Lunes 26 de Septiembre de 2011.
¡Ya has vencido!
Por Riqui Ricón*
Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo (1 Jn 4.4).
Dios te dice claramente en Su Palabra (recuerda que Él no miente), que tú eres de Él, que fuiste comprada(o) al precio de la Sangre y de la Vida de Su Hijo Jesús, el cual te amó y se entregó a Sí mismo por ti. Ahora tú eres de Dios y por lo tanto has vencido pues mayor es Él, quien ahora está en ti que cualquiera que esté en el mundo.
Te invito a que leas y declares lo siguiente en voz audible, mientras lo medítas lentamente: Yo, Riqui Ricón (pon tu nombre aquí), soy de Dios, fui comprada(o) a precio de la Sangre y de la Vida de Cristo Jesús, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Ahora soy del Padre, soy un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo, por lo tanto ya he vencido, en todas las cosas soy más que vencedor(a) pues mayor es Dios, quien está en mí y conmigo que cualquiera que esté en el mundo. No hay enfermedad, problema, circunstancia o pecado que me pueda derrotar.
Si te das cuenta, este nuevo estilo de vida totalmente en victoria no depende de lo que hagas o hayas hecho sino de lo que Él hizo en la cruz POR AMOR a ti, Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe (Efe 2.8-9).
Así que, la única forma en que puedes ser derrotada(o) es que escuches y atiendas a la voz del espíritu de temor y condenación quien continuamente te acusa asegurándote que, por la forma en que piensas, hablas y actúas no eres digna(o) de llamarte vencedor(a) y mucho menos Hija(o) de Dios.
Yo que tú, le recordaría a esa voz, le hablaría a ese pensamiento diciéndole que la biblia es la Palabra de Honor de Dios y por lo tanto es la Verdad y si la Biblia dice que Él te ama tanto que prefirió entregar a su propio Hijo antes que perderte a ti (Jn 3.16), entonces, tú eres amada(o) de Dios. Que si en la Biblia el te llama Su Hija(o) (1 Jn 3.1), entonces, tú eres lo que Dios dice que eres y no otra cosa. Que si la Biblia dice que ahora, en Cristo Jesús, tú has Nacido de Nuevo de la incorruptible semilla que es Su Palabra (1 P 1.23), entonces, tú eres incorruptible y cuando pecas (pues si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros) no huyes de Dios, tu Padre, sino que corres hacia Él, te arrepientes de todo corazón, esto es, cambias tu forma de pensar de ti misma(o) (En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad –Efe 4.22-24-), confiesas tus pecados y RECIBES Su perdón pues Dios es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1.8-9).
Recuerda que sin fe, sin creer lo que dice Su Palabra, es imposible agradar a Dios. La obra de la cruz es perfecta, completa y acabada (Jn 19.30). Él no dio Su Vida para darte una victoria sobre el pecado y la muerte para luego dejarte a ver si podías ahora tú vencerles. ¡No! ¡Nada de eso! Él te hizo más que vencedor(a) (Ro 8.37). Cuando aceptaste a Jesucristo como Señor y Salvador de tu vida fuiste transformado por la Palabra de Dios (1 P 1.23), estando muerta(o) en delitos y pecados RECIBISTE vida juntamente con Cristo (Efe 2.5), fuiste trasladada(o) de las tinieblas a Su luz admirable (1 P 2.9), pasaste de muerte a vida (Jn 11.25), tu vieja naturaleza pecadora murió en esa cruz (Gal 2.20) y ¡tú NACISTE DE NUEVO! (1 Jn 5.1).
Oremos:
Amado Padre celestial, gracias porque cada día comprendo más lo que hiciste por Amor a mí. Gracias porque en Cristo Jesús me transformaste de ser un(a) perdedor(a) a más que vencedor(a), de pecador(a) a Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo, santa(o), justa(o) y perfecta(o). De mis pecados me arrepiento, los confieso delante de Ti y recibo Tu perdón. Muchas gracias, pues por éste, Tu Amor tan grande por mí, hoy puedo declarar con TODA CERTEZA, que yo, Riqui Ricón (pon tu nombre aquí), habito a Tu abrigo y moro bajo Tu sombra, omnipotente Dios. Tú eres mi esperanza y mi castillo. Yo en Ti confío. Tú me libras del lazo del cazador, de la peste destructora. Me cubres con Tus plumas y debajo de Tus alas estoy segura(o). Escudo y adarga es Tu verdad. Así que, no voy a temer al terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya, pues caerán a mi lado mil y diez mil a mi diestra mas a mí no llegará. Gracias Señor, pues en todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Tu Amor, Cristo Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Septiembre 26 1 Jn 4 / Es 1-2 / Sal 91
Gracias Riqui. Se que en Cristo Jesús soy nueva criatura, las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas. Como dice tu canción, no hay forma que pueda perder, yo soy hija de un gran rey...
ResponderEliminar