Miércoles 28 de Septiembre de 2011.
¡La Palabra de Dios me ayuda!
Por Riqui Ricón*
Profetizaron Hageo y Zacarías hijo de Iddo, ambos profetas, a los judíos que estaban en Judá y en Jerusalén en el nombre del Dios de Israel quien estaba sobre ellos. Entonces se levantaron Zorobabel hijo de Salatiel y Jesúa hijo de Josadac, y comenzaron a reedificar la casa de Dios que estaba en Jerusalén; y con ellos los profetas de Dios que les ayudaban (Es 5.1-2).
Estos fueron días muy difíciles para el pueblo de Israel: después de 70 años de haber sido destruido el templo y la ciudad de Jerusalén por causa de sus pecados e incredulidad, ellos seguían cautivos y llenos de temor. A pesar de tener la orden y el propósito de reedificar el templo, y con ello sus vidas, las circunstancias y los enemigos los habían amedrentado a tal grado que estaban inmovilizados. Estando en esta condición Dios envía Su Palabra y les fortalece animándolos a que pongan manos a la obra. Curiosamente los profetas (la Palabra de Dios) les ayudaban.
Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios (Ro 10.17).
Y les dijo: ¿No sabéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las parábolas? El sembrador es el que siembra la palabra (Mar 4.13-14).
Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios (Luc 8.11).
Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe (1 Jn 5.4).
Estimada(o) amiga(o), si el día de hoy estás enfrentando cualquier tipo de problema: enfermedad, deudas, pobreza, soledad, conflictos familiares, divorcio, trabajo, miedo, depresión, etc., aquí tienes el consejo más práctico y exitoso para salir victoriosa(o) de todas esas circunstancias: lee, estudia y medita la Palabra de Dios, la Biblia. Ponla en tu mente, boca y corazón. Esto producirá fe en tu corazón quitando el temor y desanimo que te paralizan. Te darás cuenta que TODO lo puedes en Cristo y que en TODA circunstancia saldrás más que vencedor(a) por medio de Aquel que te amó, Cristo Jesús.
La Biblia produce fe y la fe es la victoria con que vences al mundo y sus problemas. La Palabra de Dios es la semilla que alberga y protege al embrión de la fe, la fuerza más poderosa del universo que el Padre puso a tu disposición.
El miedo y el temor también son una fuerza espiritual, es la fe corrompida por la incredulidad a la Palabra de Dios que Satanás sembró en Adán y Eva en el huerto del Edén. La utiliza con gran éxito, desde entonces, para mantener cautivos a los ignorantes y a los incrédulos.
Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio (2 Ti 1.7).
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios (Ro 8.15-16).
Por la Sangre de Jesús tú has sido hecha(o) un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo y por eso, ya has vencido.
Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo (1 Jn 4.4).
Al igual que los israelitas del tiempo de Esdrás tú puedes poner manos a la obra pues la fe sin obras es muerta. Siempre, la primer obra de tu fe será cambiar tu forma de pensar y de hablar respecto a tu problema pues eso significa que estás creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra. La fe es una certeza, una convicción de que lo que Dios dijo lo hará, que lo que Él habló lo ejecutará.
Otro consejo, pon mucha atención a lo que piensas y hablas pues si lo que piensas y hablas está lleno de duda e incredulidad tu fe está siendo anulada y estás en riesgo de ser paralizada(o) por el espíritu de temor. Así que, cobra ánimo, levántate y comienza a declarar en voz audible lo que Dios, en Su Palabra, la Biblia, dice acerca de ti.
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza (Efe 10.6).
Y, ¿cuál será el poder de la fuerza de Dios? ¿Sus músculos? ¿Sus ángeles? ¡Su Palabra!
Oremos:
Amado Padre celestial, en este día estoy delante de Tu Presencia para declarar que estoy llena(o) de fe. Sé que me amas tanto que preferiste entregar a Tu Hijo, Jesús, antes que perderme a mí. Soy tu especial tesoro y aunque mi padre y mi madre me hayan dejado, con todo Tú me has recogido. ¡Soy amada(o) de Dios! Me determino hoy a seguir creyendo Tu Palabra, la Biblia. Señor Jesús, yo soy quien Tú dices que soy: más que vencedor(a), quien todo lo puede. Resisto al espíritu de desánimo e incredulidad que quiere sembrar en mi su miedo. Soy sana(o) y soy libre pues la ley del espíritu de vida en Cristo me ha hecho libre de la ley del pecado y de la muerte. Jesús, Tú me redimiste de la maldición al hacerte maldito por mí y ahora vivo y camino en Tu bendición. Gracias, muchas gracias. Tú, Espíritu Santo vives en mí y conmigo. Tengo Tu Palabra. Tengo Tu unción. Tengo Tu fe. Tengo Tu Amor. ¡No hay forma en que pueda perder! En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Septiembre 28 2 Jn / Es 5-6 / Sal 93
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