viernes, 31 de mayo de 2019

¿De dónde vendrá tu socorro?



16 de Noviembre
¡Tú papá es Dios!
Por Riqui Ricón*

Yo hice la tierra, el hombre y las bestias que están sobre la faz de la tierra, con mi gran poder y con mi brazo extendido, y la di a quien yo quise (Jer 27.5).
Al meditar sobre el Amor de Dios, el sacrificio de Jesús y el maravilloso Plan que Él tiene para tu vida, debes siempre mantener en tu mente el hecho de que Él es el Único Todopoderoso Dios, creador del cielo y de la tierra así como de todo lo visible y lo invisible. No hay nada que Él no pueda hacer, excepto mentir; Dios lo sabe y lo conoce todo acerca de ti, aún tus más íntimos pensamientos pues, no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta (He 4.13).
Tener esto presente te dará la perspectiva correcta de Su Amor, Su Sacrificio y Su Plan para tu vida.
¡Él, el Soberano y Todopoderoso Dios, quien no le rinde cuentas a nada, ni a nadie, quien no depende de nada, ni de nadie, Él decidió amarte, bendecirte e incorporarte como parte de Su familia haciéndote Su Hijo(a)!
en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad (Efe 1.5).
¿Puede Él hacer esto? ¡Claro que puede! ¡Él es Dios! ¡No le rinde cuentas a nadie!
¿Es esta la voluntad de Dios? ¡Así es! La Biblia, la Palabra de Honor de Dios, lo expresa maravillosamente desde Génesis hasta Apocalipsis.
¿Por qué lo hace? La Escritura dice que lo hace porque te ama.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.  Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios (1 Jn 3.1a).

¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su Propio Hijo antes que perderte a ti!

¿Cómo puedes estar seguro(a) de todo esto? Responder esta pregunta es de lo más sencillo del mundo: ¡Escrito está! Lo dice la Biblia que es la Palabra de Dios y, si Dios lo dice, entonces, Él lo va a cumplir. Si Dios lo habló, entonces, Él lo va a ejecutar. ¡Dios no puede mentir!
Es algo realmente asombroso que el Único Eterno e Infinito Dios te ame tanto que haya preferido entregar a Su propio Hijo Jesucristo antes que perderte a ti para que, de esta manera, una vez justificado(a) y perdonado(a),  Él te hiciera Nacer de Nuevo, pero ahora como Su propio Hijo(a).
¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? (Sgo 4.5).
Ahora, no solamente eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo sino que, además, el glorioso Espíritu de Dios habita en ti y contigo. Es por Él y con Él que sabes que sabes, que Dios, el Todopoderoso, es tu Papá.
Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo (Gal 4.4-7).
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios (Ro 8.14-16).
Así que, si tienes semejante Papá; si el creador del cielo y de la tierra y de todo lo visible e invisible es tu Padre; si Aquel que no le rinde cuentas a nada ni a nadie es ahora tu Papá, en verdad, ¿qué te preocupa?
Como dijera alguien por ahí, con justificado asombro, ¡para Papito que te cargas!
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Ro 8.31-32).
Así que, el día de hoy, sin importar lo difícil de tus problemas o lo tremendo de tu enfermedad, necesitas trasladar tu confianza y tu atención hacia Aquel que tanto te ama.  No te enfoques en tus circunstancias, ni en tu realidad. Pon tus ojos en la Verdad y mira atentamente en la Perfecta Ley, la de la Libertad.
¡Tú eres Hijo(a) del Dios Altísimo! ¡Tú eres Hijo(a) del Todopoderoso Dios!
Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará. Exhibirá tu justicia como la luz, Y tu derecho como el mediodía (Sal 37.3-6).

Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, hoy puedo acudir confiadamente a Tu Presencia pues he hallado gracia delante de Ti. Tú me amas y yo te amo a Ti. Por Amor me has hecho Tu Hijo(a) y puedo confiar plenamente en Ti creyendo Tu Palabra. Así que, amado Señor Jesús, ya no voy a temer. Me someto a Ti y a Tu Palabra, resisto al diablo y a sus mentiras y éste tiene que huir de mi vida. No recibo ni me pongo de acuerdo con enfermedad alguna; ni con la pobreza o la escasez; ni la tristeza o la depresión; ni el fracaso o la derrota en ningún área de mi vida. Por el contrario, como un(a) Hija(o) del Dios Altísimo yo me pongo de acuerdo con la Biblia, la Palabra de Dios, y recibo en este día, salud plena; prosperidad en todas las cosas; victoria sobre todos mis problemas; así como el gozo y la paz que sólo Tú, mi amado Dios, puedes dar. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! Y estoy determinado a vivir la vida plena y abundante que Tú, Jesucristo, compraste para mí al precio de Tu propia Sangre. ¡Dios, el Todopoderoso, es mi Padre! Así que, si Dios es conmigo, ¿quién contra mí? En el nombre de Jesús. Amén.
 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Mayo  31                        Ro 6  /  1 Sam 15  /  Sal 60



Romanos 6
Muertos al pecado
6
1¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? 2En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? 3¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 4Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.
5Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; 6sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. 7Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. 8Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; 9sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. 10Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. 11Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.
12No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; 13ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. 14Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.

Siervos de la justicia
15¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. 16¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? 17Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; 18y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. 19Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia.
20Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. 21¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. 22Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. 23Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

1 Samuel 15
Saúl desobedece y es desechado
15
1Después Samuel dijo a Saúl: Jehová me envió a que te ungiese por rey sobre su pueblo Israel; ahora, pues, está atento a las palabras de Jehová. 2Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo castigaré lo que hizo Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto. 3Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos.
4Saúl, pues, convocó al pueblo y les pasó revista en Telaim, doscientos mil de a pie, y diez mil hombres de Judá. 5Y viniendo Saúl a la ciudad de Amalec, puso emboscada en el valle. 6Y dijo Saúl a los ceneos: Idos, apartaos y salid de entre los de Amalec, para que no os destruya juntamente con ellos; porque vosotros mostrasteis misericordia a todos los hijos de Israel, cuando subían de Egipto. Y se apartaron los ceneos de entre los hijos de Amalec. 7Y Saúl derrotó a los amalecitas desde Havila hasta llegar a Shur, que está al oriente de Egipto. 8Y tomó vivo a Agag rey de Amalec, pero a todo el pueblo mató a filo de espada. 9Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir; mas todo lo que era vil y despreciable destruyeron.
10Y vino palabra de Jehová a Samuel, diciendo: 11Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras. Y se apesadumbró Samuel, y clamó a Jehová toda aquella noche. 12Madrugó luego Samuel para ir a encontrar a Saúl por la mañana; y fue dado aviso a Samuel, diciendo: Saúl ha venido a Carmel, y he aquí se levantó un monumento, y dio la vuelta, y pasó adelante y descendió a Gilgal. 13Vino, pues, Samuel a Saúl, y Saúl le dijo: Bendito seas tú de Jehová; yo he cumplido la palabra de Jehová. 14Samuel entonces dijo: ¿Pues qué balido de ovejas y bramido de vacas es este que yo oigo con mis oídos? 15Y Saúl respondió: De Amalec los han traído; porque el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas a Jehová tu Dios, pero lo demás lo destruimos. 16Entonces dijo Samuel a Saúl: Déjame declararte lo que Jehová me ha dicho esta noche. Y él le respondió: Di.
17Y dijo Samuel: Aunque eras pequeño en tus propios ojos, ¿no has sido hecho jefe de las tribus de Israel, y Jehová te ha ungido por rey sobre Israel? 18Y Jehová te envió en misión y dijo: Ve, destruye a los pecadores de Amalec, y hazles guerra hasta que los acabes. 19¿Por qué, pues, no has oído la voz de Jehová, sino que vuelto al botín has hecho lo malo ante los ojos de Jehová? 20Y Saúl respondió a Samuel: Antes bien he obedecido la voz de Jehová, y fui a la misión que Jehová me envió, y he traído a Agag rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas. 21Mas el pueblo tomó del botín ovejas y vacas, las primicias del anatema, para ofrecer sacrificios a Jehová tu Dios en Gilgal. 22Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. 23Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey.
24Entonces Saúl dijo a Samuel: Yo he pecado; pues he quebrantado el mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí a la voz de ellos. Perdona, pues, ahora mi pecado, 25y vuelve conmigo para que adore a Jehová. 26Y Samuel respondió a Saúl: No volveré contigo; porque desechaste la palabra de Jehová, y Jehová te ha desechado para que no seas rey sobre Israel. 27Y volviéndose Samuel para irse, él se asió de la punta de su manto, y éste se rasgó. 28Entonces Samuel le dijo: Jehová ha rasgado hoy de ti el reino de Israel, y lo ha dado a un prójimo tuyo mejor que tú. 29Además, el que es la Gloria de Israel no mentirá, ni se arrepentirá, porque no es hombre para que se arrepienta. 30Y él dijo: Yo he pecado; pero te ruego que me honres delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel, y vuelvas conmigo para que adore a Jehová tu Dios. 31Y volvió Samuel tras Saúl, y adoró Saúl a Jehová.
32Después dijo Samuel: Traedme a Agag rey de Amalec. Y Agag vino a él alegremente. Y dijo Agag: Ciertamente ya pasó la amargura de la muerte. 33Y Samuel dijo: Como tu espada dejó a las mujeres sin hijos, así tu madre será sin hijo entre las mujeres. Entonces Samuel cortó en pedazos a Agag delante de Jehová en Gilgal.
34Se fue luego Samuel a Ramá, y Saúl subió a su casa en Gabaa de Saúl. 35Y nunca después vio Samuel a Saúl en toda su vida; y Samuel lloraba a Saúl; y Jehová se arrepentía de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel.

Salmos 60

Plegaria pidiendo ayuda contra el enemigo
(Sal. 108.6–13)
Al músico principal; sobre Lirios. Testimonio. Mictam de David, para enseñar, cuando tuvo guerra contra Aram-Naharaim y contra Aram de Soba, y volvió Joab, y destrozó a doce mil de Edom en el valle de la Sal.
     1     Oh Dios, tú nos has desechado, nos quebrantaste;
Te has airado; ¡vuélvete a nosotros!
     2     Hiciste temblar la tierra, la has hendido;
Sana sus roturas, porque titubea.
     3     Has hecho ver a tu pueblo cosas duras;
Nos hiciste beber vino de aturdimiento.
     4     Has dado a los que te temen bandera
Que alcen por causa de la verdad.
Selah
     5     Para que se libren tus amados,
Salva con tu diestra, y óyeme.
     6     Dios ha dicho en su santuario: Yo me alegraré;
Repartiré a Siquem, y mediré el valle de Sucot.
     7     Mío es Galaad, y mío es Manasés;
Y Efraín es la fortaleza de mi cabeza;
Judá es mi legislador.
     8     Moab, vasija para lavarme;
Sobre Edom echaré mi calzado;
Me regocijaré sobre Filistea.
     9     ¿Quién me llevará a la ciudad fortificada?
¿Quién me llevará hasta Edom?
     10     ¿No serás tú, oh Dios, que nos habías desechado,
Y no salías, oh Dios, con nuestros ejércitos?
     11     Danos socorro contra el enemigo,
Porque vana es la ayuda de los hombres.
     12     En Dios haremos proezas,
Y él hollará a nuestros enemigos.

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