19 de Enero
¡Más dulce que la miel!
Por Riqui Ricón*
La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos. El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre; Los juicios de Jehová son verdad, todos justos. Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; Y dulces más que miel, y que la que destila del panal (Sal 19.7-10).
Me maravilla ver como las personas que profesan ser creyentes llegan pidiendo ayuda respecto alguna necesidad y al tratar de dirigirlos hacia la Palabra de Dios diciéndoles, “veamos lo que dice la Biblia respecto a tu problema”, esto parece no satisfacerles, tampoco parece ser la respuesta que esperan, y normalmente responden, “sí, sí, yo sé que la Biblia dice eso PERO…”.
¿Sabes tú lo que la conjunción, “pero” significa? Literalmente significa, voy a contradecir lo que acabo de decir. Así que, si alguna vez llegas a pensar, “bueno, sí yo creo que la Biblia es la Verdad pero…”. Pon mucha atención porque estás a punto de negar lo que acabas de decir.
La Biblia es la Palabra de Dios y es perfecta y convierte el alma; La Biblia es fiel, que hace sabio al sencillo. La Palabra de Dios es recta, que alegra el corazón; la Biblia es pura, que alumbra los ojos. El amor al Señor es limpio, que permanece para siempre; La Palabra de Dios es la Verdad, toda ella justa. Deseable es más que el oro, y más que mucho oro afinado; y dulce más que la miel, y que la que destila del panal.
Sin peros, la respuesta a todas tus necesidades está en la Biblia, que es la Palabra de Dios y no puede mentir, pues si Dios lo dijo, entonces, Él lo va a cumplir, si Dios lo habló, entonces, Él lo va a ejecutar. ¡Dios tiene Palabra de Honor!
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).
Por esta razón, es tan importante que TODOS los días de tu vida (sin faltar uno de ellos), pongas la Biblia en tu boca, mente y corazón. Que estés continua y constantemente escuchando, leyendo y meditando la Perfecta, Eterna e Infalible Palabra de Dios.
Pues es ésta, la Palabra de Honor del único Dios vivo y verdadero, quien te asegura que:
Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento (Sal 23.1-4).
Nada te ha de faltar en esta tu Nueva Vida, pues ahora tienes a Dios como tu real y verdadero Padre, y Él cuida de ti tal y como lo ha dicho con Su Palabra. ¡Dios, tu Padre, te guiará y te cuidará!
Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús (Fil 4.19).
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (Ro 8.37).
De todo problema, angustia o enfermedad, tú saldrás más que vencedor(a) por medio de Su Palabra y de Su Amor por ti.
quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados (1 P 2.24).
¡Tienes todo el derecho a la sanidad divina!
La Biblia, la Palabra de Dios, es Dios mismo hablando para hacerte saber que Él te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Es el Todopoderoso Dios quien compromete Su Palabra de Honor declarando que Tú eres Su Hijo(a) amado(a).
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).
Así que, sin importar los problemas, enfermedades o aflicciones que estés enfrentando el día de hoy, no dudes más, ¡Dios te ama! Y esto, mi amigo(a), es la Verdad y es más dulce que la miel.
Oremos en voz audible:
Precioso, Señor Jesús, no tengo palabras con las cuales agradecerte lo que hiciste al morir en la cruz por amor a mí. Gracias porque ahora he sido justificado(a) en Tu Sangre; todos mis pecados han sido perdonados y he sido santificado(a) para ser adoptado dentro de la familia del Padre. ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! Hoy me puedo acercar confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Y, por si fuera poco, te tengo como garantía a Ti, Espíritu Santo, y tengo Tu bendita Palabra. ¡Gracias! ¡Muchas gracias! Por este Amor, tengo Vida Eterna y todo el derecho para hacer de mi vida una vida plena y abundante. Amado Padre celestial, Tu Palabra es Palabra de Honor y ahora estoy convencido(a) que, si no escatimaste a Tu propio Hijo sino lo entregaste por Amor a mí, ¿cómo no me darás juntamente con Él todas las cosas? Señor, Tú suplirás todo lo que me falta conforme a Tus riquezas en gloria. ¡Nada me faltará! Y aunque ande en valle de sombra y de muerte, no voy a temer mal alguno, porque Tú, Señor, estás conmigo. ¡Muchas gracias! Por este Amor, puedo declarar confiadamente, con toda certeza, que, ¡soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! Recibo el Amor, el gozo y la paz que mi Padre celestial compró para mí al precio de la Sangre de Su Hijo Jesús. Yo creo que la Biblia es Tu Palabra, Señor, así que, ¡No hay forma que pueda perder en esta vida! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero 19 Luc 14.25-35 / Gen 26 / Sal 19
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