15 de Noviembre
¡Paz que sobrepasa todo entendimiento!
Por Riqui Ricón*
Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz (Sgo 3.18).
En los primeros tres capítulos de la epístola de Santiago la Escritura nos habla de ser hacedores de la Palabra de tal forma que nuestra fe tenga obras y dé fruto. Tú eres un(a) Hijo(a) de Dios NACIDO(A) DE NUEVO y, por lo tanto, eres un(a) creyente hacedor(a) de la Palabra quien, por las obras de la fe, darás siempre frutos de justicia.
¿Qué significa esto? Bueno, pues ser justo significa ser aprobado delante de Dios y esto, siempre traerá paz a tu vida. Creer que Jesucristo es tu Señor y Salvador significa creerle a Dios, creerle a la Biblia y, precisamente por esta fe, sabes que Él ya pagó el precio de todos tus delitos y pecados, que has sido justificado(a) y que, justamente por esto, ahora eres un(a) Hijo(a) de Dios NACIDO(A) DE NUEVO. Ya no eres, ni puedes ser, la misma persona que antes eras.
Pues si por la transgresión de un solo hombre reinó la muerte, con mayor razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia reinarán en vida por medio de un solo hombre, Jesucristo… a fin de que, así como reinó el pecado en la muerte, reine también la gracia que nos trae justificación y vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor (Ro 5.17, 21 NVI).
Lo más fabuloso del mensaje del Evangelio (las Buenas Nuevas), es que todo se te ha dado por medio de Jesucristo para que puedas reinar en esta vida mediante la Gracia de Dios para Vida Eterna. Ya no eres, ni puedes ser la misma persona que antes eras, esto es así no por lo que tú puedas hacer o dejar de hacer sino por lo que Cristo Jesús YA HIZO por ti.
Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente (Luc 8.50a).
Es aquí donde tu fe [creerle a Dios, creyendo Su Palabra] puede comenzar a producir frutos apacibles de justicia. ¿Cómo? Un buen inicio es mediante tus palabras.
Antes, tus palabras contaminaban tu cuerpo e inflamaban todo tu alrededor, pero ahora, siendo renacido(a) no de una simiente corruptible sino de la incorruptible simiente que es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre, tus palabras tienen el poder de Dios para sanar, perdonar, liberar y traer amor, paz y gozo a todos los que te rodean.
Si me puedo explicar correctamente, entenderás que todo esto no se trata de algo que debas lograr o desarrollar sino de algo que tú ya tienes pues fluye de tu identidad, fluye de la persona que ahora eres en Cristo Jesús: ¡Un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo!
Dios así lo ha establecido en Su Palabra y sólo tienes que creerlo pues esta es la Verdad. Veamos cómo lograrlo:
Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible (Mar 9.23).
En Efesios 4, la Biblia nos enseña que debemos despojarnos del viejo hombre (mujer) que está viciado conforme a los deseos engañosos renovándonos (haciéndonos nuevos) en el espíritu de nuestra mente. Esto significa que, para poder despojarte de esa vieja naturaleza necesitas creer que eres la persona que Dios dice que eres. ¡Cambia tu forma de pensar!
En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Efe 4.22-24).
Para conseguir esto lo que tienes que hacer es poner la Palabra de Dios en tu mente, boca y corazón (leerle y meditarla de día y de noche), de tal manera que el primer fruto de las obras de tu fe sea cambiar tu forma de pensar y de hablar.
Tus palabras proceden de tu forma de pensar y si no haces de la Palabra de Dios la prioridad de tu vida, vendrán las presiones que enfrentas cada día y reaccionarás de la misma forma que lo has hecho siempre. Pero, conforme empiezas a llenar tu vida de la Palabra de Dios irás notando que ya no reaccionas igual y que tu forma de hablar comienza a cambiar y a manifestar los frutos de justicia.
hasta que sobre nosotros sea derramado el Espíritu de lo alto, y el desierto se convierta en campo fértil, y el campo fértil sea estimado por bosque. Y habitará el juicio en el desierto, y en el campo fértil morará la justicia. Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre. Y mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras, y en recreos de reposo (Isa 32.15-18).
Este hasta que de la Escritura ya se ha cumplido; de hecho tiene un doble cumplimiento: primero, cuando Jesús pagó en la cruz todos tus pecados y abrió el camino para que el Espíritu Santo pudiera venir a tu vida; segundo, cuando aceptaste ese sacrificio de Amor haciendo a Jesús el Señor y Salvador de tu vida.
Ni la paz, ni el reposo, ni la seguridad para siempre son cosas que tú puedas manifestar o desarrollar de alguna forma, sino que son los efectos que la Sangre de Jesús tiene sobre tu vida. Al derramar Su Sangre en la cruz, Jesús satisfizo la Justicia de Dios. Muriendo el Único Justo por los injustos te justificó a ti, haciéndote justo(a) de una vez y para siempre.
¡El efecto de esta justicia es paz y su labor es reposo y seguridad para siempre!
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él (2 Co 5.21).
Me dirás, suena bien, pero, ¿cómo puedo hacer de esto una realidad en mi vida? Pues, ¡cambia tu forma de pensar! Haz de la Palabra de Dios la prioridad de tu existencia. Medita en ella de día y de noche, ponla en tu mente, boca y corazón porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien.
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).
Aprende de la experiencia del pueblo de Israel, pues cuando éste iba a entrar a la tierra prometida, 10 de los 12 espías que Moisés había enviado hablaron mal de sus posibilidades de éxito.
Fueron LAS PALABRAS de estas 10 personas las que sembraron la duda y el temor en un pueblo que ya había experimentado grandes victorias a través de los milagros y maravillas que Dios obraba. Esas palabras de duda, incredulidad y temor, impidieron a toda una nación tomar posesión de lo que Dios ya les había prometido.
Y oyó Jehová la voz de vuestras palabras, y se enojó, y juró diciendo: No verá hombre alguno de estos, de esta mala generación, la buena tierra que juré que había de dar a vuestros padres, excepto Caleb hijo de Jefone; él la verá, y a él le daré la tierra que pisó, y a sus hijos; porque ha seguido fielmente a Jehová (Deu 1.34-36).
Sin embargo, hubo dos, Josué y Caleb, que pensaban totalmente diferente (tenían otro espíritu) y hablaron palabras de fe y de verdad tratando de animar al pueblo a creerle a Dios. Estos dos fueron los únicos de aquella generación que, por sus palabras, entraron a poseer la tierra prometida.
Así que, es tu fe [creerle a Dios, creyendo Su Palabra], manifestada en tus palabras, la que te da acceso a la victoria y a la paz que sobrepasa todo entendimiento, pues en honor a la Verdad,
Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre [y la mujer] que en ti confía (Sal 84.12).
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, hoy declaro, con toda Tu autoridad, que soy Hijo(a) del único Dios Vivo y Verdadero. Soy NACIDO(A) DE NUEVO y mis palabras están cargadas de poder y autoridad para hacer que las cosas sucedan. Me dispongo con la ayuda del Espíritu Santo a poner la Palabra de Dios en mi mente, BOCA y corazón de tal manera que, sin importar las circunstancias que hoy esté enfrentando, mi pensar, hablar y actuar darán fruto de paz y de justicia. Señor Jesús, yo en Ti confío, Tú eres toda mi confianza, sin Ti no vivo. ¡Soy bienaventurada(o)! ¡Mil veces feliz! Pues la roca de mi salvación es Cristo Jesús. El cielo y la tierra pasarán mas Tu Palabra no pasará. Así que, no pongo mis ojos, ni mi confianza, en la situación, problema o aflicción que hoy esté atravesando, porque yo, ______________ (tu nombre aquí) seré prosperado, por la Palabra de Dios, como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echaré mis raíces, y no veré cuando viene el calor, sino que mi hoja estará verde; y en el año de sequía no me fatigaré, ni dejaré de dar fruto. Por lo tanto, resisto las mentiras del diablo y me declaro a mí mismo(a), de acuerdo a Tu Palabra, la Biblia, que ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, no de simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre! Ni el pecado ni la muerte tienen nada en mí. No hay forma que pueda perder en la vida pues en TODAS las cosas yo, ______________ (tu nombre aquí) soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me ama, Cristo Jesús. ¡Amén!
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre 15 Sgo 3 / Jer 25-26 / Sal 131
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