1 de Agosto
¡Por
causa del Pacto!
Por Riqui Ricón*
Entonces Joacaz
clamó al Señor, y él
lo escuchó, pues vio la gran opresión
del rey de Siria sobre Israel (2 R 13.4).
El pueblo de Israel y su rey Joacaz vivían impíamente,
apartados de Dios y volcados a hacer el mal. En esta actitud de rechazo y
repudio a la Palabra de Dios y a Su Presencia en sus vidas, se habían mantenido
ya por varios siglos. A pesar de todo, por Su Gran Misericordia y Amor, cuando
el rey clamó a Él, Dios lo escuchó y les proveyó de salvación.
El día que clamé, me respondiste; Me
fortaleciste con vigor en mi alma (Sal
138.3).
Te aseguro que entre más estudies y medites la Biblia, te
darás cuenta que el Amor de Dios por ti es sencillamente, ¡Asombroso! Sin
importar las ofensas, pecados o traiciones, Dios siempre te seguirá amando. Él
nunca te ha dejado y jamás te dejará, pues aunque tu padre y tu madre te
abandonen, con todo, el Señor te tomará en Sus brazos (Sal 27.10).
El Señor les proveyó un libertador, de modo que los israelitas pudieron librarse
del poder de los sirios y vivir tranquilos, como antes. Sin embargo,
siguieron el mal ejemplo de la familia de Jeroboán y no se apartaron de
los pecados con que éstos hicieron pecar a Israel, y hasta dejaron en pie la imagen de la diosa
Aserá, que estaba en Samaria
(2 R 13.5-6).
Sin embargo, no obstante, a pesar de todo. ¿Qué pasa? ¿Por qué siguieron con su pecado a pesar de que
Dios respondió a su clamor cuando estaban en aflicción? ¿Cuál es esta
incapacidad del ser humano de responder con fidelidad a Aquel que siempre ha
sido fiel? ¿De dónde viene tanta ingratitud?
Los que se dejan dominar por su naturaleza pecaminosa, solo
piensan en cómo complacer a su propia naturaleza; pero los que viven conforme
al Espíritu Santo, piensan en las cosas propias del Espíritu. Porque la intención
del Espíritu es vida y paz; en cambio, la intención de la naturaleza pecaminosa
es muerte, porque la intención de la naturaleza pecaminosa es rebeldía contra
Dios: nunca ha obedecido a la ley de Dios ni nunca podrá obedecerla. Por eso,
los que viven sometidos al dominio de su propia naturaleza pecaminosa jamás
podrán agradar a Dios. Pero vosotros no vivís conforme a esa naturaleza, sino
que estáis bajo el dominio del Espíritu, si es que verdaderamente el Espíritu
de Dios habita en vosotros (digo esto para recordaros que quien en su interior
no tenga el Espíritu de Cristo, no es de Cristo) Pero si Cristo vive en
vosotros, vuestros cuerpos ciertamente están muertos a causa del pecado, pero
vuestros espíritus viven para hacer lo que es bueno y justo (Ro 8.5-10
CST).
La
Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, te enseña claramente que tú, mi
amado(a), ya no eres más como aquellos israelitas. Ahora, gracias a Jesús, el
Espíritu Santo está contigo y en ti, y tu vieja e ingrata naturaleza es cosa
del pasado.
De modo que
si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí
todas son hechas nuevas
(2 Co 5.17).
Ahora
tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Tu vieja naturaleza, vendida
al pecado, murió juntamente con Cristo Jesús en aquella cruz. Tú no eres un(a)
viejo(a) pecador(a) salvo(a) por Gracia, sino un(a) Hijo(a) amado(a) del Rey
del Universo.
Sin embargo, el Señor tuvo
misericordia de ellos. Por causa del
pacto que había hecho con Abraham, Isaac
y Jacob, se compadeció de los israelitas
y los preservó, y hasta el día de hoy no
ha querido destruirlos ni arrojarlos de su presencia (2 R 13.23).
¡Todo por causa del Pacto!
Del mismo modo, después de haber cenado, tomó la copa y dijo: Esta
copa significa el nuevo pacto,
sellado con mi sangre, que será derramada en vuestro favor (Luc 22.20).
Dado que el Nuevo Pacto en
la Sangre de Jesús es un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas,
puedes estar seguro(a) que Dios, tu Padre, escucha tu oración y obrará a tu
favor más pronto de lo que te imaginas.
Un día contó Jesús a sus discípulos una parábola para exhortarlos
a perseverar en la oración, sin desanimarse, hasta que llegue la respuesta. Les
dijo: En cierta ciudad había un juez que no creía en Dios ni tenía respeto a
nadie; y en la misma ciudad vivía una viuda, que acudía continuamente al juez
para pedirle que le hiciera justicia frente a un adversario que la perjudicaba.
El juez, durante mucho tiempo, no hizo el menor caso a la demandante; pero un
día, cansado ya del asunto, reflexionó: "Yo no creo en Dios ni tengo
respeto a nadie, pero como esta viuda sigue insistiendo, le haré justicia, para
que deje de molestarme y no agote mi paciencia". Luego el Señor añadió: Ya
veis lo que pensó aquel juez; y si él, siendo injusto, decidió hacer justicia,
¿acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que acuden a él de día y de
noche? ¿Pensáis que él tardará mucho en responder a sus clamores? Os aseguro
que no, que pronto les hará justicia. Ahora bien, cuando venga el Hijo del
hombre, ¿encontrará en este mundo perseverancia en la fe? (Luc 18:1-8 CST).
Fe
es creerle a Dios, creyendo Su Palabra. Fe es poner toda tu confianza en Él y
en Su Palabra, de tal forma que tengas la certeza de lo que esperas y estés
convencido(a) de aquello que todavía no ves.
Manténganse alerta;
permanezcan firmes en la fe [creyéndole a Dios, creyendo Su
Palabra];
sean valientes y fuertes (1Co 16.13).
A
diferencia de los israelitas del reino de Joacaz, y a pesar de los problemas,
enfermedades y aflicciones que estés enfrentando el día de hoy, tú puedes ser
valiente y fuerte al permanecer firme en creer la Palabra de Dios. Mantente
firme en creerle y deposita toda tu confianza en Él. ¡Dios no ha faltado jamás
a Su Palabra y nunca lo hará!
Señor Todopoderoso, ¡dichosos los que en ti confían! (Sal 84:12 NVI).
El Nuevo Pacto es verdad gracias al Gran Amor
con que Dios te ha amado.
Porque de
tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no
envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Nunca olvides que Él te ama tanto que
prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar todos tus pecados, antes que
perderte a ti.
¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos!
El mundo no nos conoce,
precisamente porque no lo conoció a él (1Jn 3:1 NVI).
A
pesar de lo que hiciste con tu vida, Él te ama tanto que decidió justificarte,
perdonarte y santificarte para hacer de ti un(a) Hijo(a) Suyo(a). Una Nueva
Creación. Una Nueva especie de ser que no existía antes. Un(a) Hijo(a) de Dios
Nacido(a) de Nuevo.
yo en ellos y tú en mí, para que su unidad sea perfecta, y para
que el mundo sepa que tú me enviaste y
que los has amado a ellos como me has amado a mí (Jua 17:23).
¡Oh,
que hermoso es saber que Dios te ama de la misma forma y magnitud en la que ama
a Jesús!
Dios
es Amor y la relación que ahora tienes con Él se sostiene por el Amor. El Amor
es el vínculo (atadura) perfecto. No son tus lágrimas ni tu clamor los que
mueven la mano de Dios a favor tuyo. Lo que mueve a Dios a favor tuyo es lo que
siente Él por ti, lo que siente el Dios y Padre, Todopoderoso, por Su Hijo(a)
Amado(a). ¡Ése(a) eres tú!
Por
último, una nota esclarecedora acerca del pactar con Dios: ¿Es Dios un Dios de
pactos?
No es que Dios sea un Dios de Pactos como si a
Él le gustase andar haciendo pactos por aquí y por allá. Más bien, esta
expresión está dirigida al ser humano con la intención de que valore la
importancia del Honor y la Fidelidad a la Palabra empeñada. Esto es, permanecer
en la Verdad y no en la mentira.
No es que Dios sea un Dios de Pactos sino que
simple y llanamente Dios tiene Palabra de Honor y cumple todo aquello que ha
hablado. De hecho, Su Palabra tiene todo el Poder y la Autoridad para hacerse
cumplir a sí misma.
Si somos infieles, él
permanece fiel, pues él no puede negar quién es (2 Ti 2.13 NTV).
Oremos
en voz audible:
Amado Padre celestial, en esta hora quiero agradecer Tu Gran
Amor para conmigo, que estando yo muerto(a) en delitos y pecados me diste Vida
juntamente con Cristo. Señor Jesús, gracias por la Vida Nueva que compraste
para mí. Gracias porque no es una vida común y corriente. Por ti, Señor Jesús,
ahora puedo gozar la Vida Eterna de un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
¡Tengo Vida de Reino! ¡Tengo Vida de Poder! Por Ti, mi amado Jesús, he Nacido
de Nuevo y ahora Dios, el Todopoderoso, es Abba, Padre, mi Papá. Leer de esto
en Tu Palabra, la Biblia, me hace conocer la Verdad y la Verdad me hace libre.
¡Tengo entendimiento y resplandezco como el resplandor del firmamento! Soy
libre para recibir, por medio de la fe en Ti, Jesucristo, esta Nueva Vida. Soy
libre para recibir, por medio de la fe en Tu Palabra, esta identidad de Hijo(a)
de Dios Nacido(a) de Nuevo, siendo renacido(a), no de simiente corruptible, sino de
incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Por lo
tanto, amado Padre celestial, todas y cada una de las Promesas que están en Tu
Palabra son mías y para mí. Hoy puedo orar
a Ti con la certeza de que me escuchas y me respondes. Tengo gozo y paz en mi
corazón pues puedo pedir y recibir. Por lo tanto, en el nombre poderoso de
Cristo Jesús, declaró que soy sano(a) y libre de toda enfermedad o dolencia;
creo y recibo la voluntad expresa de mi Padre, Dios Todopoderoso, para ser y
vivir prosperado(a) en todas las cosas. Echo fuera de mi vida todo pensamiento
de temor y duda resistiendo todo engaño y mentira acerca de mí. Yo soy lo que
la Biblia dice que soy. Un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios; especial tesoro de mi
Padre; todo lo puedo en Cristo que me fortalece y en todas las cosas,
absolutamente todas las cosas, soy más que vencedor(a) por medio del Amor de
Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. Señor Jesús, hoy me alegro en el gozo y
la paz que brindan el ser la persona que Tú dices que soy. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación
con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda
tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que
viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he
sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto
tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la
última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque
quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente
Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta
simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido
trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo!
¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré
solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Agosto
1 1 Co
16 /
2 R 12-13 / Miq 3
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