sábado, 26 de diciembre de 2015

¡Cómo en medio de tantos problemas puedes tú terminar este año con alegría y paz!

 

20 de Diciembre

¡Con la Palabra de Dios! ¡Con Su Palabra de Honor!

Por Riqui Ricón*

¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David… así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié. Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso. En lugar de la zarza crecerá ciprés, y en lugar de la ortiga crecerá arrayán; y será a Jehová por nombre, por señal eterna que nunca será raída (Isa 55.2-3, 11-13).

La corriente de este mundo siempre afectará tus emociones a través de tus pensamientos para intentar establecer el miedo y la incredulidad en tu corazón. Así, de esta forma, hasta te diagnostican enfermedades en los comerciales de la televisión: si tienes esta o aquella molestia muy probablemente padezcas esta o aquella enfermedad, al igual que el 87 % de los hombres (o las mujeres), etc., etc.

Además, tienes cuentas que pagar, conflictos en el hogar y, por si fuera poco, tienes esa sensación de angustia y soledad que te ofrece la depresión.

Amado(a), sin importar cuales sean tus circunstancias el día de hoy, puedes confiar que la Palabra de Dios (la que Él ha hablado acerca de ti), no volverá vacía, sino que será prosperada en aquello para que la envió. ¡Tú no eres de este mundo y este sistema corrupto nada tiene en ti!

No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta (Ro 12.2 NVI).

La buena Voluntad de Dios, perfecta y agradable, para tu vida se llama Plenitud. Él ha establecido que saldrás con alegría y regresarás en paz. Sólo te pide que lo escuches, que inclines a Él tu oído y pongas atención a las palabras del Pacto Eterno, que es el Nuevo Pacto.

Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.  Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios (Col 3.1-3).

Tu vieja naturaleza murió en la cruz y ahora tu Vida Nueva como Hijo(a) de Dios está escondida con Cristo en Dios. Ya no eres más ese(a) hombre (mujer) pecador(a) vendido(a) al pecado y destinado(a) a la muerte eterna, ¡No! ¡Nunca más!

Yo les he entregado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno. Ellos no son del mundo, como tampoco lo soy yo (Jn 17.14-16).

¡Tú no eres de este mundo!

Ahora vivís una nueva vida, y para asemejaros cada vez más a su creador debéis renovaros sin cesar, día a día, para alcanzar la plena comprensión de que en esa nueva vida no tiene ninguna importancia haber nacido griego o judío, ni estar o no circuncidado, ni pertenecer a esta o aquella nación, ni ser esclavo o libre. Lo único que importa es tener a Cristo, que es el todo en todos (Col 3.10-11 CST).

Ahora, por lo que Jesús hizo por Amor a ti, tú eres una Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, y no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Por tanto, puedes, con toda certeza, vestirte como escogido(a) de Dios, santo(a) y amado(a).

Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia, de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes. Por encima de todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto. Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo, a la cual fueron llamados en un solo cuerpo. Y sean agradecidos. Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y aconséjense unos a otros con toda sabiduría; canten salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud de corazón (Col 3.12-16 NVI).

Puesto que ahora tienes la naturaleza de un(a) Hijo(a) de Dios, está claro que sí puedes vestirte de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia. Dado que el Amor de Dios ya ha sido derramado en tu corazón por el Espíritu Santo que te fue dado, ahora puedes soportar y perdonar a tus semejantes. De la manera que Cristo te perdonó, así también lo  puedes hacer tú. Y sobre todas estas cosas vístete de amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Dios gobierne en tu corazón, a la que asimismo fuiste llamado(a) en un solo cuerpo; y sé agradecido(a). Que la Palabra de Dios, la Biblia, more en abundancia dentro de ti para enseñarte y exhortarte en toda sabiduría.

Nota bien que nada de todo lo anterior es algo que tú tengas que hacer como una carga u obligación por ser cristiano(a), pues, en verdad, esta es tu Nueva Naturaleza como Hijo(a) de Dios. Dios lo ha hablado y así lo ha decretado. Ahora, así eres tú. Sólo tienes que creerlo, aceptarlo, recibirlo y, ¡manifestarlo!

¡Qué contraste, qué diferencia con el desierto de depresión y culpabilidad donde tu adversario el diablo te quiere ver atrapado!

Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo (1 Jn 4.16-17).

El Amor que Dios siente por ti es tan grande y maravilloso que sólo es perfecto cuando caes en la cuenta (y lo crees), que todo lo que Jesús hizo por ti fue con el propósito de que, así como Él es, así también seas tú en este mundo.

Como puedes ver, esto no es algo que tú puedas hacer para Él, sino TODO lo que Él ya hizo por ti al morir y resucitar para darte la Vida Plena y Abundante que sólo pueden tener los Hijos de Dios: esto es, ¡la Vida Eterna!

Así que escucha y confía en la palabra de Honor de tu Padre celestial.

¿Estás enfermo(a)?

Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados (Isa 53.4-5).

¿Tienes carencia de algo?

Jehová es mi pastor; nada me faltará (Sal 23.1).

Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús (Fil 4.19).

¿Estás angustiado(a)?

El te librará del lazo del cazador, De la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad. No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará. Ciertamente con tus ojos mirarás Y verás la recompensa de los impíos. Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, Al Altísimo por tu habitación, No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada. Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra. Sobre el león y el áspid pisarás; Hollarás al cachorro del león y al dragón. Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré. Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación (Sal 91.3.16).

¡Esta es, Palabra de Dios!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, ahora sé que puedo confiar plenamente en Tu Palabra y, por lo tanto, comprendo y creo que Tu voluntad para conmigo es buena, agradable y perfecta. Creo y recibo este tu gran Amor que sientes por mí. Gracias por Tu Palabra, que es la Verdad, y con la cual puedo dirigir mi vida. Gracias, Señor Jesús, por lo que adquiriste para mí al morir en esa cruz y al resucitar de la muerte. Por todo esto, creo y declaro que caerán a mi lado mil y diez mil a mi diestra mas a mí no llegará, porque aunque ande en valle de sombra y de muerte NO TEMERÉ mal alguno porque Tú, Señor, estás conmigo. Tú eres el que me guarda y el maligno no me toca. Someto todo problema, angustia o enfermedad a la autoridad de la Palabra de Dios, mi Padre, y los pongo bajo mis pies. ¡Soy sano(a)! ¡Soy Libre! ¡Soy próspero(a)! Creo y recibo el Amor, el gozo y la paz que sólo yo, un(a) Hijo(a) del Rey, puedo experimentar para vivir una vida en la Plenitud de Dios, mi Padre. ¡No voy a temer! Solamente creeré lo que la Biblia, la Palabra de Dios, que no miente, dice acerca de mí. En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Diciembre 20                                Col 2.20-3.17   /  Ez 29-30  /  Isa 55

 



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