jueves, 26 de octubre de 2023

¡Cómo se agrada a Dios!

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 26 Octubre  

¡Cómo se agrada a Dios!

 

¡Aceptando el precio de tu felicidad y dicha!

Por Riqui Ricón*

Estos alzarán su voz, cantarán gozosos por la grandeza de Jehová; desde el mar darán voces. Glorificad por esto a Jehová en los valles; en las orillas del mar sea nombrado Jehová Dios de Israel (Isa 24.14-15).

Una de las experiencias más hermosas y reconfortantes que cualquier padre puede  experimentar es ver y escuchar el gozo y la alegría de sus hijos. Escuchar el canto y la risa de nuestros pequeños es un deleite para el corazón, pues el gozo y la alegría de nuestros hijos nos proporciona gran placer.

Dios es tu Padre que te ama y en la Biblia, que es Su Palabra, está establecido que hay una forma sencilla de agradarle, una manera de conseguir dibujar una sonrisa de satisfacción en el rostro del Todopoderoso: ¡Con tu FE!

En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan (Heb 11:6 NVI).

Al parecer, la única forma posible de agradar a Dios es por medio de tu FE, esto es, creyéndole a Él, creyendo Su Palabra.

Es,  pues,  la fe la certeza de lo que se espera,  la convicción de lo que no se ve (Heb 11:1).

Al meditar en la definición de la FE que Dios nos ha dado en la Biblia, te pueden surgir unas cuantas preguntas, especialmente si estás enfrentando momentos difíciles: ¿Cómo puedo tener la CERTEZA de mi salud cuando estoy padeciendo síntomas y dolores, y además tengo los resultados de los análisis clínicos que confirman el diagnóstico de mi doctor de que tengo una muy seria enfermedad? ¿Cómo puedo estar CONVENCIDO(A) que saldré adelante con los compromisos económicos que tengo cuando acabo de perder el trabajo o los ingresos NO alcanzan? ¿Cómo puedo tener la CERTEZA de aquello que le estoy pidiendo a Dios, y estar CONVENCIDO(A) de aquellas cosas que todavía no veo, cuando lo que SÍ veo es la realidad de mis circunstancias totalmente adversas?

Dios no es como los mortales: no miente ni cambia de opinión. Cuando él dice una cosa, la realiza. Cuando hace una promesa, la cumple (Núm 23:19 DHH).

La respuesta a todas esas preguntas es muy sencilla: Lo único que necesitas es encontrar en la Biblia, que es La Palabra de Dios, alguna Promesa que Él te haya hecho respecto a esa necesidad que estás enfrentando, y entonces puedes estar cien por ciento seguro(a) que Dios te cumplirá lo prometido, pues primero el cielo y la tierra dejan de existir antes que Él deje de cumplir.

Amo a Jehová, pues ha oído Mi voz y mis súplicas; Porque ha inclinado a mí su oído; Por tanto, le invocaré en todos mis días (Sal 116.1-2).

Si el día de hoy estás enfrentando algún problema, angustia o enfermedad, no dejes de orar a tu Padre celestial recordándole las promesas que te ha hecho en Su Palabra, pues todo lo que ores conforme a la Biblia ESTÁ conforme a la Voluntad de Dios y eso, mi amado(a), te garantiza Su respuesta.

Y esta es la confianza que tenemos en él,  que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad,  él nos oye.  Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos,  sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho (1Jn 5:14-15).

Así que, por creerle a Dios, creyendo Su Palabra, tienes garantizada la respuesta divina y, lo que es más importante, dibujarás una sonrisa en el rostro de tu Padre celestial al pedir y recibir con FE.

Tener esta actitud ante Dios, tu Padre, y Su Palabra, siempre te conducirá con gozo a Su Presencia.

Estad siempre gozosos.  Orad sin cesar.  Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.  No apaguéis al Espíritu (1 Tes 5.16-18).

Como puedes ver, el plan de Dios para tu vida siempre ha sido que tú puedas realizar una vida feliz y plena, por eso, Él se aseguró que mediante la FE en Su Hijo Jesucristo [creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra], tú tengas acceso a esa vida dichosa.

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).

Entonces, es importantísimo que aceptes y reconozcas que la Sangre y la Vida de Jesús es el justo precio que se pagó por tu redención y salvación. Que sepas que redimido(a) significa que fuiste comprado(a), al precio de la Sangre de Jesús, de una vida de esclavitud al pecado y a la muerte para ser puesto(a) en libertad. Que salvado(a) representa ser trasladado(a) de un estado de muerte y condenación a un estado de Vida Eterna y Plenitud Total.

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Ro 12.2).

Cuando comprendes que la voluntad del Todopoderoso Dios para tu vida es buena, agradable y perfecta, puedes confiar y descansar en Su Palabra, permitiendo que el gozo del Señor llene tu espíritu y corazón.

Por nada estéis afanosos,  sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego,  con acción de gracias.  (7)  Y la paz de Dios,  que sobrepasa todo entendimiento,  guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús (Flp 4:6-7).

En lugar de afanarte y preocuparte, mejor ora a tu Padre celestial conforme a Su Palabra y descansa confiando en que Él ciertamente te responderá.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo para pagar las consecuencias de tus pecados, antes que perderte a ti. Jesús no ha venido a condenarte sino a ofrecerte una Vida Plena y abundante.

Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas (1 Tes 5.5).

Ahora eres un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios, un(a) Hijo(a) de la luz y puedes estar seguro(a) que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada te podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, tú Señor.

No estéis tristes, pues el gozo del Señor es nuestra fortaleza (Neh 8.10).

Así que, no existe razón, ni pobreza, enfermedad, muerte o mal alguno, por el cual debas permitir que la angustia o el temor afecten tu vida para darle lugar a la tristeza o a la depresión.

Tu Padre celestial quiere verte gozoso(a) y alegre, y si en Verdad lo quieres agradar sólo tienes que creer y recibir la Vida Plena y abundante que Él pagó para ti. No lo olvides, ¡Jesús pagó el justo precio!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, este día quiero volver a agradecerte tanto y tan grande Amor que Tú tienes para mí. Gracias, porque estando yo muerto en mis delitos y pecados, Tú me diste Vida juntamente con Cristo Jesús. Por Tu Gracia es que soy salvo por medio de la FE [de creerte a Ti, creyendo Tu Palabra], y ni la FE ni la Gracia son mías, sino que son un regalo de Tu Amor por mí. Gracias porque en Tu Palabra, La Biblia, me has hecho más de tres mil promesas que afectan todas las áreas de mi existencia y todas estas promesas son SÍ y amén para los que te creemos, para los que creemos tu Palabra. Yo quiero que este día (y todos los demás días de mi vida), te agrades de mí; por eso me determino hoy, con Tu ayuda, Espíritu Santo, a creer, recibir y vivir esa Vida Plena y Abundante que compraste para mí al precio de Tu propia Vida Señor Jesús. Así que me resisto a temer y no daré lugar a la duda, ni al desánimo. Creo y declaro que, ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Octubre 26                             1 Tes 5  /  Isa 23-24/ Sal 116

 


Cápsula del día.




Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI 



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Octubre 26                             1 Tes 5  /  Isa 23-24/ Sal 116

 

1 de Tesalonicenses

 5

1Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba. 2Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche;a 3que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. 4Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. 5Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. 6Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. 7Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. 8Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.b 9Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, 10quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él. 11Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.

Pablo exhorta a los hermanos

12Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan; 13y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros. 14También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos. 15Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos. 16Estad siempre gozosos. 17Orad sin cesar. 18Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. 19No apaguéis al Espíritu. 20No menospreciéis las profecías. 21Examinadlo todo; retened lo bueno. 22Absteneos de toda especie de mal.

23Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 24Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.

Salutaciones y bendición final

25Hermanos, orad por nosotros.

26Saludad a todos los hermanos con ósculo santo.

27Os conjuro por el Señor, que esta carta se lea a todos los santos hermanos.

28La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros. Amén.[1]

 

 

Isaías

Profecía sobre Tiro

23

1Profecía sobre Tiro.a Aullad, naves de Tarsis, porque destruida es Tiro hasta no quedar casa, ni a donde entrar; desde la tierra de Quitim les es revelado. 2Callad, moradores de la costa, mercaderes de Sidón, que pasando el mar te abastecían. 3Su provisión procedía de las sementeras que crecen con las muchas aguas del Nilo, de la mies del río. Fue también emporio de las naciones. 4Avergüénzate, Sidón, porque el mar, la fortaleza del mar habló, diciendo: Nunca estuve de parto, ni di a luz, ni crié jóvenes, ni levanté vírgenes. 5Cuando llegue la noticia a Egipto, tendrán dolor de las nuevas de Tiro. 6Pasaos a Tarsis; aullad, moradores de la costa. 7¿No era ésta vuestra ciudad alegre, con muchos días de antigüedad? Sus pies la llevarán a morar lejos. 8¿Quién decretó esto sobre Tiro, la que repartía coronas, cuyos negociantes eran príncipes, cuyos mercaderes eran los nobles de la tierra? 9Jehová de los ejércitos lo decretó, para envilecer la soberbia de toda gloria, y para abatir a todos los ilustres de la tierra. 10Pasa cual río de tu tierra, oh hija de Tarsis, porque no tendrás ya más poder. 11Extendió su mano sobre el mar, hizo temblar los reinos; Jehová mandó respecto a Canaán, que sus fortalezas sean destruidas. 12Y dijo: No te alegrarás más, oh oprimida virgen hija de Sidón. Levántate para pasar a Quitim, y aun allí no tendrás reposo. 13Mira la tierra de los caldeos. Este pueblo no existía; Asiria la fundó para los moradores del desierto. Levantaron sus fortalezas, edificaron sus palacios; él la convirtió en ruinas. 14Aullad, naves de Tarsis, porque destruida es vuestra fortaleza. 15Acontecerá en aquel día, que Tiro será puesta en olvido por setenta años, como días de un rey. Después de los setenta años, cantará Tiro canción como de ramera. 16Toma arpa, y rodea la ciudad, oh ramera olvidada; haz buena melodía, reitera la canción, para que seas recordada. 17Y acontecerá que al fin de los setenta años visitará Jehová a Tiro; y volverá a comerciar, y otra vez fornicará con todos los reinos del mundo sobre la faz de la tierra. 18Pero sus negocios y ganancias serán consagrados a Jehová; no se guardarán ni se atesorarán, porque sus ganancias serán para los que estuvieren delante de Jehová, para que coman hasta saciarse, y vistan espléndidamente.

El juicio de Jehová sobre la tierra

24

1He aquí que Jehová vacía la tierra y la desnuda, y trastorna su faz, y hace esparcir a sus moradores. 2Y sucederá así como al pueblo, también al sacerdote; como al siervo, así a su amo; como a la criada, a su ama; como al que compra, al que vende; como al que presta, al que toma prestado; como al que da a logro, así al que lo recibe. 3La tierra será enteramente vaciada, y completamente saqueada; porque Jehová ha pronunciado esta palabra.

4Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra. 5Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno. 6Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados; por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y disminuyeron los hombres. 7Se perdió el vino, enfermó la vid, gimieron todos los que eran alegres de corazón. 8Cesó el regocijo de los panderos, se acabó el estruendo de los que se alegran, cesó la alegría del arpa. 9No beberán vino con cantar; la sidra les será amarga a los que la bebieren. 10Quebrantada está la ciudad por la vanidad; toda casa se ha cerrado, para que no entre nadie. 11Hay clamores por falta de vino en las calles; todo gozo se oscureció, se desterró la alegría de la tierra. 12La ciudad quedó desolada, y con ruina fue derribada la puerta. 13Porque así será en medio de la tierra, en medio de los pueblos, como olivo sacudido, como rebuscos después de la vendimia.

14Estos alzarán su voz, cantarán gozosos por la grandeza de Jehová; desde el mar darán voces. 15Glorificad por esto a Jehová en los valles; en las orillas del mar sea nombrado Jehová Dios de Israel. 16De lo postrero de la tierra oímos cánticos: Gloria al justo. Y yo dije: ¡Mi desdicha, mi desdicha, ay de mí! Prevaricadores han prevaricado; y han prevaricado con prevaricación de desleales.

17Terror, foso y red sobre ti, oh morador de la tierra. 18Y acontecerá que el que huyere de la voz del terror caerá en el foso; y el que saliere de en medio del foso será preso en la red; porque de lo alto se abrirán ventanas, y temblarán los cimientos de la tierra. 19Será quebrantada del todo la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será la tierra conmovida. 20Temblará la tierra como un ebrio, y será removida como una choza; y se agravará sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará.

21Acontecerá en aquel día, que Jehová castigará al ejército de los cielos en lo alto, y a los reyes de la tierra sobre la tierra. 22Y serán amontonados como se amontona a los encarcelados en mazmorra, y en prisión quedarán encerrados, y serán castigados después de muchos días. 23La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso.[2]

 

 

SALMO 116

 

Acción de gracias por haber sido librado de la muerte

     1     Amo a Jehová, pues ha oído

Mi voz y mis súplicas;

     2     Porque ha inclinado a mí su oído;

Por tanto, le invocaré en todos mis días.

     3     Me rodearon ligaduras de muerte,

Me encontraron las angustias del Seol;

Angustia y dolor había yo hallado.

     4     Entonces invoqué el nombre de Jehová, diciendo:

Oh Jehová, libra ahora mi alma.

     5     Clemente es Jehová, y justo;

Sí, misericordioso es nuestro Dios.

     6     Jehová guarda a los sencillos;

Estaba yo postrado, y me salvó.

     7     Vuelve, oh alma mía, a tu reposo,

Porque Jehová te ha hecho bien.

     8     Pues tú has librado mi alma de la muerte,

Mis ojos de lágrimas,

Y mis pies de resbalar.

     9     Andaré delante de Jehová

En la tierra de los vivientes.

     10     Creí; por tanto hablé,a

Estando afligido en gran manera.

     11     Y dije en mi apresuramiento:

Todo hombre es mentiroso.

     12     ¿Qué pagaré a Jehová

Por todos sus beneficios para conmigo?

     13     Tomaré la copa de la salvación,

E invocaré el nombre de Jehová.

     14     Ahora pagaré mis votos a Jehová

Delante de todo su pueblo.

     15     Estimada es a los ojos de Jehová

La muerte de sus santos.

     16     Oh Jehová, ciertamente yo soy tu siervo,

Siervo tuyo soy, hijo de tu sierva;

Tú has roto mis prisiones.

     17     Te ofreceré sacrificio de alabanza,

E invocaré el nombre de Jehová.

     18     A Jehová pagaré ahora mis votos

Delante de todo su pueblo,

     19     En los atrios de la casa de Jehová,

En medio de ti, oh Jerusalén.

Aleluya.[3]

 



a 5.2: Mt. 24.43; Lc. 12.39; 2 P. 3.10.

b 5.8: Is. 59.17.

[1] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. 1 Tes 4.18-5.28

a 23.1–18: Ez. 26.1—28.19; Jl. 3.4–8; Am. 1.9–10; Zac. 9.1–4; Mt. 11.21–22; Lc. 10.13–14.

[2] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Is 22.25-24.23

a 116.10: 2 Co. 4.13.

[3] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal 115.18-116.19


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