Domingo 12 de Febrero de 2012.
¡Con la Palabra y por la Palabra!
Por Riqui Ricón*
Hijo mío, si recibieres mis palabras, Y mis mandamientos guardares dentro de ti, Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; Si inclinares tu corazón a la prudencia, Si clamares a la inteligencia, Y a la prudencia dieres tu voz; Si como a la plata la buscares, Y la escudriñares como a tesoros, Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios. Porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia (Pro 2.1-6).
Que hermoso es leer, en la Biblia, las Palabras de tu Padre celestial, quien te enseña el camino de la Vida Plena, invitándote a que recibas Sus Palabras y guardes Sus mandamientos dentro de ti con el propósito expreso de bendecirte, al entender el temor del Señor y hallar el conocimiento de Dios. ¡Es asombroso el Amor que Dios, el Todopoderoso, siente por ti!
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (Efe 2.4-10).
Dios es Amor y sólo entendiendo el Amor de Dios hacia ti podrás entender el temor de Dios. Esto solo lo puedes lograr atendiendo a la sabiduría contenida en la Biblia, que es la Palabra de Dios (la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria -1 Co 2.7-).
Nunca serán suficientes las veces que reconozcas que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti. Aun estando tú muerta(o) en delitos y pecados, por el gran Amor con que Dios te ama, te dio vida juntamente con Cristo -por gracia eres salva(o)-, y juntamente con Él te resucitó; te hizo Nacer de Nuevo como un(a) Hija(o) Suya(o), dándote el regalo de la Vida Eterna y te hizo sentar en lugares celestiales con Cristo Jesús.
Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 6.23).
Recibir Sus Palabras, y guardar Sus mandamientos dentro de ti, haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; inclinar tu corazón a la prudencia, clamar a la inteligencia, y a la prudencia dar tu voz; buscarla como a la plata, y escudriñarla como a tesoros; significa creerle a Dios, creerle a Su Palabra. Significa creer y aceptar que ahora, por Cristo Jesús, tú eres la persona que Dios dice que eres: Su Hija(o) amada(o).
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él (1 Jn 3.1).
Este es, ha sido y siempre será, el plan de Dios para tu vida, que creas, te sientas y vivas por siempre como un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo. Sólo así entenderás lo que el temor de Dios es: la admiración reverente que siente un Hijo hacia su Padre como resultado del Amor Ágape, el Amor de Pacto. Este Amor ha jurado amarte por siempre, no por lo que tú hagas o dejes de hacer, sino por el Nuevo pacto en la Sangre de Jesús.
Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna (He 9.15).
¿No es realmente asombroso? ¡Es Amor Puro!
¡La Biblia es la Palabra de Dios! Esto quiere decir que todo lo que lees en la Biblia son las Palabras salidas de la Boca de Dios y que, por lo tanto, se van a cumplir todas, porque primero el sol y la tierra dejan de existir antes que la Palabra de Dios deje de cumplirse.
Así que, de acuerdo a todo esto, ahora el que suple todo lo que te falta, conforme a Sus riquezas en gloria, es Dios; ciertamente Él llevó tus enfermedades y sufrió tus dolencias y por Sus heridas ya has sido sanada(o); todo, absolutamente todo, lo puedes en Cristo que te fortalece; en todas las cosas eres más que vencedor(a), pues mayor es el que está en ti, el Espíritu Santo, que el que está en el mundo.
Si te preguntas, ¿cómo lo sé? La respuesta es bien sencilla: ¡Está escrito en la Palabra de Dios!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, Tu Palabra, la Biblia, dice que yo he conocido y creído el amor que Tú, Dios, tienes para conmigo. Dios, Tú eres amor; y si permanezco en amor, permanezco en Ti, y Tú en mí. En esto se ha perfeccionado el Amor en mí, para que tenga confianza en el día del juicio; pues como Jesús es, así soy yo en este mundo. Gracias por haberme amado tanto que preferiste entregar a Tu Propio Hijo antes que perderme a ti. Ahora entiendo, Señor Jesús, que en el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. En verdad que yo te amo con todas mis fuerzas, con todo mi ser y con todo mi corazón, porque Tú me amaste primero. Ya no voy a dudar más. ¡No voy a temer! ¡Voy a creer! ¡Creo en Ti, Señor Jesús! ¡Creo en Tu Amor por mí! ¡Creo en Tu sacrificio en la cruz! ¡Creo en Tu Sangre preciosa, derramada hasta la última gota por Amor a mí! ¡Creo que pagaste todos mis pecados y yo ya no tengo que pagar más! ¡Creo en Tu resurrección, que me da acceso a la Vida Nueva, la Vida Plena! ¡Creo en la Vida Eterna que compraste para mí! ¡Creo en Tu Palabra, que es Palabra de Honor! Por lo tanto, declaro que ante todo problema, enfermedad o circunstancia, yo, _____________ (tu nombre aquí), soy más que vencedor(a) por medio de Tu Amor por mí, oh Dios. Nada, ni nadie, me podrán hacer frente todos los días de mi vida -y yo soy eterna(o)-, pues como Jesús es, así soy yo en este mundo. En Tu nombre y conforme a Tu Palabra, bendigo mi vida; bendigo mi familia; bendigo mi cuerpo y mi salud; bendigo mis finanzas y bendigo mi caminar contigo, mi Dios y Padre. En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Febrero 12 Heb 9.1-22 / Ex 6.28-8.32 / Pro 2
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