11 de Abril
¡Muchísimo más!
Por Riqui Ricón*
Y todo aquel que invocare el
nombre del Señor, será salvo (Hch 2. 21).
Ser salvo significa
muchísimo más que irse al cielo por el perdón de tus pecados.
El ladrón no viene sino para hurtar
y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en
abundancia (Jn 10.10).
Ser salvo significa
gozar de la Vida Eterna que Jesucristo compró para ti con Su muerte y
resurrección. Ser salvo significa participar de la Vida exclusiva de un(a) Hijo
de Dios que es una Vida Plena y Abundante.
Jehová de los ejércitos, Dichoso
el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
Ser salvo significa
tener Paz, dicha y Plenitud.
¡Dios es bueno! ¡Dios es
Amor! El fabuloso Plan de Dios para la redención de tu vida se originó a partir
de estas dos cualidades de Dios: Su Amor y Su bondad para contigo. La Biblia,
que es la Palabra de Dios y no miente, te enseña, desde Génesis hasta
Apocalipsis, que Dios es incluyente, no excluyente. Siempre ha sido Su voluntad
incluirte a ti en el gobierno y dirección del universo que Él ha creado.
Entonces dijo Dios:
Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en
los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la
tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó
Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la
tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los
cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra
(Gen 1. 26-28).
Tú fuiste creado(a) a imagen y semejanza de
Dios PARA señorear; para ser fructífero(a) y multiplicarte; para llenar la
tierra y sojuzgarla.
¡Fuiste creado(a) para tener Plenitud de
Vida!
Pues yo sé los planes que tengo
para ustedes —dice el SEÑOR—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para
darles un futuro y una esperanza (Jer 29.11 NTV).
El problema de los seres humanos no es su
libertad, ni su libre albedrío. El problema de los seres humanos es que con esa
libertad que Dios les dio, han decidido no creerle a Dios, han decidido no
creerle a Su Palabra. ¡Este es el Verdadero problema!
Dado que Dios NO puede mentir, pues toda
Palabra que sale de Su boca tiene el Poder para cumplirse inmediatamente,
entonces, la Palabra de Dios ES la Verdad. La Palabra de Dios es la Verdad
Eterna, infalible e inmutable.
Así que, el problema no está en la Palabra de
Dios sino en aquellos que deciden creer la mentira en lugar de la Verdad.
Dios no es hombre, para que
mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló,
¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden de bendecir; El dio bendición,
y no podré revocarla (Num 23.19-20).
Desde el principio fuiste creado(a) a Su
imagen, conforme a Su semejanza y Él te bendijo con Su Palabra. La Palabra de
Dios fue dicha para tu provecho y beneficio, sin embargo, el ser humano no la
ha creído.
Pero la serpiente era astuta, más
que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la
mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y
la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos
comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo
Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces
la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que
el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios,
sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno
para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la
sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual
comió así como ella (Gen 3.1-6).
No necesitas analizarlo mucho para darte
cuenta que el primer pecado, el pecado original, no fue la desobediencia sino
la incredulidad. Fue el no creer lo que Dios les dijo para, en su lugar, creer
lo que Satanás decía; fue la incredulidad a la Palabra de Dios lo que dio
origen a la desobediencia.
Imaginar el dilema de Adán y Eva allá en el
paraíso es fácil: “este curioso animalito dice una cosa y mi Creador dice otra,
¿cuál de los dos dirá la Verdad? ¿A cuál de los dos le voy a CREER? Y, desde
luego, la incredulidad a la Palabra de Dios siempre engendrará desobediencia.
Desde entonces hasta el día de hoy el dilema sigue siendo el mismo, ¿tú, quién
crees que diga la Verdad? ¿Tú, a quién le vas a CREER?
Porque
la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo
Jesús Señor nuestro (Ro 6. 23).
No obstante la incredulidad y desobediencia,
Dios no ha desistido, ni lo hará, en Su amor por ti. Él jamás ha estado
dispuesto a ejecutar sentencia de muerte sobre tu vida sino todo lo contrario.
Porque de tal manera amó
Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él
cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a
su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por
él (Jn 3. 16-17).
¿Te das cuenta? Dios ama a TODO EL MUNDO y su
Plan de Amor y Redención es para TODO AQUEL que CREA. Esto es para todo aquel
que decida volver a creerle a Él; para todo aquel que decida creer que Dios
tiene Palabra de Honor.
¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su
propio Hijo antes que perderte a ti!
Y todo aquel que invocare el
nombre del Señor, será salvo (Ro 10.13).
¡Sólo esto te pide!
El Señor no retarda su
promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con
nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al
arrepentimiento (2 P 3.7).
¡Dios no quiere que nadie se pierda!
Ahora bien, una vez que reconoces a Jesús
como Señor y Salvador de tu vida, el Plan de Dios se ha puesto en marcha a tu
favor. Estás justificado(a) por Su Sangre; todos tus pecados son perdonados y
olvidados; eres creado(a) de nuevo, esto es, el espíritu que tú eres, a imagen
y semejanza de Dios, Nace de Nuevo pero ahora coma un(a) Hijo(a) legítimo(a) de
Él. Y, además, en ese preciso momento, adquiriste un propósito y destino
muchísimo más grandes que los que tenías originalmente.
Bendito
sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares
celestiales en Cristo, según nos
escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en
amor habiéndonos predestinado para ser
adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de
su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado,
en quien tenemos redención por
su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que
hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el misterio de su
voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí
mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del
cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que
están en la tierra. En él asimismo
tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del
que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, a fin de que seamos para alabanza de su
gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. En
él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de
vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,
que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión
adquirida, para alabanza de su gloria (Efe 1. 3-14).
Así que, ser salvo significa
muchísimo más que irse al cielo con el perdón de tus pecados: redimido(a),
perdonado(a), amado(a), bendecido(a) con toda bendición, escogido(a) antes de
la fundación del mundo, adoptado(a) Hijo(a) Suyo(a), aceptado(a) en el Amado,
heredero(a) y predestinado(a) con el propósito de que seas para la alabanza de
Su gloria.
Eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo
y has sido dejado(a) sobre esta tierra para reinar, ejerciendo el dominio y la
autoridad que te han sido otorgados por Su Palabra.
TU ESTILO DE VIDA ES LO
QUE TÚ CREES Y MANIFIESTAS AQUÍ EN LA TIERRA, Y ESO ES LO QUE LE DA GLORIA Y
ALABANZA AL SEÑOR.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, te doy muchas gracias
por Tu Palabra, que es la Verdad. Porque en ella encuentro cada vez más claro
que soy Hijo(a) Tuyo(a) con propósito. En verdad puedo ser feliz creyendo Tu
Palabra y aceptando, de una vez por todas, que Tu Voluntad y mi destino son
reinar y ejercer dominio en esta tierra. Hoy me dispongo, con Tu ayuda,
Espíritu Santo, a creer, a creerte a Ti y a vivir siempre en victoria. Todo lo
puedo en Ti, Jesucristo y en todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio
de Tu Amor sobre de mí. Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y no hay
forma que pueda perder pues si Dios, mi Padre, es conmigo, ¿quién contra mí?
Por lo tanto, creo y declaro con toda mi fe puesta en Tu Palabra que yo,
__________ (tu nombre aquí), ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero! ¡Soy
dichoso(a)! ¡SOY SALVO! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco
una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible
poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de
Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados,
y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto.
¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada
hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar
porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y
suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues
con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido
trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo!
¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré
solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2011
Lectura y
Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas
lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril 11 Hch 2. 14-47
/ Deu 15-16 /
Job 11
Hechos
2. 14-47
Primer discurso de Pedro
14Entonces Pedro,
poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones
judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis
palabras. 15Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis,
puesto que es la hora tercera del día. 16Mas esto es lo dicho por
el profeta Joel:
17 Y en los postreros días, dice Dios,
Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,
Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;
Vuestros jóvenes verán visiones,
Y vuestros ancianos soñarán sueños;
18 Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días
Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.
19 Y daré prodigios arriba en el cielo,
Y señales abajo en la tierra,
Sangre y fuego y vapor de humo;
20 El sol se convertirá en tinieblas,
Y la luna en sangre,
Antes que venga el día del Señor,
Grande y manifiesto;
21 Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
22Varones
israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre
vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros
por medio de él, como vosotros mismos sabéis; 23a éste, entregado
por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y
matasteis por manos de inicuos, crucificándole; 24al
cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto
era imposible que fuese retenido por ella. 25Porque David dice de
él:
Veía al Señor siempre delante de mí;
Porque está a mi diestra, no seré conmovido.
26 Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua,
Y aun mi carne descansará en esperanza;
27 Porque no dejarás mi alma en el Hades,
Ni permitirás que tu Santo vea corrupción.
28 Me hiciste conocer los caminos de la vida;
Me llenarás de gozo con tu presencia.
29Varones
hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue
sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. 30Pero
siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su
descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en
su trono, 31viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue
dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. 32A este Jesús
resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. 33Así
que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa
del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. 34Porque
David no subió a los cielos; pero él mismo dice:
Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi diestra,
35 Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.
36Sepa, pues, ciertísimamente toda
la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha
hecho Señor y Cristo.
37Al oír esto, se
compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones
hermanos, ¿qué haremos? 38Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese
cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y
recibiréis el don del Espíritu Santo. 39Porque para vosotros es la
promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos
el Señor nuestro Dios llamare. 40Y con otras muchas palabras
testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.
41Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se
añadieron aquel día como tres mil personas. 42Y perseveraban en la
doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del
pan y en las oraciones.
La vida de los primeros cristianos
43Y sobrevino
temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los
apóstoles. 44Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían
en común todas las cosas; 45y vendían sus
propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada
uno. 46Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en
las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, 47alabando
a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la
iglesia los que habían de ser salvos.
Deuteronomio
15-16
El año de remisión
15
1Cada siete años
harás remisión. 2Y esta es la manera de la remisión: perdonará a
su deudor todo aquel que hizo empréstito de su mano, con el cual obligó a su
prójimo; no lo demandará más a su prójimo, o a su hermano, porque es pregonada
la remisión de Jehová. 3Del extranjero demandarás el reintegro;
pero lo que tu hermano tuviere tuyo, lo perdonará tu mano, 4para
que así no haya en medio de ti mendigo; porque Jehová te bendecirá con
abundancia en la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad para que la tomes
en posesión, 5si escuchares fielmente la voz de Jehová tu Dios,
para guardar y cumplir todos estos mandamientos que yo te ordeno hoy. 6Ya
que Jehová tu Dios te habrá bendecido, como te ha dicho, prestarás entonces a
muchas naciones, mas tú no tomarás prestado; tendrás dominio sobre muchas
naciones, pero sobre ti no tendrán dominio.
Préstamos a los pobres
7Cuando haya en
medio de ti menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus ciudades, en
la tierra que Jehová tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu
mano contra tu hermano pobre, 8sino abrirás a él tu mano
liberalmente, y en efecto le prestarás lo que necesite.
9Guárdate de tener en tu corazón pensamiento perverso, diciendo: Cerca
está el año séptimo, el de la remisión, y mires con malos ojos a tu hermano
menesteroso para no darle; porque él podrá clamar contra ti a Jehová, y se te
contará por pecado. 10Sin falta le darás, y no serás de mezquino
corazón cuando le des; porque por ello te bendecirá Jehová tu Dios en todos tus
hechos, y en todo lo que emprendas. 11Porque no faltarán
menesterosos en medio de la tierra; por eso yo te
mando, diciendo: Abrirás tu mano a tu hermano, al pobre y al menesteroso en tu
tierra.
Leyes sobre los esclavos
(Ex. 21.1–11)
12Si se vendiere
a ti tu hermano hebreo o hebrea, y te hubiere servido seis años, al séptimo le
despedirás libre. 13Y cuando lo despidieres libre, no le enviarás
con las manos vacías. 14Le abastecerás liberalmente de tus ovejas,
de tu era y de tu lagar; le darás de aquello en que Jehová te hubiere
bendecido. 15Y te acordarás de que fuiste siervo en la tierra de
Egipto, y que Jehová tu Dios te rescató; por tanto yo te mando esto hoy.
16Si él te dijere: No te dejaré; porque te ama a ti y a tu casa, y
porque le va bien contigo; 17entonces tomarás una lesna, y
horadarás su oreja contra la puerta, y será tu siervo para siempre; así también
harás a tu criada. 18No te parezca duro cuando le enviares libre,
pues por la mitad del costo de un jornalero te sirvió seis años; y Jehová tu
Dios te bendecirá en todo cuanto hicieres.
Consagración de los primogénitos machos
19Consagrarás a
Jehová tu Dios todo primogénito macho de tus vacas y de tus ovejas;
no te servirás del primogénito de tus vacas, ni trasquilarás el primogénito de
tus ovejas. 20Delante de Jehová tu Dios los comerás cada año, tú y
tu familia, en el lugar que Jehová escogiere. 21Y si hubiere en él
defecto, si fuere ciego, o cojo, o hubiere en él cualquier falta, no lo
sacrificarás a Jehová tu Dios. 22En tus poblaciones lo comerás; el
inmundo lo mismo que el limpio comerán de él, como de una gacela o de un
ciervo. 23Solamente que no comas su sangre; sobre
la tierra la derramarás como agua.
Fiestas anuales
(Ex. 23.14–17; 34.18–24)
16
1Guardarás el mes
de Abib, y harás pascua a Jehová tu Dios; porque en
el mes de Abib te sacó Jehová tu Dios de Egipto, de noche. 2Y
sacrificarás la pascua a Jehová tu Dios, de las ovejas y de las vacas, en el
lugar que Jehová escogiere para que habite allí su nombre. 3No
comerás con ella pan con levadura; siete días comerás con ella pan sin
levadura, pan de aflicción, porque aprisa saliste de tierra de Egipto; para que
todos los días de tu vida te acuerdes del día en que saliste de la tierra de
Egipto. 4Y no se verá levadura contigo en todo tu territorio por
siete días; y de la carne que matares en la tarde del primer día, no quedará
hasta la mañana. 5No podrás sacrificar la pascua en cualquiera de
las ciudades que Jehová tu Dios te da; 6sino en el lugar que
Jehová tu Dios escogiere para que habite allí su nombre, sacrificarás la pascua
por la tarde a la puesta del sol, a la hora que saliste de Egipto. 7Y
la asarás y comerás en el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido; y por la
mañana regresarás y volverás a tu habitación. 8Seis días comerás
pan sin levadura, y el séptimo día será fiesta solemne a Jehová tu Dios; no
trabajarás en él.
9Siete semanas
contarás; desde que comenzare a meterse la hoz en las mieses comenzarás a
contar las siete semanas. 10Y harás la fiesta solemne de las
semanas a Jehová tu Dios; de la abundancia voluntaria
de tu mano será lo que dieres, según Jehová tu Dios te hubiere bendecido.
11Y te alegrarás delante de Jehová tu Dios, tú, tu hijo, tu hija, tu
siervo, tu sierva, el levita que habitare en tus ciudades, y el extranjero, el
huérfano y la viuda que estuvieren en medio de ti, en el lugar que Jehová tu
Dios hubiere escogido para poner allí su nombre. 12Y acuérdate de
que fuiste siervo en Egipto; por tanto, guardarás y cumplirás estos estatutos.
13La fiesta
solemne de los tabernáculos harás por siete días, cuando
hayas hecho la cosecha de tu era y de tu lagar. 14Y te alegrarás
en tus fiestas solemnes, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el
levita, el extranjero, el huérfano y la viuda que viven en tus poblaciones.
15Siete días celebrarás fiesta solemne a Jehová tu Dios en el lugar que
Jehová escogiere; porque te habrá bendecido Jehová tu Dios en todos tus frutos,
y en toda la obra de tus manos, y estarás verdaderamente alegre.
16Tres veces cada
año aparecerá todo varón tuyo delante de Jehová tu Dios en el lugar que él
escogiere: en la fiesta solemne de los panes sin levadura, y en la fiesta
solemne de las semanas, y en la fiesta solemne de los tabernáculos. Y ninguno
se presentará delante de Jehová con las manos vacías; 17cada uno
con la ofrenda de su mano, conforme a la bendición que Jehová tu Dios te
hubiere dado.
Administración de la justicia
18Jueces y
oficiales pondrás en todas tus ciudades que Jehová tu Dios te dará en tus
tribus, los cuales juzgarán al pueblo con justo juicio. 19No
tuerzas el derecho; no hagas acepción de personas, ni tomes soborno; porque el
soborno ciega los ojos de los sabios, y pervierte las palabras de los justos.
20La justicia, la justicia seguirás, para que vivas y heredes la tierra
que Jehová tu Dios te da.
21No plantarás
ningún árbol para Asera cerca del altar de Jehová tu
Dios, que tú te habrás hecho, 22ni te levantarás estatua, lo cual aborrece Jehová tu Dios.
Job 11
Zofar acusa de maldad a Job
11
1Respondió Zofar naamatita, y dijo:
2 ¿Las muchas palabras no han de tener respuesta?
¿Y el hombre
que habla mucho será justificado?
3 ¿Harán tus falacias callar a los hombres?
¿Harás
escarnio y no habrá quien te avergüence?
4 Tú dices: Mi doctrina es pura,
Y yo soy
limpio delante de tus ojos.
5 Mas ¡oh, quién diera que Dios hablara,
Y abriera
sus labios contigo,
6 Y te declarara los secretos de la sabiduría,
Que son de
doble valor que las riquezas!
Conocerías entonces que Dios
te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece.
7 ¿Descubrirás tú los secretos de Dios?
¿Llegarás tú
a la perfección del Todopoderoso?
8 Es más alta que los cielos; ¿qué harás?
Es más
profunda que el Seol; ¿cómo la conocerás?
9 Su dimensión es más extensa que la tierra,
Y más ancha
que el mar.
10 Si él pasa, y aprisiona, y llama a juicio,
¿Quién podrá
contrarrestarle?
11 Porque él conoce a los hombres vanos;
Ve asimismo
la iniquidad, ¿y no hará caso?
12 El hombre vano se hará entendido,
Cuando un pollino de asno
montés nazca hombre.
13 Si tú dispusieres tu corazón,
Y
extendieres a él tus manos;
14 Si alguna iniquidad hubiere en tu mano, y la echares de ti,
Y no
consintieres que more en tu casa la injusticia,
15 Entonces levantarás tu rostro limpio de mancha,
Y serás
fuerte, y nada temerás;
16 Y olvidarás tu miseria,
O te
acordarás de ella como de aguas que pasaron.
17 La vida te será más clara que el mediodía;
Aunque
oscureciere, será como la mañana.
18 Tendrás confianza, porque hay esperanza;
Mirarás
alrededor, y dormirás seguro.
19 Te acostarás, y no habrá quien te espante;
Y muchos
suplicarán tu favor.
20 Pero los ojos de los malos se consumirán,
Y no tendrán
refugio;
Y su
esperanza será dar su último suspiro.
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