15 de Mayo
¡Con la Palabra de Dios!
Por Riqui Ricón*
Tú, oh Dios, eres mi rey; Manda salvación a Jacob. Por medio de ti
sacudiremos a nuestros enemigos; En tu nombre hollaremos a nuestros
adversarios. Porque no confiaré en mi arco, Ni mi espada me salvará; Pues tú
nos has guardado de nuestros enemigos, Y has avergonzado a los que nos
aborrecían. En Dios nos gloriaremos todo el tiempo, Y para siempre alabaremos
tu nombre (Sal 44.4-8).
Si el día de
hoy estás enfrentando grandes retos o tremendos problemas, aflicciones o
enfermedades, te tengo muy buenas noticias, puedes estar tranquilo(a) y
seguro(a), pues el SEÑOR es tu luz y tu salvación, entonces
¿por qué habrías de temer? El SEÑOR es tu fortaleza y te protege del peligro,
entonces ¿por qué habrías de temblar? Cuando los malvados vengan a devorarte,
cuando tus enemigos y adversarios te ataquen, ellos tropezarán y caerán. Aunque
un ejército poderoso te rodee, tu corazón no temerá. Aunque te ataquen,
permanecerás confiado(a). Porque aunque andes en valle
de sombra y de muerte no temerás mal alguno porque Dios mismo está contigo (Sal
27 y Sal 23).
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
¡Así es! Dios te ama tanto que prefirió entregar a
Su propio Hijo, Jesucristo, antes que perderte a ti. Dios te ama tanto que
envió a Su Hijo Jesús para salvarte y no para condenarte.
Miren con cuánto amor nos ama nuestro Padre que nos llama sus hijos, ¡y
eso es lo que somos! Pero la gente de este mundo no reconoce que somos hijos de
Dios, porque no lo conocen a él (1 Jn 3.1 NTV).
De hecho, Dios te ama tanto que decidió hacer de ti
Su propio(a) Hijo(a).
El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos
nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las
cosas? (Ro 8.32
NVI).
Para que este día salgas más que vencedor(a) tienes
que comprender y creer, de una vez por todas, que Dios en verdad te ama y que
está más que dispuesto para darte, juntamente con Cristo Jesús, ¡todas las
cosas!
¡Dios jamás te dejará a merced de tus problemas, ni
a merced de tus enfermedades o aflicciones! ¡Él es tu Padre que te ama!
De hecho, con Dios, tu Padre, tú sacudirás a tus
enemigos; en el nombre de Jesús hollarás a tus adversarios. Porque no confiarás
en tus fuerzas, ni en tus habilidades. Pues es Él quien te ha guardado de tus
enemigos y ha avergonzado a los que te aborrecían.
¡Escrito está! ¡Es Palabra de Dios! ¡Es Palabra de
Honor!
A la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo: Ten ánimo,
Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que
testifiques también en Roma (Hch 23.11).
En momentos muy difíciles donde pareciera que todo
estaba perdido para Pablo, el Señor lo fortaleció con Su Palabra. De la misma
forma, haz tú de la Biblia la norma máxima de tu existencia, léela y medítala
de día y de noche y obtendrás toda la fe que necesitas para salir más que
vencedor(a) de cualquier problema, angustia o enfermedad.
Así que, ¡ten ánimo! ¡No temas! ¡Cree solamente!
Cualquiera
que ha nacido de Dios vence al mundo; pero esta victoria únicamente puede
obtenerse por la fe, pues nadie puede salir victorioso en la lucha contra el
mal, sino sólo el que cree que Jesús es el Hijo de Dios (1 Jn 5.4-5 CST).
Tú has nacido de Dios y vences al mundo. Tú eres
ese(a) Hijo(a) de Dios lleno(a) de fe que obtienes la victoria donde quiera que
vayas pues Dios, tu Padre, siempre está contigo.
Pues
no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino
que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba,
Padre! (Ro 8.15).
Recuerda que por ese gran Amor con que Dios te ama
ahora eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Lo que literalmente
significa que el Todopoderoso Dios es tu Papá.
Amado(a), la Verdad es que Dios está contigo, y si
Dios está contigo, me pregunto, ¿quién podrá vencerte?
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, gracias por el gran Amor con
que me has amado que estando yo muerto(a) en delitos y pecados me diste Vida
juntamente con Cristo Jesús, y no cualquier clase de vida sino la Vida Eterna
que sólo un(a) Hijo(a) de Dios puede tener. Señor Jesús, muchas gracias por lo
que hiciste por Amor a mí al morir en esa cruz y al resucitar venciendo a la
muerte. Yo, que antes no era nada ni nadie, ahora, gracias a Ti, soy linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por
Dios y puedo proclamar las virtudes de aquel que me llamó de las tinieblas a su
luz admirable, ¡Cristo Jesús! Yo que en otro tiempo no era más que una creatura,
pero que ahora soy Hijo(a) de Dios; que en otro tiempo no había alcanzado
misericordia, pero ahora he alcanzado misericordia. Gracias, muchas gracias
Señor Jesús. Por lo tanto, me determino con Tu ayuda, Espíritu Santo, a no
dejarme engañar por palabras y pensamientos de desaliento, fracaso o derrota.
Yo creo lo que Tú dices acerca de mí: que por Tu Sangre, Señor Jesús, me has
redimido de todo pueblo, lengua o nación; y me has hecho un(a) Hijo(a) de Dios
Nacido(a) de Nuevo. Tú, Señor Jesús, me has hecho rey (reina) y sacerdote
(sacerdotisa) para nuestro Dios, y reinaré sobre esta tierra. Me levanto, en tu
nombre Jesús, a cumplir el propósito y destino Eterno que compraste para mí en
esa cruz. Por lo tanto, hoy declaro que soy sano(a), soy libre, soy próspero(a)
y soy dichoso(a) en todas las cosas. Resisto, con la Palabra de Dios, al
espíritu de temor, al desaliento y a la depresión; no recibo a la enfermedad,
ni a la pobreza; perdono a todos los que me han lastimado y defraudado y recibo
la salud, el gozo, la paz y el amor que son mi herencia y mi derecho, Voy hacer
de mi vida una vida que valga la pena vivirse. ¡Voy a vivir una vida plena y
abundante! ¡Nada ni nadie me pueden detener! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo
15 Hch 22.
30 – 23. 22 / Jue 19 / Sal 44
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