Jueves 26 de
Septiembre de 2013.
¡Creyendo quien tú eres!
Por Riqui Ricón*
Hijitos, vosotros sois de
Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que
está en el mundo (1 Jn 4.4).
Dios te dice
claramente en Su Palabra (recuerda que Él no miente), que tú eres de Él, que
fuiste comprado(a) al precio de la Sangre y de la Vida de Su Hijo Jesús, el
cual te amó y se entregó a Sí mismo por ti. Ahora, tú eres de Dios y, por lo
tanto, tú ya has vencido pues mayor es Él, quien ahora está en ti, que
cualquiera que esté en el mundo (en contra de ti).
Sólo
nos queda decir que si Dios está de nuestra parte, nadie podrá ponerse en
contra nuestra (Ro 8.31 BLS).
Te invito a
que leas y declares lo siguiente en voz audible, mientras lo meditas lentamente:
Yo, ______________ (pon tu nombre aquí), soy de Dios, fui comprado(a) a precio
de la Sangre y de la Vida de Cristo Jesús, el cual me amó y se entregó a sí
mismo por mí. Ahora soy del Padre, le pertenezco a Él y soy un(a) Hijo(a) de
Dios Nacido(a) de Nuevo, por lo tanto ya he vencido las mentiras del diablo. En
todas las cosas soy más que vencedor(a) pues mayor es Dios, quien está en mí y
conmigo, que cualquiera que esté en el mundo. No hay enfermedad, problema,
circunstancia o pecado que me pueda derrotar. En el nombre de Jesús. Amén.
Si te das
cuenta, este es un nuevo estilo de vida totalmente en victoria y no depende de
lo que hiciste o estés haciendo con tu vida, sino de lo que Cristo Jesús hizo
en la cruz POR AMOR a ti.
Porque por gracia eres salvo(a) por medio de la
fe; y esto no de ti, pues es don de Dios;
no por obras, para que nadie se gloríe (Efe 2.8-9).
Así que, la
única forma en que tú podrías ser derrotado(a) en esta vida, sería si sigues escuchando
y atendiendo a la voz del espíritu de temor y condenación, quien continuamente
te acusará, asegurándote que, por la forma en que piensas, hablas y actúas no
eres digno(a) de llamarte vencedor(a) y mucho menos Hijo(a) de Dios.
Si éste
fuera tu caso, yo que tú, le recordaría a esa voz cuál es la Verdad; le hablaría
a ese pensamiento diciéndole que la Biblia es la Palabra de Honor de Dios y por
lo tanto es la única Verdad y si la Biblia dice que Él te ama tanto que
prefirió entregar a su propio Hijo antes que perderte a ti, entonces, sin lugar
a dudas, tú eres amado(a) de Dios.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha
dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16).
Háblale a
esa voz de duda y desánimo y dile que si en la Biblia Él te llama Su Hijo(a),
entonces, le guste o no, tú eres lo que Dios dice que eres y no otra cosa.
¡Fíjense
qué gran amor nos ha dado el Padre, que
se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo
somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él (1 Jn 3.1 NVI).
Recuérdale que
si la Biblia dice que ahora, en Cristo Jesús, tú has Nacido de Nuevo de la
incorruptible semilla que es Su Palabra, entonces, le guste o no, ahora tú eres
incorruptible.
porque
en vosotros se ha operado un nuevo nacimiento, que ya no es debido a una
simiente corruptible, sino a la incorruptible y permanente palabra de Dios (1 P 1.23 CST).
Asegúrale al
demonio que si llegas a caer (pues si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la
verdad no está en nosotros) ya no vas
a huir de Dios, tu Padre, todo(a) condenado(a), sino que correrás hacia Él, pues
ahora, como Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, te arrepientes de todo corazón
y cambias tu forma de pensar de ti mismo(a) y, por lo tanto, automáticamente cambias
tu forma de actuar.
Confesando
tus pecados RECIBES Su perdón pues Dios es fiel y justo para perdonar tus pecados, y
limpiarte de toda maldad (1 Jn 1.8-9).
Así que, el diablo, y sus
mentiras, están totalmente derrotados.
En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos
del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y
renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo
hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Efe 4.22-24).
Tu pasada manera de vivir y tu
viejo(a) hombre (mujer) no existen más, murieron en la cruz del calvario y
quedaron sepultados en esa cueva. ¡Eso es lo que sucedió! ¡Esta es la Verdad! ¡Renuévate
en el espíritu de tu mente con la Palabra de Dios! Pon la Biblia en tu mente,
boca y corazón para que así puedas vestirte de ese(a) Nuevo(a) hombre (mujer),
que ahora tú eres, creado(a) según Dios en la justicia y santidad de la Verdad.
De modo que si alguno está en
Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas
nuevas (2 Cor 5.17).
Recuerda que sin fe, sin creerle
a Dios, creyendo lo que dice Su Palabra, es imposible agradar a Dios.
Cuando Jesús hubo tomado el vinagre,
dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu (Jn
19.30).
La obra de la cruz es perfecta,
completa y acabada. Él no dio Su Vida para darte una victoria momentánea sobre
el pecado y la muerte para luego dejarte y ver si ahora tú podías vencerles.
¡No! ¡Nada de eso! Él te hizo más que vencedor(a) de una vez por todas y para
siempre.
Y ciertamente todo sacerdote está día tras día
ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden
quitar los pecados; pero
Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los
pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en
adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies;
porque con una sola
ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados (He 10.11-14).
Antes, en todas estas cosas somos más que
vencedores por medio de aquel que nos amó (Ro 8.37).
Ahora, gracias al precio que se
pagó para ello, eres un(a) Victorioso(a) Hijo(a) del Rey y ni el pecado, ni la
muerte, tienen nada en ti. Eres exactamente como Jesús es, ni más, ni menos.
De
esta manera se hace realidad el amor en nosotros, para que en el día del juicio
tengamos confianza; porque nosotros somos en este mundo tal como es Jesucristo (1
Jn 4.17 DHH).
Lo que te hace perfecto ante Dios
no es que no peques sino que CREAS en Su Palabra; que CREAS en Su Amor; que CREAS
que el sacrificio de Jesús fue completo, perfecto y acabado; que CREAS que cuando
aceptaste a Jesucristo como Señor y Salvador de tu vida fuiste transformado por
la Palabra de Dios (1 P 1.23); que CREAS que estando muerta(o) en delitos y
pecados RECIBISTE vida juntamente con Cristo (Efe 2.5); que CREAS que fuiste
trasladado(a) de las tinieblas a Su luz admirable (1 P 2.9); que CREAS que
pasaste de muerte a vida (Jn 11.25); que CREAS que tu vieja naturaleza pecadora
murió en esa cruz (Gal 2.20) y que CREAS que ¡tú NACISTE DE NUEVO! (1 Jn 5.1).
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, gracias
porque cada día comprendo más lo que hiciste por Amor a mí. Gracias porque en
Cristo Jesús me transformaste de ser un(a) perdedor(a) a ser más que vencedor(a),
de pecador(a) a Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Soy santo(a), justo(a) y
perfecto(a). De todos mis pecados me arrepiento, los confieso delante de Ti y
recibo Tu perdón. Muchas gracias, pues por éste, Tu Amor tan grande por mí, hoy
puedo declarar con TODA CERTEZA, que yo, ____________
(tu nombre aquí), habito a Tu abrigo y moro bajo Tu sombra, omnipotente Dios.
Tú eres mi esperanza y mi castillo. Yo en Ti confío. Tú me libras del lazo del
cazador, de la peste destructora. Me cubres con Tus plumas y debajo de Tus alas
estoy seguro(a). Escudo y adarga es Tu verdad. Así que, no voy a temer al
terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en
oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya, pues caerán a mi lado
mil y diez mil a mi diestra mas a mí no llegará. Ciertamente con mis ojos
miraré y veré la recompensa de los impíos. Porque te he puesto a Ti, mi Dios,
que eres mi esperanza, a Ti, Altísimo, por mi habitación, por lo tanto, No me
sobrevendrá mal, Ni plaga tocará mi morada. Pues a Tus ángeles mandarás acerca
de mí, que me guarden en todos mis caminos. En sus manos me llevarán, para que
mi pie no tropiece en piedra. Sobre el león y el áspid pisaré; Hollaré al
cachorro del león y al dragón. Por cuanto en Ti, Padre celestial, he puesto mi
amor, Tú también me librarás; me pondrás en alto, por cuanto he conocido Tu
nombre. Te invocaré, y Tú me responderás; conmigo estarás Tú en la angustia; me
librarás y me glorificarás. Me saciarás de larga vida, y me mostrarás Tu
salvación. Así que, ¡Abba! ¡Padre! Yo soy Tuyo(a) y Tu eres mío. En Cristo
Jesús ya he vencido, pues mayor eres Tú, Espíritu Santo, que vives en mí y
conmigo, que el que está en el mundo. Padre, ¡Todas y cada una de Tus Promesas
son en mí, sí y amén! Me someto a Ti, mi Dios y Padre, me someto a Tu Palabra,
resisto a Satanás y éste tiene que huir de mi vida. No recibo ni la duda, ni el
temor, ni la enfermedad, ni la pobreza, ni la angustia, ni la depresión. ¡Soy
sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús.
Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor
Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen
María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te
digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto
Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi
corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para
siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor.
Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he
pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz
admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú
eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el
nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Septiembre
26 1
Jn 4 /
Es 1-2 / Sal 91
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Qué piensas al respecto?