martes, 28 de mayo de 2024

¡Todo por Su Palabra!

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 28 Mayo    

¡Todo por Su Palabra!


Por Riqui Ricón*

¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley (Ro 3.27-28).

¿Puedes, entonces, sentirte orgulloso(a) de haber hecho algo para que Dios te acepte, para que Él te salve? ¡Absolutamente de nada! ¿Por qué? Porque el fundamento de tu salvación no está en tus buenas obras, ni en la obediencia a la ley, sino en la obra de Cristo Jesús y en tu fe en Él. Entonces, tu libertad de culpa y cargo se basa en creerle a Dios, creyendo Su Palabra, y no en algo que tú puedas o debas hacer. De tal manera es esto así, que eres declarado(a) justo(a) a los ojos de Dios por medio de la fe y no por obedecer la ley.

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe (Efe 2.8-9).

Es claro entonces que eres declarado(a) justo(a) por Dios solamente por haber creído Su Palabra.

Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios (Sgo 2.23).

Ahora bien, la mayoría de los creyentes saben que la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (He 11.1). Pero, ¿qué significa esto? ¿Cómo puedes estar seguro(a) de cosas que aún no puedes ver? ¿Cómo puedes estar convencido(a) de que vas a recibir lo que estás esperando?

Esta definición de fe no tendría lógica si no fuera porque la única forma de obtener esa certeza y esa convicción es teniendo una promesa de Dios al respecto. Es decir, tú puedes estar totalmente convencido(a) de tu sanidad a pesar del diagnóstico médico; de tu prosperidad a pesar de la situación económica; de la restauración de tu familia a pesar de los conflictos, si tienes la Palabra de Honor de que Dios lo va hacer, pues si Él lo dijo, entonces, seguro que Él lo va a cumplir; si Dios lo habló, entonces, seguro que Él lo va a ejecutar.

¡Fe es creerle a Dios, creyendo Su Palabra!

Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe (Mat 8.5-10).

Este viejo centurión sabía más acerca de la fe que los judíos que acompañaban a Jesús. Así es, en efecto, lo único que tú necesitas el día de hoy para salir adelante es la Palabra de Dios, pues puedes estar seguro(a), totalmente convencido(a), que Él cumplirá Su Palabra y eso que aún no ves, pero que esperas con seguridad, sin duda sucederá.

Entonces, si Dios dice que todo lo puedes en Cristo que te fortalece (Fil 4.13),  esa es la Verdad, pues es la Palabra de Dios, y es tú decisión si vas a CREERLE a Dios en lugar de a tus circunstancias, cualquiera que estas sean.

Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará. Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia (Gen 15.4-6).

La ley de la fe fue establecida con Abraham cuando éste le creyó a Dios, y eso, su fe, creerle a la Palabra que Dios le dio, le fue contado por justicia.

¡Fue justificado sólo por creerle a Dios!

Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá (Ro 1.16-17).

El Evangelio, las Buenas Noticias de lo que Jesús hizo por Amor a ti, es el Poder de Dios para que tú realices una Vida Plena creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe [creerle a Dios, creyendo Su Palabra] y para fe [creerle a Dios, creyendo Su Palabra], como está escrito: Mas el justo por la fe [por creerle a Dios, creyendo Su Palabra] vivirá.

Ahora, tú has creído el Evangelio, has aceptado a Jesucristo como tu Señor y Salvador y has sido justificado(a) por tu fe, por creer la Palabra de Dios. Por tu fe, por creerle a Dios, creyendo Su Palabra, has sido hecho(a) un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y puedes, y debes, seguir viviendo por esa misma fe, creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra.

La base y fundamento de tu fe lo establece la Biblia, la Palabra de Dios, que no miente, cuando dice:

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, para que pagara todos tus pecados, antes que perderte a ti. Y el propósito por lo cual hizo esto, es para que creas en Su Amor, que creas en Jesús, que creas en Su Palabra, y así obtengas la VIDA ETERNA que es el tipo de Vida que sólo un(a) Hijo(a) de Dios puede tener.

¡Es Palabra de Dios!

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).

Jesús no viene a tu vida para condenarte a una vida de fracasos, ni enfermedad, ni pobreza, ni esclavitud, ni ningún tipo de derrota. ¡No mi amado(a)! Él está en tu vida para salvación y esto significa muchísimo más que solamente irse al cielo; significa tener la Palabra de Honor de Dios, tu Padre, para vivir una Vida Plena y Abundante sobre la tierra.

¡Es Palabra de Dios!

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).

Todo esto no significa que no vas a tener problemas como Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Los vas a tener y muchos, pero de todos ellos vas a salir más que vencedor(a) por medio de Aquel que te ama, Cristo Jesús. Vas a comprobar con tu fe, en tu propia vida, la libertad gloriosa de los Hijos de Dios Nacidos de Nuevo.

¡Es Palabra de Dios!

Por eso es que no hay jactancia en nuestro estilo de vida, pues sabemos y CREEMOS que si eres santo(a) es por Él que eres santo(a); si eres justo(a), es por Él que eres justo(a); si eres poderoso(a), es por Él que eres poderoso(a); si eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, es por Él, por Jesucristo, que lo eres.

¡Es Palabra de Dios!

siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).

Pues han nacido de nuevo pero no a una vida que pronto se acabará. Su nueva vida durará para siempre porque proviene de la eterna y viviente palabra de Dios (1 P 1.23 NTV).

¡Todo por Amor a ti! ¡Todo por Su Palabra!

Oremos en voz audible:

Precioso Señor Jesús, gracias porque por Tu Palabra me hiciste Nacer de Nuevo como Hijo(a) de Dios, mi Padre. Me diste Tu fe y puedo creer. Hoy sé que en todas las cosas soy más que vencedor(a). No hay enfermedad, pobreza o circunstancia que me infundan temor para dejar de creer que soy Hijo(a) del Rey. Todo lo puedo en Ti, Jesús, que me fortaleces. Estoy plenamente convencido(a) que, con Tu muerte en la cruz, pagaste todos mis pecados y he sido justificado(a), perdonado(a) y adoptado(a) en Tu familia, Señor. Me propongo hoy, con Tu ayuda, Espíritu Santo, a recibir y creer Tu Amor, a recibir y creer esta identidad de Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y a vivir conforme a Tu Palabra. Por lo tanto, ¡Abba! ¡Padre! Yo soy Tuyo(a), y en Cristo Jesús ya he vencido, pues mayor eres Tú, Espíritu Santo, que vives en mí y conmigo, que el que está en el mundo. Padre, ¡Todas y cada una de Tus Promesas son en mí, sí y amén! Me someto a Ti, mi Dios y Padre, me someto a Tu Palabra, resisto a Satanás y éste tiene que huir de mi vida. No recibo ni la duda, ni el temor, ni la enfermedad, ni la pobreza, ni la angustia, ni la depresión. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 

 

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Mayo          28                          Ro 3.9-31  /  1 Sam 12  /  Sal 57

  

Cápsula del día.





Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI 




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Mayo          28                          Ro 3.9-31  /  1 Sam 12  /  Sal 57

 

Romanos 3.9-31

No hay justo

9¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. 10Como está escrito:

No hay justo, ni aun uno;

     11     No hay quien entienda,

No hay quien busque a Dios.

     12     Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles;

No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.b

     13     Sepulcro abierto es su garganta;

Con su lengua engañan.c

Veneno de áspides hay debajo de sus labios;d

     14     Su boca está llena de maldición y de amargura.e

     15     Sus pies se apresuran para derramar sangre;

     16     Quebranto y desventura hay en sus caminos;

     17     Y no conocieron camino de paz.f

     18     No hay temor de Dios delante de sus ojos.g

19Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; 20ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él;h porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.

La justicia es por medio de la fe

21Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; 22la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo,i para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, 23por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, 26con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.

27¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. 28Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley. 29¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles? Ciertamente, también de los gentiles. 30Porque Dios es uno, y él justificará por la fe a los de la circuncisión, y por medio de la fe a los de la incircuncisión. 31¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley.[1]

 

1 Samuel 12

Discurso de Samuel al pueblo

12

1Dijo Samuel a todo Israel: He aquí, yo he oído vuestra voz en todo cuanto me habéis dicho, y os he puesto rey. 2Ahora, pues, he aquí vuestro rey va delante de vosotros. Yo soy ya viejo y lleno de canas; pero mis hijos están con vosotros, y yo he andado delante de vosotros desde mi juventud hasta este día. 3Aquí estoy; atestiguad contra mí delante de Jehová y delante de su ungido, si he tomado el buey de alguno, si he tomado el asno de alguno, si he calumniado a alguien, si he agraviado a alguno, o si de alguien he tomado cohecho para cegar mis ojos con él; y os lo restituiré. 4Entonces dijeron: Nunca nos has calumniado ni agraviado, ni has tomado algo de mano de ningún hombre. 5Y él les dijo: Jehová es testigo contra vosotros, y su ungido también es testigo en este día, que no habéis hallado cosa alguna en mi mano. Y ellos respondieron: Así es.

6Entonces Samuel dijo al pueblo: Jehová que designó a Moisés y a Aarón,a y sacó a vuestros padres de la tierra de Egipto, es testigo. 7Ahora, pues, aguardad, y contenderé con vosotros delante de Jehová acerca de todos los hechos de salvación que Jehová ha hecho con vosotros y con vuestros padres. 8Cuando Jacob hubo entrado en Egipto, y vuestros padres clamaron a Jehová,b Jehová envió a Moisés y a Aarón, los cuales sacaron a vuestros padres de Egipto, y los hicieron habitar en este lugar. 9Y olvidaron a Jehová su Dios, y él los vendió en mano de Sísarac jefe del ejército de Hazor, y en mano de los filisteos,d y en mano del rey de Moab,e los cuales les hicieron guerra. 10Y ellos clamaron a Jehová, y dijeron: Hemos pecado, porque hemos dejado a Jehová y hemos servido a los baales y a Astarot; líbranos, pues, ahora de mano de nuestros enemigos, y te serviremos.f 11Entonces Jehová envió a Jerobaal,g a Barac,h a Jeftéi y a Samuel,j y os libró de mano de vuestros enemigos en derredor, y habitasteis seguros. 12Y habiendo visto que Nahas rey de los hijos de Amón venía contra vosotros, me dijisteis: No, sino que ha de reinar sobre nosotros un rey;k siendo así que Jehová vuestro Dios era vuestro rey. 13Ahora, pues, he aquí el rey que habéis elegido, el cual pedisteis; ya veis que Jehová ha puesto rey sobre vosotros. 14Si temiereis a Jehová y le sirviereis, y oyereis su voz, y no fuereis rebeldes a la palabra de Jehová, y si tanto vosotros como el rey que reina sobre vosotros servís a Jehová vuestro Dios, haréis bien. 15Mas si no oyereis la voz de Jehová, y si fuereis rebeldes a las palabras de Jehová, la mano de Jehová estará contra vosotros como estuvo contra vuestros padres. 16Esperad aún ahora, y mirad esta gran cosa que Jehová hará delante de vuestros ojos. 17¿No es ahora la siega del trigo? Yo clamaré a Jehová, y él dará truenos y lluvias, para que conozcáis y veáis que es grande vuestra maldad que habéis hecho ante los ojos de Jehová, pidiendo para vosotros rey. 18Y Samuel clamó a Jehová, y Jehová dio truenos y lluvias en aquel día; y todo el pueblo tuvo gran temor de Jehová y de Samuel.

19Entonces dijo todo el pueblo a Samuel: Ruega por tus siervos a Jehová tu Dios, para que no muramos; porque a todos nuestros pecados hemos añadido este mal de pedir rey para nosotros. 20Y Samuel respondió al pueblo: No temáis; vosotros habéis hecho todo este mal; pero con todo eso no os apartéis de en pos de Jehová, sino servidle con todo vuestro corazón. 21No os apartéis en pos de vanidades que no aprovechan ni libran, porque son vanidades. 22Pues Jehová no desamparará a su pueblo, por su grande nombre; porque Jehová ha querido haceros pueblo suyo. 23Así que, lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por vosotros; antes os instruiré en el camino bueno y recto. 24Solamente temed a Jehová y servidle de verdad con todo vuestro corazón, pues considerad cuán grandes cosas ha hecho por vosotros. 25Mas si perseverareis en hacer mal, vosotros y vuestro rey pereceréis.[2]

 

Salmos 57

 

Plegaria pidiendo ser librado de los perseguidores

(Sal. 108.1–5)

Al músico principal; sobre No destruyas. Mictam de David, cuando huyó de delante de Saúl a la cueva.a

     1     Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí;

Porque en ti ha confiado mi alma,

Y en la sombra de tus alas me ampararé

Hasta que pasen los quebrantos.

     2     Clamaré al Dios Altísimo,

Al Dios que me favorece.

     3     El enviará desde los cielos, y me salvará

De la infamia del que me acosa;

Selah

Dios enviará su misericordia y su verdad.

     4     Mi vida está entre leones;

Estoy echado entre hijos de hombres que vomitan llamas;

Sus dientes son lanzas y saetas,

Y su lengua espada aguda.

     5     Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios;

Sobre toda la tierra sea tu gloria.

     6     Red han armado a mis pasos;

Se ha abatido mi alma;

Hoyo han cavado delante de mí;

En medio de él han caído ellos mismos.

Selah

     7     Pronto está mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto;

Cantaré, y trovaré salmos.

     8     Despierta, alma mía; despierta, salterio y arpa;

Me levantaré de mañana.

     9     Te alabaré entre los pueblos, oh Señor;

Cantaré de ti entre las naciones.

     10     Porque grande es hasta los cielos tu misericordia,

Y hasta las nubes tu verdad.

     11     Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios;

Sobre toda la tierra sea tu gloria.[3]

 



b 3.10–12: Sal. 14.1–3; 53.1–3.

c 3.13: Sal. 5.9.

d 3.13: Sal. 140.3.

e 3.14: Sal. 10.7.

f 3.15–17: Is. 59.7–8.

g 3.18: Sal. 36.1.

h 3.20: Sal. 143.2; Gá. 2.16.

i 3.22: Gá. 2.16.

[1]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Ro 3.8-31). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

a 12.6: Ex. 6.26.

b 12.8: Ex. 2.23.

c 12.9: Jue. 4.2.

d 12.9: Jue. 13.1.

e 12.9: Jue. 3.12.

f 12.10: Jue. 10.10–15.

g 12.11: Jue. 7.1.

h 12.11: Jue. 4.6.

i 12.11: Jue. 11.29.

j 12.11: 1 S. 3.20.

k 12.12: 1 S. 8.19.

[2]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (1 Sm 11.15-12.25). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

a 57 tít.: 1 S. 22.1; 24.3.

[3]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Sal 56.13-57.11). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.


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