miércoles, 3 de febrero de 2016

¡Cómo vivir en tiempos difíciles!

 

2 de Febrero

¡Alégrate!

Por Riqui Ricón*

Alegraos, oh justos, en Jehová; En los íntegros es hermosa la alabanza (Sal 33.1).

¡Alabar a Dios es un deleite! Es muy difícil encontrar un creyente que no se goce al derramar su corazón en alabanza y adoración al que es digno de recibir toda la gloria, por los siglos de los siglos, Cristo Jesús.

Sin embargo, existe un deleite mayor, un gozo más excelente, que te permite disfrutar de toda la Plenitud de Dios, y es el saber y creer que tú eres justo(a), pues ser justo(a) es lo que te permite alegrarte en el Señor.

Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo,  para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús (Ro 3.21-26).

Cuando anteriormente se hablaba de justicia, integridad y santidad, tú probablemente sentías mucha lástima por ti mismo(a), pues creías que ya habías perdido y desechado esas virtudes al tomar malas decisiones y llevar una vida de pecado. Mas ahora, de acuerdo a la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, ¡has sido justificado(a) gratuitamente por la Gracia de Dios, mediante la redención que Cristo Jesús efectuó para ti pagando el JUSTO precio de TODOS tus pecados!

Esto quiere decir que, sin importar lo que hayas hecho en y con tu vida, ahora, por Cristo Jesús, eres justo(a). ¡Esto lo propició Dios a tu favor para manifestar Su justicia, la cual es más sublime que la tuya, pasando por alto tus pecados a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús!

¿Por qué hizo Dios semejante cosa por ti?

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Así que, de tal manera te amó Dios que entregó a Su Hijo PARA QUE TÚ CREAS EN ÉL y tengas vida eterna al ser justificado, HECHO JUSTO, por Su justicia.

¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!

Me dirás, sé que la Biblia lo dice, pero ¿cómo puede ser posible eso? Esto sólo es posible mediante la intervención divina; es a través de un milagro asombroso que, satisfaciendo plenamente toda justicia, Dios ha utilizado Su Palabra y Su Poder para hacer de ti una persona TOTALMENTE NUEVA.

Es por medio  del milagro del Nuevo Nacimiento que Dios te traslado de las tinieblas a Su luz admirable. Es por medio del Nuevo Nacimiento que Dios te transformo de un(a) miserable pecador(a) condenado(a) a la muerte eterna, a ser justicia de Dios; es por medio del Nuevo Nacimiento que fuiste transformado en un(a) Hijo(a) amado(a) del Padre celestial, comprado(a) por Amor al precio de la Vida y de la Sangre de Su Hijo Jesucristo.

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación (2 Co 5.17-19).

¡Ahora eres Nueva Creación! ¡Ahora estás reconciliado(a) con Dios!

Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 5.1a).

Cuando tú reconociste a Jesús como Señor y Salvador de tu vida, el espíritu que tú eras y que estaba muerto en delitos y pecados fue aniquilado en esa cruz. Ahora bien, tu Nuevo Nacimiento no significa que reviviste para seguir siendo el mismo que antes eras (o alguien muy parecido), sino que fuiste creado de nuevo, esto es, hecho totalmente nuevo por el Espíritu Santo y por la Palabra de Dios, para gozar de la Vida Eterna, Plena y Abundante.

siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).

Entonces, has sido declarado por Dios, justo(a), íntegro(a) y santo(a), y por lo tanto tienes derecho a una vida llena de gozo, paz, salud, prosperidad y victoria.

No me malentiendas, esto no quiere decir que no tendrás problemas o grandes contra tiempos. ¡No! ¡Todo lo contrario! Jesucristo dijo, Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).

Sí, tendrás pruebas y aflicciones, pero de todas ellas te librará el Señor y saldrás más que vencedor(a) por medio de Aquel que te ha amado, Cristo Jesús. Pues tú eres justo(a) a los ojos de Dios, y no solamente eres justo(a) sino que eres justicia de Dios y, además, eres de Él, le perteneces, eres Su Hijo(a) amado(a) y ya has vencido al mundo pues mayor es el que está en ti que el que está en el mundo.

Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo (1 Jua 4.4).

Así que, sin importar la situación que hoy estés enfrentando, ¡Alégrate! Dios, tu Padre, está contigo, y si Dios es contigo, ¿quién (en verdad pregunto), quién podrá contra ti?

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, es muy hermoso saberme tan amado(a) por Ti. Gracias, Señor Jesús, porque no sólo proveíste para mí el perdón de mis pecados sino que me hiciste justicia de Dios en Ti y me reconciliaste con Dios haciéndome hermano(a) Tuyo(a) e Hijo(a) del Padre. Por Ti, mi amado Jesús, he Nacido de Nuevo y ahora Dios, el Todopoderoso, es Abba, Padre, mi Papá. Leer de esto en Tu Palabra, la Biblia, me hace conocer la Verdad y la Verdad me hace libre. Soy libre para recibir, por medio de la fe en Ti, Jesucristo, esta Nueva Vida. Soy libre para recibir, por medio de la fe en Tu Palabra, esta identidad de Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, siendo renacido(a), no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Por lo tanto, amado Padre celestial, todas y cada una de las Promesas que están en Tu Palabra son mías y para mí. Hoy puedo orar a Ti con la certeza de que me escuchas y me respondes. Tengo gozo y paz en mi corazón pues puedo pedir y recibir. Por lo tanto, en el nombre poderoso de Cristo Jesús, declaró que soy sano(a) y libre de toda enfermedad o dolencia; creo y recibo la voluntad expresa de mi Padre, Dios Todopoderoso, para ser y vivir prospero(a) en todas las cosas. Echo fuera de mi vida todo pensamiento de temor y duda resistiendo todo engaño y mentira acerca de mí. Yo soy lo que la Biblia dice que soy. Un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios; especial tesoro de mi Padre; todo lo puedo en Cristo que me fortalece y en todas las cosas, absolutamente todas las cosas, soy más que vencedor por medio del Amor de Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. Señor Jesús, hoy me alegro en el gozo y la paz que brindan el ser la persona que Tú dices que soy. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Febrero 2                             Luc 23.26-56  /  Gen 42  /  Sal 33

 



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