25 de Junio
¡Sí, Señor!
Por Riqui Ricón*
Porque
una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se
postró a sus pies. La mujer era griega, y
sirofenicia de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio. Pero Jesús le dijo: Deja
primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos
y echarlo a los perrillos. Respondió ella y le dijo: Sí,
Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los
hijos. Entonces le dijo: Por esta
palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija. Y cuando llegó ella a su casa,
halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama (Mar
7.25-30).
La Biblia, que es la Palabra de
Dios y no miente, establece que si tú has hecho a Jesucristo el Señor y
Salvador de tu vida, entonces has Nacido de Nuevo como un(a) Hija(o) de Dios y,
de acuerdo a las Palabras de Jesús, tienes todo el derecho a comer del pan de
los Hijos que incluye la sanidad divina, la prosperidad, la paz y la dicha de
tu alma.
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas
salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).
La Biblia expresa claramente la
Voluntad de tu Padre celestial. Luego entonces, ser sano(a) y tener una vida
saludable es tu derecho de acuerdo a las Escrituras.
Lo interesante de esto es que
muchos Hijos de Dios no lo creen así, y por tanto lo dejan caer al piso, donde
alguien que sí crea (aunque no tenga derecho legítimo) lo podrá hacer suyo.
Pero
sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a
Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).
La clave para recibir lo que
legítimamente es tuyo, sigue siendo la fe, esto es, creerle a Dios, creyendo Su
Palabra. La única forma en que puedes agradar a tu Padre celestial, la única
forma en que puedes hacerle esbozar una sonrisa de placer, es cuando actúas con
fe, manteniéndote constante y persistentemente creyendo que es Verdad lo que Él
te dice y te promete en Su Palabra. Pues, al fin y al cabo, es más que cierto
que si Dios lo dijo, entonces, Él lo va a cumplir; si Dios lo hablo, entonces,
Él lo va a ejecutar.
Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para
salvación a todo aquel que cree [que le cree a Dios creyendo Su Palabra]; al judío primeramente, y
también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe [por creerle a Dios creyendo Su Palabra] y para fe [para
creerle a Dios creyendo Su Palabra], como está escrito: Mas el justo por la fe [por creerle a Dios creyendo Su
Palabra] vivirá (Ro 1.16-17).
¡Esto es lo que hizo la mujer
sirofenicia! Ella respondió: “Sí, Señor”. Le reconoció como Señor y al hacer
esto, estableció que todo lo que Él dice es cierto, que Su Palabra es la Verdad.
No obstante, ella no se fue triste, ni avergonzada porque la hubiesen llamado
perrillo. Tampoco se hizo la ofendida, sino que la certeza de su fe le permitió
ser constante y persistente para creer y obtener de Jesús la liberación de su
hija.
Dios no es un hombre, por lo tanto no miente. Él no es humano, por lo
tanto no cambia de parecer. ¿Acaso alguna vez habló sin actuar? ¿Alguna vez
prometió sin cumplir? Escucha, yo recibí la orden de bendecir; ¡Dios ha
bendecido, y yo no puedo revertirlo! (Num 23.19-20 NTV).
Recuerda que no es tu alabanza,
ni tu adoración, ni tu humildad lo que agrada a Dios, sino tu fe, que es
creerle a Dios, creyendo Su Palabra. Entonces, una vez que le has creído a Dios,
creyendo Su Palabra, puedes depositar toda tu confianza en Él, pues sabes que
sabes que Dios no miente; sabes que sabes que todo lo que Dios te ha dicho, Él
lo va hacer; sabes que todo lo que Dios te ha prometido, Él lo va a cumplir. Ahora
sabes que Dios te ha bendecido en Su Palabra y nada, ni nadie, podrá
revertirlo.
Con Cristo estoy juntamente
crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la
carne, lo vivo en la fe del Hijo de
Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí (Gal 2.20).
Cuando
aceptaste a Jesucristo como Señor y Salvador de tu vida, aceptaste que pagó con
su muerte en la cruz todos tus pecados, y por tanto, Él te representó en tu
propia muerte. Así que, ¡tú moriste con Cristo! También aceptaste Su victoria
sobre el pecado y la muerte al resucitar de entre los muertos; con esto, ¡Tú
Naciste de Nuevo! Y tienes todo el derecho a vivir una Vida Plena y Abundante.
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido
para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
Ahora, en
Cristo Jesús, tienes todo el derecho a vivir la Vida de un(a) Hijo(a) de Dios
Nacido(a) de Nuevo: ¡La Vida Eterna!
Pues la paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da
es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor (Ro 6.23 NTV).
Entonces, sea
cual sea el problema, enfermedad o aflicción que el día de hoy estés
enfrentando, puedes hacerlo con la fe del Hijo de Dios, el cual se entregó a si
mismo por amor a ti.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn
3.16-17).
¡Dios te ama
tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados
hijos de Dios. ¡Y lo más maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente,
como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1
BAD).
¡Eres legal
y legítimamente un(a) Hijo(a) de Dios! ¡Tienes todo el derecho al pan de los
Hijos! ¡Tienes derecho a la sanidad divina! ¡Tienes derecho a la prosperidad!
¡Tienes derecho a la salud de tu cuerpo! ¡Tienes derecho a vivir una Vida Plena
y Abundante! ¡Tienes derecho al gozo y a la paz! ¡Tienes derecho a ser feliz!
Jehová de los ejércitos, Dichoso
el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
La mujer
sirofenicia no tenía estos derechos y aun así obtuvo, por su fe, el milagro que
estaba buscando.
Por tanto, nosotros
también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos
de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera
que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe,
el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el
oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios (He
12.1-2).
Así que, sin importar lo difícil de tu situación, mantente firme,
constante y persistentemente creyendo la Palabra de Dios; pon tus ojos en
Jesús, el autor y consumador de tu fe, pues Dios, quien te llamó para ser
Hijo(a) Suyo(a), Él actuará conforme a Su Palabra (1 Tes 5.24).
Recuerda que no hay nada imposible para Dios y al que cree, todo le es
posible.
Simón
Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a
los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador
Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra (2 P 1.1).
Lo hermoso del Evangelio, las
buenas noticias, es que en Cristo Jesús no solamente fuiste justificado(a),
perdonado(a), santificado(a) y regenerado(a), esto es, Nacido(a) de Nuevo para
ser hecho(a) Hijo(a) de Dios, sino que, además, tu Padre te dio el regalo de la
fe para que puedas recibir todo esto.
para
que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la
potestad de Satanás a Dios; para que
reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los
santificados (Hch 26.18).
Así es mi amado(a), tú tienes la
fe de Jesucristo, que es la misma fe que tenían Pedro, Pablo y los apóstoles. Eres
un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo lleno(a) de la fe de Jesucristo para
agradar a tu Padre celestial. Y, ¿cómo le agradas? Pues, de la misma forma que
lo hizo la mujer sirofenicia: ¡RECIBIENDO
POR LA FE en Jesús! ¡Creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra!
¿Tienes el día de hoy alguna
necesidad? Pues encuentra en la Biblia, la Palabra de Dios, las promesas
tocantes respecto a dicha necesidad y ve con tu Padre celestial dispuesto(a) a
recibir tu milagro por el simple hecho de creerle a Dios, creyendo Su Palabra.
¡Así de fácil!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, en esta
hora estoy dispuesto(a) a recibir y creer ese gran Amor con que me has amado.
Soy Tu Hijo(a) y tengo derecho a TODO lo que es Tuyo. ¡Gracias, mi Dios! Por
ti, amado Jesús, soy sano(a) y soy libre para vivir la clase de vida que Tu
deseas para mí. Así que, aunque ande en valle de sombra y de muerte, no temeré
mal alguno, porque Tú, Jesús, estás conmigo; declaro, con mi fe puesta en Tu
Palabra, que voy a vivir una Vida Plena y Abundante. Tengo derecho a una Vida prospera
y saludable, llena de gozo, paz, amor y felicidad. ¡Y la voy a Vivir! Soy un(a)
Hijo(a) de Dios y tengo todo el derecho al pan de los Hijos. Así que, nada ni
nadie me podrán hacer frente todos los días de mi vida pues Tú, Espíritu Santo,
estás en mí y conmigo. ¡Mayor es el que está en mí que el que está en el mundo!
¡Todo lo puedo en Cristo! ¡De todo problema, enfermedad o aflicción, yo,
__________ (tu nombre aquí), voy a salir más que vencedor(a) por medio de Aquel
que me amó, Cristo Jesús! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Junio
25 Mar 7.24-37
/
2 Sam 18 / Dan 11.20-45
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