14 de Octubre
¡Vencidos y debajo de mis pies!
Por Riqui Ricón*
Entonces le dijeron sus
sabios, y Zeres su mujer: Si de la descendencia de los judíos es ese Mardoqueo
delante de quien has comenzado a caer, no lo vencerás, sino que caerás por
cierto delante de él (Est 6.13).
¡Qué asombroso es esto! ¡La Palabra de
Bendición sobre tu vida YA FUE DICHA por Dios y aún tus enemigos reconocen que
no podrán vencerte sino que caerán delante de ti!
Los sabios que aconsejaban Amán y Zeres su
mujer, sabían bien de la cobertura de protección que estaba sobre el pueblo
judío. Al igual que Balam cientos de años antes, ellos sabían que:
Dios no es hombre,
para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará?
Habló, ¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden de bendecir; El dio
bendición, y no podré revocarla (Num 23. 19-20).
Puesto que Dios mismo lo había prometido, el
pueblo de Israel, bajo la normatividad del Antiguo Pacto, podía estar seguro de
la protección, provisión y salud que representaba la Bendición de Dios sobre
sus vidas. Si esto era así entonces, ¿Cuánto más tú que has sido levantado(a) a
la posición de Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo gracias al Nuevo Pacto, el
cual ha sido establecido sobre mejores promesas?
Hijitos, vosotros sois de
Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que
está en el mundo (1 Jn 4. 4).
Cualquiera que sea la situación o problema
que en estos momentos estés enfrentando, puedes estar seguro(a) que vas a salir
adelante; la victoria que sólo Él te puede proporcionar, ya es tuya, pues tú
eres de Dios y ya has vencido.
¡Mayor es el que está en ti que el que está
en el mundo!
Porque vosotros sois el
templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré EN ellos, Y seré
su Dios, Y ellos serán mi pueblo… Y yo os recibiré,
Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor
Todopoderoso (2 Co 6.16, 18).
¡No hay lugar a dudas! ¡No existe otra forma
de interpretarlo! De acuerdo a la Biblia, que es la Palabra de Dios, y no
miente, Dios habita en ti y, el Todopoderoso, Aquel que todo lo puede, se ha
declarado tu Padre y te llama Hijo(a).
Miren lo grande que es el amor que el Padre
nos ha mostrado, ¡hasta llega a hacer posible que seamos llamados hijos de
Dios! Y eso es lo que de verdad somos. Por eso la gente del mundo no nos
conoce, pues el mundo no conoce a Dios (1 Jn 3.1 PDT).
¡Todo por Amor! ¡Por
Amor a ti! ¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que
perderte a ti!
Porque de tal manera amó
Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él
cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió
Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea
salvo por él (Jn 3.16-17).
Ahora Dios es tu Padre y tienes que aprender
a mirarte a ti mismo(a) como un(a) Hijo(a) Amado(a) y a mirarlo a Él como tu
único Padre amoroso.
Pues no habéis recibido
el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis
recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).
Abba es una
expresión que solamente utilizaban los niños judíos para referirse
cariñosamente a su padre y es equivalente a nuestra palabra papá. Es
precisamente por esta relación de confianza y cariño mutuo que ahora tú gozas
con Dios, que Él mismo te anima a rechazar el espíritu de esclavitud y temor,
pues eres un(a) legítimo(a) Hijo(a) de Dios y ahora le puedes decir con toda
confianza, ¡papá, papito!
¿Qué hombre hay de
vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O
si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si
vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más
vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? (Mat 7.9-11).
Por cierto que el malvado Amán cayó delante
de Mardoqueo y del pueblo judío por ser éstos el pueblo escogido de Dios. Y si
el Nuevo Pacto es un mejor Pacto, entonces es evidente que tú tienes mejores
promesas que las que ellos tuvieron, pues tú eres un(a) Hijo(a) amado(a) del
Todopoderoso Dios.
Ahora bien, la Biblia dice que el que pida,
pida con fe, no dudando nada.
Así que, no dudes que Dios te ama, te ama
tanto que prefirió pagar tus pecados con la vida de Su Hijo, Jesús, antes que
perderte a ti.
No dudes que ahora, en Cristo Jesús, eres
un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo; creado(a) totalmente nuevo(a) por
Dios; las cosas viejas pasaron he aquí TODAS son hechas nuevas.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva
criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Co 5.17).
No dudes que Él ya ha hablado Palabras de
Amor y Bendición sobre tu vida, por lo tanto, todo lo puedes en Cristo que te
fortalece y en todo problema, angustia o enfermedad, tú eres más que
vencedor(a) por medio de Aquel que te amó, Cristo Jesús.
Mas vosotros sois
linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios,
para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz
admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero
que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado
misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia (1 P 2.9-10)
No dudes que tú eres linaje de Dios y que a
ti, como a Mardoqueo, todo enemigo, enfermedad, problema o circunstancia que
venga en tu contra, no te vencerá sino que caerá por cierto delante de ti.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, la Biblia que es Tu Palabra
y no miente, me enseña claramente que soy Tu Hija(o), que Tú me amas y que ya
he vencido, porque el mayor que está en mi eres Tú, mi Padre, el Todopoderoso.
Por esto, declaro que toda enfermedad, problema económico, familiar o emocional
ya están vencidos y debajo de mis pies. No me vencerán sino que ciertamente
caen delante de mí. Yo, ____________ (tu nombre aquí), soy linaje escogido,
real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios y anuncio las virtudes
de Aquel que me llamó de las tinieblas a Su luz admirable, Jesucristo, mi Señor
y Salvador. Gracias, Señor, porque en toda circunstancia yo soy más que vencedor(a)
por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy
próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. ¡Amén!
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco
una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible
poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de
Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados,
y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto.
¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada
hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar
porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y
suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues
con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido
trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo!
¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré
solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime ©
2011
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un
año habrás leído toda la Biblia.
Abril
28 Hch
12. /
Jos 15-17 / Job 28
Hechos
12
Jacobo, muerto; Pedro, encarcelado
12
1En aquel mismo tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la iglesia para
maltratarles. 2Y mató a espada a Jacobo, hermano de Juan. 3Y
viendo que esto había agradado a los judíos, procedió a prender también a
Pedro. Eran entonces los días de los panes sin levadura. 4Y
habiéndole tomado preso, le puso en la cárcel, entregándole a cuatro grupos de
cuatro soldados cada uno, para que le custodiasen; y se proponía sacarle al
pueblo después de la pascua. 5Así que Pedro estaba custodiado en la
cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él.
Pedro es librado de la cárcel
6Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo
entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta
custodiaban la cárcel. 7Y he aquí que se presentó un ángel del
Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le
despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos.
8Le dijo el ángel: Cíñete, y átate las sandalias. Y lo hizo así. Y le
dijo: Envuélvete en tu manto, y sígueme. 9Y saliendo, le seguía;
pero no sabía que era verdad lo que hacía el ángel, sino que pensaba que veía
una visión. 10Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron
a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma;
y salidos, pasaron una calle, y luego el ángel se apartó de él. 11Entonces
Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo verdaderamente que el Señor ha
enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes, y de todo lo que el
pueblo de los judíos esperaba.
12Y habiendo considerado esto, llegó a casa de María la madre de Juan, el que
tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban reunidos orando. 13Cuando
llamó Pedro a la puerta del patio, salió a escuchar una muchacha llamada Rode, 14la
cual, cuando reconoció la voz de Pedro, de gozo no abrió la puerta, sino que
corriendo adentro, dio la nueva de que Pedro estaba a la puerta. 15Y
ellos le dijeron: Estás loca. Pero ella aseguraba que así era. Entonces ellos
decían: ¡Es su ángel! 16Mas Pedro persistía en llamar; y cuando
abrieron y le vieron, se quedaron atónitos. 17Pero él, haciéndoles
con la mano señal de que callasen, les contó cómo el Señor le había sacado de
la cárcel. Y dijo: Haced saber esto a Jacobo y a los hermanos. Y salió, y se
fue a otro lugar.
18Luego que fue de día, hubo no poco alboroto entre los soldados sobre qué
había sido de Pedro. 19Mas Herodes, habiéndole buscado sin hallarle,
después de interrogar a los guardas, ordenó llevarlos a la muerte. Después
descendió de Judea a Cesarea y se quedó allí.
Muerte de Herodes
20Y Herodes estaba enojado contra los de Tiro y de Sidón; pero ellos vinieron
de acuerdo ante él, y sobornado Blasto, que era camarero mayor del rey, pedían
paz, porque su territorio era abastecido por el del rey. 21Y un día
señalado, Herodes, vestido de ropas reales, se sentó en el tribunal y les
arengó. 22Y el pueblo aclamaba gritando: ¡Voz de Dios, y no de
hombre! 23Al momento un ángel del Señor le hirió, por cuanto no dio
la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos.
24Pero la palabra del Señor crecía y se multiplicaba.
25Y Bernabé y Saulo, cumplido su servicio, volvieron de Jerusalén, llevando
también consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos.
Josué
15-17
El territorio de Judá
15
1La parte que tocó en suerte a la tribu de los hijos de Judá, conforme a sus
familias, llegaba hasta la frontera de Edom, teniendo el desierto de Zin al sur
como extremo meridional. 2Y su límite por el lado del sur fue desde
la costa del Mar Salado, desde la bahía que mira hacia el sur; 3y
salía hacia el sur de la subida de Acrabim, pasando hasta Zin; y subiendo por
el sur hasta Cades-barnea, pasaba a Hezrón, y subiendo por Adar daba vuelta a
Carca. 4De allí pasaba a Asmón, y salía al arroyo de Egipto, y
terminaba en el mar. Este, pues, os será el límite del sur. 5El
límite oriental es el Mar Salado hasta la desembocadura del Jordán. Y el límite
del lado del norte, desde la bahía del mar en la desembocadura del Jordán;
6y sube este límite por Bet-hogla, y pasa al norte de Bet-arabá, y de
aquí sube a la piedra de Bohán hijo de Rubén. 7Luego sube a Debir
desde el valle de Acor; y al norte mira sobre Gilgal, que está enfrente de la
subida de Adumín, que está al sur del arroyo; y pasa hasta las aguas de
En-semes, y sale a la fuente de Rogel. 8Y sube este límite por el
valle del hijo de Hinom al lado sur del jebuseo, que es Jerusalén. Luego sube
por la cumbre del monte que está enfrente del valle de Hinom hacia el
occidente, el cual está al extremo del valle de Refaim, por el lado del norte.
9Y rodea este límite desde la cumbre del monte hasta la fuente de las
aguas de Neftoa, y sale a las ciudades del monte de Efrón, rodeando luego a
Baala, que es Quiriat-jearim. 10Después gira este límite desde Baala
hacia el occidente al monte de Seir; y pasa al lado del monte de Jearim hacia
el norte, el cual es Quesalón, y desciende a Bet-semes, y pasa a Timna. 11Sale
luego al lado de Ecrón hacia el norte; y rodea a Sicrón, y pasa por el monte de
Baala, y sale a Jabneel y termina en el mar. 12El límite del
occidente es el Mar Grande. Este fue el límite de los hijos de Judá, por todo
el contorno, conforme a sus familias.
Caleb conquista
Hebrón y Debir
(Jue. 1.10–15)
13Mas a Caleb hijo de Jefone dio su parte entre los hijos de Judá, conforme
al mandamiento de Jehová a Josué; la ciudad de Quiriat-arba padre de Anac, que
es Hebrón. 14Y Caleb echó de allí a los tres hijos de Anac, a Sesai,
Ahimán y Talmai, hijos de Anac. 15De aquí subió contra los que
moraban en Debir; y el nombre de Debir era antes Quiriat-sefer. 16Y
dijo Caleb: Al que atacare a Quiriat-sefer, y la tomare, yo le daré mi hija
Acsa por mujer. 17Y la tomó Otoniel, hijo de Cenaz hermano de Caleb;
y él le dio su hija Acsa por mujer. 18Y aconteció que cuando la
llevaba, él la persuadió que pidiese a su padre tierras para labrar. Ella
entonces se bajó del asno. Y Caleb le dijo: ¿Qué tienes? 19Y ella
respondió: Concédeme un don; puesto que me has dado tierra del Neguev, dame
también fuentes de aguas. El entonces le dio las fuentes de arriba, y las de
abajo.
Las ciudades de Judá
20Esta, pues, es la heredad de la tribu de los hijos de Judá por sus
familias. 21Y fueron las ciudades de la tribu de los hijos de Judá
en el extremo sur, hacia la frontera de Edom: Cabseel, Edar, Jagur, 22Cina,
Dimona, Adada, 23Cedes, Hazor, Itnán, 24Zif, Telem,
Bealot, 25Hazor-hadata, Queriot, Hezrón (que es Hazor), 26Amam,
Sema, Molada, 27Hazar-gada, Hesmón, Bet-pelet, 28Hazar-sual,
Beerseba, Bizotia, 29Baala, Iim, Esem, 30Eltolad, Quesil,
Horma, 31Siclag, Madmana, Sansana, 32Lebaot, Silhim, Aín
y Rimón; por todas veintinueve ciudades con sus aldeas.
33En las llanuras, Estaol, Zora, Asena, 34Zanoa, En-ganim, Tapúa,
Enam, 35Jarmut, Adulam, Soco, Azeca, 36Saaraim, Aditaim,
Gedera y Gederotaim; catorce ciudades con sus aldeas.
37Zenán, Hadasa, Migdal-gad, 38Dileán, Mizpa, Jocteel, 39Laquis,
Boscat, Eglón, 40Cabón, Lahmam, Quitlis, 41Gederot,
Bet-dagón, Naama y Maceda; dieciséis ciudades con sus aldeas.
42Libna, Eter, Asán, 43Jifta, Asena, Nezib, 44Keila,
Aczib y Maresa; nueve ciudades con sus aldeas.
45Ecrón con sus villas y sus aldeas. 46Desde Ecrón hasta el mar,
todas las que están cerca de Asdod con sus aldeas.
47Asdod con sus villas y sus aldeas; Gaza con sus villas y sus aldeas hasta
el río de Egipto, y el Mar Grande con sus costas.
48Y en las montañas, Samir, Jatir, Soco, 49Dana, Quiriat-sana (que
es Debir); 50Anab, Estemoa, Anim, 51Gosén, Holón y Gilo;
once ciudades con sus aldeas.
52Arab, Duma, Esán, 53Janum, Bet-tapúa, Afeca, 54Humta,
Quiriat-arba (la cual es Hebrón) y Sior; nueve ciudades con sus aldeas.
55Maón, Carmel, Zif, Juta, 56Jezreel, Jocdeam, Zanoa, 57Caín,
Gabaa y Timna; diez ciudades con sus aldeas.
58Halhul, Bet-sur, Gedor, 59Maarat, Bet-anot y Eltecón; seis
ciudades con sus aldeas.
60Quiriat-baal (que es Quiriat-jearim) y Rabá; dos ciudades con sus aldeas.
61En el desierto, Bet-arabá, Midín, Secaca, 62Nibsán, la Ciudad de
la Sal y En-gadi; seis ciudades con sus aldeas.
63Mas a los jebuseos que habitaban en Jerusalén, los hijos de Judá no
pudieron arrojarlos; y ha quedado el jebuseo en Jerusalén con los hijos de Judá
hasta hoy.
Territorio de Efraín y de Manasés
16
1Tocó en suerte a los hijos de José desde el Jordán de Jericó hasta las
aguas de Jericó hacia el oriente, hacia el desierto que sube de Jericó por las
montañas de Bet-el. 2Y de Bet-el sale a Luz, y pasa a lo largo del
territorio de los arquitas hasta Atarot, 3y baja hacia el occidente
al territorio de los jafletitas, hasta el límite de Bet-horón la de abajo, y
hasta Gezer; y sale al mar.
4Recibieron, pues, su heredad los hijos de José, Manasés y Efraín.
5Y en cuanto al territorio de los hijos de Efraín por sus familias, el
límite de su heredad al lado del oriente fue desde Atarot-adar hasta Bet-horón
la de arriba. 6Continúa el límite hasta el mar, y hasta Micmetat al
norte, y da vuelta hacia el oriente hasta Taanat-silo, y de aquí pasa a Janoa. 7De
Janoa desciende a Atarot y a Naarat, y toca Jericó y sale al Jordán. 8Y
de Tapúa se vuelve hacia el mar, al arroyo de Caná, y sale al mar. Esta es la
heredad de la tribu de los hijos de Efraín por sus familias. 9Hubo
también ciudades que se apartaron para los hijos de Efraín en medio de la
heredad de los hijos de Manasés, todas ciudades con sus aldeas. 10Pero
no arrojaron al cananeo que habitaba en Gezer; antes quedó el cananeo en medio
de Efraín, hasta hoy, y fue tributario.
17
1Se echaron también suertes para la tribu de Manasés, porque fue primogénito
de José. Maquir, primogénito de Manasés y padre de Galaad, el cual fue hombre
de guerra, tuvo Galaad y Basán. 2Se echaron también suertes para los
otros hijos de Manasés conforme a sus familias: los hijos de Abiezer, los hijos
de Helec, los hijos de Asriel, los hijos de Siquem, los hijos de Hefer y los
hijos de Semida; éstos fueron los hijos varones de Manasés hijo de José, por
sus familias.
3Pero Zelofehad hijo de Hefer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de
Manasés, no tuvo hijos sino hijas, los nombres de las cuales son estos: Maala,
Noa, Hogla, Milca y Tirsa. 4Estas vinieron delante del sacerdote
Eleazar y de Josué hijo de Nun, y de los príncipes, y dijeron: Jehová mandó a
Moisés que nos diese heredad entre nuestros hermanos. Y él les dio heredad
entre los hermanos del padre de ellas, conforme al dicho de Jehová. 5Y
le tocaron a Manasés diez partes además de la tierra de Galaad y de Basán que
está al otro lado del Jordán, 6porque las hijas de Manasés tuvieron
heredad entre sus hijos; y la tierra de Galaad fue de los otros hijos de
Manasés.
7Y fue el territorio de Manasés desde Aser hasta Micmetat, que está enfrente
de Siquem; y va al sur, hasta los que habitan en Tapúa. 8La tierra
de Tapúa fue de Manasés; pero Tapúa misma, que está junto al límite de Manasés,
es de los hijos de Efraín. 9Desciende este límite al arroyo de Caná,
hacia el sur del arroyo. Estas ciudades de Efraín están entre las ciudades de
Manasés; y el límite de Manasés es desde el norte del mismo arroyo, y sus
salidas son al mar. 10Efraín al sur, y Manasés al norte, y el mar es
su límite; y se encuentra con Aser al norte, y con Isacar al oriente. 11Tuvo
también Manasés en Isacar y en Aser a Bet-seán y sus aldeas, a Ibleam y sus
aldeas, a los moradores de Dor y sus aldeas, a los moradores de Endor y sus
aldeas, a los moradores de Taanac y sus aldeas, y a los moradores de Meguido y
sus aldeas; tres provincias. 12Mas los hijos de Manasés no pudieron
arrojar a los de aquellas ciudades; y el cananeo persistió en habitar en
aquella tierra. 13Pero cuando los hijos de Israel fueron lo
suficientemente fuertes, hicieron tributario al cananeo, mas no lo arrojaron.
14Y los hijos de José hablaron a Josué, diciendo: ¿Por qué nos has dado por
heredad una sola suerte y una sola parte, siendo nosotros un pueblo tan grande,
y que Jehová nos ha bendecido hasta ahora? 15Y Josué les respondió:
Si sois pueblo tan grande, subid al bosque, y haceos desmontes allí en la
tierra de los ferezeos y de los refaítas, ya que el monte de Efraín es estrecho
para vosotros. 16Y los hijos de José dijeron: No nos bastará a
nosotros este monte; y todos los cananeos que habitan la tierra de la llanura,
tienen carros herrados; los que están en Bet-seán y en sus aldeas, y los que
están en el valle de Jezreel. 17Entonces Josué respondió a la casa
de José, a Efraín y a Manasés, diciendo: Tú eres gran pueblo, y tienes grande
poder; no tendrás una sola parte, 18sino que aquel monte será tuyo;
pues aunque es bosque, tú lo desmontarás y lo poseerás hasta sus límites más
lejanos; porque tú arrojarás al cananeo, aunque tenga carros herrados, y aunque
sea fuerte.
Job 28
El hombre en busca de la sabiduría
28
1 Ciertamente la plata tiene sus veneros,
Y el oro lugar donde se refina.
2 El hierro se saca
del polvo,
Y de la piedra se funde el cobre.
3 A las tinieblas
ponen término,
Y examinan todo a la perfección,
Las piedras que hay en oscuridad y en sombra de muerte.
4 Abren minas lejos
de lo habitado,
En lugares olvidados, donde el pie no pasa.
Son suspendidos y balanceados, lejos de los demás
hombres.
5 De la tierra nace
el pan,
Y debajo de ella está como convertida en fuego.
6 Lugar hay cuyas
piedras son zafiro,
Y sus polvos de oro.
7 Senda que nunca la
conoció ave,
Ni ojo de buitre la vio;
8 Nunca la pisaron
animales fieros,
Ni león pasó por ella.
9 En el pedernal puso
su mano,
Y trastornó de raíz los montes.
10 De los peñascos
cortó ríos,
Y sus ojos vieron todo lo preciado.
11 Detuvo los ríos en
su nacimiento,
E hizo salir a luz lo escondido.
12 Mas ¿dónde se
hallará la sabiduría?
¿Dónde está el lugar de la inteligencia?
13 No conoce su valor
el hombre,
Ni se halla en la tierra de los vivientes.
14 El abismo dice: No
está en mí;
Y el mar dijo: Ni conmigo.
15 No se dará por oro,
Ni su precio será a peso de plata.
16 No puede ser
apreciada con oro de Ofir,
Ni con ónice precioso, ni con zafiro.
17 El oro no se le
igualará, ni el diamante,
Ni se cambiará por alhajas de oro fino.
18 No se hará mención
de coral ni de perlas;
La sabiduría es mejor que las piedras preciosas.
19 No se igualará con
ella topacio de Etiopía;
No se podrá apreciar con oro fino.
20 ¿De dónde, pues,
vendrá la sabiduría?
¿Y dónde está el lugar de la inteligencia?
21 Porque encubierta
está a los ojos de todo viviente,
Y a toda ave del cielo es oculta.
22 El Abadón y la
muerte dijeron:
Su fama hemos oído con nuestros oídos.
23 Dios entiende el
camino de ella,
Y conoce su lugar.
24 Porque él mira
hasta los fines de la tierra,
Y ve cuanto hay bajo los cielos.
25 Al dar peso al
viento,
Y poner las aguas por medida;
26 Cuando él dio ley a
la lluvia,
Y camino al relámpago de los truenos,
27 Entonces la veía
él, y la manifestaba;
La preparó y la descubrió también.
28 Y dijo al hombre:
He aquí que el temor del Señor es la sabiduría,
Y el apartarse del mal, la inteligencia.
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