11 de Noviembre
¡Por el
lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo!
Por Riqui Ricón*
El pecado de Judá escrito está
con cincel de hierro y con punta de diamante; esculpido está en la tabla de su corazón,
y en los cuernos de sus altares (Jer 17.1).
La Biblia, que es la Palabra de
Dios, y nunca miente, establece que el problema del pecado está tan
profundamente arraigado en el corazón del ser humano que sólo mediante una
sublime y poderosa intervención divina te puedes librar de él.
Pero cuando se manifestó la
bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia
que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de
la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros
abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que
justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza
de la vida eterna (Ti 3.4-7).
La Biblia al
Día lo expresa así,
Pero cuando la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador se manifestó,
obtuvimos la salvación; pero no porque fuéramos tan buenos que la mereciéramos,
sino porque en su bondad y en su misericordia Dios nos lavó los pecados y nos dio una nueva vida por medio del
Espíritu Santo que vertió abundantemente en nosotros, gracias a la obra
de Jesucristo nuestro Salvador, a fin
de poder declararnos justos ante Dios. En virtud de esto que en su gracia nos concedió, somos herederos de
las riquezas de la vida eterna, riquezas que con ansias esperamos
alcanzar (Ti 3.4-7
BAD).
Por más obras de justicia que tú realices
o por más que te esfuerces, la solución al problema del pecado está fuera de tu
alcance. Por esto, Dios, por medio de la fe en el sacrificio de Jesús y el
derramamiento de Su sangre, te limpió de TODOS tus pecados haciéndote justo(a)
delante de Él, para así (solamente así), mediante la resurrección, hacer de ti
un Hijo(a) Suyo(a) NACIDO(A) DE NUEVO.
siendo renacidos, no de
simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Sólo Dios pudo diseñar semejante
plan de Amor y Redención con el cual logró librarte, de una vez y para siempre,
del poder de la muerte y del pecado que la gobierna. Sólo Dios te ama tanto
que, a pesar de estar tú muerto(a) en delitos y pecados, te dio vida juntamente
con Cristo.
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. 17Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
¡Dios te ama tanto que prefirió
entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!
Mediante la muerte y resurrección
de Su Hijo, Jesucristo, Dios te hizo Nacer de Nuevo y no de una simiente
corruptible sino de la incorruptible simiente que es Su Palabra que vive y
permanece para siempre.
Porque por gracia sois
salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe (Efe
2.8-9).
Ser salvo por gracia significa
ser declarado justo por Dios y recibir la Plenitud de Vida que Él desea para ti
como un regalo de Amor por haber creído a Su Palabra y a Su Amor.
Ser salvo por gracia significa
poner toda tu confianza en Él en lugar de en tus obras o en tus supuestas acciones
de justicia.
Bendito el varón que confía en
Jehová, y cuya confianza es Jehová.
Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto
a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su
hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto (Jer
17.7-8).
Puedes estar seguro(a) estimado(a)
amigo(a), que confiar en Dios, creerle a Él, creerle a Su Palabra, es la Bendición
más grande que puedas tener. Ya que Él nunca ha mentido ni mentirá, tú eres ese
árbol plantado junto a las corrientes de aguas que da su fruto a su tiempo y su
hoja no cae.
Yo soy la vid verdadera, y mi
Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo
quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
Ya vosotros estáis limpios por
la palabra que os he hablado (Jn 15.1-3).
Es el lavamiento en la
regeneración (nacer de nuevo), que te ha limpiado. Por esto, puedes, y debes,
echar tus raíces junto a la corriente de agua de vida que es la Palabra de
Dios. Ponla en tu mente, corazón y boca; medita en ella de día y de noche pues
así no verás cuando viene el calor (los problemas), sino que estarás fuerte y
lleno(a) de fe; y en el año de sequía (conflicto), no te fatigarás, ni dejarás
de dar fruto.
Nunca se apartará de tu boca
este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes
y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás
prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).
Pienso que la Biblia es
sencillamente clara en Su precisión, Dios, tu Padre, desea que hagas prosperar
tu camino y que todo te salga bien. Por eso te entrega el secreto para el éxito
en tu vida: ¡Haz de la Biblia la norma máxima de tu existencia! Léela y
medítala de día y de noche porque entonces, ni antes, ni después, ni de ningún
otra forma, harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien.
¡Esto es la Gracia de Dios!
Si Jehová no edificare la
casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En
vano vela la guardia. Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis
tarde a reposar, Y que comáis pan de dolores; Pues que a su amado dará Dios el
sueño (Sal 127.1-2).
El problema del pecado se
resolvió totalmente en esa cruz. Fue Dios quien lo resolvió por Amor a ti. Por
más que trabajaras y velaras en ello nada habrías conseguido y nada puedes
conseguir pues es por Su Gracia por medio de la fe en Cristo Jesús.
Ahora, pues, ninguna
condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a
la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de
vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Rom
8.1-2).
Por la Gracia de Dios ahora estás
en Cristo Jesús; ya no practicas el pecado pues no estás conforme con tu carne
sino con el Espíritu Santo; has sido creado(a) de nuevo como un(a) Hijo(a) de
Dios y has sido hecho(a) libre de la ley del pecado y de la muerte mediante una
ley superior que es la ley del Espíritu de vida en Cristo
Jesús.
¡El pecado no podrá nunca más
enseñorearse de ti!
Todo esto se recibe mediante la
fe que no es otra cosa más que creerle a Dios, creyendo a Su Palabra. Pues si
Dios lo dijo, entonces, Él lo va a cumplir. Si Dios lo habló, entonces, Él lo
va a ejecutar.
Así que, no temas, cree
solamente. Cree que eres la persona que Dios dice que ahora tú eres. Cree que
eres ese(a) incorruptible Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, que Dios dice en
Su Palabra que ahora eres, y comienza a vivir así. Sólo de esta forma el pecado
está derrotado en ti.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, yo soy Tu
Hijo(a) amado(a) y puedo confiar plenamente en Ti. Tú no mientes, así que todo
lo que has dicho acerca de mí en tu Palabra es la Verdad y se va a cumplir todo.
Señor Jesús, yo en Ti confío, Tú eres toda mi confianza, sin Ti no vivo. ¡Soy
bienaventurada(o)! ¡Mil veces feliz! Pues la roca de mi salvación es Cristo
Jesús. El cielo y la tierra pasarán mas Tu Palabra no pasará. Así que, no pongo
mis ojos, ni mi confianza, en la situación, problema o aflicción que hoy esté
atravesando, porque yo, ______________ (tu nombre aquí) seré
prosperado, por la Palabra de Dios, como el árbol plantado junto a las aguas,
que junto a la corriente echaré mis raíces, y no veré cuando viene el calor,
sino que mi hoja estará verde; y en el año de sequía no me fatigaré, ni dejaré
de dar fruto. Por lo tanto, resisto las mentiras del diablo y me declaro a mí
mismo(a), de acuerdo a Tu Palabra, la Biblia, que ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre!
¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo, no de simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es la
Palabra de Dios que vive y permanece para siempre! Ni el pecado ni la muerte
tienen nada en mí. No hay forma que pueda perder en la vida pues en TODAS las
cosas yo,
______________ (tu nombre aquí) soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que
me ama, Cristo Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
11 Tit
3 /
Jer 17-18 / Sal 127
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