12 de Febrero
¡Con la Palabra y por la Palabra!
Por Riqui Ricón*
Hijo mío, si recibieres mis palabras, Y mis mandamientos guardares
dentro de ti, Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; Si inclinares tu
corazón a la prudencia, Si clamares a la inteligencia, Y a la prudencia dieres
tu voz; Si como a la plata la buscares, Y la escudriñares como a tesoros,
Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios.
Porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la
inteligencia (Pro 2.1-6).
Que hermoso es leer, en la
Biblia, las Palabras de tu Padre celestial, quien te enseña el camino de la
Vida Plena, invitándote a que recibas Sus Palabras y guardes Sus mandamientos
dentro de ti con el propósito expreso de bendecirte. Así es, al entender el
temor del Señor y hallar el conocimiento de Dios Sus bendiciones te seguirán y
te alcanzarán. ¡Es asombroso el Amor que Dios, el Todopoderoso, siente por ti!
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos
amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida
juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con
él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con
Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes
riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque
por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don
de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque
somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios
preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (Efe 2.4-10).
Dios es Amor y sólo
entendiendo el Amor de Dios hacia ti podrás entender el temor de Dios. Esto
solo lo puedes lograr atendiendo a la sabiduría contenida en la Biblia, que es
la Palabra de Dios (una
sabiduría que ha estado escondida y que Dios había destinado para nuestra
gloria desde la eternidad 1 Co 2.7 NVI).
Nunca serán
suficientes las veces que reconozcas que Dios te ama tanto que prefirió
entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti. Aun estando tú muerto(a) en
delitos y pecados, por el gran Amor con que Dios te ama, te dio vida juntamente
con Cristo -por gracia eres salvo(a)-, y juntamente con Él te resucitó; te hizo
Nacer de Nuevo como un(a) Hijo(a) Suyo(a), dándote el regalo de la Vida Eterna
y te hizo sentar en lugares celestiales con Cristo Jesús.
Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida
eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 6.23).
Recibir Sus
Palabras, y guardar Sus mandamientos dentro de ti, haciendo estar atento tu
oído a la sabiduría; inclinar tu corazón a la prudencia, clamar a la
inteligencia, y a la prudencia dar tu voz; buscarla como a la plata, y escudriñarla
como a tesoros; significa creerle a Dios, creerle a Su Palabra. Significa creer
y aceptar que ahora, por Cristo Jesús, tú eres la persona que Dios dice que
eres: Su Hijo(a) amado(a).
Miren con cuánto amor nos ama nuestro Padre que nos llama sus hijos,
¡y eso es lo que somos! Pero la gente de este mundo no reconoce que somos hijos
de Dios, porque no lo conocen a él (1 Jn 3.1 NTV).
Este es, ha sido y siempre
será, el plan de Dios para tu vida: Que creas, que te sientas y que vivas por
siempre como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Sólo apropiándote de
esta identidad de Hijo(a) amado(a) podrás entender lo que el temor de Dios es: La admiración reverente que siente un
Hijo hacia su Padre como resultado del Amor Ágape, el Amor de Pacto.
Este Amor ha jurado amarte por siempre, no por lo que tú hagas o dejes de
hacer, sino por el Nuevo pacto en la Sangre de Jesús.
Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo
muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto,
los llamados reciban la promesa de la herencia eterna (He 9.15).
Sólo tienes
que reflexionar que la Vida Eterna es un atributo exclusivo de la Divinidad.
Nadie puede ser Eterno si no es divino. ¿Qué significa esto? Que ahora, en
Cristo Jesús y por el Amor que Dios siente por ti, tú eres parte de Su familia,
eres real y genuinamente un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos amó y nos eligió en
Cristo para que seamos santos e intachables a sus ojos. Dios decidió de
antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a sí mismo por
medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que él quería hacer, y le dio gran
gusto hacerlo (Efe 1.4-5 NTV).
¿No es
realmente asombroso? ¡Es Amor Puro!
Ahora podrás
comprender que tener temor de Dios no significa otra cosa más que confiar en Él;
significa creerle a Dios, creyendo Su Palabra y esto, mi amado(a) amigo(a), es
precisamente la FE, la cual tú ya tienes.
Porque a Dios no le gusta que no confiemos en él. Para ser amigos de
Dios, hay que creer que él existe y que sabe premiar a los que buscan su
amistad (He 11.6 TLA).
¡La Biblia es la Palabra de
Dios! Esto quiere decir que todo lo que lees en la Biblia son las Palabras
salidas de la Boca de Dios y que, por lo tanto, se van a cumplir todas, porque
primero el sol y la tierra dejan de existir antes que la Palabra de Dios deje
de cumplirse.
Así que, de acuerdo a todo esto,
ahora el que suple todo lo que te falta, conforme a Sus riquezas en gloria, es
Dios; el que ciertamente Él llevó tus enfermedades y sufrió tus dolencias y por
Sus heridas ya has sido sanado(a) fue Cristo Jesús; ahora, todo, absolutamente
todo, lo puedes en Cristo que te fortalece; sin lugar a dudas en todas las
cosas eres más que vencedor(a), pues mayor es el que está en ti, el Espíritu
Santo, que el que está en el mundo.
Si te preguntas, ¿cómo lo sé? La
respuesta es bien sencilla: ¡Está escrito en la Palabra de Dios!
Así que, adquiere sabiduría y el
temor de Dios creyendo lo que tu Padre celestial dice acerca de ti en Su
Palabra, La Biblia.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, Tu
Palabra, la Biblia, dice que yo he conocido y creído el amor
que Tú, Dios, tienes para conmigo. Dios, Tú eres amor; y si permanezco en amor,
permanezco en Ti, y Tú en mí. En esto se ha perfeccionado el Amor
en mí, para que tenga confianza en el día del juicio; pues como Jesús es, así
soy yo en este mundo. Gracias por haberme amado tanto que preferiste entregar a
Tu Propio Hijo antes que perderme a mi. Ahora entiendo, Señor Jesús, que en el
amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el
temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el
amor. En verdad que yo te amo con todas mis fuerzas, con todo mi ser y con
todo mi corazón, porque Tú me amaste primero. Ya no voy a dudar más. ¡No voy a temer! ¡Voy a
creer! ¡Creo en Ti, Señor Jesús! ¡Creo en Tu Amor por mí! ¡Creo en Tu sacrificio
en la cruz! ¡Creo en Tu Sangre preciosa, derramada hasta la última gota por
Amor a mí! ¡Creo que pagaste todos mis pecados y yo ya no tengo que pagar más!
¡Creo en Tu resurrección, que me da acceso a la Vida Nueva, la Vida Plena!
¡Creo en la Vida Eterna que compraste para mí! ¡Creo en Tu Palabra, que es
Palabra de Honor! Por lo tanto, declaro que ante todo problema, enfermedad o
circunstancia, yo, _____________ (tu nombre aquí), soy más que vencedor(a) por
medio de Tu Amor por mí, oh Dios. Nada, ni nadie, me podrán hacer frente todos
los días de mi vida -y yo soy eterna(o)-, pues como Jesús es, así soy yo en
este mundo. En Tu nombre y conforme a Tu Palabra, bendigo mi vida; bendigo mi
familia; bendigo mi cuerpo y mi salud; bendigo mis finanzas y bendigo mi
caminar contigo, mi Dios y Padre. En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré
solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Febrero
12 Heb 9.1-22
/ Ex 6.28-8.32 / Pro 2
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