miércoles, 13 de marzo de 2024

¡Cómo enfrentar a tus fantasmas!

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 13 Marzo 

¡Cómo enfrentar a tus fantasmas!


¡Creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra!

Por Riqui Ricón*

Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma!  Y dieron voces de miedo. (27) Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! (28)  Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. (29) Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. (30) Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! (31) Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe!  ¿Por qué dudaste?” (Mat 14:26-33 RV60).

En este episodio de la vida de Jesús, Dios te hace notar dos cosas importantes, que te son de gran utilidad en el diario vivir como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo:

1.    ¡No tengas miedo a nada ni a nadie! El miedo anula tu FE y te pone en manos de tu enemigo el diablo. “Pero Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al principal de la sinagoga:  No temas, cree solamente” (Mar 5:36 RV60). Creerle a Dios, creyendo Su Palabra. ¡Este es el secreto para la victoria!

Recuerda que estás peleando la buena batalla de la FE y Satanás necesita, urgentemente, atemorizarte, meterte miedo, “Así como los hijos de una familia son de la misma carne y sangre, así también Jesús fue de carne y sangre humanas, para derrotar con su muerte al que tenía poder para matar, es decir, al diablo. De esta manera ha dado libertad a todos los que por miedo a la muerte viven como esclavos durante toda la vida” (Heb 2:14-15 DHH). Dios es muy claro en Su Palabra: ¡Tener miedo a la muerte significa vivir una vida de esclavitud! La Buena Noticia, el Evangelio, es que Jesús ya venció al pecado (y por lo tanto a la muerte), y esa victoria está a tu alcance por medio de tu FE, que es creerle a Dios, creyendo Su Palabra.

Sin embargo, si el diablo consigue meterte miedo, entonces podrá anular tu FE y mantenerte esclavo(a) del temor, “Pues ustedes no han recibido un espíritu de esclavitud que los lleve otra vez a tener miedo, sino el Espíritu que los hace hijos de Dios. Por este Espíritu nos dirigimos a Dios, diciendo: "¡Abbá! ¡Padre!" y este mismo Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que ya somos hijos de Dios” (Rom 8:15-16 DHH).

Es precisamente tu identidad de Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo lo que te permite mantenerte firme y victorioso(a) ante las acechanzas del demonio. “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1Pe 5:8 RV60). Satanás es mentiroso y padre de mentira desde el principio, él NO ES un león, sino que aparenta ser como león. Sea cual sea el problema, aflicción o enfermedad que hoy estás enfrentando, sólo es una apariencia magnificada, engrandecida, por el mentiroso, para amedrentarte, atemorizarte, y que, en lugar de creerle a Dios, creyendo Su Palabra, tus sentidos y emociones sean tan afectados que comiences a darle lugar al miedo y a creer que esta vez no hay salida y que vas a sucumbir.

Esto último podemos evitarlo fácilmente si ponemos toda nuestra confianza en Dios y en Su Palabra. “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos” (Isa 26:3-4 RV60).

Así que, ¡No tengas miedo a nada ni a nadie! Pues Cristo Jesús está en ti y contigo:

y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.  Amén” (Mat 28:20 RV60).

 

2.    La condicional del diablo tiene el propósito de hacerte dudar que en Verdad ERES un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. “También fueron crucificados con él dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.  (39)  Los que pasaban lo insultaban, meneando la cabeza  (40)  y diciendo:  –¡Tú ibas a derribar el templo y a reconstruirlo en tres días! ¡Si eres Hijo de Dios, sálvate a ti mismo y bájate de la cruz!  (41)  De la misma manera se burlaban de él los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley, junto con los ancianos. Decían:  (42)  –Salvó a otros, pero a sí mismo no puede salvarse. Es el Rey de Israel: ¡pues que baje de la cruz, y creeremos en él!  (43)  Ha puesto su confianza en Dios: ¡pues que Dios lo salve ahora, si de veras lo quiere! ¿No nos ha dicho que es Hijo de Dios?” (Mat 27:38-43 DHH).

Esta es una de las estrategias favoritas de Satanás para meterte miedo y hacerte dudar de tu Identidad como Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, utiliza a las personas, los problemas y las aflicciones para burlarse y hacerte creer que es una tontería poner tu confianza en Dios y en Su Palabra.

Sin embargo, gracias a Dios, Cristo Jesús nos dejó en La Biblia Su ejemplo para saber como encarar la condicional del diablo: “si en verdad eres Hijo(a) de Dios…”.

Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.  (2)  Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.  (3)  Y vino a él el tentador, y le dijo:  Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.  (4)  Él respondió y dijo:  Escrito está:  No sólo de pan vivirá el hombre,  sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.  (5)  Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad,  y le puso sobre el pináculo del templo,  (6)  y le dijo:  Si eres Hijo de Dios,  échate abajo;  porque escrito está:   A sus ángeles mandará acerca de ti,   y,   En sus manos te sostendrán,  Para que no tropieces con tu pie en piedra.  (7)  Jesús le dijo:  Escrito está también:  No tentarás al Señor tu Dios (Mat_4:1-7 RV60).

Pon mucha atención, pues la única forma de combatir y echar fuera de tu vida al miedo es hablando, confesando y declarando, La Palabra de Dios, pues el miedo es lo contrario a la FE y la FE viene a tu Vida fluyendo de La Palabra de Dios.

Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo” (Rom 10:17 NVI).

Sólo creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra, te puedes levantar con plena certeza y confianza para encarar los problemas, enfermedades y aflicciones que el mundo te arroja todos los días.

Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos.  (23)  Jesús le dijo:  Si puedes creer, al que cree todo le es posible” ( Mar_9:22-23 RV60).

Este padre de familia fue a ver a Jesús para pedirle un milagro en favor de su hijo, sin embargo, por lo fuerte y difícil de su situación, albergaba dudas en su corazón. La respuesta que Jesús le dio fue sencilla y directa: “No se trata de si Yo puedo hacer algo por ti, pues Yo soy Dios y todo lo puedo, más bien se trata de si tú puedes creer. Se trata de si en verdad crees que La Biblia es Mi Palabra, La Palabra de Dios”.

Así que, sea cual sea el problema, enfermedad o aflicción que hoy estás enfrentando, confía en Dios, confía en Su Palabra. Él nunca te ha dejado ni te dejará. Él te ama tanto que prefirió entregar a Su único Hijo antes que perderte a ti.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Jua 3:16 RV60).

Dado que todo esto es verdad, entonces la consecuencia lógica es inevitable:

¿Qué, pues, diremos a esto?  Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Rom 8:31-32 RV60).

Así que, te animo a que no temas, cree solamente. No mires la braveza de las olas ni la fiereza del viento, mira a Jesús, mira a Su Palabra, y sostente caminando sobre las aguas.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, que hermoso es saber y creer lo que hiciste por Amor a mí. Gracias por no haber escatimado a Tu propio Hijo Jesús, sino que lo entregaste por mí. Señor Jesús, muchas gracias porque Tú, siendo en forma de Dios, no estimaste el ser igual a Dios como cosa a que aferrarte, sino que Te despojaste a Ti mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, Te humillaste a Ti mismo, haciéndote obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Gracias porque con Tu muerte y resurrección, destruiste por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y así, me has hecho libre, pues yo, por el temor de la muerte estaba durante toda mi vida sujeto(a) a servidumbre. ¡Porque Tú moriste, mi vieja naturaleza, mi viejo(a) yo, murió contigo! ¡Porque Tú vives, yo también vivo! ¡La Vida Eterna que Tú tienes, es la misma que adquiriste para mí! ¡Puedo dejar de temerle a la muerte! ¡La muerte ya no se enseñorea más de mí! ¡Gracias! ¡Muchas gracias, Señor Jesús! Ahora puedo, con toda certeza declarar que, ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy más que vencedor(a)! ¡Todo lo puedo en Cristo! Y, por la Sangre de Jesús, soy dichoso(a) para vivir una vida plena y abundante. Muchas gracias, Señor Jesús. Gracias por esta Nueva Vida en Plenitud que ahora tengo. Gracias por mi sanidad. Gracias por mi salud. Gracias por mi prosperidad. Gracias por el Amor, la paz y el gozo que ahora disfruto. ¡Gracias por mi Victoria sobre la muerte! ¡Ya no tengo temor! ¡Estoy asegurado(a)! ¡Tú eres mi escudo! En el nombre de Jesús. Amén

Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 

 

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

                                                                                               

Marzo 13                                                  Mat 14.22-36 /  Lev 22-23 /  Pro 31

 

  

Cápsula del día.





Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 

NVI 



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

                                                                                               

Marzo 13                                                  Mat 14.22-36 /  Lev 22-23 /  Pro 31

San Mateo 14.22-36

Jesús anda sobre el mar

(Mr. 6.45–52; Jn. 6.15–21)

22En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. 23Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. 24Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario. 25Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. 26Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. 27Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!

28Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. 29Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. 30Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! 31Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? 32Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. 33Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.

Jesús sana a los enfermos en Genesaret

(Mr. 6.53–56)

34Y terminada la travesía, vinieron a tierra de Genesaret. 35Cuando le conocieron los hombres de aquel lugar, enviaron noticia por toda aquella tierra alrededor, y trajeron a él todos los enfermos; 36y le rogaban que les dejase tocar solamente el borde de su manto; y todos los que lo tocaron, quedaron sanos.[1]

 

Levítico 22-23

Santidad de las ofrendas

22

1Habló Jehová a Moisés, diciendo: 2Di a Aarón y a sus hijos que se abstengan de las cosas santas que los hijos de Israel me han dedicado, y no profanen mi santo nombre. Yo Jehová. 3Diles: Todo varón de toda vuestra descendencia en vuestras generaciones, que se acercare a las cosas sagradas que los hijos de Israel consagran a Jehová, teniendo inmundicia sobre sí, será cortado de mi presencia. Yo Jehová. 4Cualquier varón de la descendencia de Aarón que fuere leproso, o padeciere flujo, no comerá de las cosas sagradas hasta que esté limpio. El que tocare cualquiera cosa de cadáveres, o el varón que hubiere tenido derramamiento de semen, 5o el varón que hubiere tocado cualquier reptil por el cual será inmundo, u hombre por el cual venga a ser inmundo, conforme a cualquiera inmundicia suya; 6la persona que lo tocare será inmunda hasta la noche, y no comerá de las cosas sagradas antes que haya lavado su cuerpo con agua. 7Cuando el sol se pusiere, será limpio; y después podrá comer las cosas sagradas, porque su alimento es. 8Mortecino ni despedazado por fiera no comerá, contaminándose en ello. Yo Jehová. 9Guarden, pues, mi ordenanza, para que no lleven pecado por ello, no sea que así mueran cuando la profanen. Yo Jehová que los santifico.

10Ningún extraño comerá cosa sagrada; el huésped del sacerdote, y el jornalero, no comerán cosa sagrada. 11Mas cuando el sacerdote comprare algún esclavo por dinero, éste podrá comer de ella, así como también el nacido en su casa podrá comer de su alimento. 12La hija del sacerdote, si se casare con varón extraño, no comerá de la ofrenda de las cosas sagradas. 13Pero si la hija del sacerdote fuere viuda o repudiada, y no tuviere prole y se hubiere vuelto a la casa de su padre, como en su juventud, podrá comer del alimento de su padre; pero ningún extraño coma de él. 14Y el que por yerro comiere cosa sagrada, añadirá a ella una quinta parte, y la dará al sacerdote con la cosa sagrada. 15No profanarán, pues, las cosas santas de los hijos de Israel, las cuales apartan para Jehová; 16pues les harían llevar la iniquidad del pecado, comiendo las cosas santas de ellos; porque yo Jehová soy el que los santifico.

17También habló Jehová a Moisés, diciendo: 18Habla a Aarón y a sus hijos, y a todos los hijos de Israel, y diles: Cualquier varón de la casa de Israel, o de los extranjeros en Israel, que ofreciere su ofrenda en pago de sus votos, o como ofrendas voluntarias ofrecidas en holocausto a Jehová, 19para que sea aceptado, ofreceréis macho sin defecto de entre el ganado vacuno, de entre los corderos, o de entre las cabras. 20Ninguna cosa en que haya defecto ofreceréis, porque no será acepto por vosotros.a 21Asimismo, cuando alguno ofreciere sacrificio en ofrenda de paz a Jehová para cumplir un voto, o como ofrenda voluntaria, sea de vacas o de ovejas, para que sea aceptado será sin defecto. 22Ciego, perniquebrado, mutilado, verrugoso, sarnoso o roñoso, no ofreceréis éstos a Jehová, ni de ellos pondréis ofrenda encendida sobre el altar de Jehová. 23Buey o carnero que tenga de más o de menos, podrás ofrecer por ofrenda voluntaria; pero en pago de voto no será acepto. 24No ofreceréis a Jehová animal con testículos heridos o magullados, rasgados o cortados, ni en vuestra tierra lo ofreceréis. 25Ni de mano de extranjeros tomarás estos animales para ofrecerlos como el pan de vuestro Dios, porque su corrupción está en ellos; hay en ellos defecto, no se os aceptarán.

26Y habló Jehová a Moisés, diciendo: 27El becerro o el cordero o la cabra, cuando naciere, siete días estará mamando de su madre; mas desde el octavo día en adelante será acepto para ofrenda de sacrificio encendido a Jehová. 28Y sea vaca u oveja, no degollaréis en un mismo día a ella y a su hijo. 29Y cuando ofreciereis sacrificio de acción de gracias a Jehová, lo sacrificaréis de manera que sea aceptable. 30En el mismo día se comerá; no dejaréis de él para otro día. Yo Jehová.

31Guardad, pues, mis mandamientos, y cumplidlos. Yo Jehová. 32Y no profanéis mi santo nombre, para que yo sea santificado en medio de los hijos de Israel. Yo Jehová que os santifico, 33que os saqué de la tierra de Egipto, para ser vuestro Dios. Yo Jehová.

Las fiestas solemnes

(Nm. 28.16—29.40)

23

1Habló Jehová a Moisés, diciendo: 2Habla a los hijos de Israel y diles: Las fiestas solemnes de Jehová, las cuales proclamaréis como santas convocaciones, serán estas: 3Seis días se trabajará, mas el séptimo día será de reposo,* santa convocación; ningún trabajo haréis;a día de reposo* es de Jehová en dondequiera que habitéis.

4Estas son las fiestas solemnes de Jehová, las convocaciones santas, a las cuales convocaréis en sus tiempos: 5En el mes primero, a los catorce del mes, entre las dos tardes, pascua es de Jehová.b 6Y a los quince días de este mes es la fiesta solemne de los panes sin levadurac a Jehová; siete días comeréis panes sin levadura. 7El primer día tendréis santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis. 8Y ofreceréis a Jehová siete días ofrenda encendida; el séptimo día será santa convocación; ningún trabajo de siervo haréis.

9Y habló Jehová a Moisés, diciendo: 10Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra que yo os doy, y seguéis su mies, traeréis al sacerdote una gavilla por primicia de los primeros frutos de vuestra siega. 11Y el sacerdote mecerá la gavilla delante de Jehová, para que seáis aceptos; el día siguiente del día de reposo* la mecerá. 12Y el día que ofrezcáis la gavilla, ofreceréis un cordero de un año, sin defecto, en holocausto a Jehová. 13Su ofrenda será dos décimas de efa de flor de harina amasada con aceite, ofrenda encendida a Jehová en olor gratísimo; y su libación será de vino, la cuarta parte de un hin. 14No comeréis pan, ni grano tostado, ni espiga fresca, hasta este mismo día, hasta que hayáis ofrecido la ofrenda de vuestro Dios; estatuto perpetuo es por vuestras edades en dondequiera que habitéis.

15Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo,* desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete semanas cumplidas serán. 16Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo* contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová. 17De vuestras habitaciones traeréis dos panes para ofrenda mecida, que serán de dos décimas de efa de flor de harina, cocidos con levadura, como primicias para Jehová. 18Y ofreceréis con el pan siete corderos de un año, sin defecto, un becerro de la vacada, y dos carneros; serán holocausto a Jehová, con su ofrenda y sus libaciones, ofrenda encendida de olor grato para Jehová. 19Ofreceréis además un macho cabrío por expiación, y dos corderos de un año en sacrificio de ofrenda de paz. 20Y el sacerdote los presentará como ofrenda mecida delante de Jehová, con el pan de las primicias y los dos corderos; serán cosa sagrada a Jehová para el sacerdote. 21Y convocaréis en este mismo día santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis; estatuto perpetuo en dondequiera que habitéis por vuestras generaciones.d

22Cuando segareis la mies de vuestra tierra, no segaréis hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu siega; para el pobre y para el extranjero la dejarás. Yo Jehová vuestro Dios.e

23Y habló Jehová a Moisés, diciendo: 24Habla a los hijos de Israel y diles: En el mes séptimo, al primero del mes tendréis día de reposo, una conmemoración al son de trompetas, y una santa convocación. 25Ningún trabajo de siervos haréis; y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.

26También habló Jehová a Moisés, diciendo: 27A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación;f tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová. 28Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios. 29Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo. 30Y cualquiera persona que hiciere trabajo alguno en este día, yo destruiré a la tal persona de entre su pueblo. 31Ningún trabajo haréis; estatuto perpetuo es por vuestras generaciones en dondequiera que habitéis. 32Día de reposo será a vosotros, y afligiréis vuestras almas, comenzando a los nueve días del mes en la tarde; de tarde a tarde guardaréis vuestro reposo.

33Y habló Jehová a Moisés, diciendo: 34Habla a los hijos de Israel y diles: A los quince días de este mes séptimo será la fiesta solemne de los tabernáculosg a Jehová por siete días. 35El primer día habrá santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis. 36Siete días ofreceréis ofrenda encendida a Jehová; el octavo día tendréis santa convocación, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová; es fiesta, ningún trabajo de siervos haréis.

37Estas son las fiestas solemnes de Jehová, a las que convocaréis santas reuniones, para ofrecer ofrenda encendida a Jehová, holocausto y ofrenda, sacrificio y libaciones, cada cosa en su tiempo, 38además de los días de reposo* de Jehová, de vuestros dones, de todos vuestros votos, y de todas vuestras ofrendas voluntarias que acostumbráis dar a Jehová.

39Pero a los quince días del mes séptimo, cuando hayáis recogido el fruto de la tierra, haréis fiesta a Jehová por siete días;h el primer día será de reposo, y el octavo día será también día de reposo. 40Y tomaréis el primer día ramas con fruto de árbol hermoso, ramas de palmeras, ramas de árboles frondosos, y sauces de los arroyos, y os regocijaréis delante de Jehová vuestro Dios por siete días. 41Y le haréis fiesta a Jehová por siete días cada año; será estatuto perpetuo por vuestras generaciones; en el mes séptimo la haréis. 42En tabernáculos habitaréis siete días; todo natural de Israel habitará en tabernáculos, 43para que sepan vuestros descendientes que en tabernáculos hice yo habitar a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo Jehová vuestro Dios.

44Así habló Moisés a los hijos de Israel sobre las fiestas solemnes de Jehová.[2]

       

Proverbios 31

 

Exhortación a un rey

31

1Palabras del rey Lemuel; la profecía con que le enseñó su madre.

     2     ¿Qué, hijo mío? ¿y qué, hijo de mi vientre?

¿Y qué, hijo de mis deseos?

     3     No des a las mujeres tu fuerza,

Ni tus caminos a lo que destruye a los reyes.

     4     No es de los reyes, oh Lemuel, no es de los reyes beber vino,

Ni de los príncipes la sidra;

     5     No sea que bebiendo olviden la ley,

Y perviertan el derecho de todos los afligidos.

     6     Dad la sidra al desfallecido,

Y el vino a los de amargado ánimo.

     7     Beban, y olvídense de su necesidad,

Y de su miseria no se acuerden más.

     8     Abre tu boca por el mudo

En el juicio de todos los desvalidos.

     9     Abre tu boca, juzga con justicia,

Y defiende la causa del pobre y del menesteroso.

Elogio de la mujer virtuosa

     10     Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?

Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.

     11     El corazón de su marido está en ella confiado,

Y no carecerá de ganancias.

     12     Le da ella bien y no mal

Todos los días de su vida.

     13     Busca lana y lino,

Y con voluntad trabaja con sus manos.

     14     Es como nave de mercader;

Trae su pan de lejos.

     15     Se levanta aun de noche

Y da comida a su familia

Y ración a sus criadas.

     16     Considera la heredad, y la compra,

Y planta viña del fruto de sus manos.

     17     Ciñe de fuerza sus lomos,

Y esfuerza sus brazos.

     18     Ve que van bien sus negocios;

Su lámpara no se apaga de noche.

     19     Aplica su mano al huso,

Y sus manos a la rueca.

     20     Alarga su mano al pobre,

Y extiende sus manos al menesteroso.

     21     No tiene temor de la nieve por su familia,

Porque toda su familia está vestida de ropas dobles.

     22     Ella se hace tapices;

De lino fino y púrpura es su vestido.

     23     Su marido es conocido en las puertas,

Cuando se sienta con los ancianos de la tierra.

     24     Hace telas, y vende,

Y da cintas al mercader.

     25     Fuerza y honor son su vestidura;

Y se ríe de lo por venir.

     26     Abre su boca con sabiduría,

Y la ley de clemencia está en su lengua.

     27     Considera los caminos de su casa,

Y no come el pan de balde.

     28     Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada;

Y su marido también la alaba:

     29     Muchas mujeres hicieron el bien;

Mas tú sobrepasas a todas.

     30     Engañosa es la gracia, y vana la hermosura;

La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.

     31     Dadle del fruto de sus manos,

Y alábenla en las puertas sus hechos. [3]

 

 



[1]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Mt 14.21-36). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

a 22.20: Dt. 17.1.

a 23.3: Ex. 20.8–10; 23.12; 31.15; 34.21; 35.2; Dt. 5.12–14.

b 23.5: Ex. 12.1–13; Dt. 16.1–2.

c 23.6–8: Ex. 12.14–20; 23.15; 34.18; Dt. 16.3–8.

d 23.15–21: Ex. 23.16; 34.22; Dt. 16.9–12.

e 23.22: Lv. 19.9–10; Dt. 24.19–22.

f 23.26–32: Lv. 16.29–34.

g 23.33–36: Dt. 16.13–15.

h 23.39–43: Ex. 23.16; 34.22.

[2]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Lv 21.24-23.44). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

[3]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Pr 30.33-31.31). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.


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