19 de Noviembre
¡Mucho Más allá del cielo!
Por Riqui Ricón*
Mas vosotros sois linaje
escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para
que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz
admirable; vosotros que en
otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro
tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado
misericordia (1 P 2.9-10).
La palabra Evangelio significa
buenas noticias y esto es en verdad el Evangelio de Jesucristo, ¡Buenas Noticias!
Tú has sido escogido(a) y adquirido(a) por Dios como real sacerdocio y nación
santa con el propósito de ser embajador(a) Suyo(a) en esta tierra.
Así que somos embajadores de Cristo; Dios hace su llamado por medio de
nosotros. Hablamos en nombre de Cristo cuando les rogamos: «¡Vuelvan a Dios!» (2 Co 5.20 NTV).
Así que, como puedes ver, tu vida
en este mundo no se trata de que hagas todo lo posible para irte al cielo al
final de tus días sino que, tu vida en este mundo se trata de vivir una Vida
con Propósito, una Vida plena y abundante, pues ahora, al haber Nacido de Nuevo
y con Jesús en tu corazón, como Rey y Señor de tu vida, eres totalmente apto(a)
para participar de la herencia de los santos en luz.
Por eso, desde el día en que lo supimos no hemos dejado de orar por
ustedes. Pedimos que Dios les haga conocer plenamente su voluntad con toda
sabiduría y comprensión espiritual, para
que vivan de manera digna del Señor, agradándole en todo. Esto implica dar
fruto en toda buena obra, crecer en el conocimiento de Dios y ser fortalecidos
en todo sentido con su glorioso poder. Así perseverarán con paciencia en toda
situación, dando gracias con alegría al Padre. Él los ha facultado para
participar de la herencia de los santos en el reino de la luz (Col 1.9-11 NVI).
Y, ¿cuál será esa herencia?
alumbrando los ojos de vuestro
entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y
cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos (Efe 1.18).
¿Cuál es la esperanza a la que Él
te ha llamado? ¿Cuál es la riqueza de la gloria de tu herencia? Veamos,
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn
3.16-17).
Dios te ama tanto que prefirió
entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti y si te das cuenta, la
Escritura dice que ahora, sí, AHORA, gozas de la Vida Eterna que Cristo Jesús
compró para ti al pagar todos tus pecados en esa cruz.
Porque si bien la paga del pecado es muerte, el regalo que nos da Dios
es vida eterna a través de Jesucristo nuestro Señor (Ro 6.23 BAD).
La Biblia, que es la Palabra de
Dios, y no miente, no dice que obtendrás la Vida Eterna por tus acciones
justas; dice que ya tienes la Vida Eterna por lo que el Justo hizo por ti. Así
como no dice que algún día serás linaje escogido, real sacerdocio, nación
santa, pueblo adquirido por Dios sino que enfáticamente declara que YA LO ERES,
de la misma forma ya se te ha otorgado, como un regalo, la Vida Eterna. ¡Es
tuya!
Esto es algo que el Espíritu Santo, hablándonos desde lo profundo de
nuestro propio espíritu, nos enseña y asegura: que verdaderamente somos hijos
de Dios. Y pues que somos sus hijos, somos también sus herederos, herederos de
Dios y coherederos con Cristo, para compartir con él las riquezas de su gloria
habiendo compartido también sus sufrimientos (Ro 8.16-17 CST).
Legítima y legalmente
tú eres un(a) Hijo(a) de Dios y tienes pleno derecho a la herencia que tu Padre
ha preparado para ti.
Porque Dios los conoció desde el principio, y de antemano los destinó a
ser semejantes a su Hijo Jesucristo, a fin de que él sea el mayor entre todos
los hermanos (Ro 8. 29 CST).
Entonces, la esperanza a la que
Dios te ha llamado, la riqueza de la gloria de tu herencia, es la Vida Eterna que
sólo un(a) Hijo(a) de Dios Nacido de Nuevo puede disfrutar. Ahora eres amado y
considerado(a) por Dios exactamente de la misma forma que Él Ama y considera a
Su Hijo Jesús.
Yo en ellos y tú en mí formamos una unidad perfecta, para que el mundo
sepa que tú me enviaste y entienda que tú los amaste [a ellos –o sea a ti-] tanto como me has amado a mí (Jn 17.23 BAD).
En esto se ha perfeccionado el
amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como
él es, así somos nosotros en este mundo (1 Jn
4.17).
Si lo meditas bien, esto
forzosamente tendrá que cambiar tu perspectiva de lo que tu vida es. Puesto que
tus días jamás van a llegar a su fin, entonces te pertenece un propósito mayor
que la mera subsistencia o sobrevivencia. Poner todos tus problemas y
expectativas bajo los lineamientos de la Eternidad (la cual te pertenece), hará
patente, en tu vida, la realidad de la justicia y del Amor de Dios trayendo el
gozo y la paz que te permitirán alcanzar tu propósito.
Y sabemos que a los que aman a
Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su
propósito son llamados (Ro 8.28).
Así pues, por la Presencia del
Espíritu Santo en tu vida, tú eres un(a) Hijo de Dios, tienes propósito en esta
vida y estás fortalecido(a) con todo poder conforme a
la potencia de Su gloria, para toda paciencia y longanimidad, con gozo, para que
vivas como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda
buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios (Col 1.9-14). Esto es lo que dice la Biblia,
que es la Palabra de Dios, y no miente, por lo tanto, esto es LA VERDAD.
No importa como fuera tu vida
anteriormente, ahora le perteneces a Dios y has alcanzado misericordia. Recuerda
siempre que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo,
Jesucristo, para pagar todos tus pecados, antes que perderte a ti. Y esto lo
hizo con toda la intención de poder hacer de ti un(a) Hijo(a) Suyo(a).
Porque convenía a aquel por
cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que
habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al
autor de la salvación de ellos (He 2.10).
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados
hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente,
como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).
Ahora como Hijo(a) de Dios NACIDO(A)
DE NUEVO tienes TODO EL DERECHO a una vida plena y abundante, aquí y ahora,
sobre el planeta Tierra.
El
ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que
tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
Amado, yo deseo que tú seas
prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).
En el antiguo testamento, la
lectura del día hoy, la Biblia nos enseña un poco más acerca del amplio significado
de la salvación que Jesucristo compró para ti al pagar TODOS tus pecados en esa
cruz y del propósito Eterno señalado para ti:
He aquí que yo les traeré
sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad (Jer
33.6).
Salud, prosperidad, abundancia de
paz y de verdad son apenas algunos de los derechos que contempla el ser linaje
escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, ya que
ahora, en verdad puedes vivir una
vida plena y abundante como Hijo(a) del Dios Altísimo.
No tienes por qué resignarse a
padecer enfermedad alguna sólo porque tu cuerpo físico así lo siente o los
médicos lo confirman. Esa pudiera ser tu realidad momentánea pero no es la
Verdad, pues la Verdad dice:
quien llevó él mismo nuestros
pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los
pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados (1 P 2.24).
Así que, sin importar cuál sea tu
situación o como te sientas el día de hoy, ten por cierto que puedes, en el
nombre de Jesús, de una vez por todas, saberte y creer que eres linaje
escogido, real sacerdocio, un(a) Hija(o) de Dios y RECIBIR, en este momento, lo
que Jesús ganó para ti, tu sanidad, prosperidad, gozo, paz y amor.
¡No temas! ¡Cree solamente! ¡Al que
cree, todo le es posible! ¡Sé sano(a)! ¡Sé libre! ¡Sé prospero(a)! ¡Recibe lo
que legítimamente es tuyo! ¡Ten por cierto que vivirás más allá del cielo! ¡En
el nombre de Jesús!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, cada día
me doy cuenta más y más de la grandeza y hermosura de Tu Amor para conmigo. No
puedo parar de darte las gracias y decirte lo mucho que te amo. Sólo Tú, el
Todopoderoso Dios, has podido planear y llevar a cabo tan perfecto y maravilloso
plan, gracias al cual hoy sé quién soy yo y para que estoy aquí. Por Ti,
Jesucristo, y sólo por Ti, soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Soy linaje
escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Ti, mi Dios,
para que yo anuncie las virtudes de Aquel que me llamó de las tinieblas a Su
luz admirable; yo ______________ (tu nombre aquí) que en otro tiempo no era
nadie, pero que ahora soy Hijo(a) del único Dios, vivo y verdadero; yo
______________ (tu nombre aquí) que en otro tiempo no había alcanzado
misericordia, pero ahora, por Cristo Jesús, he alcanzado Tu misericordia. Tengo
Vida Eterna y puedo vivirla y la voy a vivir, plena y abundantemente. En Tu
Nombre, mi Señor Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito
a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
19 1 P 2
/ Jer 33-34
/ Sal 135
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