martes, 21 de mayo de 2019

¡Cómo alcanzar la Redención!


24 de Octubre
¿Quién lo va hacer?
Por Riqui Ricón*

Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos, como también lo hacemos nosotros para con vosotros, para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos (1 Tes 3.12-13).

En esta porción de la Escritura, la lectura del día de hoy te muestra cómo Dios lleva a cabo Su Plan Perfecto para tu redención. Tú HAS NACIDO DE NUEVO mediante la fe en Jesucristo, y es Él, el Señor tu Dios, quien te hace crecer y abundar en amor unos para con otros. No eres tú, no son tus actos  ni tu esfuerzo por agradarle lo que desarrolla el Amor en tu vida. ¡Es Él! ¡Solamente Él! ¡Es Su Plan!

O, ¿acaso puede mentir la Escritura cuando dice, de ti que eres renacido(a) (nacido(a) de nuevo) no de simiente corruptible, sino de simiente incorruptible por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23)?

Y es la Biblia, la Palabra de Dios que no miente, quien te dice claramente,  … y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado (Ro 5.5).

Es el Amor de Dios, que ya ha sido derramado en tu corazón, y NO TUS ACCIONES, lo que te permite ser afirmado(a) e irreprensible en santidad delante de Dios TU Padre. ¿Te das cuenta? ¡Es Él! ¡Es el Espíritu Santo en ti!

No hay Amor tan grande, bueno, sublime y perfecto como el Amor que Dios siente por ti. Éste es el Amor Ágape, el Amor que todo lo espera, el que todo lo soporta, el que todo lo cree y nunca deja de ser. Es el Amor del Pacto Eterno mediante el cual Dios ha decidido amarte aunque tú no lo ames a Él.

Si dejamos de ser fieles, él seguirá siendo fiel, pues no puede negarse a sí mismo (2Ti 2.13 PDT).
Durante milenios la humanidad había estado desafiando a Dios invalidando Su Pacto y Él, ¿qué hizo? No nos destruyó ni aniquiló como bien hubiera podido hacer. ¡No! Sino que se propuso hacer un Nuevo Pacto, un mejor pacto establecido sobre mejores promesas. Un Nuevo Pacto que no será invalidado.

Y haré un pacto eterno con ellos: nunca dejaré de hacerles bien. Pondré en el corazón de ellos el deseo de adorarme, y nunca me dejarán (Jer 32:40 NTV).

Este Nuevo Pacto es establecido entre Dios y Su propio Hijo Jesús, quien pagando TODOS los pecados de la humanidad mediante el derramamiento de Su Sangre y de Su Vida, te da completo acceso a la Redención.

Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

¡Él lo prometió en la Biblia y Él lo cumplió!

Ahora bien, lo realmente hermoso del Evangelio, de las Buenas Noticias de Jesucristo, es que sucede exactamente lo mismo con la santidad que con la redención, pues la santidad no es algo que puedas alcanzar por esfuerzos propios sino que es un estado espiritual, una posición delante de Dios, que ya se te ha entregado cuando NACISTE DE NUEVO como un(a) Hijo(a) de Dios.

Algunos de ustedes antes eran así. Pero fueron limpiados; fueron hechos santos; fueron hechos justos ante Dios al invocar el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios (1Co 6:11 NTV).

Recuerda que DE NINGUNA MANERA eres un(a) pecador(a) salvo(a) por gracia. O eres pecador(a) o eres salvo(a), no puedes ser las dos cosas al mismo tiempo. ¡Eras pecador(a) y ahora eres salvo(a) por Su Gracia! De la misma forma, Su Gracia incluye tu santificación y santidad. ¡Esto es el Nuevo Pacto!

He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto  con la casa de Israel y con la casa de Judá.  No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová.  Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón;  y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo (Jer 31.31-33).

Yo te pregunto ¿Quién lo va hacer, tú o Él?

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, es muy hermoso y confortante saber que Tú eres Dios y que, por lo tanto, vas a cumplir en mi vida todas y cada una de Tus Palabras que has hablado respecto de mí. ¡Gracias! Puedo asegurar, conforme a Tu Palabra, que dichoso(a) es la mujer o el hombre que en Ti confía. Hoy hablo sanidad y vida a todo mi ser, espíritu, alma y cuerpo. Declaro que mi familia, todos mis seres queridos, vendrán a Ti, Señor Jesús. Creo y recibo la victoria, la vida nueva, la Vida Eterna plena y abundante que ganaste para mí, al morir pagando todos mis pecados y resucitar para darme la Vida Eterna. Soy un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo y nada ni nadie en este mundo me podrá hacer frente pues Tú, Jesús, estás conmigo. Todo problema, enfermedad o circunstancia que esté enfrentando en estos momentos la voy a vencer pues mayor eres Tú, Espíritu Santo, que vives en mí y conmigo, que el que está en el mundo. Me niego a temer pues yo estoy lleno(a) del Amor de Dios y el perfecto Amor echa fuera el temor. Padre, de acuerdo a Tu Palabra y mediante la muerte y resurrección de Tu Hijo Jesucristo (mi Señor y Salvador), Tú me has hecho justo(a), santo(a) y perfecto(a). Por eso, creo y declaro que lo mejor de mi Vida está por venir. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Mayo    20              Hch 26:19-32  /  1Samuel 1:1-2:10  /  Sal 49


Hechos 26:19-32
Pablo obedece a la visión

19 Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial, 20 sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento.
21 Por causa de esto los judíos, prendiéndome en el templo, intentaron matarme. 22 Pero habiendo obtenido auxilio de Dios, persevero hasta el día de hoy, dando testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder: 23 Que el Cristo había de padecer, y ser el primero de la resurrección de los muertos, para anunciar luz al pueblo y a los gentiles.

Pablo insta a Agripa a que crea

24 Diciendo él estas cosas en su defensa, Festo a gran voz dijo: Estás loco, Pablo; las muchas letras te vuelven loco. 25 Mas él dijo: No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo palabras de verdad y de cordura. 26 Pues el rey sabe estas cosas, delante de quien también hablo con toda confianza. Porque no pienso que ignora nada de esto; pues no se ha hecho esto en algún rincón.
27 ¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees. 28 Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano. 29 Y Pablo dijo: !!Quisiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas! 30 Cuando había dicho estas cosas, se levantó el rey, y el gobernador, y Berenice, y los que se habían sentado con ellos; 31 y cuando se retiraron aparte, hablaban entre sí, diciendo: Ninguna cosa digna ni de muerte ni de prisión ha hecho este hombre. 32 Y Agripa dijo a Festo: Podía este hombre ser puesto en libertad, si no hubiera apelado a César.

1 Samuel 1:1-2:10
Nacimiento de Samuel

1  Hubo un varón de Ramataim de Zofim, del monte de Efraín, que se llamaba Elcana hijo de Jeroham, hijo de Eliú, hijo de Tohu, hijo de Zuf, efrateo. 2 Y tenía él dos mujeres; el nombre de una era Ana, y el de la otra, Penina. Y Penina tenía hijos, mas Ana no los tenía.
3 Y todos los años aquel varón subía de su ciudad para adorar y para ofrecer sacrificios a Jehová de los ejércitos en Silo, donde estaban dos hijos de Elí, Ofni y Finees, sacerdotes de Jehová. 4 Y cuando llegaba el día en que Elcana ofrecía sacrificio, daba a Penina su mujer, a todos sus hijos y a todas sus hijas, a cada uno su parte. 5 Pero a Ana daba una parte escogida; porque amaba a Ana, aunque Jehová no le había concedido tener hijos.
6 Y su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová no le había concedido tener hijos. 7 Así hacía cada año; cuando subía a la casa de Jehová, la irritaba así; por lo cual Ana lloraba, y no comía. 8 Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos? 9 Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová, 10 ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente.
11 E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza. 12 Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella. 13 Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria. 14 Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino. 15 Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová. 16 No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora. 17 Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho. 18 Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste. 19 Y levantándose de mañana, adoraron delante de Jehová, y volvieron y fueron a su casa en Ramá. Y Elcana se llegó a Ana su mujer, y Jehová se acordó de ella. 20 Aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto lo pedí a Jehová. 21 Después subió el varón Elcana con toda su familia, para ofrecer a Jehová el sacrificio acostumbrado y su voto. 22 Pero Ana no subió, sino dijo a su marido: Yo no subiré hasta que el niño sea destetado, para que lo lleve y sea presentado delante de Jehová, y se quede allá para siempre. 23 Y Elcana su marido le respondió: Haz lo que bien te parezca; quédate hasta que lo destetes; solamente que cumpla Jehová su palabra. Y se quedó la mujer, y crió a su hijo hasta que lo destetó. 24 Después que lo hubo destetado, lo llevó consigo, con tres becerros, un efa de harina, y una vasija de vino, y lo trajo a la casa de Jehová en Silo; y el niño era pequeño. 25 Y matando el becerro, trajeron el niño a Elí. 26 Y ella dijo: !!Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová. 27 Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. 28 Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. Y adoró allí a Jehová.

Cántico de Ana
2 Y Ana oró y dijo:
    Mi corazón se regocija en Jehová,
    Mi poder se exalta en Jehová;
    Mi boca se ensanchó sobre mis enemigos,
    Por cuanto me alegré en tu salvación.
2 No hay santo como Jehová;
Porque no hay ninguno fuera de ti,
Y no hay refugio como el Dios nuestro.
3 No multipliquéis palabras de grandeza y altanería;
Cesen las palabras arrogantes de vuestra boca;
Porque el Dios de todo saber es Jehová,
Y a él toca el pesar las acciones.
4 Los arcos de los fuertes fueron quebrados,
Y los débiles se ciñeron de poder.
5 Los saciados se alquilaron por pan,
Y los hambrientos dejaron de tener hambre;
Hasta la estéril ha dado a luz siete,
Y la que tenía muchos hijos languidece.
6 Jehová mata, y él da vida;
El hace descender al Seol, y hace subir.
Jehová empobrece, y él enriquece;
Abate, y enaltece.
8 El levanta del polvo al pobre,
Y del muladar exalta al menesteroso,
Para hacerle sentarse con príncipes y heredar un sitio de honor.
Porque de Jehová son las columnas de la tierra,
Y él afirmó sobre ellas el mundo.
9 El guarda los pies de sus santos,
Mas los impíos perecen en tinieblas;
Porque nadie será fuerte por su propia fuerza.
10 Delante de Jehová serán quebrantados sus adversarios,
Y sobre ellos tronará desde los cielos;
Jehová juzgará los confines de la tierra,
Dará poder a su Rey,
Y exaltará el poderío de su Ungido.

Salmos 49
La insensatez de confiar en las riquezas
Al músico principal. Salmo de los hijos de Coré.

49 
Oíd esto, pueblos todos;
    Escuchad, habitantes todos del mundo,
2 Así los plebeyos como los nobles,
El rico y el pobre juntamente.
3 Mi boca hablará sabiduría,
Y el pensamiento de mi corazón inteligencia.
4 Inclinaré al proverbio mi oído;
Declararé con el arpa mi enigma.
5 ¿Por qué he de temer en los días de adversidad,
Cuando la iniquidad de mis opresores me rodeare?
6 Los que confían en sus bienes,
Y de la muchedumbre de sus riquezas se jactan,
7 Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano,
Ni dar a Dios su rescate
8 (Porque la redención de su vida es de gran precio,
Y no se logrará jamás),
9 Para que viva en adelante para siempre,
Y nunca vea corrupción.
10 Pues verá que aun los sabios mueren;
Que perecen del mismo modo que el insensato y el necio,
Y dejan a otros sus riquezas.
11 Su íntimo pensamiento es que sus casas serán eternas,
Y sus habitaciones para generación y generación;
Dan sus nombres a sus tierras.
12 Mas el hombre no permanecerá en honra;
Es semejante a las bestias que perecen.
13 Este su camino es locura;
Con todo, sus descendientes se complacen en el dicho de ellos.Selah
14 Como a rebaños que son conducidos al Seol,
La muerte los pastoreará,
Y los rectos se enseñorearán de ellos por la mañana;
Se consumirá su buen parecer, y el Seol será su morada.
15 Pero Dios redimirá mi vida del poder del Seol,
Porque él me tomará consigo. Selah
16 No temas cuando se enriquece alguno,
Cuando aumenta la gloria de su casa;
17 Porque cuando muera no llevará nada,
Ni descenderá tras él su gloria.
18 Aunque mientras viva, llame dichosa a su alma,
Y sea loado cuando prospere,
19 Entrará en la generación de sus padres,
Y nunca más verá la luz.
20 El hombre que está en honra y no entiende,
Semejante es a las bestias que perecen.


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