martes, 15 de octubre de 2024

¿Te sientes atrapado(a)?

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 15 Octubre 

¿Te sientes atrapado(a)?

 

¡Él rompió tus prisiones!

Por Riqui Ricón*

Alabad a Jehová, porque él es bueno; Porque para siempre es su misericordia. Díganlo los redimidos de Jehová, Los que ha redimido del poder del enemigo… Los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte, Y rompió sus prisiones… Envió su palabra, y los sanó, Y los libró de su ruina (Sal 107.1-2, 14, 20).

Ser un creyente significa más que sólo creer en Dios, significa creerle a Él, creer que lo que Él dice lo va a cumplir, que primero el cielo y la tierra dejarán de existir antes de que Su Palabra deje de cumplirse.

Escribid, pues, vosotros a los judíos como bien os pareciere, en nombre del rey, y selladlo con el anillo del rey; porque un edicto que se escribe en nombre del rey, y se sella con el anillo del rey, no puede ser revocado (Est 8,8).

Si esto es cierto para las leyes que dictan los seres humanos (pues las leyes se tienen que cumplir), cuánto más lo será para las Palabras que han salido de la boca de Dios.

Te animo a que hoy te detengas un poquito a meditar conmigo: ¿Qué quiero decir cuando declaro que la Biblia es la Palabra de Dios? ¿En verdad creo que la Biblia son las Palabras que han salido de la boca de Dios?

El profeta Isaías declaró,

¿Quién ha creído a nuestra palabra y sobre quién se ha manifestado el poder del Señor? Éste [el que cree] subirá cual renuevo delante de Dios (Isa 53.1).

De acuerdo a la Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, ¡todos los que creemos que la Biblia efectivamente es la Palabra de Dios somos renovados, hechos de Nuevo, dotados de una Nueva Naturaleza, y subiremos delante de Él!

Así que, si Dios dice que envió Su Palabra para sanarte y librarte de la ruina, entonces, ¿qué vas hacer? ¿Vas a creer al conocimiento natural que por medio de tus sentidos te dice que estás enfermo(a) y que probablemente no llegarás a viejo(a)? ¿Vas a creer lo terrible de tu situación que te habla dejándote sin esperanzas para tu familia, vida o matrimonio? ¿Vas a creerle a la tristeza y a la depresión que te acusan constantemente de tus fracasos y pecados para convencerte que no vale la pena vivir?

Yo que tú, le creería a Dios, pues Él no puede mentir y toda Palabra que sale de la boca de Dios es Verdad.

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Lc 21.33).

Así que determínate a ser sano y a ser libre.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, Jesucristo, para pagar todos tus pecados, antes que perderte a ti.

Miren lo grande que es el amor que el Padre nos ha mostrado, ¡hasta llega a hacer posible que seamos llamados hijos de Dios! Y eso es lo que de verdad somos. Por eso la gente del mundo no nos conoce, pues el mundo no conoce a Dios (1 Jn 3.1 PDT).

Jesús no sólo pagó con Su Vida todos tus pecados para justificarte y que fueras perdonado(a), sino que resucitó venciendo a la muerte para darte la Vida Eterna que solamente pueden tener los Hijos de Dios Nacidos de Nuevo.

¡Ahora Dios te llama Su propio(a) Hijo(a)!

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).

La vida que Jesús y Dios, tú Padre, han preparado para ti no es cualquier tipo de vida. No es un “borrón y cuenta nueva”. Es una Vida Nueva, totalmente diferente a lo que te puedas imaginar. ¡Es la Vida Eterna! La única Vida, realmente, Plena y abundante.

Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).

¡Esta es la Voluntad de Tu Padre celestial sobre tu Vida!

Todos estos son los decretos del Rey que NO PUEDEN ser revocados.

En cada provincia y ciudad, en cada lugar donde llegaba el decreto del rey, los judíos se alegraban mucho, festejaban a lo grande, y declararon día feriado y de celebración. También muchas personas del territorio se hicieron judíos por temor a lo que pudieran hacerles los judíos (Est 8.17 NTV).

¡El decreto del Rey ES la Palabra del Rey!

Luego Nehemías añadió: «Ya pueden irse. Coman bien, tomen bebidas dulces y compartan su comida con quienes no tengan nada, porque este día ha sido consagrado a nuestro Señor. No estén tristes, pues el gozo del Señor es nuestra fortaleza.»  (Neh 8.10 NVI).

Los decretos que el Rey ha emitido a tu favor son la razón del gozo, la alegría y la celebración. ¡La Palabra de Dios es tu fortaleza!

Mediante su divino poder, Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para llevar una vida de rectitud. Todo esto lo recibimos al llegar a conocer a aquel que nos llamó por medio de su maravillosa gloria y excelencia. Y, debido a su gloria y excelencia, nos ha dado grandes y preciosas promesas. Estas promesas hacen posible que ustedes participen de la naturaleza divina y escapen de la corrupción del mundo, causada por los deseos humanos (2 P 1.3-4 NTV).

Cómo no sería el gozo del Señor tu fortaleza si las Promesas de la Biblia te hacen participar de la Naturaleza de Dios, pues tú ERES genuina y legítimamente un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Además, al CREER las Promesas de Dios, te permiten escapar de la corrupción del mundo, causada por los deseos humanos.

Este es uno de los decretos del Rey que más gozo y alegría te deben producir, pues te asegura y garantiza la Victoria por medio de tu Identidad como Hijo(a) de Dios por medio de TODO lo que el Señor Jesús hizo por ti.

Todo esto es La Verdad. Está escrito en la Biblia que es la Palabra de Dios y lo recibes por medio de la FE, que es creerle a Dios, creyendo Su Palabra.

En una ocasión, un padre de familia, que había acudido a Jesús por la sanidad de su hijo, le dijo: “si puedes hacer algo ten misericordia de nosotros y ayúdanos” a lo que Jesús le respondió, “si puedes creer, al que cree TODO le es posible” (Mar 9.22-23).

En este día, determínate a dejar a un lado, de una vez y para siempre, todas las dudas que produce el  espíritu de temor. Resístele, pues la escritura dice,

Así que sométanse a Dios.  Resistan al diablo,  y él huirá de ustedes (Stg 4.7).

 ¡No temas, cree solamente! ¡Dios es bueno y para siempre es Su misericordia!

Pero ustedes son un pueblo escogido por Dios, sacerdotes al servicio del Rey, una nación santa, y un pueblo que pertenece a Dios, quien los escogió para que anuncien las poderosas obras que ha hecho y los llamó a salir de la oscuridad para entrar en su luz maravillosa. Antes, ustedes no eran ni siquiera un pueblo, pero ahora son el pueblo de Dios. Ustedes no habían recibido compasión, pero ahora han recibido la compasión de Dios (1 P 2.9-10).

Jesús ya te sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte. ¡Él ya rompió tus prisiones! Ahora eres real sacerdocio, una nación santa, pueblo adquirido por Dios. ¡Eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo!

siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).

Así que, vive este día con gozo y plena certeza de fe, pues la Biblia es, efectivamente, la Palabra de Honor de Dios y si Él lo dijo, entonces, Él lo va a cumplir, si Dios lo habló, entonces, Él lo va a ejecutar.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, te doy muchas gracias porque lámpara es a mis pies Tu Palabra y la luz que ilumina mi camino. Señor, sé que no mientes y que no puedes mentir, también sé que tu Palabra es la Verdad y se va a cumplir TODA. Tú has dicho que me amas tanto que me librarás del lazo del cazador y de la peste destructora. Cúbreme con tus plumas, pues debajo de Tus alas yo estoy seguro(a). Tu Palabra es mi escudo y mi espada, así que no voy a temer al terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en obscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya, ya que caerán a mi lado mil y diez mil a mi diestra mas a mí no llegará, porque Tú, Jesús, estás conmigo. Hoy declaro, confiado en la Palabra de Dios, que de todo problema, angustia o enfermedad, yo, ____________ (tu nombre aquí), voy a salir más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. Voy a vivir este día en plenitud de certeza de vida pues yo en Ti, Señor, confío. Jehová de los ejércitos, Dios y Padre Eterno, dichoso, dichosa, el hombre y la mujer que en ti confían. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. ¡Amén!

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Octubre 15                             Apo 15 /  Est 7-8 / Sal 107.1-22

 


Cápsula del día.




Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI 



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Octubre 15                             Apo 15 /  Est 7-8 / Sal 107.1-22

 

Apocalipsis

Los ángeles con las siete postreras plagas

15

1Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios.

2Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios. 3Y cantan el cántico de Moisésa siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. 4¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre?b pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán,c porque tus juicios se han manifestado.

5Después de estas cosas miré, y he aquí fue abierto en el cielo el templo del tabernáculo del testimonio;d 6y del templo salieron los siete ángeles que tenían las siete plagas, vestidos de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro. 7Y uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete copas de oro, llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos. 8Y el templo se llenó de humoe por la gloria de Dios, y por su poder; y nadie podía entrar en el templo hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles.[1]

 

 

Ester

Amán es ahorcado

7

1Fue, pues, el rey con Amán al banquete de la reina Ester. 2Y en el segundo día, mientras bebían vino, dijo el rey a Ester: ¿Cuál es tu petición, reina Ester, y te será concedida? ¿Cuál es tu demanda? Aunque sea la mitad del reino, te será otorgada. 3Entonces la reina Ester respondió y dijo: Oh rey, si he hallado gracia en tus ojos, y si al rey place, séame dada mi vida por mi petición, y mi pueblo por mi demanda. 4Porque hemos sido vendidos, yo y mi pueblo, para ser destruidos, para ser muertos y exterminados. Si para siervos y siervas fuéramos vendidos, me callaría; pero nuestra muerte sería para el rey un daño irreparable.

5Respondió el rey Asuero, y dijo a la reina Ester: ¿Quién es, y dónde está, el que ha ensoberbecido su corazón para hacer esto? 6Ester dijo: El enemigo y adversario es este malvado Amán. Entonces se turbó Amán delante del rey y de la reina. 7Luego el rey se levantó del banquete, encendido en ira, y se fue al huerto del palacio; y se quedó Amán para suplicarle a la reina Ester por su vida; porque vio que estaba resuelto para él el mal de parte del rey. 8Después el rey volvió del huerto del palacio al aposento del banquete, y Amán había caído sobre el lecho en que estaba Ester. Entonces dijo el rey: ¿Querrás también violar a la reina en mi propia casa? Al proferir el rey esta palabra, le cubrieron el rostro a Amán. 9Y dijo Harbona, uno de los eunucos que servían al rey: He aquí en casa de Amán la horca de cincuenta codos de altura que hizo Amán para Mardoqueo, el cual había hablado bien por el rey. Entonces el rey dijo: Colgadlo en ella. 10Así colgaron a Amán en la horca que él había hecho preparar para Mardoqueo; y se apaciguó la ira del rey.

Decreto de Asuero a favor de los judíos

8

1El mismo día, el rey Asuero dio a la reina Ester la casa de Amán enemigo de los judíos; y Mardoqueo vino delante del rey, porque Ester le declaró lo que él era respecto de ella. 2Y se quitó el rey el anillo que recogió de Amán, y lo dio a Mardoqueo. Y Ester puso a Mardoqueo sobre la casa de Amán.

3Volvió luego Ester a hablar delante del rey, y se echó a sus pies, llorando y rogándole que hiciese nula la maldad de Amán agagueo y su designio que había tramado contra los judíos. 4Entonces el rey extendió a Ester el cetro de oro, y Ester se levantó, y se puso en pie delante del rey, 5y dijo: Si place al rey, y si he hallado gracia delante de él, y si le parece acertado al rey, y yo soy agradable a sus ojos, que se dé orden escrita para revocar las cartas que autorizan la trama de Amán hijo de Hamedata agagueo, que escribió para destruir a los judíos que están en todas las provincias del rey. 6Porque ¿cómo podré yo ver el mal que alcanzará a mi pueblo? ¿Cómo podré yo ver la destrucción de mi nación?

7Respondió el rey Asuero a la reina Ester y a Mardoqueo el judío: He aquí yo he dado a Ester la casa de Amán, y a él han colgado en la horca, por cuanto extendió su mano contra los judíos. 8Escribid, pues, vosotros a los judíos como bien os pareciere, en nombre del rey, y selladlo con el anillo del rey; porque un edicto que se escribe en nombre del rey, y se sella con el anillo del rey, no puede ser revocado. 9Entonces fueron llamados los escribanos del rey en el mes tercero, que es Siván, a los veintitrés días de ese mes; y se escribió conforme a todo lo que mandó Mardoqueo, a los judíos, y a los sátrapas, los capitanes y los príncipes de las provincias que había desde la India hasta Etiopía, ciento veintisiete provincias; a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo conforme a su lengua, a los judíos también conforme a su escritura y lengua. 10Y escribió en nombre del rey Asuero, y lo selló con el anillo del rey, y envió cartas por medio de correos montados en caballos veloces procedentes de los repastos reales; 11que el rey daba facultad a los judíos que estaban en todas las ciudades, para que se reuniesen y estuviesen a la defensa de su vida, prontos a destruir, y matar, y acabar con toda fuerza armada del pueblo o provincia que viniese contra ellos, y aun sus niños y mujeres, y apoderarse de sus bienes, 12en un mismo día en todas las provincias del rey Asuero, en el día trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar. 13La copia del edicto que había de darse por decreto en cada provincia, para que fuese conocido por todos los pueblos, decía que los judíos estuviesen preparados para aquel día, para vengarse de sus enemigos. 14Los correos, pues, montados en caballos veloces, salieron a toda prisa por la orden del rey; y el edicto fue dado en Susa capital del reino.

15Y salió Mardoqueo de delante del rey con vestido real de azul y blanco, y una gran corona de oro, y un manto de lino y púrpura. La ciudad de Susa entonces se alegró y regocijó; 16y los judíos tuvieron luz y alegría, y gozo y honra. 17Y en cada provincia y en cada ciudad donde llegó el mandamiento del rey, los judíos tuvieron alegría y gozo, banquete y día de placer. Y muchos de entre los pueblos de la tierra se hacían judíos, porque el temor de los judíos había caído sobre ellos.[2]

 

 

SALMO 107.1-22

 

Dios libra de la aflicción

     1     Alabad a Jehová, porque él es bueno;

Porque para siempre es su misericordia.a

     2     Díganlo los redimidos de Jehová,

Los que ha redimido del poder del enemigo,

     3     Y los ha congregado de las tierras,

Del oriente y del occidente,

Del norte y del sur.

     4     Anduvieron perdidos por el desierto, por la soledad sin camino,

Sin hallar ciudad en donde vivir.

     5     Hambrientos y sedientos,

Su alma desfallecía en ellos.

     6     Entonces clamaron a Jehová en su angustia,

Y los libró de sus aflicciones.

     7     Los dirigió por camino derecho,

Para que viniesen a ciudad habitable.

     8     Alaben la misericordia de Jehová,

Y sus maravillas para con los hijos de los hombres.

     9     Porque sacia al alma menesterosa,

Y llena de bien al alma hambrienta.

     10     Algunos moraban en tinieblas y sombra de muerte,

Aprisionados en aflicción y en hierros,

     11     Por cuanto fueron rebeldes a las palabras de Jehová,

Y aborrecieron el consejo del Altísimo.

     12     Por eso quebrantó con el trabajo sus corazones;

Cayeron, y no hubo quien los ayudase.

     13     Luego que clamaron a Jehová en su angustia,

Los libró de sus aflicciones;

     14     Los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte,

Y rompió sus prisiones.

     15     Alaben la misericordia de Jehová,

Y sus maravillas para con los hijos de los hombres.

     16     Porque quebrantó las puertas de bronce,

Y desmenuzó los cerrojos de hierro.

     17     Fueron afligidos los insensatos, a causa del camino de su rebelión

Y a causa de sus maldades;

     18     Su alma abominó todo alimento,

Y llegaron hasta las puertas de la muerte.

     19     Pero clamaron a Jehová en su angustia,

Y los libró de sus aflicciones.

     20     Envió su palabra, y los sanó,

Y los libró de su ruina.

     21     Alaben la misericordia de Jehová,

Y sus maravillas para con los hijos de los hombres;

     22     Ofrezcan sacrificios de alabanza,

Y publiquen sus obras con júbilo.[3]

 



a 15.3: Ex. 15.1.

b 15.4: Jer. 10.7.

c 15.4: Sal. 86.9.

d 15.5: Ex. 40.34.

e 15.8: 1 R. 8.10–11; 2 Cr. 5.13–14; Is. 6.4.

[1] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Ap 14.20-15.8

[2] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Est 6.14-8.17

a 107.1: 1 Cr. 16.34; 2 Cr. 5.13; 7.3; Esd. 3.11; Sal. 100.5; 106.1; 118.1; 136.1; Jer. 33.11.

[3] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal 106.48-107.22


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