6 de Abril
¡En
la Plenitud de Dios!
Por
Riqui Ricón*
¡Quién diera que tuviesen tal corazón,
que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a
ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre! (Deu 5. 29).
¡Qué
vehemencia y qué Amor hay en estas Palabras que Dios dice acerca de Su pueblo! Y hoy como antaño, es muy claro Su deseo de que
utilices tu libertad para que te decidas a creerle a Él.
La
voluntad expresa de Dios es que, hoy y siempre, decidas creer a Su Palabra, la
Biblia, para que a ti y a tus hijos les vaya bien para siempre.
Hace
tiempo preguntaba a Dios ¿para qué son los mandamientos? ¿Para qué la Palabra?
¿Para qué la Ley? Y Él me contestó con la simple dulzura de Su Palabra: ¡Para
que te vaya bien para siempre!
La
Ley de Dios, los diez mandamientos, y la Biblia entera, son la guía, el manual
de operación, que te permitirá desarrollar UNA VIDA CON PROPÓSITO aquí en la
tierra. En la Palabra de Dios encontrarás una y otra vez, que es la voluntad de
tu Padre celestial, que te vaya bien para siempre, que poseas la tierra y vivas
largos días sobre de ella reinando como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo.
Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
No
te confundas más, sin lugar a dudas tú eres amado(a) de Dios. Él te ama tanto
que prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar todos tus pecados, antes que
perderte a ti.
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que
seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos!
Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por
qué lo somos. Sí, amados míos, ahora somos hijos de Dios, y no podemos ni
siquiera imaginarnos lo que vamos a ser después. Pero de algo estamos ciertos:
que cuando El venga seremos semejantes a El, porque lo veremos tal como es. (1 Jn 3.1-2 BAD).
Ahora
Dios mismo te llama Su Hijo(a), por esto es que enfrentas problemas, pues el
mundo, y su sistema, no te conocen, porque no le conoce a Él.
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo
tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).
No
obstante, cualesquiera sean los problemas que estás enfrentando el día de hoy,
tienes la Palabra de Dios quien te dice que puedes tener paz al enfrentar todas
tus dificultades si depositas toda tu confianza en Él, pues te garantiza, con
Su Palabra de Honor, que de todo problema, enfermedad o circunstancia adversa,
tú saldrás más que vencedor(a) por medio de Aquel que te amó, Cristo Jesús (Ro
8.37).
Amado, yo deseo que tú seas prosperado
en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).
Así
que, ¡Eres el (la) amado(a) del Rey de reyes y Señor de señores! ¡El Rey de la
creación, el Todopoderoso Dios, te llama por tu nombre y te dice: Amado(a) yo deseo tu prosperidad, tu
salud y tu paz!
La
Voluntad expresa de Dios para tu vida es TOTAL PLENITUD: esto es, prosperidad
en todas las cosas, que tengas salud, así como prospera tu alma teniendo paz en
tus emociones, sentimientos, voluntad y pensamientos.
Por
medio de tu fe en Cristo Jesús, creyendo lo que dice la Biblia, que es la
Palabra de Dios, y no miente, ahora tienes TODO el derecho a vivir una vida
Plena de Amor, paz y gozo, donde no hay lugar para el temor, ni la angustia, ni
la ansiedad, ni el estrés, ni la culpabilidad, ni la condenación, ni el odio,
ni el resentimiento, ni el rencor, ni la duda, ni la depresión, sino total y
absolutos Amor, Paz y Gozo. ¡En medio de las aflicciones!
¡Cómo
es posible esto!
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido
para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
Satanás
siempre intentará engañarte oponiéndose a la Verdad. Una y otra vez te dirá que
no tienes ese derecho, que no eres digno(a), que no lo mereces porque tú has
hecho esto y lo otro, que sigues siendo un(a) miserable pecador(a), que no has
cambiado ni cambiarás, que eres hipócrita y no sanarás y mucho menos
prosperarás, etc., etc.
Eso
dice tu adversario, el diablo, pero ¿qué dice tu Padre?:
Someteos, pues, a Dios; resistid
al diablo, y huirá de vosotros (Stgo 4.7).
La
respuesta de Dios a esos engaños, mentiras y artimañas del demonio es sencilla:
¡Sométete a Dios! ¡Sométete a Su Palabra! Contéstale al diablo, en su cara, que
Dios dice en la Biblia que Él no envió a Su Hijo, Jesucristo, a tu vida para
condenarte sino para que recibas salvación, esto es, Amor, Paz y Gozo (Jn 3.17).
Recuérdale
que tienes derecho a una vida plena y abundante porque está escrito en la
Palabra de Dios que ya se pagó el precio por ella y tú ya no tienes que pagar
ningún precio.
Grítale
que fue Jesús mismo quien, con su muerte y resurrección, te justificó,
santificó y perfeccionó para darte la Vida Eterna de un(a) Hijo(a) de Dios
Nacido(a) de Nuevo.
Dile
que todo esto no es por nada que tú hayas hecho o puedas hacer, sino por lo que
Jesús hizo al morir en la cruz y resucitar, venciendo a la muerte; sólo por
Amor a ti.
Te
aseguro que Satanás y sus demonios saldrán huyendo lo más lejos de ti.
Así
que, de acuerdo a la Biblia, que es la Palabra de Dios (esa Palabra que con
tanta vehemencia Dios te pide que creas), tú has sido hecho(a) Hijo(a)
legítimo(a) de Dios por medio de Jesucristo.
Sin
la más mínima duda, tú has Nacido de Nuevo, no de simiente
corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece
para siempre (1 P 1.23).
Esto,
mi amado(a), es lo que la Biblia llama la Plenitud de Dios, de la cual tomamos todos, y gracia sobre gracia (Jn 1. 16).
Y
así como los 10 mandamientos de la ley de Dios están puestos para tu beneficio,
de la misma forma Dios, tu Padre, desea que creas, que le creas a Él creyendo
Su Palabra, pues el (la) justo(a) por la fe vivirá y sólo creyendo la Palabra
de Dios podrás participar de Su Plenitud.
Pero sin fe es imposible agradar
a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que
es galardonador de los que le buscan (He 11.6).
Agradar a Dios es sencillo, sólo tienes que creer que
porque Él lo dijo, porque Él lo estableció en Su Palabra, entonces la Verdad es
que, ¡en todas las cosas,
tú eres más que vencedor(a) por medio de Aquel que te ama, Cristo Jesús!
La
Verdad es que ¡TODO lo puedes en Cristo que te fortalece!
La
Verdad es que ¡Mayor es Él, que está en ti, que el que está en el mundo!
¡Créelo,
porque Él lo ha dicho en Su Palabra, la Biblia, y esa es la Verdad!
Si
vuelves a leer el primer versículo de esta reflexión notarás que el clamor del
deseo de Dios es que le temas de tal manera que atesores con amor Su Palabra,
la Biblia.
Volví
a preguntar a Dios, ¿es el verdadero temor a Dios el que Tú hablas y yo muero
de miedo, como los israelitas en el monte Sinaí, o que, por que Tú hablas, por
Tu Palabra, yo vivo plenamente?
El principio de la sabiduría es el temor de Jehová (Pro 1.7a).
Hace
poco el Espíritu Santo me dio la definición del temor a Dios que más ha
satisfecho a mí corazón. Me dijo, mira Riqui Ricón, el temor a Dios es la afectuosa admiración que un(a) Hijo siente por Su
Padre, quien le ama entrañablemente. Es el respeto y el amor que un Hijo tiene a
Su padre amoroso y venerable. Es este temor a Dios el principio de la Sabiduría
que fluye de la fe, de la confianza y total certeza en la Palabra de Honor de
semejante Padre, y de semejante Hijo(a). ¡Temor a Dios ES confiar en Mí!
Oremos
en voz audible:
Gracias
Señor por Tu Palabra. Gracias por todos Tus mandamientos y todas Tus promesas.
Estoy 100 por ciento convencido(a) de que puedo confiar en Ti. Tú eres Dios y
la Biblia es el Honor de Tu Palabra. Jesús, Tú eres mi Señor, Rey y Salvador y
por Ti yo vivo. Gracias por la vida que ahora puedo vivir, una vida Plena,
llena y abundante. Gracias porque con Tu muerte pagaste TODOS mis pecados, con
Tu Sangre me limpiaste y con Tu resurrección me diste Vida Nueva, me hiciste
Nacer de Nuevo como un(a) Hijo(a) de Dios y ahora tengo todo el derecho a creer
y tomar de Tu Plenitud. Abba, Padre, ¡Recibo Tu Plenitud! Yo sé bien que
dichoso(a), mil veces feliz y pleno(a), es el hombre o la mujer que puede
confiar en Ti. Aquella o aquel que saben y creen que Tu Palabra es la Verdad y,
por lo tanto, deposita toda su confianza en lo que Tú dices en la Biblia, puede
realmente vivir en paz y libertad, lleno(a) de gozo y en victoria. Gracias,
Padre, porque esa persona soy yo, ____________ (tu nombre aquí). Un(a) Hijo(a)
de Dios Nacido(a) de Nuevo. He sido lavado(a) y comprado(a), por Tu gran Amor
con que me has amado, a precio de Sangre, pues preferiste entregar a Tu propio
Hijo, Jesús, antes que perderme a mí. Ahora, creo y recibo mi identidad como
Hija(o) Tuya(o) y resisto y hecho fuera de mi vida la tristeza, depresión,
amargura y temor. ¡Soy un(a) Hija(o) del rey! ¡Soy apto para reinar sobre la
tierra! ¡El gozo del Señor será mi fortaleza! Así que, ¡Abba! ¡Padre! Yo
soy Tuyo(a), y en Cristo Jesús ya he vencido, pues mayor eres Tú, Espíritu
Santo, que vives en mí y conmigo, que el que está en el mundo. Padre, ¡Todas y
cada una de Tus Promesas son en mí, sí y amén! Me someto a Ti, mi Dios y Padre,
me someto a Tu Palabra, resisto a Satanás y éste tiene que huir de mi vida. No
recibo ni la duda, ni el temor, ni la enfermedad, ni la pobreza, ni la
angustia, ni la depresión. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy
dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo
C. Peredo Jaime © 2011
Lectura y Meditación de la Palabra de
Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás
leído toda la Biblia.
Abril 6 Mat 27. 1-31 / Deu
5-6 / Job 6
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