Viernes 19 de Agosto de 2011.
¡Jesús me ama!
Por Riqui Ricón*
Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta (Jn 4.16-19).
Este es uno de los episodios más hermosos y emocionantes de la vida de nuestro Señor, donde se nos muestra claramente la naturaleza de Dios. Después de haber estado conversando con una mujer samaritana (algo totalmente impuro para los judíos), quien había tenido cinco maridos y en ese momento cohabitaba con otro hombre, Jesús no le recrimina su vida, ni sus pecados. ¡No hay un solo reproche departe del Señor hacia ella! Y no sólo eso, sino que ahí tenemos a la persona más despreciable: es una mujer y ha sentido en carne propia el prejuicio sexual; es samaritana y conoce el desprecio racial por parte de romanos y judíos; cinco veces ha fracasado como esposa y como mujer y sabe del rechazo de las demás mujeres y de la comunidad entera y, por si fuera poco, el hombre con el que vive no le quiere dar su nombre. ¡Es a este insignificante ser humano que Dios hecho hombre, Jesús mismo, decide revelarle Su Identidad!
Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo (Jn 4.25-26).
¡Asombroso! Jesús no se lo reveló a Juan, ni a Pedro, no se lo dijo a Nicodemo, ni a Jairo, no se manifestó a Caifás, ni a Poncio Pilato, sino que se reveló a una mujer samaritana, allá en la soledad de aquella tarde en el pozo de Jacob. ¡Maravilloso! ¡Jesús no está buscando perfectos sino sinceros!
Jesús es amor puro. Él no anda llevando la cuenta de tus pecados y transgresiones con el propósito de echártelos en cara y así darte algún tipo de lección o reprimenda. ¡No! ¡De ninguna manera! Mira el carácter de Jesús, Él es amor y sólo está buscando tu corazón. ¡Es a ti a quien Él busca! ¡Eres tú la/el importante para Él!
Si en estos días estás experimentando cualquier tipo de problema o aflicción, sólo escucha a Jesús decirte, Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga (Mat 11.28-30).
Recuerda que, sin importar cómo haya sido tu vida pasada, si has hecho a Jesús el Señor de tu vida, en esa cruz fuiste justificada(o) con Su Sangre, perdonada(o) por Su amor, santificada(o) y perfeccionada(o) por su Gracia y ahora eres un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo.
Esto es algo que ya fue hecho, está escrito en la Palabra de Dios, la Biblia, que no miente y si Dios lo dijo, entonces, Él lo va a cumplir; si Dios lo habló, entonces, Él lo va a ejecutar. A nosotros nos toca creerlo, recibirlo y vivirlo.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.17-17).
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él (1 Jn 3.1).
Sea que estés enfrentándote a la enfermedad, pecado, necesidad económica, problemas familiares, depresión, soledad o te encuentres perfectamente bien, Jesús siempre te amará y te buscará a ti, no para condenarte sino para salvarte.
Oremos:
Amado Padre celestial, en esta hora te doy gracias por tan grande y hermoso Amor. Sé que aunque ande en valle de sombra y de muerte, puedo dejar de temer pues Tú estás conmigo y caerán a mi lado mil y diez mil a mi diestra más a mí no llegará ya que Tú, Jesús, mi Rey, Señor y Salvador, me guardas y el maligno no me puede tocar. Soy un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo y todo le que es nacido de Dios vence al mundo. Gracias Jesús, Tú me hiciste así. Gracias Espíritu Santo, Tú estás aquí conmigo, no me has dejado ni me dejarás. Me determino, con Tu ayuda, a resistir al espíritu de temor pues no me ha dado Dios espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor sino que he recibido el espíritu de adopción y hoy puedo decirte Abba, Padre, Papá, Papito. En todas las cosas voy a salir más que vencedor(a) por Tu Amor. En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Agosto 19 Jn 4.1-26 / 1 Cr 15.1-16-6 / Zac 4
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