25 de Diciembre
¡Alégrate!
Por Riqui Ricón*
Entonces todo tu pueblo será justo y poseerá la tierra para siempre. Serán el retoño plantado por mí mismo, la obra maestra que me glorificará (Isa 60.21 NVI).
El perfecto y amoroso Plan de Dios para tu vida siempre ha contemplado el hacerte justo(a) por medio de la Sangre de Su Hijo Jesucristo quien PAGÓ YA TODOS tus pecados. Le llamamos el Plan de Redención y tiene el propósito expreso de hacerte Suyo(a), Su retoño, Su propio(a) Hijo(a) y darte a heredar la tierra PARA SIEMPRE.
Es por eso que en este día, día de Navidad, el ángel anunció,
—¡No teman, que he venido a darles noticias que henchirán de gozo el corazón de los hombres! Hoy, en el pueblo de Belén, ha nacido el Salvador, Cristo el Señor (Luc 2.10-11 BAD).
Y los ángeles proclamaron:
«Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad.» (Luc 2.14 NVI).
La Noticia es tan Buena, tan Grande, tan Hermosa y tan Poderosa que el temor ha de ser echado fuera de la vida de los hombres por la vida de otro hombre, Jesucristo, el Mesías Salvador.
¡Evangelio! ¡Buenas Noticias! Se dará gloria a Dios en las alturas pues ha llegado a la tierra la Paz y la Buena Voluntad de Dios para con TODOS nosotros.
¡Alégrate! Tienes un Salvador. Vino y pagó ya todos tus pecados haciéndote justo(a). Al morir en tu lugar te justificó delante de Dios para darte acceso a la Vida Eterna. Una Vida con propósito, una vida abundante y plena que sólo pueden experimentar los Hijos de Dios Nacidos de Nuevo.
Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados… Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús (Efe 2.1, 4-7).
¡Ah! ¡El Amor de Dios! Este gran amor con que te amó tiene nombre, se llama Jesús y es el Señor.
Ahora tú y yo estamos vivos para Él, para llevar vidas plenas y victoriosas. Nunca más le des lugar al temor y la angustia, que producen duda e incredulidad; no les des lugar por nada, sino deja, permite, que ese gran Amor con que Él te ama llene tu vida, con Su Plenitud.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
¿Te das cuenta que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti?
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).
En este día especial, ¡Sábete, de una vez por todas, que eres un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios! ¡Nacido(a) de Nuevo! ¡Y no de simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios, que vive y permanece para siempre!
porque ahora tienen una nueva vida, vida que no recibieron de sus padres y que jamás se desvanecerá. Esta nueva vida de ustedes es eterna, porque se la dio Cristo, el vivo y eterno Mensaje de Dios (1 P 1.23 BAD).
¡Alégrate! ¡Dios lo habló y Él mismo ya lo ha hecho!
Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová (Ez 37.14).
¡Dios lo dijo y Él mismo ya lo ejecutó!
Ante tanta maravilla, ¿qué más se puede decir? Si Dios está de parte nuestra, ¿quién podrá estar contra nosotros? Si no vaciló al entregar a su Hijo por nosotros, ¿no nos dará también todas las cosas? ¿Quién se atreve a acusarnos si somos los escogidos de Dios? ¡Nadie! Dios mismo nos ha perdonado y nos ha puesto en buena estima ante El. ¿Quién nos condenará entonces? ¿Cristo? ¡No! El fue el que murió por nosotros y volvió a la vida por nosotros y está en el cielo en un sitial de honor junto a Dios Padre intercediendo por nosotros. ¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo? Si nos vienen problemas o calamidades, si nos persiguen o matan, ¿es acaso que El ha dejado de amarnos? Y si tenemos hambre o necesidad, o si estamos en peligro, amenazados de muerte, ¿es acaso que Dios nos ha abandonado? No, las Escrituras dicen que debemos estar dispuestos a morir en cualquier momento por la causa de Cristo, que somos como ovejas de matadero, pero que a pesar de todo, nuestra victoria es absoluta, gracias a Cristo que nos amó hasta la muerte. Estoy convencido que nada podrá apartarnos de su amor. Ni la muerte, ni la vida, ni los temores al presente, ni nuestra preocupación por el futuro, ni el lugar donde estemos (ya sea el más alto o el más profundo), ni los ángeles, ni los poderes del mismo infierno, ¡Nada, podrá separarnos del amor de Dios que demostró nuestro Señor Jesucristo al morir por nosotros! (Ro 8.31-39 BAD).
Oremos en voz audible:
Amado Señor Jesús, este día, muy especialmente, quiero que sepas cuanto te amo y lo agradecid0(a) que estoy por lo que has hecho por mí y en mí. Tú eres mi roca y mi Salvador; eres el dueño de mi corazón; alfa y omega, principio y fin; eres la luz de mi vida, mi fortaleza, mi alto refugio, admirable, consejero, Dios fuerte y príncipe de paz. ¡Jesús, Tú eres el Señor! Expresamente acepto, una vez más, lo que hiciste por mí en la cruz, Tu sacrificio de Amor, Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí. ¡Gracias, muchas gracias, Señor! Por Ti, ahora yo, ___________ (tu nombre aquí), soy un(a) Hijo(a) del Dios Vivo y Verdadero y he Nacido de Nuevo para disfrutar de la Vida Eterna, la Vida Plena y Abundante a la que sólo nosotros, los Hijos del Rey, tenemos derecho en Tu Sangre. Por lo tanto, me determino, con toda Tu ayuda, Espíritu Santo, a honrar la Sangre de Jesús y vivir la Vida Plena y Abundante que se compró para mí. Padre celestial, tengo la paz y la garantía en Tu Palabra, la Biblia, y aunque sé que en el mundo tendré aflicciones, puedo creer y confiar en Ti, pues de todas ellas saldré más que vencedor(a), pues todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Ya no le daré más lugar a los sentimientos de tristeza, melancolía, fracaso, ni derrota. ¡No estoy solo(a), ni fracasado(a)! Sea enfermedad, pobreza o aflicción, ¡Yo soy de Dios y les he vencido, pues mayor es Él, que está en mí, que el que está en el mundo! ¡Me determino a ser dichoso(a) por confiar en Ti. En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre 25 Luc 2.1-20 / Ez 37 / Isa 60
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