viernes, 22 de enero de 2016

¡Cómo posicionarte para reinar!

 



21 de Enero

¡Con gozo, creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra!

Por Riqui Ricón*

¡Cuánto se alegra el rey en tu fuerza, oh SEÑOR! Grita de alegría porque tú le das la victoria (Sal 21.1NTV).

¡Realmente asombroso! Así es, asombroso es la palabra que viene a tu mente cuando lees y meditas lo que la Palabra de Dios dice hoy acerca de ti. Porque efectivamente, Dios está hablando acerca  de ti en Su Palabra. Tú eres ese rey (reina) que se alegra en la fuerza del Señor y que puedes dar gritos de alegría pues Dios ya te ha dado la victoria.

Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (Ro 8.37).

Por medio de Cristo Jesús, por medio de Su muerte y resurrección, Dios te ha declarado a ti más que vencedor(a) sobre cualquier problema, angustia o enfermedad que estés enfrentando el día de hoy.

Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Jn 5.4-5).

Tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y por eso, por lo que Jesús hizo en la cruz al morir para pagar tus pecados y resucitar venciendo a la muerte para darte la Vida Eterna, por eso tú has vencido al mundo y su sistema de enfermedad, fracaso y muerte, juntamente con Cristo Jesús.

Tú vences cada día al creerle a Dios, creyendo Su Palabra. Tú vences al creer que la Biblia es la Palabra de Dios y al aplicarla sobre cada circunstancia adversa en tu vida.

y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra (Apo 5.9-10).

Por la Sangre de Jesús, ¡Tú eres ese rey (reina) que ha de reinar sobre la tierra! Por tanto, alégrate en la fuerza del Señor. Y, ¿cuál es la fuerza del Señor? No son sus músculos, ni sus ángeles, ni sus truenos y relámpagos; ¡la fuerza del Señor es Su Palabra!

Así que, alégrate en la Palabra del Señor. Da gritos de alegría, porque por la Palabra de Dios obtienes la victoria sobre cualquier circunstancia.

Además, yo estoy contigo y te protegeré dondequiera que vayas. Llegará el día en que te traeré de regreso a esta tierra. No te dejaré hasta que haya terminado de darte todo lo que te he prometido» (Gen 28.15 NTV).

La promesa que Dios le hizo a Jacob allá en Betel, sigue vigente y está actualizada con tu nombre. Al comenzar un nuevo año o un nuevo proyecto, al enfrentar cualquier reto, angustia, problema o enfermedad, ¡Dios está contigo y te protegerá dondequiera que vayas!

De hecho, el Todopoderoso ha comprometido Su Palabra en que no te dejará hasta que haya terminado de darte TODO lo que te ha prometido. Estas son muy buenas noticias. Noticias excelentes que te permitirán posicionarte como el verdadero(a) campeón(a) que ahora tú eres: ¡Ese(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo destinado a reinar sobre la tierra!

Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia (Ro 5.17).

Este día, ¡alégrate en la fuerza del Señor! ¡Da gritos de júbilo pues este año vas a reinar en vida!

Y si piensas acaso que esto no es para ti por causa de tus transgresiones y pecados ocultos, entonces pon mucha atención a como lo expresa Dios en la Nueva Traducción Viviente:

Pues el pecado de un solo hombre, Adán, hizo que la muerte reinara sobre muchos. Pero aún más grande es la gracia maravillosa de Dios y el regalo de su justicia, porque todos los que lo reciben vivirán en victoria sobre el pecado y la muerte por medio de un solo hombre, Jesucristo (Ro 5.17 NTV).

Por el pecado de un solo hombre, Adán, la muerte reinó en tu vida; pero por la maravillosa Gracia de Dios y el regalo de Su justicia, ahora tú puedes vivir en victoria sobre el pecado y la muerte por medio de tu Salvador, Cristo Jesús.

Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 6.23).

Ciertamente la paga del pecado es muerte más el regalo que Dios te dio es la Vida Eterna, la cual es un atributo de la divinidad y por lo tanto sólo la puede tener un(a) auténtico(a) y genuino(a) Hijo(a) de Dios.

 Ahora,  pues,  ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús,  los que no andan conforme a la carne,  sino conforme al Espíritu.  Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Ro 8.1-2).

Es precisamente tu identidad de Hijo(a) de Dios por medio de Jesucristo lo que te permite reinar con plena libertad pues el asunto del pecado fue resuelto en esa cruz de una vez y para siempre.

 Miren con cuánto amor nos ama nuestro Padre que nos llama sus hijos, ¡y eso es lo que somos! Pero la gente de este mundo no reconoce que somos hijos de Dios, porque no lo conocen a él (1 Jn 3.1 NTV).

¡Posiciónate! Tú eres un(a) legítimo(a) y genuino(a) Hijo(a) de Dios. Eres amado(a) de tu Padre y estás destinado a reinar sobre las aflicciones. Problemas y enfermedades. Si puedes creer la Palabra de Dios, pues al que le cree a Dios TODO le es posible.

Pues le diste el deseo de su corazón; no le has negado nada de lo que te ha pedido. Le das la bienvenida con éxito y prosperidad; le colocaste una corona del oro más puro sobre la cabeza. Te pidió que le preservaras la vida, y le concediste su petición; los días de su vida se alargan para siempre. Tu victoria le da mucha honra, y lo has vestido de esplendor y majestad. Lo has dotado de bendiciones eternas y le has dado la alegría de tu presencia. Pues el rey confía en el SEÑOR; el amor inagotable del Altísimo cuidará que no tropiece (Sal 21.2-7 NTV).

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, qué hermoso es saber que a pesar de las aflicciones, problemas, enfermedades y aún de mis pecados, en Ti, en Tu Amor, tengo la Gracia para salir más que vencedor(a) de cualquier circunstancias. Gracias por tanto y tan Grande Amor. Señor Jesús, por lo que Tú hiciste al morir y resucitar por Amor a mí, pagaste todos mis pecados y ahora he nacido de nuevo como un(a) Hijo(a) Amado(a) de mi Padre celestial. Estoy en este mundo para reinar como un(a) legítimo(a) Hijo(a) del Todopoderoso Dios. Por lo tanto, tomo autoridad sobre mis circunstancias, me someto a Dios y a Su Palabra, resisto al diablo y éste tiene que huir de mí. No acepto el temor, ni la depresión, ni la angustia, ni la enfermedad, ni la escasez, ni la pobreza, ni el rencor, ni la decepción, ni el fracaso, ni la derrota. Por el contrario, yo, ____________ (tu nombre aquí), sobre todas estas cosas soy más que vencedor(a) por medio del Amor de mi Rey, Señor y Salvador, Cristo Jesús. Creo y declaro que soy sano(a) de cualquier enfermedad. ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Enero 21                                                            Luc 16  /  Gen 27.46-28-22  /  Sal 21

 

 
 
 

 

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