domingo, 3 de marzo de 2024

¿Cómo puedes tener la garantía de aquello que estas esperando cuando tus circunstancias te indican todo lo contrario?

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 03 Marzo
  
¿Cómo puedes tener la garantía de aquello que estas esperando cuando tus circunstancias te indican todo lo contrario?

¡Al que cree TODO le es posible!

Por Riqui Ricón*

Mientras él les decía estas cosas, vino un hombre principal y se postró ante él, diciendo: Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá. Y se levantó Jesús, y le siguió con sus discípulos (Mat 9.18).

¡Qué declaración más asombrosa y llena de fe le hizo Jairo a Jesús: ¡Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá! Por esta declaración, Jesús se levantó y le siguió para hacer conforme a lo que él había dicho.

Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David! Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor. Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho (Mat 9.27-29).

Si tú, al igual que Jairo y estos dos ciegos, tienes necesidad de un milagro el día de hoy, sólo necesitas recordar el secreto que Jesús nos reveló: ¡Conforme a tu fe te será hecho!

La Buena Noticia es que ahora, en Cristo Jesús, tú tienes fe para salir delante de cualquier problema, enfermedad o aflicción y mucho más. Veamos:

Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve (Heb 11.1 NVI).

¿Cómo puedes tener la garantía de aquello que estas esperando cuando tus circunstancias te indican todo lo contrario? ¿Cómo estar completamente seguro(a) de cosas que todavía no ves cuando lo que si ves es tan desalentador? ¿Cómo tener la certeza que estás sano(a) cuando los análisis y los médicos dicen lo opuesto? ¿Cómo estar realmente convencido(a) que saldrás adelante cuando te acaban de despedir o los ingresos no parecen suficientes?

La respuesta para estas y todas las dudas acerca de tu fe es muy sencilla: puedes tener la garantía de lo que esperas y la certeza de lo que no ves solamente si Dios lo ha dicho. Esto es, si Dios ha hablado algo respecto a tus necesidades, entonces puedes estar cien por ciento seguro(a) que Él cumplirá Su Palabra.

Dios no es un simple mortal para mentir y cambiar de parecer. ¿Acaso no cumple lo que promete ni lleva a cabo lo que dice?  (Num 23.19 NVI).

Basta una Palabra del Señor y un milagro te ocurrirá.

Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe (Mat 8.5-10).

La fe es sencilla y simple como un granito de mostaza. Fe es creerle a Dios creyendo a Su Palabra. Fe es estar seguro(a) que Dios es digno de confianza. Fe es estar convencido(a) que Dios es honorable y que Su honra y Honor están depositados en Su Palabra.

¡Fe es saber que todo poder y autoridad están contenidos en la Palabra de Dios!

Cuando adquieras esta certeza y seguridad rotunda en la Palabra de Dios entonces tus declaraciones estarán cargadas del Poder y la Autoridad de Dios que sólo tu fe puede activar.

Jesús le preguntó al padre: -¿Cuánto tiempo ha estado así? El hombre le respondió. -Ha estado así desde que era niño. Varias veces lo ha tirado al fuego o al agua para matarlo. Por favor, si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos. Jesús le dijo: -No digas: 'Si puedes hacer algo', todo es posible para el que cree. Entonces, el padre del muchacho gritó muy fuerte: -¡Creo, ayúdame a creer aun más! (Mar 9.21-24 PDT).

¡Al que cree TODO le es posible!

Al igual que Jairo, sin importar las circunstancias, el primer y más importante fruto de tu fe debe ser una declaración firme y consistente con aquello que estás creyendo (con aquello que estás esperando).

Reflexionando en la condición de este padre de familia, pienso que tú me podrías objetar que estás demasiado angustiado(a) por la gravedad de tus circunstancias y que quisieras creer, pero eso no basta, no es suficiente, pues tienes que actuar en fe y comenzar a declarar que SÍ crees que sea posible.

Si es necesario tienes que apelar al Amor que Dios siente por ti y pedirle que te ayude a creer.

Para esto puedes comenzar creyendo que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Puedes creer que a pesar de tus delitos y pecados, por ese gran Amor con que Dios te ama, ahora, en Cristo Jesús, has sido hecho(a) un(a) legítimo(a) Hijo(a) de Dios.

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jua 3.1).

Si ya crees esto, entonces pon mucha atención pues esta especial relación que ahora disfrutas con Dios (de Padre a Hijo(a) y de Hijo(a) a Padre), te garantiza que Él siempre responderá a tu favor.

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? (Mat 7.7-11).

Sin lugar a dudas, por lo que Jesús hizo en la cruz por Amor a ti, tú tienes una mayor certeza (y una mejor posición), para activar el Poder y la Autoridad de Dios a tu favor que la que tenían Jairo, el centurión y los dos ciegos.

Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible (Mar 9.23).

¡Atrévete a creer! Creer es sencillo. ¡Créele a Dios! ¡Créele a Su Palabra!

Oremos en voz audible:

¡Abba, Padre! Amado Dios, hoy puedo, con plena certeza y absoluta confianza, llamarte Padre mío. Gracias, Señor, por tanto y tan grande amor, que yo, estando muerto(a) en delitos y pecados, me diste vida juntamente con Cristo Jesús. ¡Por Gracia soy salvo(a)! Señor Jesús, Tu Sangre preciosa fue derramada en esa cruz para que yo fuese justificado(a); Tu resurrección me abrió el camino a la Vida Eterna para que yo fuese adoptado(a) Hijo(a) de Dios, según el puro afecto de Tu Voluntad. ¡Mil gracias, Señor Jesús! ¡Soy heredero(a) de Dios y coheredero(a) con Cristo! He sido predestinado(a) para ser hecho(a) conforme a Tu imagen, mi Señor Jesucristo, para que ahora Tú seas mi hermano mayor. Gracias, muchas gracias Señor. Por esto, por tu Amor por mí, creo y declaro con toda certeza de fe que yo, _____________ (tu nombre aquí), ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy Hijo(a) de Dios! ¡Soy feliz! ¡Gracias Padre! Bendigo Tu Nombre y declaro que lo mejor de mi vida ya comenzó. ¡En TODAS las cosas soy más que vencedor(a)! ¡Todo lo puedo en Cristo! ¡Mayor es el que está en mí, que el que está en el mundo! En el nombre de Jesús. Amén

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 

Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 

 

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Marzo 3                                Mat 9.18-38  /  Lev 5-6  /  Pro 21

  

Cápsula del día.





Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 


NVI 



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Marzo 3                                Mat 9.18-38  /  Lev 5-6   Pro 21

 

San Mateo 9.18-38

La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús

(Mr. 5.21–43; Lc. 8.40–56)

18Mientras él les decía estas cosas, vino un hombre principal y se postró ante él, diciendo: Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá. 19Y se levantó Jesús, y le siguió con sus discípulos. 20Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; 21porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva. 22Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora. 23Al entrar Jesús en la casa del principal, viendo a los que tocaban flautas, y la gente que hacía alboroto, 24les dijo: Apartaos, porque la niña no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de él. 25Pero cuando la gente había sido echada fuera, entró, y tomó de la mano a la niña, y ella se levantó. 26Y se difundió la fama de esto por toda aquella tierra.

Dos ciegos reciben la vista

27Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David! 28Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor. 29Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho. 30Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa. 31Pero salidos ellos, divulgaron la fama de él por toda aquella tierra.

Un mudo habla

32Mientras salían ellos, he aquí, le trajeron un mudo, endemoniado. 33Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la gente se maravillaba, y decía: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel. 34Pero los fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios.d

La mies es mucha

35Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.e 36Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.f 37Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. 38Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.g [1]

 

Levítico 5-6

Ofrendas de paz

5

1Si alguno pecare por haber sido llamado a testificar, y fuere testigo que vio, o supo, y no lo denunciare, él llevará su pecado. 2Asimismo la persona que hubiere tocado cualquiera cosa inmunda, sea cadáver de bestia inmunda, o cadáver de animal inmundo, o cadáver de reptil inmundo, bien que no lo supiere, será inmunda y habrá delinquido. 3O si tocare inmundicia de hombre, cualquiera inmundicia suya con que fuere inmundo, y no lo echare de ver, si después llegare a saberlo, será culpable. 4O si alguno jurare a la ligera con sus labios hacer mal o hacer bien, en cualquiera cosa que el hombre profiere con juramento, y él no lo entendiere; si después lo entiende, será culpable por cualquiera de estas cosas. 5Cuando pecare en alguna de estas cosas, confesará aquello en que pecó, 6y para su expiación traerá a Jehová por su pecado que cometió, una hembra de los rebaños, una cordera o una cabra como ofrenda de expiación; y el sacerdote le hará expiación por su pecado.

7Y si no tuviere lo suficiente para un cordero, traerá a Jehová en expiación por su pecado que cometió, dos tórtolas o dos palominos, el uno para expiación, y el otro para holocausto. 8Y los traerá al sacerdote, el cual ofrecerá primero el que es para expiación; y le arrancará de su cuello la cabeza, mas no la separará por completo. 9Y rociará de la sangre de la expiación sobre la pared del altar; y lo que sobrare de la sangre lo exprimirá al pie del altar; es expiación. 10Y del otro hará holocausto conforme al rito; así el sacerdote hará expiación por el pecado de aquel que lo cometió, y será perdonado.

11Mas si no tuviere lo suficiente para dos tórtolas, o dos palominos, el que pecó traerá como ofrenda la décima parte de un efa de flor de harina para expiación. No pondrá sobre ella aceite, ni sobre ella pondrá incienso, porque es expiación. 12La traerá, pues, al sacerdote, y el sacerdote tomará de ella su puño lleno, para memoria de él, y la hará arder en el altar sobre las ofrendas encendidas a Jehová; es expiación. 13Y hará el sacerdote expiación por él en cuanto al pecado que cometió en alguna de estas cosas, y será perdonado; y el sobrante será del sacerdote, como la ofrenda de vianda.

Ofrendas expiatorias

14Habló más Jehová a Moisés, diciendo: 15Cuando alguna persona cometiere falta, y pecare por yerro en las cosas santas de Jehová, traerá por su culpa a Jehová un carnero sin defecto de los rebaños, conforme a tu estimación en siclos de plata del siclo del santuario, en ofrenda por el pecado. 16Y pagará lo que hubiere defraudado de las cosas santas, y añadirá a ello la quinta parte, y lo dará al sacerdote; y el sacerdote hará expiación por él con el carnero del sacrificio por el pecado, y será perdonado.

17Finalmente, si una persona pecare, o hiciere alguna de todas aquellas cosas que por mandamiento de Jehová no se han de hacer, aun sin hacerlo a sabiendas, es culpable, y llevará su pecado. 18Traerá, pues, al sacerdote para expiación, según tú lo estimes, un carnero sin defecto de los rebaños; y el sacerdote le hará expiación por el yerro que cometió por ignorancia, y será perdonado. 19Es infracción, y ciertamente delinquió contra Jehová.

6

1Habló Jehová a Moisés, diciendo: 2Cuando una persona pecare e hiciere prevaricación contra Jehová, y negare a su prójimo lo encomendado o dejado en su mano, o bien robare o calumniare a su prójimo, 3o habiendo hallado lo perdido después lo negare, y jurare en falso; en alguna de todas aquellas cosas en que suele pecar el hombre, 4entonces, habiendo pecado y ofendido, restituirá aquello que robó, o el daño de la calumnia, o el depósito que se le encomendó, o lo perdido que halló, 5o todo aquello sobre que hubiere jurado falsamente; lo restituirá por entero a aquel a quien pertenece, y añadirá a ello la quinta parte, en el día de su expiación. 6Y para expiación de su culpa traerá a Jehová un carnero sin defecto de los rebaños, conforme a tu estimación, y lo dará al sacerdote para la expiación. 7Y el sacerdote hará expiación por él delante de Jehová, y obtendrá perdón de cualquiera de todas las cosas en que suele ofender.a

Leyes de los sacrificios

8Habló aún Jehová a Moisés, diciendo: 9Manda a Aarón y a sus hijos, y diles: Esta es la ley del holocausto: el holocausto estará sobre el fuego encendido sobre el altar toda la noche, hasta la mañana; el fuego del altar arderá en él. 10Y el sacerdote se pondrá su vestidura de lino, y vestirá calzoncillos de lino sobre su cuerpo; y cuando el fuego hubiere consumido el holocausto, apartará él las cenizas de sobre el altar, y las pondrá junto al altar. 11Después se quitará sus vestiduras y se pondrá otras ropas, y sacará las cenizas fuera del campamento a un lugar limpio. 12Y el fuego encendido sobre el altar no se apagará, sino que el sacerdote pondrá en él leña cada mañana, y acomodará el holocausto sobre él, y quemará sobre él las grosuras de los sacrificios de paz. 13El fuego arderá continuamente en el altar; no se apagará.

14Esta es la ley de la ofrenda: La ofrecerán los hijos de Aarón delante de Jehová ante el altar. 15Y tomará de ella un puñado de la flor de harina de la ofrenda, y de su aceite, y todo el incienso que está sobre la ofrenda, y lo hará arder sobre el altar por memorial en olor grato a Jehová. 16Y el sobrante de ella lo comerán Aarón y sus hijos; sin levadura se comerá en lugar santo; en el atrio del tabernáculo de reunión lo comerán. 17No se cocerá con levadura; la he dado a ellos por su porción de mis ofrendas encendidas; es cosa santísima, como el sacrificio por el pecado, y como el sacrificio por la culpa. 18Todos los varones de los hijos de Aarón comerán de ella. Estatuto perpetuo será para vuestras generaciones tocante a las ofrendas encendidas para Jehová; toda cosa que tocare en ellas será santificada.

19Habló también Jehová a Moisés, diciendo: 20Esta es la ofrenda de Aarón y de sus hijos, que ofrecerán a Jehová el día que fueren ungidos: la décima parte de un efa de flor de harina, ofrenda perpetua, la mitad a la mañana y la mitad a la tarde. 21En sartén se preparará con aceite; frita la traerás, y los pedazos cocidos de la ofrenda ofrecerás en olor grato a Jehová. 22Y el sacerdote que en lugar de Aarón fuere ungido de entre sus hijos, hará igual ofrenda. Es estatuto perpetuo de Jehová; toda ella será quemada. 23Toda ofrenda de sacerdote será enteramente quemada; no se comerá.

24Y habló Jehová a Moisés, diciendo: 25Habla a Aarón y a sus hijos, y diles: Esta es la ley del sacrificio expiatorio: en el lugar donde se degüella el holocausto, será degollada la ofrenda por el pecado delante de Jehová; es cosa santísima. 26El sacerdote que la ofreciere por el pecado, la comerá; en lugar santo será comida, en el atrio del tabernáculo de reunión. 27Todo lo que tocare su carne, será santificado; y si salpicare su sangre sobre el vestido, lavarás aquello sobre que cayere, en lugar santo. 28Y la vasija de barro en que fuere cocida, será quebrada; y si fuere cocida en vasija de bronce, será fregada y lavada con agua. 29Todo varón de entre los sacerdotes la comerá; es cosa santísima. 30Mas no se comerá ninguna ofrenda de cuya sangre se metiere en el tabernáculo de reunión para hacer expiación en el santuario; al fuego será quemada. [2]

       

Proverbios 21

 

21

     1     Como los repartimientos de las aguas,

Así está el corazón del rey en la mano de Jehová;

A todo lo que quiere lo inclina.

     2     Todo camino del hombre es recto en su propia opinión;

Pero Jehová pesa los corazones.

     3     Hacer justicia y juicio es a Jehová

Más agradable que sacrificio.

     4     Altivez de ojos, y orgullo de corazón,

Y pensamiento de impíos, son pecado.

     5     Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia;

Mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza.

     6     Amontonar tesoros con lengua mentirosa

Es aliento fugaz de aquellos que buscan la muerte.

     7     La rapiña de los impíos los destruirá,

Por cuanto no quisieron hacer juicio.

     8     El camino del hombre perverso es torcido y extraño;

Mas los hechos del limpio son rectos.

     9     Mejor es vivir en un rincón del terrado

Que con mujer rencillosa en casa espaciosa.

     10     El alma del impío desea el mal;

Su prójimo no halla favor en sus ojos.

     11     Cuando el escarnecedor es castigado, el simple se hace sabio;

Y cuando se le amonesta al sabio, aprende ciencia.

     12     Considera el justo la casa del impío,

Cómo los impíos son trastornados por el mal.

     13     El que cierra su oído al clamor del pobre,

También él clamará, y no será oído.

     14     La dádiva en secreto calma el furor,

Y el don en el seno, la fuerte ira.

     15     Alegría es para el justo el hacer juicio;

Mas destrucción a los que hacen iniquidad.

     16     El hombre que se aparta del camino de la sabiduría

Vendrá a parar en la compañía de los muertos.

     17     Hombre necesitado será el que ama el deleite,

Y el que ama el vino y los ungüentos no se enriquecerá.

     18     Rescate del justo es el impío,

Y por los rectos, el prevaricador.

     19     Mejor es morar en tierra desierta

Que con la mujer rencillosa e iracunda.

     20     Tesoro precioso y aceite hay en la casa del sabio;

Mas el hombre insensato todo lo disipa.

     21     El que sigue la justicia y la misericordia

Hallará la vida, la justicia y la honra.

     22     Tomó el sabio la ciudad de los fuertes,

Y derribó la fuerza en que ella confiaba.

     23     El que guarda su boca y su lengua,

Su alma guarda de angustias.

     24     Escarnecedor es el nombre del soberbio y presuntuoso

Que obra en la insolencia de su presunción.

     25     El deseo del perezoso le mata,

Porque sus manos no quieren trabajar.

     26     Hay quien todo el día codicia;

Pero el justo da, y no detiene su mano.

     27     El sacrificio de los impíos es abominación;

¡Cuánto más ofreciéndolo con maldad!

     28     El testigo mentiroso perecerá;

Mas el hombre que oye, permanecerá en su dicho.

     29     El hombre impío endurece su rostro;

Mas el recto ordena sus caminos.

     30     No hay sabiduría, ni inteligencia,

Ni consejo, contra Jehová.

     31     El caballo se alista para el día de la batalla;

Mas Jehová es el que da la victoria. [3]



d 9.34: Mt. 10.25; 12.24; Mr. 3.22; Lc. 11.15.

e 9.35: Mt. 4.23; Mr. 1.39; Lc. 4.44.

f 9.36: 1 R. 22.17; 2 Cr. 18.16; Zac. 10.2; Mr. 6.34.

g 9.37–38: Lc. 10.2.

[1] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Mt 9.17-38

a 6.1–7: Nm. 5.5–8.

[2] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Lv 4.35-6.30

[3] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Pr 20.30-21.31


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