Viernes 7 de Junio
de 2013.
¡Cambia tu forma de pensar de ti
mismo(a)!
Por Riqui Ricón*
No os conforméis a este siglo, sino transformaos
por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál
sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Ro 12.2).
Una de las tareas más importantes
que tienes que desarrollar como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo es la
transformación de tu entendimiento, es decir, cambiar tu forma de pensar.
Esto es vital porque la
influencia del sistema de este mundo ha sido tan fuerte y dominante en el ser
humano que, al venir a Cristo Jesús y Nacer de Nuevo, es necesario que NO te conformes a la forma (valga la
redundancia) como hasta ese momento tú habías sido.
Someteos, pues, a Dios;
resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se
acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble
ánimo, purificad vuestros corazones (Sgo 4.7-8).
Si tú ya piensas como piensas,
¿cómo puedes cambiar tu forma de pensar? La respuesta es sencilla, pero presta
mucha atención porque todas las fuerzas del demonio tratarán de evitar que lo
lleves acabo: ¡Sométete a la Palabra de Dios! Haz de tu lectura de la Biblia la
norma diaria de tu vida. Medita en la Palabra de Dios de día y de noche, ponla
en tu MENTE, BOCA y CORAZÓN, porque sólo el Poder y la Vida que hay en la
Biblia pueden cambiar tu forma de pensar y de hablar.
Lo que trato de enseñarte es que
tú puedes purificar tu corazón con la Palabra de Dios. La Biblia es lo único
que puede habilitarte para resistir al diablo y obligarlo a que huya de ti.
En cuanto a
la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado
conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y
vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la
verdad (Efe 4.22-24).
Esto enseña la Biblia, que es la
Palabra de Dios, y es la Verdad, que el (la) hombre (mujer) viejo(a), ese(a)
que tú eras antes de reconocer a Cristo Jesús como tu Señor y Salvador, está
viciado(a) conforme (en forma de) los deseos engañosos que en la carne tú antes
tenías. La buena noticia es que ese(a) viejo(a) hombre (mujer) ya no existe
más, quedó muerto(a) en la cruz del calvario. Sólo tienes que despojarte de él
(ella). ¡Quitártelo(a) de encima!
Porque el amor de Cristo nos
constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron;
y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino
para aquel que murió y resucitó por ellos (2 Co
5.14-15).
Sólo por el Gran Amor que Jesús
siente por ti fue posible esto; por Su muerte, por Su Sangre, tu viejo yo ha
muerto; por Su Victoria sobre la muerte, Su resurrección, ahora estás vivo(a),
¡has Nacido de Nuevo! Se te ha regalado
la Vida Eterna y esa, mi amado(a), es una Vida totalmente Nueva y diferente a
cualquier cosa que tú siquiera hayas imaginado.
En cuanto a la pasada manera
de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos
engañosos, y renovaos en
el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre,
creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Efe 4.22-24).
El campo de batalla en esta
guerra por instaurar el Reino de Dios en tu vida es tu mente. Si Satanás
consigue que sigas pensando como antes lo hacías, entonces, te habrá anulado
haciéndote creer que sigues siendo el (la) mismo(a). Lo que él no sabe, porque
no puede ni quiere saberlo, es que las armas de
nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de
fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta
contra el conocimiento de Dios, y llevando
cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo (2 Co 10.4-5).
No hay arma más poderosa que la espada
del Espíritu, que es la Palabra de Dios. Al leer y meditar en la Palabra de
Dios cada día el espíritu de tu mente es renovado día a día, fortaleces tu
hombre (mujer) interior, que es el espíritu nuevo que ahora tú eres, y la fe
que vence al mundo crece dentro de ti para desalojar al miedo y al rencor
llenándote del Amor y Poder de Dios para servir, y así, solamente así, vivirás
esa vida plena y abundante que Jesús ganó para ti.
En cuanto a la pasada manera
de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos
engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado
según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Efe
4.22-24).
El (la) hombre (mujer) que ahora
tú eres, YA FUE creada según Dios en la justicia y santidad de la verdad. ¡Tú
no tienes que hacer nada! ¡Jesús ya lo hizo todo por ti! Tú no te puedes hacer
justo(a) a ti mismo(a). Tampoco puedes hacerte santo(a) a ti mismo(a). Sólo el
sacrificio de Amor de Cristo Jesús y la Palabra de Dios tienen el Poder y la
Autoridad suficiente para hacer de ti un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
¡Gloria Dios por el Gran Amor con que te ha amado!
siendo renacidos, no de
simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y
permanece para siempre (1 P 1.23).
No permitas al diablo engañarte
con sus mentiras y engaños. No le permitas, bajo ninguna circunstancia, hacerte
creer que no has Nacido de Nuevo, que si hubieras Nacido de Nuevo no seguirías
siendo el (la) mismo(a) que siempre has sido. Sea cual sea la situación por lo
cual te está diciendo eso, contéstale con la Verdad, dile en su propia cara que
tu Identidad no depende de lo que tú hayas hecho o estés haciendo sino de lo
que Cristo Jesús YA HIZO por ti. Muéstrale que el sacrificio de Jesús es
Perfecto, completo y Acabado, y enséñale que no te dejas amedrentar por sus
engaños, ni mentiras. Muéstrale que tú has creído a Dios y eso basta porque es
la Verdad. Dile que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo
antes que perderte a ti. Dile que ahora eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo y que haz Nacido de Nuevo no de una simiente corruptible sino de la
incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece para
siempre. Dile que tú eres santo(a), justo(a) y perfecto(a), y que TODOS tus
pecados han sido perdonados y ahora son asunto exclusivo entre tú y tu Padre,
el Todopoderoso Dios.
Te aseguro que no lo podrá
resistir, pero tienes que creer, pues al que cree todo le es posible.
Nunca se apartará de tu boca
este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que
guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces
harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).
¡Cambia tu forma de pensar! Haz
de la Biblia la norma máxima de tu vida y te garantizo, sí, te garantizo, que
harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien. ¿Qué cómo puedo estar tan
seguro? ¡Facilísimo! ¡Escrito está! ¡Es Palabra de Dios! ¡Es Palabra de Honor!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, este día
quiero agradecerte por el gran Amor con que me has amado. Cristo Jesús, me
asombro cada día más y más por todo lo que has hecho por mí y en mí. Estoy
decidido(a), con Tu ayuda, Espíritu Santo, a cambiar mi forma de pensar
transformándome en el espíritu de mi mente. Sin importar las circunstancias del
momento o la forma en que hoy me siento, creo y declaro que soy ese(a) Hijo(a)
que Tú, mi Dios y Padre, siempre has deseado, justo(a), santo(a) y perfecto(a).
Lo sé porque así está escrito en Tu Palabra y esa es la Verdad. Estoy
dispuesto(a) a dejar atrás todas esas emociones y pensamientos negativos de
fracaso y de derrota. Esa vieja naturaleza nada tiene en mí, pues yo he sido
regenerado(a) en Cristo Jesús para vivir una Vida Plena y Victoriosa. Lo sé
porque lo dice la Biblia, lo creo porque es Tu Palabra de Honor y me dispongo,
con Tu ayuda, Espíritu Santo, a vivirlo. Viviré esa vida prospera, en salud,
amor, paz y gozo que Tú, oh Dios, deseas para mí. Yo, _____________ (tu nombre
aquí), soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Todo lo puedo en Cristo
que me fortalece, pues mayor es el que está en mí que el que está en el mundo y
ese eres Tú, Precioso Espíritu de Dios. No le daré lugar al diablo y a sus
mentiras en mi vida. ¡No voy a temer más! Echo fuera de mi vida toda ansiedad e
inquietud. ¡En todas las cosas soy más
que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús! ¡Ya he sido sanado(a)
por las heridas de Jesús! ¡He sido establecido(a) para reinar en esta vida por
la sangre de Jesús! No hay forma que pueda perder, pues Tú, mi Dios y Padre,
estás en mí y conmigo, y si Dios es conmigo, ¿quién contra mí? ¡Soy sano(a)!
¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy feliz! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Junio
7 Ro
12 /
1 Sam 23-24 / Sal 67
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