5 de Agosto
¡Olvidando lo que quedó atrás!
Por Riqui Ricón*
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Co 5.17).
Esta es una Escritura hermosa y poderosa. Hermosa porque expresa todo el Amor que Dios siente por ti al haber desarrollado Su Plan de Salvación para tu vida, y poderosa porque contiene el resultado asombroso de dicho Plan: hacer de ti una persona Nueva, totalmente diferente a la que antes eras.
Es una Escritura cargada de Amor puesto que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados (2 Co 5.19a). Y esto es así porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Jn 3.16).
Jamás debes olvidar que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.
Miren con cuánto amor nos ama nuestro Padre que nos llama sus hijos, ¡y eso es lo que somos! Pero la gente de este mundo no reconoce que somos hijos de Dios, porque no lo conocen a él (1 Jn 3.1 NTV).
Es tanto el Amor que Dios siente por ti que, una vez que tú fuiste justificado(a) con la muerte y resurrección de Jesucristo, Él te ha llamado Su propio(a) Hijo(a).
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él (2 Co 5.21).
Quizá te estés preguntando, -¿Cómo una persona como yo, como yo viví mi vida, puede formar parte de la familia de Dios? ¿Será posible que en Verdad yo pueda ser un(a) hermano(a) de Jesucristo? Las respuestas a estas y otras preguntas parecidas, las encontrarás en la Biblia que es la infalible Palabra de Dios.
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 5.1a).
Esto significa que, si tú has creído y reconocido a Jesús como tu Señor y Salvador ahora eres, literalmente, un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Y, ¿cómo le puede suceder esto a una persona como tú?
siendo renacidos [Nacidos de Nuevo], no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Es el Amor y la Gracia de Dios sobre tu persona lo que hizo posible que mediante tu Fe en la Palabra de Dios recibieses la adopción legítima de un(a) Hijo(a) y heredero(a) de Dios.
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe (Efe 2.4-9).
Así que, definitivamente tú ya no eres un(a) miserable pecador(a) destinado al infierno por lo que resta de la eternidad; sino que ahora eres ese(a) heredero(a) de la Vida Eterna que Dios siempre ha amado.
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo (Ro 8.14-17a).
Ahora, en Cristo Jesús, el Todopoderoso Dios es tu verdadero Padre y Jesucristo ha dejado de ser el único Hijo de Dios para ser el primero entre muchos hermanos.
Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos (Ro 8.29).
Si lo notas, tú has sido predestinado(a) por Dios para ser hecho(a) conforme a la imagen de Su Hijo Jesús. Esto es, para que tú seas exactamente igual a Jesucristo.
De esta manera se hace realidad el amor en nosotros, para que en el día del juicio tengamos confianza; porque nosotros somos en este mundo tal como es Jesucristo (1 Jn 4.17 DHH).
Dado que Jesús era el Único Hijo de Dios (Eterno, engendrado por Dios pero no creado y de la misma naturaleza que el Padre), y ahora todos Sus Hijos somos exactamente iguales a Él, entonces te darás cuenta que Dios no puede tener Hijos pecadores, mediocre o fracasados. Todos somos justos, santos y perfectos por medio de Cristo Jesús.
Y en virtud de esa voluntad somos santificados mediante el sacrificio del cuerpo de Jesucristo, ofrecido una vez y para siempre. Todo sacerdote celebra el culto día tras día ofreciendo repetidas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados. Pero este sacerdote, después de ofrecer por los pecados un solo sacrificio para siempre, se sentó a la derecha de Dios, en espera de que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies. Porque con un solo sacrificio ha hecho perfectos para siempre a los que está santificando (He 10.10-14 NVI).
Y este es el milagro más hermoso y poderoso del Plan de Dios para tu vida, que todo aquel que está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Co 5.17).
Por lo tanto, en Cristo Jesús, tú ya no eres más un extraño(a) ni extranjero(a) para Dios, sino que ahora eres miembro de Su Familia; eres un(a) ciudadano(a) del Reino de Dios y conciudadano(a) de los cristianos de todo el mundo (Efe 2.19).
¡Esta es Palabra de Dios! ¡Esta es Palabra de Honor!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, te amo con todo mi corazón y en este día quiero agradecerte una vez más tu Gran Amor por mí. Pues Tú eres rico en misericordia y por Tu gran amor con que me has amado, aun estando yo muerto(a) en pecados, me diste vida juntamente con Cristo, por gracia soy salvo(a), y juntamente con Él me resucitaste, y asimismo me hiciste sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en estos días las abundantes riquezas de Tu gracia en Tu bondad para conmigo en Cristo Jesús, al darme esta Nueva Vida como un(a) legítimo(a) Hijo(a) Tuyo(a). Gracias porque, a pesar de lo que ahora digan y griten las circunstancias de mi vida, la Verdad es que yo soy la persona que Tú, Padre, dices en Tu Palabra que soy: ¡Tu Hijo(a) Amado(a)! Señor Jesús, gracias porque con Tu muerte y resurrección me justificaste, me hiciste Nueva criatura y me diste esta Vida totalmente Nueva. Gracias porque no es una Vida común y corriente. Por ti, Señor Jesús, ahora puedo gozar la Vida Eterna de un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. ¡Tengo Vida de Reino! ¡Tengo Vida de Poder! Por Ti, mi amado Jesús, he Nacido de Nuevo y ahora Dios, el Todopoderoso, es Abba, Padre, mi Papá. En cuanto a mis circunstancias, yo busco tu ayuda SEÑOR. Espero confiadamente que Tú me salves, y con toda certeza sé que Tú, mi Dios, me oyes. Por lo tanto, ¡Enemigos míos (enfermedad, pobreza, tristeza o temor), no se regodeen de mí! Pues aunque caiga, me levantaré otra vez. Aunque esté en oscuridad, el SEÑOR será mi luz. Seré paciente cuando el SEÑOR me castigue, porque he pecado contra él. Pero después, él tomará mi caso y me hará justicia por todo lo que he sufrido a manos de mis enemigos. El SEÑOR me llevará a la luz y veré su justicia. Entonces mis enemigos verán que el SEÑOR está de mi lado. Serán avergonzados los que se mofaban de mí diciendo: «Entonces, ¿dónde está el SEÑOR, ese Dios tuyo?». Con mis propios ojos veré su ruina; como lodo en las calles serán pisoteados (Miq 7.7-10). Amado Padre celestial, ¿Dónde hay otro Dios como tú, que perdona mi culpa y pasas por alto los pecados de Tu preciado Hijo(a)? No seguirás enojado conmigo para siempre, porque tú te deleitas en mostrar tu amor inagotable. Volverás a tener compasión de mí. ¡Aplastarás mis pecados bajo tus pies y los arrojarás a las profundidades del océano! Me mostrarás Tu fidelidad y Tu amor inagotable, como lo prometiste hace mucho tiempo en Tu Palabra, la Biblia (Miq 7.18-20). Así que, Gracias por ser la Luz que ilumina mi Vida. Gracias por todas y cada una de Tus Promesas que me has hecho. Leer de ellas en Tu Palabra, la Biblia, me hace conocer la Verdad y la Verdad me hace libre. Lámpara es a mis pies Tu Palabra y Luz en mi Camino. ¡Tengo entendimiento y resplandezco como el resplandor del firmamento! Soy libre para recibir, por medio de la fe en Ti, Jesucristo, esta Nueva Vida. Soy libre para recibir, por medio de la fe en Tu Palabra, esta identidad de Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, siendo renacido(a), no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Soy libre para recibir, por medio de la fe en Tu Palabra, el cumplimiento en mi Vida de todas y cada una de Tus Promesas. Por lo tanto, amado Padre celestial, todas y cada una de las Promesas que están en Tu Palabra son mías y para mí. Hoy puedo orar a Ti con la certeza de que me escuchas y me respondes. Tengo gozo y paz en mi corazón pues puedo pedir y recibir. Por lo tanto, en el nombre poderoso de Cristo Jesús, declaró que soy sano(a) y libre de toda enfermedad o dolencia; creo y recibo la voluntad expresa de mi Padre, Dios Todopoderoso, para ser y vivir prosperado(a) en todas las cosas. Echo fuera de mi vida todo pensamiento de temor y duda resistiendo todo engaño y mentira acerca de mí. Yo soy lo que la Biblia dice que soy. Un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios; especial tesoro de mi Padre; todo lo puedo en Cristo que me fortalece y en todas las cosas, absolutamente todas las cosas, soy más que vencedor(a) por medio del Amor de Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. Señor Jesús, hoy me alegro en el gozo y la paz que brindan el ser la persona que Tú dices que soy. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Agosto 5 2 Corintios 5.11-6.13 / 2 Reyes 18 / Miqueas 7
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