martes, 3 de mayo de 2022

¿Por qué escucharía Dios a alguien como tú?

                                                                                                                                                                                       <ENGLISH>





 03 Mayo  

¿Por qué escucharía Dios a alguien como tú?


¡Por tu elocuente Mediador!

Por Riqui Ricón*

Si tuviese cerca de él Algún elocuente mediador muy escogido, Que anuncie al hombre su deber; Que le diga que Dios tuvo de él misericordia, Que lo libró de descender al sepulcro, Que halló redención; Su carne será más tierna que la del niño, Volverá a los días de su juventud. Orará a Dios, y éste le amará, Y verá su faz con júbilo; Y restaurará al hombre su justicia. El mira sobre los hombres; y al que dijere: Pequé, y pervertí lo recto, Y no me ha aprovechado, Dios redimirá su alma para que no pase al sepulcro, Y su vida se verá en luz. He aquí, todas estas cosas hace Dios Dos y tres veces con el hombre, Para apartar su alma del sepulcro, Y para iluminarlo con la luz de los vivientes (Job 33. 23-30).

Que hermoso y reconfortante es saber que tú cuentas con ese escogido y elocuente mediador: Cristo Jesús.

Por Él, puedes estar seguro(a) que el Amor y la misericordia de Dios son abundantes para contigo y has hallado redención. ¡Jesús te ha librado de descender al sepulcro! ¡Ha pagado todos tus pecados!

Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 6.23).

Has sido justificado(a), perdonado(a) y creado(a) de Nuevo (mas ahora como un(a) Hijo(a) de Dios), para poder estar delante de Su Presencia limpio(a) y sin mancha, como lavado(a) en la preciosa Sangre de tu Señor, Rey y Salvador.

Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios (Ro 5. 1-2).

Ahora puedes, con toda confianza, acercarte a tu Dios y Padre para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (He 4.16).

La Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, te asegura que cuando tú oras a Dios, Él te escucha; y no solamente te escucha sino que, mientras tú oras, tu mediador, Jesucristo, presenta tu oración delante del Padre para hablar a tu favor.

Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová (Sal 40.1-3).

Así que, no permitas que nada, ni nadie, ni enfermedad, ni circunstancias difíciles y ni aún el pecado, te desanimen para cada día buscar la comunión con Dios en la oración y a través de la lectura y la meditación de Su Palabra.

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).

Dios, en Su infinito Amor por ti, te enseña en Su Palabra la manera en que tú puedes hacer prosperar tu camino y que todo te salga bien: ¡Haz de la lectura y meditación de la Biblia la norma máxima de tu vida! ¡Medita en Ella de día y de noche!

Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios (Ro 10.17).

La fe ES cuando lees y meditas la Biblia.

Porque la fe viene cuando se escucha con atención el mensaje que predicamos acerca de Jesucristo (Ro 10.17 CST).

Por tu fe, por creerle a Dios, creyendo Su Palabra, puedes vivir confiadamente por siempre.

Así que vivimos confiados siempre… (porque por fe andamos, no por vista) (2 Co 5.6a, 7).

Tú necesitas fe para vivir en victoria siempre y la fe viene por escuchar continuamente y con atención el mensaje de la Palabra de Dios.

Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).

Y recuerda, si has cometido pecado no huyas de Dios, corre hacia Él porque,

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1.9).

Él no te ha dejado, ni te dejará. Su propósito para contigo es que tengas una vida llena de luz y plenitud.

Así es, puedes gritarlo si quieres: ¡Vivo en la Luz!

¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 8. 33-39).

¡Jesús es un elocuente mediador muy escogido que intercede por ti a la diestra de Dios!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, ¿qué puedo decir a todo esto? Solamente que te amo, que conocerte a Ti, conocer Tu Palabra y Tu Amor para conmigo, es lo mejor que me ha sucedido. Creo y recibo Tu Amor. Gracias por ese elocuente y escogido mediador que me has dado. ¡Gracias Jesús! Hoy puedo enfrentar cualquier problema o circunstancia sabiendo quién soy yo y quién está conmigo. Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y no Nací de Nuevo de una simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es Tu Palabra que vive y permanece para siempre. Creo y declaro firmemente que yo, __________ (tu nombre aquí), tengo la Vida Eterna que Tú, Jesucristo, compraste para mí. Creo y declaro firmemente que  Dios, el Espíritu Santo, está en mí y conmigo; y si Tú, oh Dios, estás conmigo ¿quién contra mí? ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! ¡En toda angustia, problema o enfermedad soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús! ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)!  ¡Gracias Padre! ¡Muchas Gracias! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 

 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Mayo 3                                     Hch 15. 22-41  /  Jue 1  /  Job 33

 

Cápsula del día.





Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI 




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Mayo 3                                     Hch 15. 22-41  /  Jue 1   Job 33

 

Hechos 15. 22-41

22Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los hermanos; 23y escribir por conducto de ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia, salud. 24Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, 25nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo, 26hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. 27Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo mismo. 28Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: 29que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.

30Así, pues, los que fueron enviados descendieron a Antioquía, y reuniendo a la congregación, entregaron la carta; 31habiendo leído la cual, se regocijaron por la consolación. 32Y Judas y Silas, como ellos también eran profetas, consolaron y confirmaron a los hermanos con abundancia de palabras. 33Y pasando algún tiempo allí, fueron despedidos en paz por los hermanos, para volver a aquellos que los habían enviado. 34Mas a Silas le pareció bien el quedarse allí. 35Y Pablo y Bernabé continuaron en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos.

Pablo se separa de Bernabé, y comienza su segundo viaje misionero

36Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están. 37Y Bernabé quería que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos; 38pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia,i y no había ido con ellos a la obra. 39Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre, 40y Pablo, escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor, 41y pasó por Siria y Cilicia, confirmando a las iglesias.[1]

 

Jueces 1

Judá y Simeón capturan a Adoni-bezec

1

1Aconteció después de la muerte de Josué, que los hijos de Israel consultaron a Jehová, diciendo: ¿Quién de nosotros subirá primero a pelear contra los cananeos? 2Y Jehová respondió: Judá subirá; he aquí que yo he entregado la tierra en sus manos. 3Y Judá dijo a Simeón su hermano: Sube conmigo al territorio que se me ha adjudicado, y peleemos contra el cananeo, y yo también iré contigo al tuyo. Y Simeón fue con él. 4Y subió Judá, y Jehová entregó en sus manos al cananeo y al ferezeo; e hirieron de ellos en Bezec a diez mil hombres. 5Y hallaron a Adoni-bezec en Bezec, y pelearon contra él; y derrotaron al cananeo y al ferezeo. 6Mas Adoni-bezec huyó; y le siguieron y le prendieron, y le cortaron los pulgares de las manos y de los pies. 7Entonces dijo Adoni-bezec: Setenta reyes, cortados los pulgares de sus manos y de sus pies, recogían las migajas debajo de mi mesa; como yo hice, así me ha pagado Dios. Y le llevaron a Jerusalén, donde murió.

Judá conquista Jerusalén y Hebrón

8Y combatieron los hijos de Judá a Jerusalén y la tomaron, y pasaron a sus habitantes a filo de espada y pusieron fuego a la ciudad. 9Después los hijos de Judá descendieron para pelear contra el cananeo que habitaba en las montañas, en el Neguev, y en los llanos. 10Y marchó Judá contra el cananeo que habitaba en Hebrón, la cual se llamaba antes Quiriat-arba; e hirieron a Sesai, a Ahimán y a Talmai.

Otoniel conquista Debir y recibe a Acsa

(Jos. 15.15–19)

11De allí fue a los que habitaban en Debir, que antes se llamaba Quiriat-sefer. 12Y dijo Caleb: El que atacare a Quiriat-sefer y la tomare, yo le daré Acsa mi hija por mujer. 13Y la tomó Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb; y él le dio Acsa su hija por mujer. 14Y cuando ella se iba con él, la persuadió que pidiese a su padre un campo. Y ella se bajó del asno, y Caleb le dijo: ¿Qué tienes? 15Ella entonces le respondió: Concédeme un don; puesto que me has dado tierra del Neguev, dame también fuentes de aguas. Entonces Caleb le dio las fuentes de arriba y las fuentes de abajo.

Extensión de las conquistas de Judá y de Benjamín

16Y los hijos del ceneo, suegro de Moisés, subieron de la ciudad de las palmeras con los hijos de Judá al desierto de Judá, que está en el Neguev cerca de Arad; y fueron y habitaron con el pueblo. 17Y fue Judá con su hermano Simeón, y derrotaron al cananeo que habitaba en Sefat, y la asolaron; y pusieron por nombre a la ciudad, Horma. 18Tomó también Judá a Gaza con su territorio, Ascalón con su territorio y Ecrón con su territorio. 19Y Jehová estaba con Judá, quien arrojó a los de las montañas; mas no pudo arrojar a los que habitaban en los llanos, los cuales tenían carros herrados. 20Y dieron Hebrón a Caleb, como Moisés había dicho; y él arrojó de allí a los tres hijos de Anac.a 21Mas al jebuseo que habitaba en Jerusalén no lo arrojaron los hijos de Benjamín, y el jebuseo habitó con los hijos de Benjamín en Jerusalén hasta hoy.b

José conquista Bet-el

22También la casa de José subió contra Bet-el; y Jehová estaba con ellos. 23Y la casa de José puso espías en Bet-el, ciudad que antes se llamaba Luz. 24Y los que espiaban vieron a un hombre que salía de la ciudad, y le dijeron: Muéstranos ahora la entrada de la ciudad, y haremos contigo misericordia. 25Y él les mostró la entrada a la ciudad, y la hirieron a filo de espada; pero dejaron ir a aquel hombre con toda su familia. 26Y se fue el hombre a la tierra de los heteos, y edificó una ciudad a la cual llamó Luz; y este es su nombre hasta hoy.

Extensión de las conquistas de Manasés y de Efraín

27Tampoco Manasés arrojó a los de Bet-seán, ni a los de sus aldeas, ni a los de Taanac y sus aldeas, ni a los de Dor y sus aldeas, ni a los habitantes de Ibleam y sus aldeas, ni a los que habitan en Meguido y en sus aldeas; y el cananeo persistía en habitar en aquella tierra. 28Pero cuando Israel se sintió fuerte hizo al cananeo tributario, mas no lo arrojó.c

29Tampoco Efraín arrojó al cananeo que habitaba en Gezer, sino que habitó el cananeo en medio de ellos en Gezer.d

Extensión de las conquistas de las demás tribus

30Tampoco Zabulón arrojó a los que habitaban en Quitrón, ni a los que habitaban en Naalal, sino que el cananeo habitó en medio de él, y le fue tributario.

31Tampoco Aser arrojó a los que habitaban en Aco, ni a los que habitaban en Sidón, en Ahlab, en Aczib, en Helba, en Afec y en Rehob. 32Y moró Aser entre los cananeos que habitaban en la tierra; pues no los arrojó.

33Tampoco Neftalí arrojó a los que habitaban en Bet-semes, ni a los que habitaban en Bet-anat, sino que moró entre los cananeos que habitaban en la tierra; mas le fueron tributarios los moradores de Bet-semes y los moradores de Bet-anat.

34Los amorreos acosaron a los hijos de Dan hasta el monte, y no los dejaron descender a los llanos. 35Y el amorreo persistió en habitar en el monte de Heres, en Ajalón y en Saalbim; pero cuando la casa de José cobró fuerzas, lo hizo tributario. 36Y el límite del amorreo fue desde la subida de Acrabim, desde Sela hacia arriba.[2]

 

Job 33

 

Eliú censura a Job

33

     1     Por tanto, Job, oye ahora mis razones,

Y escucha todas mis palabras.

     2     He aquí yo abriré ahora mi boca,

Y mi lengua hablará en mi garganta.

     3     Mis razones declararán la rectitud de mi corazón,

Y lo que saben mis labios, lo hablarán con sinceridad.

     4     El espíritu de Dios me hizo,

Y el soplo del Omnipotente me dio vida.

     5     Respóndeme si puedes;

Ordena tus palabras, ponte en pie.

     6     Heme aquí a mí en lugar de Dios, conforme a tu dicho;

De barro fui yo también formado.

     7     He aquí, mi terror no te espantará,

Ni mi mano se agravará sobre ti.

     8     De cierto tú dijiste a oídos míos,

Y yo oí la voz de tus palabras que decían:

     9     Yo soy limpio y sin defecto;

Soy inocente, y no hay maldad en mí.

     10     He aquí que él buscó reproches contra mí,

Y me tiene por su enemigo;

     11     Puso mis pies en el cepo,

Y vigiló todas mis sendas.

     12     He aquí, en esto no has hablado justamente;

Yo te responderé que mayor es Dios que el hombre.

     13     ¿Por qué contiendes contra él?

Porque él no da cuenta de ninguna de sus razones.

     14     Sin embargo, en una o en dos maneras habla Dios;

Pero el hombre no entiende.

     15     Por sueño, en visión nocturna,

Cuando el sueño cae sobre los hombres,

Cuando se adormecen sobre el lecho,

     16     Entonces revela al oído de los hombres,

Y les señala su consejo,

     17     Para quitar al hombre de su obra,

Y apartar del varón la soberbia.

     18     Detendrá su alma del sepulcro,

Y su vida de que perezca a espada.

     19     También sobre su cama es castigado

Con dolor fuerte en todos sus huesos,

     20     Que le hace que su vida aborrezca el pan,

Y su alma la comida suave.

     21     Su carne desfallece, de manera que no se ve,

Y sus huesos, que antes no se veían, aparecen.

     22     Su alma se acerca al sepulcro,

Y su vida a los que causan la muerte.

     23     Si tuviese cerca de él

Algún elocuente mediador muy escogido,

Que anuncie al hombre su deber;

     24     Que le diga que Dios tuvo de él misericordia,

Que lo libró de descender al sepulcro,

Que halló redención;

     25     Su carne será más tierna que la del niño,

Volverá a los días de su juventud.

     26     Orará a Dios, y éste le amará,

Y verá su faz con júbilo;

Y restaurará al hombre su justicia.

     27     El mira sobre los hombres; y al que dijere:

Pequé, y pervertí lo recto,

Y no me ha aprovechado,

     28     Dios redimirá su alma para que no pase al sepulcro,

Y su vida se verá en luz.

     29     He aquí, todas estas cosas hace Dios

Dos y tres veces con el hombre,

     30     Para apartar su alma del sepulcro,

Y para iluminarlo con la luz de los vivientes.

     31     Escucha, Job, y óyeme;

Calla, y yo hablaré.

     32     Si tienes razones, respóndeme;

Habla, porque yo te quiero justificar.

     33     Y si no, óyeme tú a mí;

Calla, y te enseñaré sabiduría.[3]

 



i 15.38: Hch. 13.13.

[1]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Hch 15.22-41). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

a 1.20: Jos. 15.13–14.

b 1.21: Jos. 15.63; 2 S. 5.6; 1 Cr. 11.4.

c 1.27–28: Jos. 17.11–13.

d 1.29: Jos. 16.10.

[2]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Jos 24.33-Jue 1.36). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

[3]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Job 32.22-33.33). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.


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