Lunes 17 de Septiembre
de 2012.
¡Confiando en Dios!
Por Riqui Ricón*
Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que
en ti confía (Sal 84.12).
Que
asombrosa es la simpleza del camino que conduce a la felicidad del ser humano,
¡Confiar en Dios!
E igualmente
sencilla es la forma para transitar por este camino, ¡Creer!
En realidad, sin fe
es imposible agradar a Dios, ya que
cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa
a quienes lo buscan (He 11.6 NVI).
Si lo
piensas bien, te darás cuenta que la única razón de la infelicidad humana es la
incredulidad a la Palabra de Dios. Es esa duda latente y persistente que te
cuestiona en tu mente si existirá Dios o no, si Su Palabra será la Verdad o no.
Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey?
Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto
he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la
verdad, oye mi voz (Jn 18.37).
Es
interesante notar que a pesar que han transcurrido miles de años, el dilema de
la humanidad es el mismo que enfrentaron Adán y Eva allá en el huerto de Edén,
esto es: mi Dios y creador DICE una cosa pero este animalito (la serpiente) DICE
otra totalmente diferente, ¿quién de los dos DIRÁ la Verdad? ¿A cuál de los dos
le voy a CREER?
El final de
esa historia lo conoces muy bien, Adán y Eva NO CONFIARON en Dios y decidieron
creerle a la serpiente, dando entrada al temor y la infelicidad a sus vidas y a
las vidas de todo el género humano.
Confiar en
Dios literalmente significa creerle a Él, creer lo que Él dice, pues toda
Palabra que sale de Su boca es Verdad. Recuerda que Dios NO PUEDE mentir.
Aunque quisiera hacerlo no puede hacerlo.
Quizá
protestes, Dios TODO lo puede.
Permíteme explicarte porque Dios NO PUEDE mentir, aunque Él, remotamente,
quisiera hacerlo:
Por la fe entendemos haber sido constituido el
universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía (He 11.3).
Dado que el poder de la
fuerza de Dios es Su Palabra, con la cual creó todo el universo (lo visible y
lo invisible), podemos comprender que cualquier cosa que Dios dice se cumple
forzosamente. Por esto Dios no puede mentir. Aunque Él quisiera hacerlo no podría,
pues la mentira es todo lo contrario a la Verdad y, como ya vimos, toda palabra
que sale de la boca de Dios es Verdad, ya que se cumple por sí misma.
Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz (Gen 1.3).
Por ejemplo, si el
Señor quisiera jugarte una broma y se apareciera a ti, hoy lunes, diciendo:
“hola, ¿no te gusta la hermosa noche de viernes que les estoy dando?”; no
podrías replicarle haberse equivocado, ya que, como Él es Dios, ¿qué crees que
pasaría cuando las palabras “hermosa noche de viernes” salieran de Su boca? A
cambiar agendas y ajustar relojes porque, sin discusión alguna, se volvería
viernes por la noche.
Dios, el Todopoderoso,
lo único que te pide es que confíes en Él, que creas a Su Palabra, que creas
que tiene Palabra de Honor, pues, al fin de cuentas, Él no puede mentir.
Así que, ¡efectivamente,
hay una sola cosa que el Todopoderoso Dios no puede hacer, y eso es mentir!
Te darás cuenta que no
se trata aquí de si Dios es confiable o no, puesto que Su Palabra es la Verdad
eterna e infalible, sino que se trata de si decides tú confiar en Él o no. Se
trata de si decides o no creerle a Su Palabra. Aunque, dado que Dios es cien por ciento confiable, sería un
tremendo error no creerle.
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y
destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
Dios te ama
tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti. Al morir
en esa cruz y resucitar, venciendo a la muerte, No sólo pagó tus pecados para
hacerte justo delante de Dios, sino que, además, te transmitió Su propia Vida
haciendo de ti un(a) genuino(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo.
¡Él vino
para que tengas vida, y para que la tengas en abundancia!
Satanás
viene a hurtar y matar y destruir. Pero ya no tiene ninguna autoridad sobre de
ti. La única arma que tiene es la mentira. Con la mentira pretende infundirte
duda y temor para que dejes de confiar en tu Padre celestial. Él utiliza las circunstancias
para gritarte al oído: no sanarás esta
vez; vas a morir; te vas a quedar sin dinero y cómo
alimentarás a tu familia; tu
matrimonio está acabado, ya no te ama;
tu hijo(a) se perderá, no supiste
educarlo, etc.
Todas esas
mentiras te comenzarán a parecer muy reales en la medida que comiences a
creerlas.
Dijo entonces Jesús a los judíos que habían
creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente
mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jn 8.31-32).
Sólo la Biblia, que es la Palabra
de Dios, y no miente, tiene el poder para hacerte libre de la duda y el temor. ¡Sólo
la Verdad te puede hacer libre!
Bienaventurado
el hombre que tiene en ti sus fuerzas, En cuyo corazón están tus caminos. Atravesando
el valle de lágrimas lo cambian en fuente, Cuando la lluvia llena los
estanques. Irán de poder en poder; Verán a Dios en Sion (Sal 84.5-6).
Dichoso(a)
es el hombre o la mujer que se sabe un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios, ¡y lo cree!
Pues toda su confianza está en Su Padre celestial, el Todopoderoso Dios.
Porque sol y escudo es Jehová Dios; Gracia y
gloria dará Jehová. No quitará el bien a los que andan en integridad (Sal 84.11).
Oremos en voz audible:
Amado padre celestial,
hoy vengo delante de Ti para asegurarte que he puesto mi confianza en Tu
Palabra. Señor Jesús, yo en Ti confío. Gracias, porque con Tu muerte y
resurrección yo he pasado de muerte a vida, me trasladaste de las tinieblas en
las que estaba a Tu luz admirable. Por Tu Amor, por Tu Sangre y por Tu Palabra
he Nacido de Nuevo para recibir la Vida Eterna como un(a) Hija(o) de Dios.
¡Gracias, Señor Jesús! ¡Muchas gracias! En Ti confía mi corazón. En Ti se goza
mi alma. En Ti descansa mi ser. Puedo ser feliz, pues aunque ande en valle de
sombra y de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú, Señor, estás conmigo. Creo
y declaro que yo, ___________________ (tu nombre aquí), habito al abrigo del Altísimo y moro bajo la sombra del Omnipotente. Te
digo a Ti, Jesús: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en Ti confiaré. Tú me
librarás del lazo del cazador, de la peste destructora. Con Tus plumas me
cubrirás, y debajo de Tus alas estaré segura(o); Escudo y adarga es Tu verdad. No
temeré el terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande
en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a mi lado
mil, y diez mil a mi diestra; mas a mí no llegará. Ciertamente con mis ojos
miraré y veré la recompensa de los impíos. Porque te he puesto a Ti, Jehová,
que eres mi esperanza, al Altísimo por mi habitación, No me sobrevendrá mal, ni
plaga tocará tu morada. Pues a Tus ángeles mandará acerca de mí, que me
guarden en todos mis caminos. En las manos me llevarán, para que mi pie no
tropiece en piedra. Sobre el león y el áspid pisaré; hollaré al cachorro del
león y al dragón. Por cuanto en Ti, Jesús, yo he puesto mi amor, Tú también me
librarás; me pondrás en alto, por cuanto he conocido Tu nombre. Te invocaré, y Tú
me responderás; conmigo estarás Tú en la angustia; me librarás y me glorificarás.
Me saciarás de larga vida, y me mostrarás Tu salvación. Así que, ¡Abba! ¡Padre!
Yo soy Tuyo(a), y en Cristo Jesús ya he vencido, pues mayor eres Tú, Espíritu
Santo, que vives en mí y conmigo, que el que está en el mundo. Padre, ¡Todas y
cada una de Tus Promesas son en mí, sí y amén! Me someto a Ti, mi Dios y Padre,
me someto a Tu Palabra, resisto a Satanás y éste tiene que huir de mi vida. No
recibo ni la duda, ni el temor, ni la enfermedad, ni la pobreza, ni la
angustia, ni la depresión. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy
dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo
C. Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Septiembre
17 Jn
18.19-38 / 2 Cr 27-28 / Sal 84
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