sábado, 7 de octubre de 2023

¿Cuándo es que saldrás de ese hoyo?

<ENGLISH>





 07 Octubre


¿Cuándo es que saldrás de ese hoyo?

 

¡No hay forma que puedas perder!

Por Riqui Ricón *

…porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos (Apo 7.17).

Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre, Y tu memoria de generación en generación. Te levantarás y tendrás misericordia de Sion, Porque es tiempo de tener misericordia de ella, porque el plazo ha llegado (Sal 102.12-13).

Todo plazo tiene su término y el tuyo se cumplió cuando Jesucristo pronunció sus últimas palabras sobre la cruz: consumado es. ¡Está hecho!

Cada una de las promesas expresadas en la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, encontraron su cumplimiento para ti a través de la muerte y resurrección de Cristo Jesús.

¿Y qué significa esto? Qué el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo, ahora es tu pastor y en este día, en este preciso momento, Él te está guiando a fuentes de aguas que son una fuente dentro de ti, que saltan para que puedas vivir una Vida Plena y abundante: ¡Una Vida Eterna!

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!

Lo hizo para que creas en Él, para que creas en Su nombre y para que le creas a Él. Dios entregó a Su propio Hijo por Amor a ti y para que creas que si Él dice en Su Palabra que tú, aunque andes en el valle de sombra y de muerte no temerás porque Él está contigo, entonces, esa es la verdad: ¡Él está contigo!

Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo (Sal 23.4).

¡Dios no te ha dejado, ni te dejará jamás!

Por lo tanto, puedes afirmarte ante cualquier circunstancia o adversidad y declarar con plena confianza: Si Dios es conmigo, ¿quién contra mí?

¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Ro 8.31-32).

El tiempo de la misericordia de Dios no será cuando VEAS la respuesta a las oraciones que levantas delante de Su presencia, sino que, el tiempo de la misericordia de Dios ES cuando CREES plenamente a Su Palabra. Cuando estás totalmente seguro(a), plenamente convencido(a), que si Dios lo dijo, entonces, Él lo va a cumplir, que si Él lo habló, entonces, Dios lo va a ejecutar.

Dios no es un simple *mortal  para mentir y cambiar de parecer.   ¿Acaso no cumple lo que promete  ni lleva a cabo lo que dice? (Num 23.19 NVI).

Dios está enjugando, limpiando, toda lagrima de tus ojos para que puedas ver con claridad que la noche ha quedado atrás y que lo mejor de tu vida ya está delante de ti.

Yo Jehová la guardo, cada momento la regaré; la guardaré de noche y de día, para que nadie la dañe (Isa 27.3).

Así que, no le des lugar al temor y a la duda sino fortalécete en el Señor y en el Poder de Su fuerza que es Su Palabra, pues, tu Dios y Padre sí tiene Palabra de Honor.

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados (Ro 8.28).

¿Amas tú a Dios? Entonces debes saber y creer que eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(o) de Nuevo, llamado(a) por Él, conforme a Su propósito, y todas, absolutamente todas, las cosas que suceden en tu vida te ayudarán a bien.

Dios se ha comprometido con Su Palabra de Honor a que esos problemas, aflicciones y enfermedades Él los cambiará para bien tuyo.

Hijitos, vosotros sois de Dios y habéis vencido a los enemigos de Cristo, porque el Espíritu que está en vosotros es mayor que el espíritu que está en el mundo (1 Jn 4.4 CST).

Sea cual sea la aflicción que el día de hoy estés enfrentando, ¡No temas! ¡Cree solamente! Dios no te ha dejado ni te dejará jamás. El plazo ya se ha cumplido. Ahora Dios es tu propio Padre y está contigo. ¡No hay forma que puedas perder!

Oremos en voz audible:

Amado Padre Celestial, te agradezco infinitamente que me ames tanto y des sentido a mi vida a través de la Sangre de Tu Hijo Jesucristo y de Su resurrección. Creo que la Biblia es Tu Palabra y, por lo tanto, puedo confiar totalmente en ella. Yo daré por respuesta a mi avergonzador que en Tu Palabra he confiado y jamás seré avergonzado por haberte creído. Gracias Jesús, porque es el tiempo de levantarme y comenzar a vivir esa vida plena y abundante que pagaste para mí. ¡Sí Señor, ya estoy bebiendo de esa fuente de vida que es Tu Palabra donde estableces que todas las cosas me ayudan a bien! Tú, Jesús, eres mi Pastor y NADA me faltará. En lugares de delicados pastos me haces descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreas. Confortas mi alma; Me guías por sendas de justicia por amor de Tu nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; Tu vara y tu cayado me infunden aliento. En medio de este problema, necesidad o enfermedad estoy tranquilo(a), confiado(a) en Tu Palabra, pues Tu me preparas un banquete delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en Tu casa, Señor, en Tu Presencia, viviré toda mi vida. Gracias Jesús. ¡No hay forma que pueda perder! Por lo tanto, creo y declaro que soy ese(a) Hijo(a) que Tú, mi Dios y Padre, siempre has deseado, justo(a), santo(a) y perfecto(a). Lo sé porque así está escrito en Tu Palabra y esa es la Verdad. Estoy dispuesto(a) a dejar atrás todas esas emociones y pensamientos negativos de fracaso y de derrota. Esa vieja naturaleza nada tiene en mí, pues yo he sido regenerada(o) en Cristo Jesús para vivir una vida plena y victoriosa. Lo sé porque lo dice la Biblia, lo creo porque es Tu Palabra de Honor y me dispongo, con Tu ayuda, Espíritu Santo, a vivirlo. Viviré esa vida prospera, en salud, amor, paz y gozo que Tú, oh Dios, deseas para mí. Yo, _____________ (tu nombre aquí), soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece, pues mayor es el que está en mí que el que está en el mundo y ese, eres Tú, Precioso Espíritu de Dios. No le daré lugar al diablo y a sus mentiras en mi vida. ¡No voy a temer más! Echo fuera de mi vida toda ansiedad e inquietud. ¡En todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús! ¡Ya he sido sanado(a) por las heridas de Jesús! ¡He sido establecido(a) para reinar en esta vida por la sangre de Jesús! No hay forma que pueda perder, pues Tú, mi Dios y Padre, estás en mí y conmigo, y si Dios es conmigo, ¿quién contra mí? ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspera(a)! ¡Soy feliz! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Octubre 7                     Apo 7 /  Neh 9.38-10-39 / Sal 102


Cápsula del día.




Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI 



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Octubre 7                     Apo 7 /  Neh 9.38-10-39 / Sal 102

 

Apocalipsis

Los 144 mil sellados

7

1Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientosa de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. 2Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, 3diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios.b 4Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel. 5De la tribu de Judá, doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil sellados. De la tribu de Gad, doce mil sellados. 6De la tribu de Aser, doce mil sellados. De la tribu de Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manasés, doce mil sellados. 7De la tribu de Simeón, doce mil sellados. De la tribu de Leví, doce mil sellados. De la tribu de Isacar, doce mil sellados. 8De la tribu de Zabulón, doce mil sellados. De la tribu de José, doce mil sellados. De la tribu de Benjamín, doce mil sellados.

La multitud vestida de ropas blancas

9Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; 10y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero. 11Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, 12diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.

13Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? 14Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación,c y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. 15Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos. 16Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno;d 17porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará,e y los guiará a fuentes de aguas de vida;f y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.g[1]

 

Nehemías

Pacto del pueblo, de guardar la ley

38A causa, pues, de todo esto, nosotros hacemos fiel promesa, y la escribimos, firmada por nuestros príncipes, por nuestros levitas y por nuestros sacerdotes.

10

1Los que firmaron fueron: Nehemías el gobernador, hijo de Hacalías, y Sedequías, 2Seraías, Azarías, Jeremías, 3Pasur, Amarías, Malquías, 4Hatús, Sebanías, Maluc, 5Harim, Meremot, Obadías, 6Daniel, Ginetón, Baruc, 7Mesulam, Abías, Mijamín, 8Maazías, Bilgai y Semaías; éstos eran sacerdotes. 9Y los levitas: Jesúa hijo de Azanías, Binúi de los hijos de Henadad, Cadmiel, 10y sus hermanos Sebanías, Hodías, Kelita, Pelaías, Hanán, 11Micaía, Rehob, Hasabías, 12Zacur, Serebías, Sebanías, 13Hodías, Bani y Beninu. 14Los cabezas del pueblo: Paros, Pahat-moab, Elam, Zatu, Bani, 15Buni, Azgad, Bebai, 16Adonías, Bigvai, Adín, 17Ater, Ezequías, Azur, 18Hodías, Hasum, Bezai, 19Harif, Anatot, Nebai, 20Magpías, Mesulam, Hezir, 21Mesezabeel, Sadoc, Jadúa, 22Pelatías, Hanán, Anaías, 23Oseas, Hananías, Hasub, 24Halohes, Pilha, Sobec, 25Rehum, Hasabna, Maasías, 26Ahías, Hanán, Anán, 27Maluc, Harim y Baana.

28Y el resto del pueblo, los sacerdotes, levitas, porteros y cantores, los sirvientes del templo, y todos los que se habían apartado de los pueblos de las tierras a la ley de Dios, con sus mujeres, sus hijos e hijas, todo el que tenía comprensión y discernimiento, 29se reunieron con sus hermanos y sus principales, para protestar y jurar que andarían en la ley de Dios, que fue dada por Moisés siervo de Dios, y que guardarían y cumplirían todos los mandamientos, decretos y estatutos de Jehová nuestro Señor. 30Y que no daríamos nuestras hijas a los pueblos de la tierra, ni tomaríamos sus hijas para nuestros hijos.a 31Asimismo, que si los pueblos de la tierra trajesen a vender mercaderías y comestibles en día de reposo,* nada tomaríamos de ellos en ese día ni en otro día santificado; y que el año séptimo dejaríamos descansar la tierra,b y remitiríamos toda deuda.c 32Nos impusimos además por ley, el cargo de contribuir cada año con la tercera parte de un siclo para la obra de la casa de nuestro Dios;d 33para el pan de la proposición y para la ofrenda continua, para el holocausto continuo, los días de reposo,* las nuevas lunas, las festividades, y para las cosas santificadas y los sacrificios de expiación por el pecado de Israel, y para todo el servicio de la casa de nuestro Dios. 34Echamos también suertes los sacerdotes, los levitas y el pueblo, acerca de la ofrenda de la leña, para traerla a la casa de nuestro Dios, según las casas de nuestros padres, en los tiempos determinados cada año, para quemar sobre el altar de Jehová nuestro Dios, como está escrito en la ley. 35Y que cada año traeríamos a la casa de Jehová las primicias de nuestra tierra, y las primicias del fruto de todo árbol.e 36Asimismo los primogénitos de nuestros hijos y de nuestros ganados, como está escrito en la ley; y que traeríamos los primogénitos de nuestras vacas y de nuestras ovejas a la casa de nuestro Dios, a los sacerdotes que ministran en la casa de nuestro Dios;f 37que traeríamos también las primicias de nuestras masas, y nuestras ofrendas, y del fruto de todo árbol, y del vino y del aceite, para los sacerdotes, a las cámaras de la casa de nuestro Dios, y el diezmo de nuestra tierra para los levitas;g y que los levitas recibirían las décimas de nuestras labores en todas las ciudades; 38y que estaría el sacerdote hijo de Aarón con los levitas, cuando los levitas recibiesen el diezmo; y que los levitas llevarían el diezmo del diezmoh a la casa de nuestro Dios, a las cámaras de la casa del tesoro. 39Porque a las cámaras del tesoro han de llevar los hijos de Israel y los hijos de Leví la ofrenda del grano, del vino y del aceite; y allí estarán los utensilios del santuario, y los sacerdotes que ministran, los porteros y los cantores; y no abandonaremos la casa de nuestro Dios.[2]

 

SALMO 102

Oración de un afligido

Oración del que sufre, cuando está angustiado, y delante de Jehová derrama su lamento.

     1     Jehová, escucha mi oración,

Y llegue a ti mi clamor.

     2     No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia;

Inclina a mí tu oído;

Apresúrate a responderme el día que te invocare.

     3     Porque mis días se han consumido como humo,

Y mis huesos cual tizón están quemados.

     4     Mi corazón está herido, y seco como la hierba,

Por lo cual me olvido de comer mi pan.

     5     Por la voz de mi gemido

Mis huesos se han pegado a mi carne.

     6     Soy semejante al pelícano del desierto;

Soy como el búho de las soledades;

     7     Velo, y soy

Como el pájaro solitario sobre el tejado.

     8     Cada día me afrentan mis enemigos;

Los que contra mí se enfurecen, se han conjurado contra mí.

     9     Por lo cual yo como ceniza a manera de pan,

Y mi bebida mezclo con lágrimas,

     10     A causa de tu enojo y de tu ira;

Pues me alzaste, y me has arrojado.

     11     Mis días son como sombra que se va,

Y me he secado como la hierba.

     12     Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre,

Y tu memoria de generación en generación.

     13     Te levantarás y tendrás misericordia de Sion,

Porque es tiempo de tener misericordia de ella, porque el plazo ha llegado.

     14     Porque tus siervos aman sus piedras,

Y del polvo de ella tienen compasión.

     15     Entonces las naciones temerán el nombre de Jehová,

Y todos los reyes de la tierra tu gloria;

     16     Por cuanto Jehová habrá edificado a Sion,

Y en su gloria será visto;

     17     Habrá considerado la oración de los desvalidos,

Y no habrá desechado el ruego de ellos.

     18     Se escribirá esto para la generación venidera;

Y el pueblo que está por nacer alabará a JAH,

     19     Porque miró desde lo alto de su santuario;

Jehová miró desde los cielos a la tierra,

     20     Para oír el gemido de los presos,

Para soltar a los sentenciados a muerte;

     21     Para que publique en Sion el nombre de Jehová,

Y su alabanza en Jerusalén,

     22     Cuando los pueblos y los reinos se congreguen

En uno para servir a Jehová.

     23     El debilitó mi fuerza en el camino;

Acortó mis días.

     24     Dije: Dios mío, no me cortes en la mitad de mis días;

Por generación de generaciones son tus años.

     25     Desde el principio tú fundaste la tierra,

Y los cielos son obra de tus manos.

     26     Ellos perecerán, mas tú permanecerás;

Y todos ellos como una vestidura se envejecerán;

Como un vestido los mudarás, y serán mudados;

     27     Pero tú eres el mismo,

Y tus años no se acabarán.a

     28     Los hijos de tus siervos habitarán seguros,

Y su descendencia será establecida delante de ti.[3]

 



a 7.1: Zac. 6.5.

b 7.3: Ez. 9.4.

c 7.14: Dn. 12.1; Mt. 24.21; Mr. 13.19.

d 7.16: Is. 49.10.

e 7.17: Sal. 23.1; Ez. 34.23.

f 7.17: Sal. 23.2; Is. 49.10.

g 7.17: Is. 25.8.

[1] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Ap 6.17-7.17

a 10.30: Ex. 34.16; Dt. 7.3.

b 10.31: Ex. 23.10–11; Lv. 25.1–7.

c 10.31: Dt. 15.1–2.

d 10.32: Ex. 30.11–16.

e 10.35: Ex. 23.19; 34.26; Dt. 26.2.

f 10.36: Ex. 13.2.

g 10.37: Nm. 18.21.

h 10.38: Nm. 18.26.

[2] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Neh 9.37-10.39

a 102.25–27: He. 1.10–12.

[3] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal 101.8-102.28

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Qué piensas al respecto?