sábado, 25 de mayo de 2019

¡Cómo ser perfecto(a) delante de Dios!



27 de Mayo
¡Primero creer para después ser!
Por Riqui Ricón*

porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados (Ro 2.13).
Hoy comencemos notando que en cuanto a la justicia Eterna, está determinado que no se justificará delante de Dios hombre alguno.
Y no entres en juicio con tu siervo; Porque no se justificará delante de ti ningún ser humano (Sal 143.2).
Esto es y será así porque la naturaleza humana está corrompida por el pecado, que es la incredulidad a la Palabra de Dios, y esta es la razón por la cual, por más que te esfuerces en cumplir la ley, siempre caerás. Pero,…
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Lo realmente hermoso y asombroso del mensaje del Evangelio es que Dios rompe este círculo de fracasos y derrotas al justificarte Él, pagando el justo precio de todos tus pecados con la Vida de Su propio Hijo, Cristo Jesús. ¡Y todo por Amor a ti!
Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo,  para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús (Ro 3.21-26).
Ser justificado(a) significa que Cristo Jesús YA PAGÓ el precio, las consecuencias, de TODOS tus pecados al morir en esa cruz derramando hasta la última gota de Su Sangre, solo por Amor a ti. 
Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu (1 P 3.18).
Así que, ahora tú vives como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, sabiendo y creyendo que eres justificado(a) no por tus obras sino por tu fe en Jesús. Sin embargo, como la fe sin obras es muerta en sí misma, tú, sabiendo y creyendo que Naciste de Nuevo no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23), AHORA piensas, hablas y actúas como Hijo(a) del Rey, cumpliendo así la ley de Cristo.

En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre,  que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre,  creado según Dios  en la justicia y santidad de la verdad  (Efe 4.22-24).
¡Este Nuevo hombre (mujer), que Él YA te hizo, ha sido creado(a), por Dios mismo, en la justicia y santidad de la verdad! Así que, tú NO tienes que tratar y luchar por ser ese(a) hombre (mujer). ¡Por la muerte y resurrección de Cristo Jesús que ya lo eres! Sólo tienes que creerlo. Pero tienes que creerlo de tal manera que comiences a serlo, que comiences a manifestarte como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Entonces tu fe producirá frutos de justicia. ¡Primero creer para después ser!
porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados (He 10.14).

¡Jesucristo, como ofrenda viva, por amor a ti, YA te hizo justo(a), santo(a) y perfecto(a) para siempre!

Si lo meditas bien, te darás cuenta que el Plan de Redención, que Dios ideo para tu vida, es de una simpleza y belleza absolutas:

Ser un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo básicamente significa dos cosas; primero, creer, tener la certeza, la convicción, que eres quien Dios dice en Su Palabra que AHORA tú eres: incorruptible, justo(a), santo(a) y perfecto(a). Luego, actuar, obrar, vivir de acuerdo a lo que ya sabes y crees que AHORA eres: un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.

Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo (1 P 5.8-9).

Satanás es homicida desde el principio, mentiroso y padre de mentira (Jn 8.44). Él aparenta ser un león, pero no lo es. ¡Él está vencido! Su única estrategia posible es engañarte para convencerte que no eres esa persona justa, santa, perfecta y capaz que Dios dice en Su Palabra, la Biblia, que ahora eres. Recuerda que la mentira solo es poderosa cuando comienzas a creerla.

Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él (2 Co 5.21).

El diablo quiere tenerte luchando e intentando con todas tus fuerzas por alcanzar algo que ya te hizo creer que no tú tienes y que nunca lo tendrás: justicia, santidad y perfección.

Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jn 8.31-32).

Puesto que la Biblia, la Palabra de Dios, es la Verdad, sólo creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra, puedes vencer las mentiras del diablo y así, con tu fe, comenzar a manifestar la libertad gloriosa de los Hijos de Dios (Ro 8.21).

En el día que temo, Yo en ti confío. En Dios alabaré su palabra; En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?... Serán luego vueltos atrás mis enemigos, el día en que yo clamare; Esto sé, que Dios está por mí. En Dios alabaré su palabra; En Jehová su palabra alabaré. En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre? (Sal 56.3-4, 9-11).
Es la Eterna e Infalible Palabra de Dios la que te garantiza que todo esto es así. AHORA, puedes vivir confiado(a) pues sabes quién eres: un(a) Hijo(a) del Rey; una princesa o un príncipe del Dios vivo y verdadero; un(a) escogido(a) y amado(a) del Todopoderoso.
Y si esto es así, ¡y lo es! Entonces, ¿Qué puede hacerte el hombre o demonio o pobreza o enfermedad?
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Ro 8.31).
Así que, no lo olvides, ¡tú eres justicia de Dios en Cristo Jesús!

Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, muchas gracias, porque en verdad ahora sé, y creo, que he sido justificado(a) en Tu Amor, que es para mí, Cristo Jesús. Yo soy ese(a) Hijo(a) Tuyo(a) incorruptible, santo(a), justo(a) y perfecto(a), pues así lo has establecido mediante Tu Palabra, la Biblia. ¿Qué, puedo decir a todo esto? Si Tú estás por mí y conmigo, ¿quién contra de mí? ¿Quién me podrá hacer daño? ¿Quién podrá atemorizarme? Si Tú no escatimaste ni a Tu propio Hijo, sino que lo entregaste por Amor a mí, ¿cómo no me darás también con él todas las cosas? ¿Quién me acusará si soy escogido(a) de Dios? Tú eres el que me justifica. ¿Quién es el que me condenará? Cristo Jesús, Tú eres el que murió; más aún, Tú eres el que también resucitó, el que además estás a la diestra de Dios. ¡Jesús, Tú eres el que intercede por mí! ¿Quién me separará de Tu Amor? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito en Tu Palabra, la Biblia: Por causa de ti soy muerto(a) todo el tiempo; Soy contado(a) como oveja que va al matadero. Gracias Padre, porque, ¡antes, en todas estas cosas soy más que vencedor(a) por medio de aquel que me amó, Cristo Jesús! Por lo cual estoy seguro(a) de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada me puede separar de Tu Amor, oh Dios, que es en Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. Por lo tanto, ante todo problema, enfermedad, aflicción, tristeza o depresión, me declaro en victoria. ¡Soy Sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy feliz! En el nombre de Jesús. Amén. (Ro 8.31-39).
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Mayo 27              Ro 2.1-3.8  /  1 Sam 10.17-11.15  /  Sal 56


Romanos 2.1-3.8
El justo juicio de Dios
2
1Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. 2Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad. 3¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? 4¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? 5Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, 6el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: 7vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, 8pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; 9tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, 10pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego; 11porque no hay acepción de personas para con Dios.
12Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados; 13porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. 14Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, 15mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, 16en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.

Los judíos y la ley
17He aquí, tú tienes el sobrenombre de judío, y te apoyas en la ley, y te glorías en Dios, 18y conoces su voluntad, e instruido por la ley apruebas lo mejor, 19y confías en que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas, 20instructor de los indoctos, maestro de niños, que tienes en la ley la forma de la ciencia y de la verdad. 21Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas? 22Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú que abominas de los ídolos, ¿cometes sacrilegio? 23Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios? 24Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros.
25Pues en verdad la circuncisión aprovecha, si guardas la ley; pero si eres transgresor de la ley, tu circuncisión viene a ser incircuncisión. 26Si, pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión como circuncisión? 27Y el que físicamente es incircunciso, pero guarda perfectamente la ley, te condenará a ti, que con la letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de la ley. 28Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; 29sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.
3
1¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión? 2Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios. 3¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios? 4De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito:
Para que seas justificado en tus palabras,
Y venzas cuando fueres juzgado.
 5Y si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será injusto Dios que da castigo? (Hablo como hombre.) 6En ninguna manera; de otro modo, ¿cómo juzgaría Dios al mundo? 7Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué aún soy juzgado como pecador? 8¿Y por qué no decir (como se nos calumnia, y como algunos, cuya condenación es justa, afirman que nosotros decimos): Hagamos males para que vengan bienes?


1 Samuel 10.17-11.15

17Después Samuel convocó al pueblo delante de Jehová en Mizpa, 18y dijo a los hijos de Israel: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Yo saqué a Israel de Egipto, y os libré de mano de los egipcios, y de mano de todos los reinos que os afligieron. 19Pero vosotros habéis desechado hoy a vuestro Dios, que os guarda de todas vuestras aflicciones y angustias, y habéis dicho: No, sino pon rey sobre nosotros. Ahora, pues, presentaos delante de Jehová por vuestras tribus y por vuestros millares.
20Y haciendo Samuel que se acercasen todas las tribus de Israel, fue tomada la tribu de Benjamín. 21E hizo llegar la tribu de Benjamín por sus familias, y fue tomada la familia de Matri; y de ella fue tomado Saúl hijo de Cis. Y le buscaron, pero no fue hallado. 22Preguntaron, pues, otra vez a Jehová si aún no había venido allí aquel varón. Y respondió Jehová: He aquí que él está escondido entre el bagaje. 23Entonces corrieron y lo trajeron de allí; y puesto en medio del pueblo, desde los hombros arriba era más alto que todo el pueblo. 24Y Samuel dijo a todo el pueblo: ¿Habéis visto al que ha elegido Jehová, que no hay semejante a él en todo el pueblo? Entonces el pueblo clamó con alegría, diciendo: ¡Viva el rey!
25Samuel recitó luego al pueblo las leyes del reino, y las escribió en un libro, el cual guardó delante de Jehová. 26Y envió Samuel a todo el pueblo cada uno a su casa. Saúl también se fue a su casa en Gabaa, y fueron con él los hombres de guerra cuyos corazones Dios había tocado. 27Pero algunos perversos dijeron: ¿Cómo nos ha de salvar éste? Y le tuvieron en poco, y no le trajeron presente; mas él disimuló.

Saúl derrota a los amonitas
11
1Después subió Nahas amonita, y acampó contra Jabes de Galaad. Y todos los de Jabes dijeron a Nahas: Haz alianza con nosotros, y te serviremos. 2Y Nahas amonita les respondió: Con esta condición haré alianza con vosotros, que a cada uno de todos vosotros saque el ojo derecho, y ponga esta afrenta sobre todo Israel. 3Entonces los ancianos de Jabes le dijeron: Danos siete días, para que enviemos mensajeros por todo el territorio de Israel; y si no hay nadie que nos defienda, saldremos a ti. 4Llegando los mensajeros a Gabaa de Saúl, dijeron estas palabras en oídos del pueblo; y todo el pueblo alzó su voz y lloró.
5Y he aquí Saúl que venía del campo, tras los bueyes; y dijo Saúl: ¿Qué tiene el pueblo, que llora? Y le contaron las palabras de los hombres de Jabes. 6Al oír Saúl estas palabras, el Espíritu de Dios vino sobre él con poder; y él se encendió en ira en gran manera. 7Y tomando un par de bueyes, los cortó en trozos y los envió por todo el territorio de Israel por medio de mensajeros, diciendo: Así se hará con los bueyes del que no saliere en pos de Saúl y en pos de Samuel. Y cayó temor de Jehová sobre el pueblo, y salieron como un solo hombre. 8Y los contó en Bezec; y fueron los hijos de Israel trescientos mil, y treinta mil los hombres de Judá. 9Y respondieron a los mensajeros que habían venido: Así diréis a los de Jabes de Galaad: Mañana al calentar el sol, seréis librados. Y vinieron los mensajeros y lo anunciaron a los de Jabes, los cuales se alegraron. 10Y los de Jabes dijeron a los enemigos: Mañana saldremos a vosotros, para que hagáis con nosotros todo lo que bien os pareciere. 11Aconteció que al día siguiente dispuso Saúl al pueblo en tres compañías, y entraron en medio del campamento a la vigilia de la mañana, e hirieron a los amonitas hasta que el día calentó; y los que quedaron fueron dispersos, de tal manera que no quedaron dos de ellos juntos.
12El pueblo entonces dijo a Samuel: ¿Quiénes son los que decían: ¿Ha de reinar Saúl sobre nosotros? Dadnos esos hombres, y los mataremos. 13Y Saúl dijo: No morirá hoy ninguno, porque hoy Jehová ha dado salvación en Israel. 14Mas Samuel dijo al pueblo: Venid, vamos a Gilgal para que renovemos allí el reino. 15Y fue todo el pueblo a Gilgal, e invistieron allí a Saúl por rey delante de Jehová en Gilgal. Y sacrificaron allí ofrendas de paz delante de Jehová, y se alegraron mucho allí Saúl y todos los de Israel.

Salmos 56

Oración de confianza
Al músico principal; sobre La paloma silenciosa en paraje muy distante. Mictam de David, cuando los filisteos le prendieron en Gat.
     1     Ten misericordia de mí, oh Dios, porque me devoraría el hombre;
Me oprime combatiéndome cada día.
     2     Todo el día mis enemigos me pisotean;
Porque muchos son los que pelean contra mí con soberbia.
     3     En el día que temo,
Yo en ti confío.
     4     En Dios alabaré su palabra;
En Dios he confiado; no temeré;
¿Qué puede hacerme el hombre?
     5     Todos los días ellos pervierten mi causa;
Contra mí son todos sus pensamientos para mal.
     6     Se reúnen, se esconden,
Miran atentamente mis pasos,
Como quienes acechan a mi alma.
     7     Pésalos según su iniquidad, oh Dios,
Y derriba en tu furor a los pueblos.
     8     Mis huidas tú has contado;
Pon mis lágrimas en tu redoma;
¿No están ellas en tu libro?
     9     Serán luego vueltos atrás mis enemigos, el día en que yo clamare;
Esto sé, que Dios está por mí.
     10     En Dios alabaré su palabra;
En Jehová su palabra alabaré.
     11     En Dios he confiado; no temeré;
¿Qué puede hacerme el hombre?
     12     Sobre mí, oh Dios, están tus votos;
Te tributaré alabanzas.
     13     Porque has librado mi alma de la muerte,
Y mis pies de caída,
Para que ande delante de Dios
En la luz de los que viven.

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