martes, 25 de noviembre de 2014

¡Cómo pruebas tu FE!

 

25 de Noviembre

¡Él lo sabe todo!

Por Riqui Ricón*

El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 P 3.9).

Entre más leas y medites la Palabra de Dios más te darás cuenta que Él es bueno y que Su Amor y misericordia para contigo es Eterna e infinita.

De acuerdo a la Biblia, nunca ha sido la voluntad de Dios que alguien termine en el infierno, ni que padezca hambre, ni enfermedad, ni ninguna de esas otras calamidades que aquellos que no lo conocen se las atribuyen a Dios so pretexto de un raro y obscuro propósito hacia nosotros de Su parte. Como si Dios necesitara enviarte una aflicción para enseñarte algún tipo de lección.

La Verdad es que, ¡Dios está deteniendo el final de los tiempos no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento!

Sin hacer acepción de personas, Dios ama a todos los seres humanos; y Él te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Jesús no vino a condenarte, ni a castigarte, ni a probarte para ver si en verdad lo amas o si en verdad eres justo. ¡Él lo sabe todo! ¡Él lo conoce todo! No necesita pruebas de tu fidelidad, ni de tu amor o arrepentimiento.

Jesús te ama y no vino al mundo a condenarte sino a salvarte. Él vino a este mundo para darte una nueva oportunidad, pero ahora con una vida y personalidad totalmente nuevas.

Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios... Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Jn 5.1a, 4-5).

Así es, sin importar cuales sean las circunstancias que estás viviendo el día de hoy, si tú crees que Jesús es el Cristo, el mesías salvador de la humanidad, y si tú le has reconocido como tu Señor y Salvador, entonces ahora tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, y no de simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre.

Es creer esto, es creer la Palabra de Dios, lo único que te da la victoria sobre el mundo y te coloca arriba de tus circunstancias en lugar de estar debajo de ellas.

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jn 3.1 BAD).

Es por Amor que el Todopoderoso Dios te llama Hijo(a), y eso es lo que en Verdad eres: Un(a) amado(a) y legítimo(a) Hijo(a) de Dios. Por medio de Jesucristo, el Padre te ha hecho partícipe de la Vida Eterna, que es la Vida de los Hijos de Dios.

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).

Siempre encontrarás en la Biblia que la Voluntad de Dios para contigo es buena, agradable y perfecta. La Vida Eterna, que ya has recibido, es, y debe ser, una vida buena, plena y abundante. ¡Esta es tu herencia como Hijo(a) de Dios! Por esto, Jesús detiene su venida, para que los que aún no le aceptan como Señor y Salvador de sus vidas se arrepientan (cambien su forma de pensar), y reciban el regalo de la Vida Eterna como Hijos de Dios.

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).

Hoy, por Cristo Jesús, eres un(a) Hijo(a) amado(a) del único Dios vivo y verdadero. Puedes hablar con Él y decirle con toda confianza: Abba, Papá, Papito.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, que hermoso es poder decirte Papá, Papito. Gracias por tanto y tan grande Amor que tienes por mí. Yo también te amo con todas mis fuerzas, mente y con todo mi corazón. Cada día estoy creyendo más lo que dices en Tu Palabra, la Biblia; por lo que hoy sé, que como Hijo(a) Tuyo(a), en cualquier problema, enfermedad o adversidad, soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! Y estoy seguro(a) que, ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada me podrá separar de Tu Amor, oh Dios, que es en Cristo Jesús mi Señor. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy prospero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Noviembre 25                               2 P 3   /  Jer 45-46  /  Sal 141

 



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