) de
Dios. Esta es tu verdadera identidad y esta es la razón por la que Jesús dio su
vida en esa cruz, por amor a ti.
Porque convenía a aquel por
cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la
gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos (He 2.10).
Porque a los que antes
conoció, también los predestinó para
que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el
primogénito entre muchos hermanos (Ro 8.29).
La actitud de los judíos de
antaño hacia las enseñanzas y la persona de Jesús es un mero reflejo del pánico
que Satanás tiene de que en Verdad tú comiences a creer que eres la persona que
Dios dice en Su Palabra que eres: ¡Un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo!
Sin importar la situación en que
te encuentres el día de hoy, si tú has hecho a Jesucristo el Señor y Salvador
de tu vida, ten la certeza, la plena seguridad y confianza que puedes orar a tu
Padre y pedirle que te ayude, teniendo la total certeza que Él no faltará a Su
Palabra y contestará favorablemente todas tus oraciones.
Por tanto,
teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios,
retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote
que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en
todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues,
confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia
para el oportuno socorro (He 4.14-16).
Tu enemigo, el diablo, tratará
por todos los medios de apartarte de esta verdad: que tú eres un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios y que Él no dejará de
cumplirte Su Palabra. Satanás tratará de producir duda e incredulidad en tu
mente y corazón hacia la Palabra de Dios para que, olvidando quien tú ya eres, seas
desanimado(a) y tentado(a) a desobedecer.
Pero no quisieron escuchar,
antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír; y
pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová
de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros;
vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos (Zac 7.11-12).
Jesús ha vencido al mundo por ti y te ha traspasado Su Victoria.
Estas cosas os he
hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad,
yo he vencido al mundo (Jn 16.33)
La victoria que vence al mundo es
tu fe.
Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la
victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe (1 Jn 5.4).
Y la fe viene por el oír la
Palabra de Dios. Esto es, creerle a Dios, creyendo a Su Palabra, sabiendo que
tú eres el (la) amado(a) y especial tesoro de Dios.
Así que, no permitas que ningún
problema o circunstancia adversa te haga dudar del Amor de tu Padre. No
permitas que la duda, y el temor que ésta produce, te roben tu identidad como
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los
esclavice al miedo, sino el Espíritu que
los adopta como hijos y les permite clamar:
"¡Abba! ¡Padre!" (Ro 8.15 NVI).
No lo dudes más,
de acuerdo a las enseñanzas de Jesucristo, al Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús
y a todo el mensaje contenido en la Palabra de Dios, la Biblia (y por más que
chillen los demonios, blasfemia, blasfemia), tú eres legítimamente un(a)
Hijo(a) del Dios Todopoderoso.
Y daré por respuesta a
mi avergonzador, Que en tu palabra he confiado (Sal 119.42).
¡Jamás serás avergonzado(a) de
haber confiado y creído la Palabra de Dios!
Oremos:
Amado Padre celestial, en este
momento quiero decirte cuanto te amo y cuan agradecido estoy por Tu Amor.
Gracias Jesús por Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota en esa cruz
por Amor a mí. Sé que he sido justificado(a) y perdonado(a) en Tu Sangre. Ahora
soy legítimamente un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y este acto soberano
de Tu Amor y Gracia sobre mí me coloca a la estatura del Varón perfecto, Cristo
Jesús. Ante cualquier reto que esté enfrentando el día de hoy, sé también que
jamás me dejarás, pues Tú, Jesucristo, eres mi guardador y el maligno no me
toca. Tú has dicho en Tu Palabra que a los que te amamos TODAS las cosas nos
ayudarán a bien, así que, este día, yo, ________________ (tu nombre aquí), creo
y declaro que soy sano(a), soy libre,
soy próspero(a) y soy feliz. De todo problema,
circunstancia o enfermedad estoy cien por ciento seguro(a) que salgo más
que vencedor(a) pues todo lo puedo en Cristo Jesús, mi Señor y Salvador. Lo
creo y lo confieso en Tu nombre Señor Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor
Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen
María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te
digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí
acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro
mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y
para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi
Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe
he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz
admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú
eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el
nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Agosto
22 Jn
5.1-18 /
1 Cr 18-19 / Zac 7
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